Desde el templo del Lucero: Aníbal González en Sanlúcar
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miércoles, 10 de julio de 2024

La obra de Aníbal González en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), 1901-1923.

 

 

Ana Gómez Díaz-Franzón

Dra. Historia del Arte

Este artículo puede descargarse en PDF en Academia.edu

 

Hoteles de Aníbal González en la playa de Sanlúcar. Archivo Joaquín Turina. Fundación Juan March.

 

Resumen. Este trabajo se ocupa de las obras que realizó el arquitecto sevillano Aníbal González y Álvarez Ossorio en Sanlúcar de Barrameda, entre 1901 y 1923. Aunque la autoría de varios de estos edificios se dio a conocer en 2011, publicaciones posteriores han confirmado algunas atribuciones que entonces se hicieron, y se han documentado nuevas obras, que han venido a engrosar el conjunto edificatorio de este arquitecto en Sanlúcar. Se ha logrado identificar nueve obras de Aníbal González ejecutadas en la ciudad, más algunas atribuciones. Siete son edificios pertenecientes a una tipología civil doméstica de carácter residencial veraniego, una reforma de casa en el centro de la ciudad y el atrio de la parroquia de Ntra. Sra. del Carmen. Por lo temprano de algunos proyectos, en Sanlúcar se conservan las primeras obras arquitectónicas de Aníbal González.

Palabras clave: Aníbal González y Álvarez Ossorio. Sanlúcar de Barrameda. Arquitectura modernista. Arquitectura de estilo inglés (Old English). Arquitectura neomudéjar. Arquitectura regionalista sevillana.

 

 

Introducción.

Desde las últimas décadas de siglo XVIII Sanlúcar de Barrameda fue un destacado centro de descanso y reposo para convalecientes, gracias a la benignidad climática y a sus manantiales de aguas ferruginosas. En la primera mitad del siglo XIX, la ciudad se convirtió en centro veraniego de cierta importancia. A Sanlúcar llegó pronto la nueva moda de los baños de ola o baños de mar, estando documentada esta costumbre desde 1821; y las casillas o casetas para tomar los baños en la playa ya se instalaban desde 1844. Al mediar el siglo XIX, la llegada de los duques de Montpensier y la edificación de su palacio de verano supuso un indudable impulso para Sanlúcar como destacado foco estival del sur peninsular.

Esta función turística de Sanlúcar cobró un nuevo ímpetu al iniciarse el siglo XX, cuando el Ayuntamiento efectuó una serie de reformas urbanas, tendentes a potenciar el veraneo en la ciudad. Se mejoraron las comunicaciones de los accesos a Sanlúcar y las del centro urbano con la playa. Se ensanchó, entonces, el céntrico paseo de la Calzada que unía la ciudad con el mar; se trazaron nuevas vías hacia la costa (avenida de la Constitución y calle Cabo Noval); y se urbanizaron y parcelaron los terrenos litorales. Se inició un paseo marítimo donde se edificaron hoteles o villas frente al mar (actuales avenidas de Bajo de Guía y Las Piletas). Desde el Ayuntamiento se hizo una firme apuesta para hacer de Sanlúcar un centro turístico, moderno y cosmopolita, al estilo de los grandes centros estivales europeos y del norte español.

Junto a estas reformas urbanas, el Consistorio intentó atraer a veraneantes de alto poder adquisitivo, que edificaran una villa en la playa. Todos los terrenos lindantes con el proyectado paseo marítimo, desde el barrio de Bajo de Guía hasta el manantial de Las Piletas, en unos dos kilómetros de longitud, fueron divididos en cinco grandes parcelas, que fueron cedidas, para su gestión, en 1901, a Pedro Vives Ferrer[1], natural de Alcalá de Guadaira, quien se comprometió, inicialmente, a edificar catorce hoteles en nueve años (1901-1910) en el paseo de Bajo de Guía.

El acto de puesta de la primera piedra o inauguración oficial de este gran proyecto residencial tuvo lugar el día 8 de agosto de 1901, del que ofreció un amplio reportaje la revista Blanco y Negro, propiedad de Torcuato Luca de Tena.

Tras edificarse los primeros siete hoteles, en 1906 fue retirada la concesión a Pedro Vives, por incumplimiento de lo comprometido. A partir de entonces fue el propio Ayuntamiento, a través de la Comisión Municipal de Hoteles, el encargado de ceder gratuitamente los terrenos a aquellas personas que quisieran edificar, bajo una serie de condiciones preestablecidas, en las actuales avenidas de Bajo de Guía y Las Piletas.

