Desde el templo del Lucero

miércoles, 30 de mayo de 2012

Restauración de la capilla de la Inmaculada en la parroquia de Ntra. Sra. de la O

Artículo de Gómez Díaz-Franzón, Ana y Lanseros Gallego, Luis: "La Fundación Barrero Pérez realiza obras de conservación en la Capilla de la Inmaculada de la iglesia de Ntra. Sra. de la O", publicado en Sanlúcar de Barrameda, nº 46, Sanlúcar: Santa Teresa Industrias Gráficas, 2010.

El texto se refiere a la restauración efectuada en el exterior y parte del interior de la capilla. En la actualidad se ultima la restauración de la totalidad interior de este recinto sagrado del siglo XVII, integrado en el conjunto de la parroquia mayor de Ntra. Sra. de la O (siglo XIV).



La capilla de la Inmaculada es una de las piezas arquitectónicas más significativas de la iglesia parroquial de Ntra. Sra. de la O. Fue edificada en el siglo XVII y se constituye una de las muestras más representativas del primer barroco dentro del conjunto artístico de Sanlúcar de Barrameda.
Gracias al mecenazgo de la Fundación Barrero Pérez, que ha actuado como entidad promotora de esta intervención, ha sido posible la reparación de las cubiertas de la capilla de la Inmaculada y su consiguiente preservación. El proyecto, elaborado por el arquitecto Luis Lanseros Gallego, ha sido ejecutado por un equipo de expertos profesionales y las obras se han desarrollado entre octubre de 2009 y abril de 2010.
Estas actuaciones han permitido detener el progresivo proceso destructivo, que venía sufriendo esta capilla desde hace bastantes años, debido a las constantes filtraciones de agua y humedad. Como resultado final, se ha logrado la impermeabilización integral de la capilla y una ventilación adecuada.
La intervención se ha centrado en la consolidación y reparación de las cubiertas, así como en la sustitución de algunos elementos que se hallaban en pésimas condiciones de conservación, como las carpinterías, cornisas o dinteles defectuosos. Al mismo tiempo, se ha reparado una zona del revestimiento decorativo de una de las bóvedas interiores, que se había desprendido bruscamente hace algunos meses.
Estado anterior a las obras
Aunque la generalidad de las cubiertas y exteriores de la parroquia de Ntra. Sra. de la O fueron restauradas por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, según proyectos redactados entre 1992 y 1994 por los arquitectos Manuel e Ignacio Fernández-Pujol Cabrera, las cubiertas pertenecientes a la capilla de la Inmaculada no fueron intervenidas, por lo que éstas presentaban un avanzado deterioro, provocado por las constantes filtraciones y humedades, que ha venido soportando durante los últimos años. Este pésimo estado de conservación ha justificado la ejecución del proyecto de reparación y consolidación promovido por la Fundación Barrero Pérez.
Una vez detenido el proceso de degradación, se podrá emprender en un futuro próximo, con total garantía de conservación, la restauración de las obras de arte existentes en el interior así como las yeserías  y pinturas murales que ornamentan los muros y bóvedas de este hermoso espacio parroquial.

Reseña histórica y descriptiva
Situada en la cabecera del lado del evangelio, entre el ábside gótico del templo (siglo XIV) y la Capilla del Sagrario (1675), la capilla de la Inmaculada debió tener inicialmente una estructura semejante a la que presenta la actual Capilla de San Roque, en la cabecera del lado de la epístola, la cual se cubre con una bóveda ochavada sobre trompas característica de época mudéjar.

jueves, 3 de mayo de 2012

Antiguos importadores latinoamericanos de vinos del Marco de Jerez



A continuación se relacionan algunos de los antiguos importadores latinoamericanos de vinos, aguardientes y licores del actual Marco de Jerez. Los nombres de estas empresas han sido extraídos de diversas muestras publicitarias, como carteles, anuncios, etiquetas, etc. A veces no se consigna algún dato, como el nombre del importador, exportador o marca del caldo. Estas carencias aparecen señaladas en el listado (---). Las fechas, aunque son escasas, sitúan esta relación entre 1868 y 1936.


