Desde el templo del Lucero: Veraneo en Sanlúcar
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domingo, 4 de diciembre de 2011

Presentado el libro Arquitectura del veraneo y su época en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), 1900-1950

En la noche del pasado viernes, día 2 de diciembre, tuvo lugar la presentación del libro Arquitectura del veraneo y su época en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), 1900-1950, de Ana Gómez Díaz-Franzón, que estuvo a cargo de Víctor Pérez Escolano, arquitecto y catedrático de la E.T.S. de Arquitectura de Sevilla; y se celebró en el Salón Don Benigno de Bodegas Barbadillo. 
Abrió el acto Manuel Díaz Prieto, Presidente de A.S.E.H.A., cuya asociación cultural ha editado este trabajo de investigación con el patrocinio de la Fundación Barrero Pérez y Hnos. Romero Tallafigo.
Durante su disertación, el profesor Pérez Escolano se refirió al carácter de referente turístico que tuvo Sanlúcar, desde el siglo XIX, como ciudad-balneario de litoral en el sur de España, en paralelo a las ciudades norteñas de San Sebastián y Santander. También destacó la importancia del conjunto de edificios recogidos en la obra, que trasciende lo meramente local, para formar parte de la historia de la arquitectura andaluza y española. Asimismo, Pérez Escolano aludió a la conveniencia de incluir buena parte de los edificios comprendidos en esta publicación en el Registro de la Arquitectura Contemporánea de Andalucía, cuya base de datos recopila información sobre el patrimonio arquitectónico contemporáneo del siglo XX de Andalucía.

Por su parte, Ana Gómez desglosó el contenido del libro, cuyos varios capítulos abordan la época tratada, mediante una exposición de las principales recursos económicos que tenía Sanlúcar hacia 1900, así como la situación en que se hallaban los transportes y comunicaciones, la educación, sanidad, beneficencia o la política. Asimismo, en la publicación se plasman los atractivos turísticos que la ciudad ofrecía  a los veraneantes -suavidad climática, baños de mar, aguas medicinales, hoteles y restaurantes, instalaciones recreativas, fiestas y espectáculos-, al que sigue una descripción de los ensanches y reformas urbanas acometidas durante el primer tercio del siglo XX.
La segunda parte del libro se centra en la evolución del proceso constructivo de los hoteles veraniegos y ofrece una catalogación de casi setenta edificios erigidos en la época. Por último, la autora agradeció a numerosas personas y entidades sus respectivas contribuciones a esta publicación.

Acto de presentación. Foto: Carmen Álvarez
Tras unas palabras de José Luis Barrero Jiménez, Presidente de la Fundación Barrero Pérez, cerró el acto Manuel Barbadillo Eyzaguirre, Presidente del Consejo de Administración de Bodegas Barbadillo. Finalizada la presentación, el público asistente degustó unas copas de manzanilla.




Intervención (parcial) de Víctor Pérez Escolano.


Intervención (parcial) de Ana Gómez.

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viernes, 25 de noviembre de 2011

Próxima presentación del libro Arquitectura del veraneo y su época en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), 1900-1950


El próximo viernes, día 2 de diciembre de 2011, tendrá lugar la presentación del libro Arquitectura del veraneo y su época en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), 1900-1950, de Ana Gómez Díaz-Franzón.

La presentación correrá a cargo de Víctor Pérez Escolano, arquitecto y catedrático de la E.T.S. de Arquitectura de Sevilla.

La obra ha sido editada por A.S.E.H.A. (Asociación Sanluqueña de Encuentros con la Historia y el Arte) y el acto se celebrará en el Salón Don Benigno de Bodegas Barbadillo, a las 20.00 h.


Esta publicación aborda el análisis, histórico y estilístico, de unos setenta edificios, pertenecientes a la arquitectura civil doméstica, que fueron construidos durante la primera mitad del siglo XX, cuando Sanlúcar se había convertido en una de las principales ciudades-balneario del litoral español. En su mayoría, son residencias veraniegas, denominadas entonces hoteles o villas de recreo, que fueron erigidas por sanluqueños y veraneantes en las zonas recién ensanchadas del paseo de la Calzada y las actuales avenidas de Bajo de Guía y las Piletas; en la playa de La Jara y en el centro urbano.
En conjunto, estos edificios se adhieren a los diversos estilos imperantes en aquellos años, desde el neomudéjar historicista al racionalismo, pasando por el modernismo, anglicismo o regionalismo. Fueron proyectados por destacados arquitectos de la época, como Aníbal González, Vicente Traver, Talavera y Heredia, hermanos Gómez Millán, Antonio Arévalo, Álvarez-Reyero, Smith Ibarra o Sánchez Esteve, entre otros.
Esta catalogación se encuentra precedida de varios capítulos dedicados a las principales fuentes de riqueza de la economía sanluqueña –incluido el veraneo-, los transportes y comunicaciones, la situación que se vivía en los ámbitos de la educación, la sanidad, la beneficencia o la política de aquellos años, reservándose un apartado especial a los veraneantes, como elemento dinamizador de la vida social y económica de la ciudad. Otro capítulo se ocupa de los atractivos turísticos, que ofrecía Sanlúcar a su colonia veraniega –suavidad climática, baños de mar en sus playas, manantiales de aguas medicinales, hoteles y restaurantes, instalaciones recreativas, fiestas y espectáculos-, al que sigue una descripción de las más sustanciales reformas urbanas acometidas en la ciudad durante el primer tercio del siglo XX. En todos estos apartados se ha procurado prestar una especial atención a los proyectos arquitectónicos relacionados con cada ámbito.
El libro se cierra con unos anexos donde se relacionan todos los arquitectos documentados, junto a sus obras y proyectos, además de un índice onomástico final.