Este centro de atracción estival estuvo propiciado por la situación geográfica de Sanlúcar, en la desembocadura del río Guadalquivir y en lugar próximo a la capital hispalense, de donde procederá gran parte de sus veraneantes. La suavidad climática, las finas arenas de sus playas, el termalismo, la hidroterapia, los baños de mar, un apretado calendario festivo y la celebración de importantes eventos, como las carreras de caballos en la playa, desde 1845, contribuyeron a fortalecer el turismo en la ciudad, atrayendo a relevantes familias de Sevilla, Jerez de la Frontera, Córdoba o Madrid, entre otras ciudades, que alquilaron o construyeron en Sanlúcar villas u “hotelitos” para pasar la temporada estival. Si bien, no todos los hoteles se construyeron o adquirieron por los veraneantes, sino que, en ocasiones, también lo fueron por vecinos de Sanlúcar.

La mayoría de estas villas de veraneo, construidas en la ciudad durante el primer tercio del siglo XX, presentan, salvo alguna excepción, una tipología residencial unifamiliar. Son edificios exentos rodeados de jardín que, en su tiempo, se situaron a orillas del mar, hoy más alejado. Esta ubicación facilitaba a los arquitectos la recreación de diversas tipologías edificatorias. En general, estas villas cuentan con cuatro fachadas, muchas veces diferenciadas entre sí, ofreciendo una gran diversidad y riqueza arquitectónicas. Todas dispusieron de una edificación accesoria en la zona trasera, de una sola planta, como dependencias de servicio. En principio se cedieron parcelas de unos mil metros cuadrados con unos veinte metros de frente, aunque algunos propietarios ampliaron esta superficie inicial, bien ocupando parte de la proyectada calle a trazar tras los hoteles, bien comprando terrenos aledaños (caso del marqués de Villamarta). Todas las villas edificadas en este extenso paseo marítimo ganaron varios metros de superficie por su frente, como resultado de las sucesivas alineaciones del paseo, practicadas en 1909 y 1916.

La intervención de Aníbal González en este gran proyecto residencial veraniego de Sanlúcar fue documentada, en su mayor parte, en 2011 por Ana Gómez Díaz-Franzón[2] con la ayuda del profesor Víctor Pérez Escolano, experto en la obra del arquitecto. Si bien, a través del reciente trabajo de Aníbal González Serrano (2020)[3], se han podido verificar algunas atribuciones que entonces se hicieron, e identificar otras obras del arquitecto hispalense en Sanlúcar.

Cabe señalar que en el catálogo de la obra residencial de Aníbal González (tesis doctoral), realizado por Noelia María Chaves Méndez (2016)[4], no se recoge la totalidad de las obras documentadas en Sanlúcar, habiéndose transcrito literalmente, en este trabajo, sin anotaciones ni entrecomillados, las descripciones arquitectónicas, la historia de los edificios, e incluso las fuentes primarias y secundarias, del libro de Gómez Díaz-Franzón, de forma que estos textos están siendo citados por otros autores[5] como propios de Chaves Méndez.

Hasta el momento se han podido documentar nueve obras de Aníbal González en Sanlúcar: siete hoteles veraniegos, una casa en centro urbano y el atrio de la parroquia de Ntra. Sra. del Carmen. A través de estos edificios puede observarse la evolución formal, que experimenta la producción de Aníbal González, desde sus inicios como arquitecto (incluso antes de obtener el título), desde 1901 a 1923, localizándose en Sanlúcar sus primeras obras arquitectónicas[6]. También cabe atribuirle otros edificios en base a sus similitudes estilísticas.

Además de Aníbal González, durante el primer tercio del siglo XX trabajaron en Sanlúcar otros destacados arquitectos de la época, como Juan Talavera y Heredia, Vicente Traver, José Espiau, Ricardo Magdalena, o Antonio y José Gómez Millán, entre otros.

Debo agradecer la colaboración prestada, para la realización de este trabajo, a Aníbal González Serrano, Salvador Daza Palacios, Francisco López Hurtado y familia Romero Millán.

 

1.      Primeros hoteles de Aníbal González en Sanlúcar.

En junio de 1901, el cesionario Pedro Vives Ferrer presentó al Ayuntamiento cuatro proyectos de hoteles para su aprobación, que debían quedar finalizados en agosto de 1902. Pero, en el transcurso de este último año, Vives solicitó una prórroga de un año para finalizar dos de los cuatro hoteles previstos para 1902[7], alegando problemas surgidos con el constructor, Sr. Leiva. Esta prórroga fue concedida por el Ayuntamiento, determinándose que para el mes de agosto de 1903 debían quedar construidos cinco hoteles en la playa, los dos que restaban del compromiso contraído para 1902 más el correspondiente a 1903. A partir de esta fecha debía edificarse un hotel cada año hasta completar los catorce previstos[8].