Ana Gómez Díaz-Franzón
Dra. Historia del Arte
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Resumen: En este trabajo se dan a conocer algunos hitos cronológicos de la
vida de Francisco de Paula Rodríguez, y su Cuerpo General de Bienes, recogido
en el inventario post mortem de 1811, así como la evolución de este
capital a través de los años hasta la actualidad. Además de diversas mandas
testamentarias, Rodríguez legó todos sus bienes para la creación de un colegio
en Sanlúcar de Barrameda, destinado a la educación de los jóvenes, que debían
erigir sus albaceas. La Fundación Francisco de Paula Rodríguez, constituida
tras la muerte de su esposa, Joaquina Sánchez Espinosa, en 1822, ha gestionado
hasta el día de hoy el legado del fundador, impulsando diversas entidades
educativas, en su mayoría de carácter religioso.
Palabras clave: Francisco de Paula Rodríguez. Fundación Francisco de Paula Rodríguez. Seminario Conciliar de Sevilla en Sanlúcar. Colegio de PP. Escolapios. Colegio La Salle-Sanlúcar. Inventarios de bienes. Siglos XIX y XX. Sanlúcar de Barrameda (Cádiz).
Apéndices de este trabajo:
I. Consulado de Sanlúcar de Barrameda. Real tribunal del Consulado (1807-1808)
II. Testamento de Francisco de Paula Rodríguez. Adicciones y Memoria.
III. “Copia del plan y reglas que dejo D. Fran.co de Paula Rodríguez para la erección de un Colegio en Sanlúcar de Barrameda”.
IV. “Papeles particulares” de Francisco de Paula Rodríguez (1811).
V. Carta de libertad a la esclava Ramona de Rodríguez.
VI. Fincas urbanas y rurales de Francisco de Paula Rodríguez, situadas en Sanlúcar de Barrameda y los términos de Rota y Chipiona (1811).
VII. Créditos a favor de la testamentaría de Francisco de Paula Rodríguez en los inventarios de 1811, 1822 y 1855.
VIII. Cuerpo General de Bienes. Testamentaría de Francisco de Paula Rodríguez (1811) y Liquidación de bienes de Joaquina Sánchez Espinosa (1825).
IX. Resumen General de pagos. “Cuerpo General de Bajas” (1811-1814).
X. Inventario de las fincas existentes en Cartagena (1813), propiedad de Francisco de Paula Rodríguez.
XI. Subasta y venta de los bienes raíces de la Fundación Francisco de Paula Rodríguez (1874-1875).
Retrato de Francisco de Paula Rodríguez. Publicado por Juan Carlos Losada
en grupo de "Sanlúcar para el recuerdo" (Facebook) y Blog “Sevilla,
arte y tronío” (4-10-2022). Fotocopia digital de fotografía original publicada
en un libro sin identificar. Pintura original al óleo en paradero desconocido.
Varias
parcelas de este legado, como la colección artística; el ajuar doméstico, la
plata labrada, alhajas, muebles y otros enseres; las bibliotecas de Francisco
de Paula, del Seminario Conciliar de San Francisco Javier e Instituto de
Segunda Enseñanza; así como la evolución seguida por las bodegas y vinos de
Francisco de Paula Rodríguez, han sido ya publicadas en diversos artículos.[1]
Francisco
de Paula Rodríguez, natural de Sevilla, siguió la carrera militar y estuvo
destinado en Cartagena varios años como Guardalmacén de artillería, donde fue
nombrado Comisario de Guerra honorífico, e Intendente de Provincia de Primera Clase
con carácter honorario. En 1797 fue nombrado Tesorero General del Real Consejo
de Hacienda, pasando a residir en Madrid, siendo distinguido el mismo año con
la concesión de la Real Orden de Carlos III. En torno a 1800 se avecindó en
Sanlúcar de Barrameda, llegando a ser uno de sus principales hacendados y siendo
partícipe de las importantes reformas que se efectuaron en Sanlúcar durante los
primeros años del siglo XIX impulsadas por Manuel Godoy.
