Ana Gómez Díaz-Franzón
Dra. Historia del Arte
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Hoteles de Aníbal González en la playa de Sanlúcar. Archivo Joaquín Turina. Fundación Juan March.
Resumen. Este trabajo se ocupa de las obras
que realizó el arquitecto sevillano Aníbal González y Álvarez Ossorio en
Sanlúcar de Barrameda, entre 1901 y 1923. Aunque la autoría de varios de estos
edificios se dio a conocer en 2011, publicaciones posteriores han confirmado algunas
atribuciones que entonces se hicieron, y se han documentado nuevas obras, que
han venido a engrosar el conjunto edificatorio de este arquitecto en Sanlúcar.
Se ha logrado identificar nueve obras de Aníbal González ejecutadas en la
ciudad, más algunas atribuciones. Siete son edificios pertenecientes a una
tipología civil doméstica de carácter residencial veraniego, una reforma de casa
en el centro de la ciudad y el atrio de la parroquia de Ntra. Sra. del Carmen. Por
lo temprano de algunos proyectos, en Sanlúcar se conservan las primeras obras
arquitectónicas de Aníbal González.
Palabras clave: Aníbal
González y Álvarez Ossorio. Sanlúcar de
Barrameda. Arquitectura modernista. Arquitectura de estilo inglés (Old
English). Arquitectura neomudéjar. Arquitectura regionalista sevillana.
Introducción.
Desde las últimas décadas de siglo XVIII Sanlúcar de Barrameda fue
un destacado centro de descanso y reposo para convalecientes, gracias a la
benignidad climática y a sus manantiales de aguas ferruginosas. En la primera
mitad del siglo XIX, la ciudad se convirtió en centro veraniego de cierta
importancia. A Sanlúcar llegó pronto la nueva moda de los baños de ola o baños
de mar, estando documentada esta costumbre desde 1821; y las casillas o casetas
para tomar los baños en la playa ya se instalaban desde 1844. Al mediar el
siglo XIX, la llegada de los duques de Montpensier y la edificación de su
palacio de verano supuso un indudable impulso para Sanlúcar como destacado foco
estival del sur peninsular.
Esta función turística de Sanlúcar cobró un nuevo ímpetu al
iniciarse el siglo XX, cuando el Ayuntamiento efectuó una serie de reformas
urbanas, tendentes a potenciar el veraneo en la ciudad. Se mejoraron las
comunicaciones de los accesos a Sanlúcar y las del centro urbano con la playa.
Se ensanchó, entonces, el céntrico paseo de la Calzada que unía la ciudad con
el mar; se trazaron nuevas vías hacia la costa (avenida de la Constitución y
calle Cabo Noval); y se urbanizaron y parcelaron los terrenos litorales. Se inició
un paseo marítimo donde se edificaron hoteles o villas frente al mar (actuales
avenidas de Bajo de Guía y Las Piletas). Desde el
Ayuntamiento se hizo una firme apuesta para hacer de Sanlúcar un centro
turístico, moderno y cosmopolita, al estilo de los grandes centros estivales
europeos y del norte español.
Junto a estas reformas urbanas, el Consistorio intentó atraer a
veraneantes de alto poder adquisitivo, que edificaran una villa en la playa. Todos
los terrenos lindantes con el proyectado paseo marítimo, desde el barrio de
Bajo de Guía hasta el manantial de Las Piletas, en unos dos kilómetros de
longitud, fueron divididos en cinco grandes parcelas, que fueron cedidas, para
su gestión, en 1901, a Pedro Vives Ferrer[1],
natural de Alcalá de Guadaira, quien se comprometió, inicialmente, a edificar
catorce hoteles en nueve años (1901-1910) en el paseo de Bajo de Guía.
El acto de puesta de la primera piedra o inauguración oficial de
este gran proyecto residencial tuvo lugar el día 8 de agosto de 1901, del que
ofreció un amplio reportaje la revista Blanco y Negro, propiedad de
Torcuato Luca de Tena.
Tras edificarse los primeros siete hoteles, en 1906 fue retirada la
concesión a Pedro Vives, por incumplimiento de lo comprometido. A partir de
entonces fue el propio Ayuntamiento, a través de la Comisión Municipal de
Hoteles, el encargado de ceder gratuitamente los terrenos a aquellas personas
que quisieran edificar, bajo una serie de condiciones preestablecidas, en las
actuales avenidas de Bajo de Guía y Las Piletas.