Los nombres de estas empresas, establecimientos y agentes forman parte de la historia económica de las distintas ciudades y países latinoamericanos importadores. De igual modo, sus nombres están unidos a la historia de intercambio comercial entre aquellas tierras del otro lado del Atlántico y la comarca vinícola gaditana.
A medida que vayamos localizando nuevos datos se irán incorporando al listado con distinto color.


  Fecha

Ciudad
 
Importador / Agente

Tipo de caldo - Marca

Bodega exportadora  
     

Latinoamérica
1903
“Especial para América”
---
Quinado San Bernabé de Chipre
C. del Pino y Cª (Jerez de la Frontera)
América Central

Zona del río Lempa (Guatemala-Honduras-El Salvador) 
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Jerez fino amoroso
Joaquín Leonar (Sanlúcar de Barrameda)
Antillas
1933
Aruba
"Licores Aruba N.V. Oranjestad"
Quinado Vino de Jesucristo
M. Gil Galán (Jerez de la Frontera)
Argentina
1881
Buenos Aires
R. Fernández y Cª
Jerez, Moscatel, Pedro Jiménez y Malvasía

Vinos de las Cuatro perlas jerezanas

M. Pajares Micón (El Puerto de Santa María)   
1912
Buenos Aires 

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Jerez quina España
J. B. González (Jerez de la Frontera)
1913
Buenos Aires
Luis Dufaur

Coñac Jurado

Manuel Jurado (Sautu Paz y Cª) (Jerez de la Frontera)
1920
Buenos Aires
Pedro Soler
Manzanilla pasada La Alhambra
J. Lorenzo Montalbán (Chipiona)

Buenos Aires
Santa Fé
Salta
P. Soler y Cía.
Manzanilla pasada Postín
Luis Caballero (Sanlúcar de Barrameda)

Buenos Aires
Hijos de Joao Faria. Industria Española
Sherry Jockey Club
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Buenos Aires
Mariano López y Cía.
Jerez-quina Bombita Chico
Agustín Blázquez (Cádiz)



Buenos Aires



D'Enger & Forget
Quinado Decano
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miércoles, 21 de marzo de 2012

El flamenco en el etiquetado vinatero del Marco de Jerez

Artículo publicado como "La mujer flamenca en el etiquetado vinatero del Marco de Jerez", en Revista de Flamencología, nº 10. Cátedra de Flamencología de la Universidad de Cádiz. Jerez de la Frontera, 1999 [texto revisado e inclusión de ilustraciones] 