1.
Etapa en Sevilla.
Francisco de Paula
Antonio Josef de Santa Rosa Rodríguez y Rodríguez-Bejarano Hernández de
Soto y Ortiz de Villareal nació en Sevilla. Hijo de Miguel Antonio
Rodríguez Hernández de Soto[2] y Andrea Josefa Rodríguez Bejarano[3], nació el día 30
de agosto, y fue bautizado en la parroquia San Román el 3 de septiembre de 1755[4], en cuya
iglesia se hallaban enterrados sus abuelos paternos[5]: María
Hernández de Soto, natural de Sevilla, y Baltasar Rodríguez Gutiérrez, natural
de Dos Hermanas (Sevilla); en cuyo municipio esta familia fue recibida como hijosdalgo
y empadronados como nobles[6]. Miguel
Rodríguez, tercer abuelo paterno de Francisco de Paula, ganó Real Ejecutoria de
Hidalguía de sangre en la Chancillería de Valladolid en 1634; y su bisabuelo
materno, Clemente Rodríguez de Cerdeña, natural de Sevilla, probó su nobleza en
la villa de Grado, “en las Montañas” (actual Asturias) en el siglo XVII.[7]
Árbol genealógico de Francisco de Paula Rodríguez
(AHN).
Con estos ascendientes familiares, Francisco de Paula
demostraba la limpieza de sangre, así como su buena conducta, testificada por algunos
vecinos, y poseer real
ejecutoria de nobleza con escudo de armas; requisitos que eran solicitados para
obtener la condecoración de Caballero de la Real Orden de Calos III, que le fue
otorgada por Decreto de 22 de diciembre de 1797[8],
y cuyo expediente había iniciado Francisco de Paula en Cartagena en 1792.
Esta condecoración volvería a serle concedida en 1810 por el rey José I, denominada entonces “Orden Real
de España” [9], al no reconocer este monarca
la anterior distinción, aunque las condecoraciones otorgadas por el rey francés
fueron anuladas con posterioridad durante su mismo reinado. Esta segunda distinción
le fue impuesta por el monarca a Rodríguez por haber contribuido a aumentar los
medios que debían “alejar de la península” a los enemigos (ingleses y
portugueses). El acto de condecoración tuvo lugar en Sanlúcar, durante la breve
estancia del rey en la ciudad, a la que llegó el día 22 de febrero de 1810, alojándose
precisamente en casa de Francisco de Paula Rodríguez.[10]
En su casa
sanluqueña, Francisco de Paula conservaba el escudo de armas familiar, según se
cita entre sus “Papeles particulares” en el inventario post-mortem de
1811.
Francisco
de Paula tuvo dos hermanas: Isabel Rodríguez y sor Gertrudis de la Concepción,
religiosa profesa en el convento de Madre de Dios de Sevilla. A ambas legó en
su testamento diversos bienes.
Apenas
se conocen datos sobre su infancia y primera juventud en Sevilla, así como de
su familia, más allá de las noticias que ofrece el expediente para la concesión
de la Orden de Carlos III.
2.
Etapa en Cartagena.
Francisco de Paula Rodríguez realizó
la carrera militar y estuvo destinado en Cartagena (Murcia), como Guarda-almacén
del Real Parque de Artilleros, durante las últimas décadas del siglo XVIII. Por
el testamento de su padre (1788) se conoce que éste, tras quedar viudo en
Sevilla y carecer de bienes, se trasladó a Cartagena para vivir con su hijo,
“quien me tiene en su compañía manteniéndome con bastante decencia de quanto
necesito, por encontrarme sin bienes ni caridad”[11],
falleciendo en aquella ciudad[12].
Vista de Cartagena, de Manuel de la Cruz Vázquez (1786). Madrid. Palacio de la Moncloa.
