Desde el templo del Lucero: Bodegas de Jerez
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jueves, 15 de junio de 2023

Tío Pepe, una marca tan antigua como codiciada.


Texto elaborado a instancia de la Fundación González Byass para el catálogo de la exposición "Tío Pepe, de Jerez al mundo: historia de un icono", celebrada en Jerez, entre marzo y abril de 2023. El texto original quedó subdividido en dos partes en el catálogo, mientras que algunos párrafos fueron integrados en los textos genéricos de la bodega. Transcribo aquí el texto original completo.


Ana Gómez Díaz-Franzón

Dra. Historia del Arte

La prestigiosa marca Tío Pepe, de bodegas González Byass, es una de las más antiguas de España y la primera conocida, junto a su etiquetado, de la comarca vinícola gaditana, triangulada por Jerez de la Frontera, Sanlúcar de Barrameda y El Puerto de Santa María. Esta marca y su conocida imagen publicitaria de la botella-guitarrista (Pérez Solero, 1936-1940) han transcendido los límites de la simple denominación comercial de un vino, para convertirse hoy en referente nominal e iconográfico de un extraordinario entramado empresarial.

Aunque no se conoce la fecha exacta de su lanzamiento, Tío Pepe nace en el seno de la bodega González & Dubosc (1838-1855) -primitiva razón social de González Byass-, cuya compañía estaba entonces compuesta por el fundador, Manuel María González Ángel, junto a Juan Bautista Dubosc y Francisco Gutiérrez Agüera.

El nombre Tío Pepe se refiere al tío materno del fundador, el sanluqueño José Ángel y Vargas, que en los primeros momentos de la empresa prestó su consejo y ayuda a Manuel María González en las tareas bodegueras, montándose por aquellos años las soleras de Tío Pepe, en su honor.

Las primeras noticias documentadas de esta marca se localizan al mediar el siglo XIX. En 1853 se halla la primera mención en el Archivo Histórico de González Byass. También se sabe que, en 1855, González & Dubosc envió a Lord Bromlow Cecil, Gobernador de Gibraltar, como regalo de Navidad, una caja surtida de veinticuatro botellas de vino, siendo seis de Tío Pepe. Y en 1859 este vino se comercializaba en Madrid, en el establecimiento de M. Tudela, situado en la calle Jacometrezo.

Aunque desde 1850 (R.D. de 20 de noviembre) se podían registrar las marcas de fábrica en el Registro de la Propiedad Industrial, el registro de Tío Pepe fue solicitado por González Byass y Cía. en 1885, cuando aparece incluida en un grupo de treinta marcas “para distinguir vinos”, que en su mayoría -veintitrés- fueron solicitadas de nuevo en 1887, siendo estas últimas concedidas en 1888. En la esmerada solicitud registral, la bodega hace constar que algunas de estas marcas ya se usaban con anterioridad a esa fecha, algunas “desde su fundación, en 1835, y que por estar muy acreditadas exigen su registro para evitar falsificaciones”.


Solicitud de registro de treinta marcas por González, Byass y Cª en 1885. (AHOEMP). Publicado en Iconografía publicitaria del Marco de Jerez, Vol. I, de Ana Gómez Díaz-Franzón.

domingo, 15 de diciembre de 2019

Bodegas Argudo e industria maderera (Jerez de la Frontera), a través de la prensa y la publicidad



Bodegas Argudo en 1894. 



Ana Gómez Díaz-Franzón
Dra. Historia del Arte

Nota de la autora. Esta investigación fue realizada en 2014 por encargo de una persona, sin relación con la familia Argudo, que no quiso cumplir con el presupuesto pactado, por lo que el trabajo no fue entregado. Ya está bien de que nos traten a los historiadores como jarrones chinos de Juegos Florales con regateo incluido. Es necesario dignificar esta profesión. Lo publico ahora para aquéllos a quienes pueda interesar.


Tres generaciones de la familia Argudo de Jerez de la Frontera mantuvieron en activo las Bodegas Argudo, que está documentada desde el último tercio del siglo XIX. Esta bodega jugó un destacado papel en la industria del vino, aguardientes y licores, propia del Marco de Jerez, y sobresalió especialmente en la fabricación de coñac o brandy. Así, durante más de setenta años la familia Argudo estará presente en el sector industrial y en el tejido empresarial de Jerez de la Frontera, formando parte de su historia productiva.
Desde sus inicios esta empresa también se dedicó a la comercialización e industria de la madera, además de otras actividades empresariales, distinguiéndose por una singular diversificación de los negocios. La producción de vinos y coñac se encuentra documentada hasta finales de los años 40, mientras que la industria de la madera se mantendrá en la familia, al menos, hasta finales de los años 60 del siglo XX.