El universo iconográfico plasmado en las manifestaciones publicitarias de los vinos, licores y aguardientes del actual Marco de Jerez –Jerez de la Frontera, El Puerto de Santa María y Sanlúcar de Barrameda- es muy rico y variado. Uno de sus capítulos más destacados es el dedicado a los espectáculos populares. En este ámbito, la representación de los protagonistas del arte flamenco y sus manifestaciones festivas constituyen una de sus unidades más atractivas.
Así, esta temática del flamenco actúa como núcleo principal de numerosos mensajes publicitarios, que fueron utilizados –y aún se siguen usando- para promocionar los caldos de la comarca jerezana. Sus expresiones más interesantes se concentran en los últimos años del siglo XIX y primeras décadas del XX. Este mundo flamenco ha quedado materializado en diferentes soportes, entre los que sobresale el etiquetado que, por acompañar directamente a las botellas, se produjo en mayor cantidad habiéndose conservado numerosos ejemplares. En este trabajo nos ocupamos exclusivamente de este soporte de las etiquetas utilizadas por las bodegas en las primeras décadas del siglo XX.
Estas etiquetas de tema flamenco se pueden clasificar en tres variantes iconográficas, en base a sus contenidos figurativos y tratamiento lingüístico de sus composiciones. En primer lugar se localiza un conjunto de estampas de articulación casi exclusivamente textual, cuyas denominaciones o nombres de marca aluden al mundo flamenco. En segundo lugar se encuentran aquellas etiquetas donde concurren escenas costumbristas, de carácter festivo y galante, las cuales están protagonizadas por grupos o parejas de aflamencadas figuras femeninas y atildados toreros o “manolos”. Y, por último, hallamos otro grupo de representaciones compuestas exclusivamente por una mujer gitano-andaluza vinculada a los ambientes flamencos.
Formalmente, la mayoría de estas etiquetas de signo flamenco presentan características muy semejantes. Los componentes icónicos suelen dominar la composición ocupando todo el campo de la estampa, de forma que los elementos textuales quedan relegados a un segundo término, situándose próximos a los bordes superior e inferior de la etiqueta hasta el punto de pasar casi inadvertidos. Estos componentes verbales informan sobre el tipo de vino, marca, empresa y lugar de origen de los caldos que se presentan, aunque a veces no todos estos datos están presentes, bien por carecer algunas etiquetas de marca, bien porque algunos ejemplares conservados están faltos de esa segunda reimpresión tipográfica que era habitual para estampar tales elementos textuales.
Desde el punto de vista plástico, la mayoría de estas composiciones, realizadas "al cromo" -a todo color-, presentan un colorido vivo e intenso, de gran impacto visual. Por lo que, publicitariamente, estas etiquetas debieron constituirse, durante aquellas décadas de entresiglos, en reclamos muy llamativos en una sociedad acostumbrada hasta entonces a mirar en blanco y negro. Al mismo tiempo, las tonalidades vivas y brillantes de estas pequeñas cromolitografías vienen a redundar en la alegría y vitalidad propias de las artísticas manifestaciones flamencas que reproducen, reforzando así los contenidos semánticos de un mensaje esencialmente festivo y popular.

1. Denominaciones de marca
La primera variante del etiquetado flamenco está constituida por algunas composiciones que se articulan casi exclusivamente por los nombres de marcas, cuyos elementos verbales suelen completarse con pequeños escudos, anagramas o representación de las medallas obtenidas en exposiciones por la casa vinatera en cuestión.
      

Estas denominaciones de marca, cuya tipografía más o menos ornamental protagoniza la composición, aluden directamente al mundo flamenco, estableciéndose una clara analogía simbólica entre esas denominaciones flamencas y las cualidades de los vinos que presentan. Es el caso de manzanilla La Flamenca (Pedro Rodríguez e Hijos); fino Pandereta (D. G. Gordon); fino Cañí o manzanilla Chipén (Pedro Díez Ysasi), voz gitana que se podría traducir en su acepción de "excelente", "de superior calidad", en referencia  a las cualidades del vino que acompaña.

Otras denominaciones de vinos alusivas al arte flamenco -palos de cantes, nombres de bailes, etc.-, aparecerán también en las otras dos variantes iconográficas de este etiquetado, funcionando entonces como elementos redundantes de las significaciones expresadas en las escenas representadas (amontillado Flamenco, manzanilla Martinete, manzanilla Bailadora, manzanilla Petenera…) Generalmente, en este terreno verbal, las marcas de la mayor parte de las etiquetas flamencas casi nunca aluden al mundo del vino que presentan, de forma que se produce una clara traslación de los códigos y significaciones propias del arte flamenco hacia el territorio vinícola.

2. Escenas festivas y galantes
La segunda variante de las etiquetas flamencas está compuesta por una serie de ilustraciones de carácter narrativo, que se vinculan al flamenco en sus dimensiones festiva y galante y están protagonizadas por grupos o parejas de mujeres gitano-andaluzas y toreros o “manolos”. En base al tipo de personaje representado, este grupo de estampas componen una unidad iconográfica bien diferenciada que podemos denominar “tauroflamenca”. Las escenas se encuentran muy a la próximas a la temática propia de la pintura costumbrista andaluza, que en muchos casos funcionó como modelo directo para las estampas del vino, donde se recoge la concepción romántica de la fiesta popular como "expresión colectiva más singular" del pueblo andaluz (Reina Palazón, 1979: 65). Por su parte, la mujer gitano-andaluza tiene aquí un papel de coprotagonista, junto a los personajes masculinos que la acompañan.
 

sábado, 17 de marzo de 2012

Novedades bibliográficas. Sanlúcar y la Constitución de Cádiz de 1812

Protagonismo histórico de una conmemoración. 