En Cartagena,
además de sus quehaceres militares, Francisco de Paula Rodríguez logró fraguar
una notable fortuna, probablemente debida a su actividad financiera en el
ámbito del comercio marítimo, que en muchos casos se llevaba a cabo mediante
préstamos a comerciantes, o avalando la carga de las flotas que partían de
aquel puerto, según se desprende de algunos recibos de préstamos anotados en su
testamentaría, pertenecientes a personas residentes en Cartagena y fechados entre
1791 y 1797. Por ejemplo, Rodríguez facilitó un préstamo de 6.000 reales a
Manuel del Castillo en Cartagena, en 1791 -ampliado con 960 rs en 1792-, para
pertrechar uno de los cuatro bergantines destinados a formar los planos de
América septentrional:
He recibido de Dn. Francisco Rodríguez seis mil rs vn que por
efecto de su generosidad me ha franqueado para habilitarme de pertrechos de
mesa y equipaje en mi próximo destino mandando uno de los quatro bergantines
destinados a la formación de planos de la America setretional: cuyos expresados
seis mil rs vn le abonaré desde Cadiz quando baya ahora de este departamento, y
en caso que algun motivo urgente me impida dicha remición, deveré
participarselo a él referido Dn Franco. para que con su concentimento quede
suspendida la remesa hasta el tiempo en que ambos convengamos durante el qual,
a mas de mi recibo, le mandaré otro de mi padre en que se obligue con sus
fincas a pagar a el citado Rodríguez los seis mil rs vn en caso de que yo falte
de este mundo o a mi palabra. Y para que conste le doy este en Cartagena de
Levante a 7 de diciembre de 1791. [Fdo: Manuel del Castillo].[13]
Esta
holgada posición social y económica le permitió adquirir una veintena de fincas
urbanas y rústicas en la ciudad levantina que, tras su muerte, legaría al
Hospital de la Santa Caridad de Cartagena, aún en activo.
Durante su estancia en Cartagena, Francisco de Paula Rodríguez donó a la Corona una finca situada en el barrio de la Concepción, valorada en 108.932 reales de vellón, para trasladar el “Jardín Botánico Santa Lucía”, que había sido inaugurado en 1787, siendo uno de los primeros en crearse en España, en el contexto de las políticas ilustradas. En 1796, Rodríguez manifestó su preocupación por este jardín al hallarse instalado en un lugar que, por su orientación (vientos dominantes del suroeste), y la escasez de agua, impedía la adecuada aclimatación de las plantas, así como por las pésimas condiciones en que se encontraba, que justificaban su traslado al barrio de la Concepción, el cual se efectuó en 1800. Así vertió sus opiniones Francisco de Paula al respecto:
A pesar de los infinitos gastos hechos en escavaciones,
pozos, minas, pantanos y otros recursos tomados para que las Plantas tubiesen
el precioso riego nada se ha adelantado y ha obligado a tomar el recurso de
conducir en Botas el Agua para las Plantas más precisas e indispensables
causando esto considerables dispendios a el Erario [...] pero todo infructuoso
por las poderosas razones que he manifestado [...].
[…] por haber acreditado la experiencia que el [...]
Jardín nunca puede Ser Botánico por su situación local, contiguo a ayres de mar
que le combaten, por su aridez dimanada de la naturaleza de su suelo y por no haberse encontrado agua, que es lo
primero que debió buscarse, y sin cuyo esencial requisito no debería
nunca llamarse Jardín [...].[14]
Al
tiempo que Rodríguez donaba a la Corona esta finca, consistente en un edificio y terrenos para trasladar
y formar el nuevo “Jardín Botánico de la Concepción”, que también serviría para
la enseñanza de los profesores de Marina y hospital de convalecientes, declaraba
su gran afición a la botánica:
Ofrezco a S. M. […] un jardín grande que tengo
extramuros de esta ciudad en el Barrio nombrado de la Purísima Concepción y es
mui del intento para Botanico; por su situación local, por la abundancia de
agua dulce que tiene (que jamás le ha faltado en los años más secos) porque
esta en el NO de Cartagena resguardado de todos los vientos y principalmente de
los SO y L, por la proporción de formar en el un gracioso invernáculo, por ser
terreno mui agradecido, porque ya hay en el un sin numero de Plantas Botanicas,
pues por la aficion que siempre he tenido y tengo a este ramo, he cultivado las
suficientes para proporcionar algunas instrucciones a los que se dediquen a
este estudio, tiene un buen salón para la Academia y lecciones precisas con
suficientes habitaciones para los dependientes […].[15]
Además, Francisco de Paula ofrecía la donación de una facultad real para
poder rifar el jardín en 108.932 reales de vellón “sin solicitud de recompensa
y solo en prueba de mi mucho agradecimiento a las distinciones y honores que he
merecido a su Real Piedad que me condecoró con los honores y sueldo del
Intendente de Provincia de primera clase.”[16]
La donación fue aceptada por el Rey aquel mismo año de 1796:
Excitada la benignidad del Rey por el zelo y amor del Yntendente de
Provincia de 1ª clase Don Francisco de Paula Rodríguez, se ha servido aceptar
la donación que éste hace a la Corona de un edificio y jardín que posee en el
barrio de la Concepción extramuros de esa ciudad; resolviendo S. M. que V. S.
