Opinión Patrimonio Histórico de Sanlúcar.
Demolición de la bodega “Reina
Victoria” (1891)
Publicado en Sanlúcar Información, 13 de septiembre
de 1997
Rescato este artículo del pasado porque creo que todo lo
que se dice en él mantiene plena vigencia dieciséis años más tarde. Incluso mis
recomendaciones a los políticos siguen siendo las mismas.
No es que todo siga igual que en 1997. Es que aquellas
demoliciones fueron el comienzo de una imparable cadena de derribos de edificios
históricos que se perdieron para siempre. En este intervalo de dieciséis años, en
Sanlúcar han destruido numerosos edificios protegidos y otros tantos han sido
vaciados, convirtiendo gran parte del casco histórico en esa verdadera “ciudad-fachada”
a la que se refería el título.
Cuando escribí este texto, alertada por las obras que estaban
realizando en la antigua bodega “Reina Victoria” (1891), ya habían derruido la
techumbre de esta bodega, protegida por el PGOU, y comenzado a demoler la
fachada principal. Aún no sabía que todo el conjunto bodeguero, hasta poco
antes propiedad de “Pérez Megía, S.A., integrada desde 1980 en el “Grupo Medina”,
iba a desaparecer por completo, quedando reducido a un sustancioso solar de unos
14.000 m2, donde se edificaron varios bloques de pisos de nueva
planta. Sólo quedó en pie el llamado salón de recepción “Doña María”, situado
en la zona alta de la barranca, que era de construcción reciente (1973).
Aquella demolición fue ilegal, como muchas otras
efectuadas después. Nadie ha pagado por ello. Nadie dio la cara. Algunos se
llenaron los bolsillos. A nosotros estos ladrones nos han robado parte de
nuestra historia.
Nota.- Se ha
respetado el texto original. Sólo lo incluido entre corchetes es actual.
No cabe duda de que Sanlúcar tiene el
privilegio de conservar el conjunto arquitectónico bodeguero más significativo del
Marco de Jerez, pues es la única ciudad en la que se ha preservado una gran
diversidad de tipologías constructivas que van marcando la evolución experimentada
por la arquitectura bodeguera desde el siglo XVII hasta nuestros días. Los
valores de esta rica arquitectura parecía haberles quedado claro a los
responsables municipales cuando en Pleno de 7 de abril del presente año [1997]
aprobaron la "Revisión del Plan General de Ordenación Urbana", en
cuyo Catálogo de Edificios Protegidos se incluyeron por primera vez un buen número
de estas bodegas.
Sin embargo, en los últimos meses -desde
la aprobación de dicha Revisión-, se está detectando una tendencia municipal a
olvidar todas las responsabilidades que, en materia de conservación, confía a
los Ayuntamientos la Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español
(Art. séptimo), además de los propios compromisos contraídos en el PGOU. Se
acaban de derribar algunas bodegas tradicionales del XIX en la calle Banda
Playa que, al parecer, no presentaban elementos arquitectónicos relevantes, los
cuales han dejado al descubierto sustanciosos solares urbanos.
En base a esto es presumible que el
centro histórico se desarrolla y atiende, al mismo tiempo, la necesidad social
de nuevas viviendas. Pero, no suficiente con ello, en los últimos días se ha
comenzado a derribar la bodega "Reina Victoria" (C/ Fariñas-esquina
Avda. de la Constitución), edificada en 1891 por la empresa Hijos de Pérez Megía, que en 1980 quedó
integrada, junto al resto del conjunto bodeguero (unos 14.000 m2) en
el Grupo Medina, cuya finca ha sido
adquirida recientemente por una empresa promotora. [Rochdale]
Este conjunto se encuentra incluido en
dicho Catalogo del PGOU, habiéndosele aplicado el nivel de protección
"Global", por el que se contemplan como “elementos a conservar: naves
de bodega y sus cubiertas, fachadas del conjunto y patios esenciales”, estableciéndose
como elementos destacados la "Nave de esquina y fachadas del
conjunto", es decir la bodega "Reina Victoria", una de las más
originales de su época y un importante eslabón en la evolución arquitectónica
bodeguera.