SANLÚCAR Y LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ DE 1812. 
Actos conmemorativos organizados con motivo de su proclamación.

Salvador Daza Palacios

Coincidiendo con el 200 Aniversario de la Constitución de Cádiz (19 de Marzo de 2012), doy a conocer este artículo inédito sobre los festejos que se organizaron en Sanlúcar con motivo de su proclamación. Entonces, la Carta Magna gaditana representaba para el pueblo sanluqueño la ansiada libertad, tras la marcha de los franceses. El nuevo régimen constitucional quedó implantado y con ello la primera ocasión en que la ciudad vivió bajo unas leyes modernas, liberales y hasta cierto punto justas, si tenemos en cuenta lo poco que había evolucionado el país en el terreno de los derechos y las libertades. Sirva todo ello para probar el papel que desempeñó Sanlúcar de Barrameda en el acontecimiento que ahora se conmemora, que, aunque humilde y modesto, resulta muy significativo para describir lo que supuso esa primera Constitución política para el imaginario colectivo.


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sábado, 11 de febrero de 2012

Los vinos medicinales en la antigua publicidad del Marco de Jerez


Comunicación presentada en III Simpósio Internacional de História e Civilizaçao da Vinha e do Vinho. Funchal-Madeira (2003). Publicado en Actas do Simpósio da Associaçáo da Vimha e do Vinho. Centro de Estudos de Historia do Atlántico (CEHA) Secretaria Regional do Turismo e Cultura. Funchal, 2004.

          El artículo original puede consultarse en Academia.edu 




“el doctor había mandado que se le diera doble dosis de la nuez vómica, seguir con las cucharadas por la noche, las papeletitas por el día, y a sus horas el Jerez o Pajarete”
(Pérez Galdós: Fortunata y Jacinta, 1887; 261-262)