El fundador de la empresa, el jerezano Sebastián Argudo y Guijarro (Jerez de la Frontera, 1837-1910) destacó por ser un sobresaliente emprendedor, tenaz y polifacético hombre de negocios, que hacia 1868 contrajo matrimonio con la también jerezana Josefa Flores Guillén, de cuya pareja nacieron sus hijos José, Joaquín y Rosario Argudo Flores[1], continuando los dos primeros con las actividades empresariales de la familia.
A la diversidad de las actividades económicas de Sebastián Argudo se refiere Mariano de Mazas en 1894, en el capítulo dedicado a la provincia de Cádiz en la obra España en fin de siglo:
“Desde muy niño mostró afición arraigadísima al trabajo, y muy joven empezó a trabajar en los negocios que hoy le ocupan. Es infatigable y atiende personalmente infinidad de asuntos completamente distintos.
Es cosechero y almacenista de vinos, tiene una espléndida fábrica de aguardientes cognacs, trafica en maderas y carbón mineral y preside, como llevamos dicho, todos sus negocios, por lo que tiene adquirida sólida fama de trabajador inteligente e infatigable”. [2]
Las características  y evolución de estas dos principales actividades económicas de la familia Argudo, la producción de vinos  coñac y la maderera, se pueden rastrear a través de los anuarios industriales y empresariales, así como por las etiquetas de vinos y coñacs y demás material publicitario de esta empresa.
La bodega de Sebastián Argudo y Guijarro fue fundada en 1886 en Jerez de la Frontera, según se desprende de la fecha inserta en el propio logotipo de la casa, reproducido en algunas etiquetas y anuncios publicitarios, así como por la referencia que se hace en algunos artículos de prensa[3], si bien el edificio, que sirvió como bodega y fábrica de la familia Argudo, se construyó con anterioridad, en 1873, por el arquitecto José Esteve López[4], situado en la calle Circo.
Esta fábrica-bodega se levantó durante la expansión urbana, de carácter industrial, que se produjo en los terrenos adyacentes a la plaza de toros durante el último tercio del siglo XIX. Aunque ya se habían edificado algunas bodegas en esta zona con anterioridad, será a partir de la aprobación de las alineaciones y demarcación de solares liberados, en 1870, para edificar en la calle Circo, cuando proliferó la actividad constructiva en estos terrenos.[5]
Un antiguo grabado, publicado en el libro citado, España en fin de siglo (1894), nos muestra la espaciosa fábrica-bodega de Sebastián Argudo en plena producción, con la chimenea humeante, el trabajadero y el tren bodeguero, que recorría las principales bodegas de la ciudad, donde se embarcaban los vinos y aguardientes para su comercialización, el cual terminaba enlazando con la línea general del ferrocarril. (Ver ilustración inicial).


Las trazas del amplio edificio se corresponden con el proyecto de bodega presentado en 1873 por José Esteve en el Ayuntamiento para su aprobación[6]. Fue edificada con muros de sillares pétreos y recercados en puertas, ventanas y arcos decorativos en las fachadas. 



Aunque el interior de la bodega ha sido vaciado, aún se conservan los muros de su amplia fachada hacia la calle Circo, pudiéndose observar en dos sectores principales cuatro tondos pétreos, que contienen las iniciales y siglas de la empresa; “S  / A / Y / Hno.”, correspondientes a la razón social “Sebastián Argudo y Hno.”, en referencia a Sebastián y su hermano Francisco Argudo. Con posterioridad este edificio pasó a manos de la empresa Duque & Cº, “Sucesores de J. M. Argudo Rivero". Actualmente la antigua fábrica-bodega se encuentra vaciada en su interior, conservándose sólo los muros de fachadas.
Este edificio funcionó como centro de operaciones para todas las actividades comerciales e industriales emprendidas por el enérgico empresario Sebastián Argudo, como la elaboración de vinos, fabricación de coñac, almacenaje y aserradero de maderas, transportes, comercialización de combustibles minerales y de granos al por mayor, etc. Por otra parte, las oficinas administrativas o escritorio siempre estuvieron en el centro de Jerez, en la calle Larga, 52 –más tarde denominada calle Duque de Almodóvar y hoy de nuevo calle Larga-, que también era la residencia familiar, donde permanecerían al menos hasta los años 50 del siglo XX.
Las actividades relacionadas con el sector de la madera también se iniciaron en la década de los años 70 del siglo XIX, como se constata en algunas facturas localizadas de estas fechas. Por ejemplo, en la cabecera de una factura emitida a José Mª Pan, en 1879, se consigna “Almacén de maderas y clavazón“, que por entonces era propiedad de “Sebastián Argudo y Hno.”. La empresa ya tenía su sede administrativa en la calle Larga, nº 52.[7]
Además de la anterior, se han hallado otras facturas y cartas comerciales de la casa Argudo, que están fechadas en 1898, 1910, 1913 y 1929, entre otras (todocolección.net). En su mayoría están dirigidas a la bodega jerezana “Gutiérrez Hermanos” a la que Argudo abastecía de cajas para envasar las botellas, entre otros productos[8].


También existe otra carta de 1906 remitida al Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda por Sebastián Argudo[9] en referencia a la solicitud de vinos realizada por la Alcaldía de Sanlúcar para la "Exposición Vinícola" celebrada aquel año en la ciudad vecina. El bodeguero manifiesta que no podía enviar el donativo que se le pedía porque "mi negocio no es el de la exportación, sino únicamente almacenado al no ser exportador de vinos, para el que como Ud. comprende no es necesaria la propaganda".