Este centro de atracción estival estuvo propiciado por la situación
geográfica de Sanlúcar, en la desembocadura del río Guadalquivir y en lugar
próximo a la capital hispalense, de donde procederá gran parte de sus
veraneantes. La suavidad climática, las finas arenas de sus playas, el
termalismo, la hidroterapia, los baños de mar, un apretado calendario festivo y
la celebración de importantes eventos, como las carreras de caballos en la
playa, desde 1845, contribuyeron a fortalecer el turismo en la ciudad,
atrayendo a relevantes familias de Sevilla, Jerez de la Frontera, Córdoba o
Madrid, entre otras ciudades, que alquilaron o construyeron en Sanlúcar villas
u “hotelitos” para pasar la temporada estival. Si bien, no todos los hoteles se
construyeron o adquirieron por los veraneantes, sino que, en ocasiones, también
lo fueron por vecinos de Sanlúcar.
La mayoría de estas villas de veraneo, construidas en la ciudad
durante el primer tercio del siglo XX, presentan, salvo alguna excepción, una tipología
residencial unifamiliar. Son edificios exentos rodeados de jardín que, en su
tiempo, se situaron a orillas del mar, hoy más alejado. Esta ubicación
facilitaba a los arquitectos la recreación de diversas tipologías edificatorias.
En general, estas villas cuentan con cuatro fachadas, muchas veces
diferenciadas entre sí, ofreciendo una gran diversidad y riqueza
arquitectónicas. Todas dispusieron de una edificación accesoria en la zona
trasera, de una sola planta, como dependencias de servicio. En principio se
cedieron parcelas de unos mil metros cuadrados con unos veinte metros de
frente, aunque algunos propietarios ampliaron esta superficie inicial, bien
ocupando parte de la proyectada calle a trazar tras los hoteles, bien comprando
terrenos aledaños (caso del marqués de Villamarta). Todas las villas edificadas
en este extenso paseo marítimo ganaron varios metros de superficie por su
frente, como resultado de las sucesivas alineaciones del paseo, practicadas en
1909 y 1916.
La intervención de Aníbal González en este gran proyecto
residencial veraniego de Sanlúcar fue documentada, en su mayor parte, en 2011
por Ana Gómez Díaz-Franzón[2]
con la ayuda del profesor Víctor Pérez Escolano, experto en la obra del
arquitecto. Si bien, a través del reciente trabajo de Aníbal
González Serrano (2020)[3], se
han podido verificar algunas atribuciones que entonces se hicieron, e
identificar otras obras del arquitecto hispalense en Sanlúcar.
Cabe señalar que en el catálogo de la obra residencial de Aníbal
González (tesis doctoral), realizado por Noelia María Chaves Méndez (2016)[4],
no se recoge la totalidad de las obras documentadas en Sanlúcar, habiéndose transcrito
literalmente, en este trabajo, sin anotaciones ni entrecomillados, las
descripciones arquitectónicas, la historia de los edificios, e incluso las
fuentes primarias y secundarias, del libro de Gómez Díaz-Franzón, de forma que
estos textos están siendo citados por otros autores[5]
como propios de Chaves Méndez.
Hasta el momento se han podido documentar nueve obras de Aníbal
González en Sanlúcar: siete hoteles veraniegos, una casa en centro urbano y el
atrio de la parroquia de Ntra. Sra. del Carmen. A través de estos edificios
puede observarse la evolución formal, que experimenta la producción de Aníbal
González, desde sus inicios como arquitecto (incluso antes de obtener el
título), desde 1901 a 1923, localizándose en Sanlúcar sus primeras obras
arquitectónicas[6].
También cabe atribuirle otros edificios en base a sus similitudes estilísticas.
Además de Aníbal González, durante el primer tercio del siglo XX trabajaron
en Sanlúcar otros destacados arquitectos de la época, como Juan Talavera y
Heredia, Vicente Traver, José Espiau, Ricardo Magdalena, o Antonio y José Gómez
Millán, entre otros.
Debo agradecer la colaboración prestada, para la realización de este trabajo, a Aníbal González Serrano, Salvador Daza Palacios, Francisco López Hurtado y familia Romero Millán.
1.
Primeros hoteles de Aníbal González en Sanlúcar.
En junio de 1901, el cesionario Pedro Vives Ferrer presentó al
Ayuntamiento cuatro proyectos de hoteles para su aprobación, que debían quedar
finalizados en agosto de 1902. Pero, en el transcurso de este último año, Vives
solicitó una prórroga de un año para finalizar dos de los cuatro hoteles
previstos para 1902[7], alegando problemas surgidos con el constructor, Sr. Leiva. Esta
prórroga fue concedida por el Ayuntamiento, determinándose que para el mes de
agosto de 1903 debían quedar construidos cinco hoteles en la playa, los dos que
restaban del compromiso contraído para 1902 más el correspondiente a 1903. A
partir de esta fecha debía edificarse un hotel cada año hasta completar los
catorce previstos[8].