le de las gracias en su nombre y tome posesión de las expresadas fincas
recogiendo la facultad que obtubo para rifarlas y en quanto al destino de ese
terreno, respecto á que su calidad y demas circunstancias son tan aproposito
para Jardín botanico como contrarias las del que actualm.te se ocupa
con este fin; quiere S. M. que sin aumentar por ahora gasto alguno sobre el
señalado para el deposito y enseñanza de las yerbas y plantas medicinales,
procure V.S. irlo disponiendo para su siembra y cultivo, trasladando las que
sea dable del sitio donde se hallan con los utiles y efectos de su dotacion; y
que proceda V.S., luego que se desembarace, a levantar el plano correspondiente
á un Hospital de convalecencia en edificio sencillo sobre arcos, con naves
capaces p.a desahogo de las camas de los valetudinarios, con el
presupuesto de su costo, remitiéndolo a ésta vía reservada para la delibera.n
de S. M., de cuya Real Orden lo prevengo a V.S. en contestacion a su carta de 5
de marzo último n.º 201. Dios guarde […]. Aranjuez, 8 de abril de 1796. [Firma:
Pedro Varela].[17]
Esta donación se publicó en el periódico Mercurio de España del mismo año:
Animado por su loable zelo el Intendente de
Provincia de primera clase D. Francisco de Paula Rodríguez, y por efecto de su
gratitud a las benignidades del Rey, ha cedido a S. M. un edificio y jardín que
posee en el barrio de la Concepción, extramuros de la ciudad de Cartagena, apreciado
en 108.932 rs. de vellón, para que substituya por
sus ventajosas proporciones el Jardín Botánico establecido en ella para la enseñanza de los profesores de Marina y servicio de
aquel hospital. Y habiendo venido el Rey en admitir esta cesión interesante
a su Real servicio y a la humanidad, ha querido S. M. se publique la
generosidad y patriotismo de este Intendente[18].
El Real
Jardín Botánico de la Concepción se mantuvo activo hasta 1810, en cuya fecha
fue desmantelado por la Junta de Defensa del Departamento de Cartagena, ante el
temor de asedio de las tropas francesas y a fin de que no fuese utilizado como
lugar de recalada por éstas[19].