Esta última edificación presentaba una
solución constructiva de gran interés. Su sistema de cubrición -totalmente
derruido- estaba basado en una cubierta de viguería de madera a dos aguas que,
revestida de teja plana francesa al exterior, se hallaba sostenida hacia el
interior por un encerchado de finas tirantas de hierro, atrevida cubrición que
cerraba una diáfana nave de casi 1.000 m2, sin necesidad de ningún
tipo de soportes verticales. [en el interior se criaba la manzanilla Alegría]
Las dos fachadas exteriores presentan
el valor de escapar a los sencillos cánones de las fachadas bodegueras decimonónicas
y poseer una clara intencionalidad artística, que queda plasmada en la sucesión
de arcos ciegos rehundidos en el muro; en los aplacados ornamentales de sus
impostas o en las formas romboidales que coronan las puertas de acceso. Ello es
todavía visible en la fachada lateral y en parte de la principal, puesto que
esta ha sido ya semiderruida, habiendo desaparecido el redondeado piñón
superior y el hermoso ventanal circular que coronaba el frontispicio. Desconozco
si se piensa conservar o eliminar los restos, ya arqueológicos, de estas
fachadas. [Se derribó por completo]
Históricamente, Sanlúcar, como otras
tantas ciudades, siempre ha prostituido parte de su centro urbano. Lo
sorprendente es que aún hoy se mantenga esta tendencia de venderse a cualquier postor,
especialmente en los tiempos que corren de progresiva protección y conservación
de todos aquellos elementos constituyentes del Patrimonio Histórico, por lo que
estas acciones resultan absolutamente escandalosas e inadmisibles.
Así las cosas, da la impresión de que
allá donde asoma el posible beneficio económico de alguna licencia de obras,
allá que se lanzan los responsables municipales, recalificando arbitrariamente
fincas urbanas protegidas, zonas verdes o terrenos rurales, desoyendo toda
normativa urbanística, incluso la aprobada por ellos mismos.
Con ello no se tiene para nada en cuenta
que uno de los recursos económicos más importantes de Sanlúcar es su patrimonio
arquitectónico y especialmente el bodeguero, por constituir uno de los más
claros signos diferenciadores y de identificación de la ciudad. Otra cosa es
que no sepan rentabilizarlo, tal como acaba de proponer el II Plan de Bienes Culturales
de Andalucía.
Es posible que nuestros políticos necesiten
realizar una "ruta bodeguera" por el Marco de Jerez; o tal vez tendrían
que salir al exterior de este pequeño "estado autárquico" en que se
ha convertido Sanlúcar -con la correspondiente dosis de ignorancia que conlleva
toda autarquía-, para ver lo que se está haciendo fuera con cualquier muestra
del Patrimonio Arquitectónico Industrial; tampoco estaría de más que saliesen
de vez en cuando a la calle -sin las prisas que supone cortar la cinta de
turno, sin que el tiempo se les distraiga en la presunción del cargo-, para dar
un detenido paseo por esta vieja y hermosa ciudad de forma que, "viéndola"
-que no mirándola-, puedan caer en la cuenta de que hay que conservarla para
poder disfrutar de sus múltiples significaciones históricas y presentes, y así
respetar el derecho que tenemos todos los ciudadanos a comunicarnos con nuestro
pasado.
Porque a este ritmo, y manteniendo esa
tendencia farisea de salvar las apariencias arquitectónicas a través de la
exclusiva conservación de las fachadas -en el mejor de los casos-, Sanlúcar se
transforma día a día en una superficial tramoya escenográfica a la que están
robando el alma, nuestro espíritu histórico.
Y es que la revitalización equilibrada
de los centros urbanos puede ser perfectamente compatible con la conservación
de sus elementos culturales más significativos. Sólo que en ocasiones, señores munícipes,
hay que saber decir ¡NO! a las treinta monedas de plata. [al parecer, fueron
bastantes más]
Ana Gómez
Díaz-Franzón
Dra. Historia del Arte
En esto se convirtió la antigua bodega:
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