A través de la historia han sido numerosos los historiadores, científicos y literatos[1] que han exaltado las propiedades medicinales y nutritivas del vino en general y del jerez en particular. En consonancia con estas atribuciones, entre mediados del siglo XIX y primeras décadas del XX, cuando aún no se habían producido los actuales avances farmacológicos, algunos determinados vinos producidos en el Marco de Jerez, así como en otras regiones vitivinícolas españolas y europeas, se comercializaron como remedios medicinales y reconstituyentes.
Esta consideración del jerez o sherry como recurso terapéutico quedará plasmada diversos soportes y medios a través del tiempo. Por ejemplo, en los índices de algunos catálogos extranjeros de farmacopea, tanto americanos (1850) como ingleses (1851), el jerez aparece como un remedio medicinal más, asignándosele el término de Vinum Xericum[2].
Asimismo, en una antigua tarjeta publicitaria del caldo Trafalgar (J. M. Rivero. Jerez), ilustrada someramente con la figura de una botella, se recogen célebres frases pronunciadas por autoridades científicas en torno a las cualidades terapéuticas del vino en general, que aquí se utilizan a modo de eslóganes, junto a un texto más amplio donde se establecen las equivalencias nutricionales del vino respecto a diversos productos alimenticios:
            "El Vino es la más sana y la más higiénica de las bebidas. Pasteur"
“El alcoholismo es menos frecuente en los países consumidores de vino. Dr. Bertillón"
“Un litro de vino, además de sus cualidades como bebida higiénica y estimulante tiene un valor alimenticio equivalente al de 90 cls. de Leche, 370 grs. de Pan; 585 grs. de Carne; 5 huevos. Según resultado de análisis hecho por eminencias médicas”
Los vinos medicinales elaborados en el Marco de Jerez estaban compuestos a base de quinina, alcaloide obtenido de la corteza del árbol de la quina, cuyas propiedades febrífugas y antisépticas constituyeron durante siglos un remedio muy eficaz contra diversas enfermedades caquécticas e infecciosas como la malaria, el tifus o la gripe, hasta que a finales del primer tercio del siglo XX se obtuvieron productos similares de origen sintético. Debido a su composición estos vinos fueron llamados “vinos quinados”, “vinos para enfermos” e incluso “vinos milagrosos”; y en la comarca jerezana fueron denominados “Jerez Quina”, a cuyo genérico nombre suele agregarse casi invariablemente las cualificaciones de "Tónico, aperitivo y reconstituyente", pudiendo consignarse también otras propiedades específicas como "ferruginoso" o "digestivo".
Durante la época de la Restauración, los bodegueros y algunos farmacéuticos de la zona aprovecharon los vacíos existentes en la farmacología, así como las recomendaciones de los modernos médicos "higienistas”[3], para multiplicar la producción de los vinos quinados, al tiempo que proliferaban sus correspondientes imágenes publicitarias.
La elaboración de estos caldos energéticos comenzó a descender en las décadas de los años 40 y 50 del siglo XX, como consecuencia de la aparición en el mercado farmacológico de nuevos productos que atendieron de forma más eficaz las necesidades de los antiguos consumidores. Sobre la profusa elaboración de vinos quinados en el ámbito jerezano y la intensa labor científica desarrollada por algunos bodegueros en torno a la producción de los caldos medicinales, escribe José de las Cuevas:
"En muchas bodegas jerezanas, por ejemplo en Real Tesoro hay ya naves enteras dedicadas al vino de quina, donde junto al Pedro Ximénez cuecen cortezas y plantas medicinales. D. Cayetano del Pino y Vázquez dedicó muchos años de su vida y sus conocimientos de enólogo al estudio de estos vinos (...) también logró otra especialidad para diabéticos, el vino "Tasmán” y el primer “Chianti de Jerez Blanco”, por cierto servido en el Menú Real en el banquete ofrecido a S.M. Don Alfonso por el Ayuntamiento de Jerez el año 1904. Cayetano del Pino pretendía reunir no sólo las condiciones de tónico y de constituyente, sino al par, la de aperitivo y obtuvo el Monja Quina"[4]
Todavía en algunas notas de precios de los años 50 y 60 del siglo XX continúan comercializándose estos vinos quinados, tal como se puede constatar en una tarifa de precios de Luis Caballero perteneciente a 1952, donde se encuentra consignado el jerez quina Primera; así como en otra nota de precios de esta misma empresa, fechada ya en 1967, en la que se sigue anunciando el jerez quina Caballero. Aún en el Reglamento del Consejo Regulador de 1969 se contempla la elaboración en el Marco de Jerez de estos tradicionales vinos quinados o aromatizados con frutas, para cuya obtención debían cumplirse los requisitos establecidos en dicha normativa, pudiendo denominarse a este tipo de caldo “jerez quinado” y “jerez aromatizado”. Sin embargo, a partir de esas fechas, estos vinos se producen ya en muy escasas cantidades, habiendo desaparecido en la actualidad del ámbito productivo de la comarca.

Iconografía de los vinos medicinales. Correspondencias y funciones.
Los contenidos publicitarios que acompañan a estos específicos caldos medicinales se verán afectados por ese generalizado fenómeno de correspondencias iconográficas, que se produce habitualmente entre las propiedades organolépticas de cada tipo de caldo y sus iconos publicitarios. Por tanto, las representaciones gráficas de estos vinos quinados van a estar acordes con las cualidades reconstituyentes que se les atribuyen, siendo estas imágenes de signo religioso en su mayoría .
Tanto en el etiquetado como en la cartelería comercial o los anuncios ilustrados de estos caldos medicinales se plasman sobre todo temas extraídos de la religiosidad popular, aunque no faltan algunas representaciones de carácter sanitario, figuras infantiles y otros de diversa naturaleza, aunque en menor proporción. Así, a través de esta asociación publicitaria entre vinos medicinales e iconografía religiosa se establece una analogía simbólica entre las propiedades tónicas y efectos medicinales otorgados a estos caldos y los poderes taumatúrgicos asignados tradicionalmente a ciertos personajes del panteón cristiano.