Aun
viviendo en Cartagena se le concedió a Francisco de Paula Rodríguez el cargo de
Comisario de Guerra honorífico[20];
y en 1795 fue nombrado por S. M. Intendente de Provincia de Primera
Clase con carácter honorario, apareciendo entre los intendentes “Graduados”, con
un sueldo anual de 50.000 reales de vellón:
Don Carlos
[…] Por quanto atendiendo á los Particulares méritos y recomendables servicios
que vós, D.n Francisco de Paula Rodríguez, Comisario de Guerra
honorario, habéis contribuido tanto en varios destinos, que avéis desempeñado
con toda inteligencia, acierto y extraordinario celo, como en los beneficios
que ha conseguido mi Real hacienda, en los encargos, y objeto reservados que he
puesto a vuestro cuidado; que he benido en concederos los honores de Yntendente
de Provincia, con el sueldo de cinquenta mil reales de vellon anuales,
señalados a los de primera clase […] para lo cual he mandado despacharos el
presente Título firmado de mi Real mano […]. Dado en San Ildefonso, a cinco de
septiembre de mil setecientos noventa y cinco = Yo el Rey = Diego de Gardoqui. […]
Es copia.[21]
Entre los “papeles particulares”, anotados en el inventario post
mortem de Francisco de Paula Rodríguez se hallaba “Un legajo con el número
primero que contiene quince cuadernitos y todos tratan del proyecto y contrata
de hacer el desagüe de Almajar de Cartagena con su plano, con un oficio
del Marqués de las Hormazas sobre su conclusión”[22]. Esta
documentación parece referirse a alguno de los proyectos que se redactaron, a
finales del siglo XVIII, para la zona del Almajar de Cartagena (Murcia), la
cual sufría desde antiguo un grave problema de estancamiento de aguas, que
favorecía el desarrollo de epidemias y enfermedades. Por ejemplo, en 1785 se propuso
en el Ayuntamiento la apertura de un canal que desviara aquellas aguas al mar,
de cuya fecha data un Real Decreto para la ejecución del proyecto de desagüe
del Almajar de Matheo Wodopich[23]; o bien
inundar la zona con agua de mar, como lo estuvo antiguamente; y en 1786 se vio
en el Cabildo un expediente y plano formado por el teniente coronel de los
reales ejércitos e ingeniero de segunda Juan Navas, para dar salida a las aguas
del Almajar, recibiéndose unos meses después en el Ayuntamiento una misiva del
Consejo de Castilla para que se presupuestasen las obras de este proyecto de
Juan Navas[24].
También se localiza otro proyecto para desecar la zona del Almajar, debido a
Juan José Ordovás y aprobado por la Corona, que está firmado y fechado en 1797
en Cartagena[25] El
proyecto que conservaba Rodríguez, no localizado, podría ser copia de algunos
de los citados o algún otro encaminado a resolver el problema, en el que pudo
estar involucrado como gestor o promotor.
Otra muestra de los negocios inmobiliarios de Francisco de Paula
Rodríguez en Cartagena se localiza en una liquidación de bienes, cuando ya se
hallaba viviendo en Sanlúcar, en 1800, en cuya fecha otorgó poder de
representación a Manuel de Ozores y Sotomayor, Director de la provisión de
víveres de Marina del Departamento de Cartagena, quien junto a Manuel Balart, Comisario
de guerra de los Reales Ejércitos, por sí y como apoderado de Andrés Isnel, del comercio al por mayor; y Francisco Carruana, de aquel vecindario
y del comercio; todos de mancomún, como acreedores de Teresa Grau, viuda de
Esteban Granpera, quien les había cedido varias propiedades situadas en
Cartagena (escritura de cesión o traspasación de 1797), como parte del pago de
la deuda contraída por su esposo con los otorgantes. En la escritura
manifiestan que, como dueños de esas propiedades habían procedido a su venta, liquidación
y prorrateo del importe para la repartición entre los interesados.[26]
Hacia 1797 Francisco de Paula Rodríguez trasladó su residencia a Madrid.
Por aquellas fechas, cuando contaba con unos cuarenta y cuatro años de edad, también
contrajo matrimonio con la cartagenera Joaquina Sánchez Espinosa[27], nacida el 13 de mayo de 1753 y bautizada el
día 17 en la parroquia de Santa María de Gracia de Cartagena. Era hija de Felipe
Sánchez Corralengo (natural de Palencia) e Isabel Espinosa y Calatayud (natural
de Baza del Rey, obispado de Cuenca)[28]. Joaquina
tuvo, al menos, un hermano, Manuel Félix Fulgencio Sánchez Espinosa, bautizado
en la misma parroquia en 1850[29], y por su
poder para testar conocemos que también tenía dos hermanas -de sangre y/o
políticas-, María Sánchez e Isabel de León.