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martes, 1 de noviembre de 2011

Ilustración gráfica en Sanlúcar de Barrameda (1900-1935) Carteles, programas y guías del verano

Artículo publicado en Sanlúcar de Barrameda, nº 33. Sanlúcar, Santa Teresa, Industrias Gráficas, 1997.
Puede consultarse en PDF, tal como se editó en Academia.edu


 
Cartel Fiestas Veraniegas de Sanlúcar, 1927. Fragmento.
 
Al emprender el análisis del origen y evolución de la ilustración gráfica en Sanlúcar nos encontramos con dos considerables limitaciones: el escaso número de obras conservadas y su dispersión entre diferentes archivos y coleccionistas. Tales circunstancias dificultan la reagrupación de estas muestras de cara a posibilitar su estudio. No obstante, intentaremos aproximarnos a esta realidad estética sanluqueña a través de las piezas localizadas hasta el momento.
 
La falta de conservación de estos productos artísticos se debe primordialmente al carácter efímero de su mensaje, pues lo habitual era desechar estos carteles y programas tras haber cumplido su principal función informativa de anunciar los festejos cada temporada veraniega. También ha influido en su desaparición la escasa valoración que se ha otorgado a las artes gráficas, consideradas durante décadas como una especialidad artística de segundo orden en base a su carácter múltiple. Afortunadamente, esta concepción ha cambiado en los últimos años, reconociéndose hoy el valor estético y de documento histórico que poseen estas "publicaciones menores"[1], así como la importante función social[2] que cumplieron en sus orígenes como principales vehículos en la difusión y democratización de las formas artísticas.
 
Cuando hacia 1890 se generaliza en España la aplicación al cartel de la cromolitografía[3] --que permitía imprimir y seriar un original de gran tamaño en varios colores--, este procedimiento, unido a las incipientes técnicas publicitarias, encuentran en Sanlúcar un ambiente muy propicio para su incorporación. La ciudad experimentaba una fase de alza económica motivada por el auge que adquirieron dos de sus tradicionales recursos: la playa, como generadora de la moderna industria turística; y la actividad vitivinícola. Por tanto, la ilustración gráfica hace una temprana aparición en Sanlúcar estando determinada por la promoción publicitaria de estos productos: estación veraniega y vinos.
 
Gran parte de los mensajes publicitarios utilizados para difundir estos recursos se sirvieron, como medio de expresión, de la ilustración gráfica sobre el soporte del papel impreso, distinguiéndose algunas variantes según la función y especificidad de los productos editados: cartelería (en sus tres vertientes de cartel festivo, taurino y comercial); portadas de los programas de mano de las fiestas; portadas de las guías turísticas; y etiquetado vinatero.
 
Por cuestiones de espacio, en esta ocasión nos ocuparemos exclusivamente de la producción gráfica de carácter festivo-veraniego, tanto institucional como privada, dejando para otro momento el análisis de la ilustración comercial propiamente vinatera. Nos centraremos en el primer tercio del siglo XX (1900-1935) por pertenecer al año 1900 el primer cartel festivo localizado de Sanlúcar, marcando esta pieza el inicio del período; y porque la guerra civil truncará la línea de continuidad y homogeneidad estética que venía caracterizando a la producción gráfica sanluqueña hasta 1935. Tras el conflicto bélico se produce un empobrecimiento general de las artes gráficas, que se verán parcialmente revitalizadas en la década de los años cuarenta, pero ya con unos códigos formales e iconográficos diferentes.
 
El análisis de los componentes que articulan los mensajes publicitarios, implícitos en estas ediciones ilustradas de Sanlúcar, así como el estudio de las condiciones sociohistóricas que los produjeron y las características del grupo destinatario, nos ayudarán a completar la configuración socioeconómica y cultural de la ciudad durante el primer tercio de nuestro siglo. A través de esta obra gráfica podemos conocer desde los intereses políticos y económicos del Ayuntamiento y editores, como principales emisores de estos mensajes veraniegos, hasta las tendencias estéticas y publicitarias vigentes en la época. También asistimos al proceso de formalización y transmisión al exterior de una significativa imagen de Sanlúcar que, por más, fueron las primeras representaciones en color de la ciudad.

En la etapa de entresiglos Sanlúcar se había consolidado como un importante centro veraniego del sur de España, fenómeno que se inicia con la instalación de los duques de Montpensier en la ciudad (1850) para pasar las temporadas estivales[4]. Esta circunstancia originó la atracción a las playas sanluqueñas de un nutrido grupo de veraneantes pertenecientes a la nobleza y burguesía sevillana, jerezana, cordobesa y madrileña, que concurren cada verano para tomar los baños de mar con fines terapéuticos. Será este veraneante el principal receptor y consumidor de los primeros productos ilustrados de Sanlúcar.