Desde el templo del Lucero

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Las casas de cargadores a Indias en Sanlúcar de Barrameda.

Casa de la familia de la Piedra (XVIII)
 
Artículo publicado en las Actas del Encuentro Sanlúcar de Barrameda en la corriente de la Ilustración, en 1995. Texto revisado. Se incluye Anexo con los nombres de los cargadores a Indias en el siglo XVIII.

Muchas de estas casonas de cargadores han desaparecido y otras tantas han sido reconvertidas en casas de pisos, hoteles o destinadas a otros usos. Aún quedan unos pocos y extraordinarios ejemplares que se conservan prácticamente en su estado original (Moreda o Manjón en plaza del Pradillo, Ledesma en calle Carmen Viejo, González de Ceballos en calle Mar, Pastrana, actual de Terán, actual de Barbadillo (las tres en calle Santo Domingo), actual de Hernández en calle Bolsa, entre otras.

Desde el punto de vista arquitectónico el panorama san­luqueño del siglo XVIII resulta bastante enriquecedor. Durante esta centuria se construyen todavía importantes edificios religiosos y públi­cos -San Francisco, iglesia de San Agustín, Ntra. Sra. de los Desampa­rados, Ayuntamiento, Casa de la Cilla, Pósito, etc.-, pero será sobre todo la arquitectura civil residencial la que obtendrá la supremacía, especialmente durante la segunda mitad del siglo. La mayoría de estas casonas dieciochescas fueron edificadas por los cargadores a Indias residentes en Sanlúcar. Entre todas componen  hoy esa imagen majestuosa y señorial que ofrece la ciudad.

Sanlúcar de Barrameda a mediados del siglo XVIII
A pesar de los perjuicios que pudo ocasionar a la actividad portuaria de Sanlúcar el traslado de la Casa de la Contratación desde Sevilla a Cádiz en 1717, la ciudad seguirá siendo la población más numerosa de la provincia, tras Cádiz y Jerez, con sus 20.000 habitantes a finales del siglo. Y aunque, cuantitativamente, su principal actividad económica es la agricultura, no se puede hablar de decadencia comercial pues cualitativamente los mayores beneficios económicos se obtienen  del comercio y la industria, con un 70% del producto bruto final, mientras que el sector agropecuario solo contribuirá con el 29 por ciento.
En esta superioridad de la actividad mercantil debieron de influir una serie de factores generales, como la recuperación económica internacional tras la crisis del XVII; el gran impulso que cobró el comercio durante el reinado de Carlos III; así como el reforzamiento de las relaciones con América. Particularmente Sanlúcar también se vio favorecida por otros hechos, como el mantenimiento, aunque irregular, de los derechos de Aduana; su actuación como puerto complementario del gaditano; y las repercusiones del Reglamento del Consulado de 1729.
En este Reglamento se otorga un tratamiento de preferencia a la ciudad de Sanlúcar, junto a Cádiz, Sevilla y El Puerto de Santa María, al estipular que los comerciantes matriculados en la Carrera de Indias solo podrían residir en estas cuatro ciudades. Además se nombra a Sanlúcar en 1743 como lugar de celebración de las elecciones del Con­sulado de Cádiz cuyos cargos -cónsules y posteriormente priores- llegaron a ocupar sanluqueños como José García Poedo, Pedro González de Cevallos, Juan de Rosas y Céspedes y Félix Martínez de Espinosa. También la ciudad jugaría un relevante papel de arbitraje entre las dos grandes rivales: Sevilla y Cádiz.
Esta normativa favoreció que un nutrido grupo de cargado­res a Indias siguiera viviendo en Sanlúcar, aunque algunos de ellos se avencindaron en Cádiz, como Cristóbal y Jacinto Salvador de Arizón o Juan de Rosas, para vigilar sus negocios más de cerca, pero continuaron manteniendo su residencia principal en Sanlúcar.

Cargadores residentes en Sanlúcar
Debido a la capitalización obtenida por esta burguesía local, como producto del desarrollo de su actividad mercantil, tanto en los siglos anteriores como en el propio siglo XVIII, se observa en Sanlúcar un importante movimiento inversor en la edificación de fincas urbanas, sobre todo durante la segunda mitad de la centuria. Contrastando los datos que ofrecen las dos relaciones de cargadores a Indias -publicadas por Ruíz Rivera (véase Anexo)-, registrados en el Libro de Matrícula del Consulado de Cádiz -en la primera (1730-1742) no se especifica el lugar de procedencia, mientras que en la segunda (1743-1823) se inscriben 71 cargadores sanluqueños-, los cuales se suman a los localizados en los Libros de Fincas e Industria del Catastro del Marqués de la Ensenada, donde se han podido identificar a 31 sanluqueños reseñados en el Libro de Matrícula, además de otros 36 cargadores que no se hallaban inscritos en el Consulado, pero que aparecen censados en el Catastro de la Ensenada como cargadores a Indias. Así, se ha contabilizado un total de 107 cargadores residentes en Sanlúcar durante el siglo XVIII, cantidad aún provisional que podría ampliarse en futuras investigaciones.

martes, 1 de noviembre de 2011

Ilustración gráfica en Sanlúcar de Barrameda (1900-1935) Carteles, programas y guías del verano

Artículo publicado en Sanlúcar de Barrameda, nº 33. Sanlúcar, Santa Teresa, Industrias Gráficas, 1997.
Puede consultarse en PDF, tal como se editó en Academia.edu


 
Cartel Fiestas Veraniegas de Sanlúcar, 1927. Fragmento.
 
Al emprender el análisis del origen y evolución de la ilustración gráfica en Sanlúcar nos encontramos con dos considerables limitaciones: el escaso número de obras conservadas y su dispersión entre diferentes archivos y coleccionistas. Tales circunstancias dificultan la reagrupación de estas muestras de cara a posibilitar su estudio. No obstante, intentaremos aproximarnos a esta realidad estética sanluqueña a través de las piezas localizadas hasta el momento.
 
La falta de conservación de estos productos artísticos se debe primordialmente al carácter efímero de su mensaje, pues lo habitual era desechar estos carteles y programas tras haber cumplido su principal función informativa de anunciar los festejos cada temporada veraniega. También ha influido en su desaparición la escasa valoración que se ha otorgado a las artes gráficas, consideradas durante décadas como una especialidad artística de segundo orden en base a su carácter múltiple. Afortunadamente, esta concepción ha cambiado en los últimos años, reconociéndose hoy el valor estético y de documento histórico que poseen estas "publicaciones menores"[1], así como la importante función social[2] que cumplieron en sus orígenes como principales vehículos en la difusión y democratización de las formas artísticas.
 
Cuando hacia 1890 se generaliza en España la aplicación al cartel de la cromolitografía[3] --que permitía imprimir y seriar un original de gran tamaño en varios colores--, este procedimiento, unido a las incipientes técnicas publicitarias, encuentran en Sanlúcar un ambiente muy propicio para su incorporación. La ciudad experimentaba una fase de alza económica motivada por el auge que adquirieron dos de sus tradicionales recursos: la playa, como generadora de la moderna industria turística; y la actividad vitivinícola. Por tanto, la ilustración gráfica hace una temprana aparición en Sanlúcar estando determinada por la promoción publicitaria de estos productos: estación veraniega y vinos.
 
Gran parte de los mensajes publicitarios utilizados para difundir estos recursos se sirvieron, como medio de expresión, de la ilustración gráfica sobre el soporte del papel impreso, distinguiéndose algunas variantes según la función y especificidad de los productos editados: cartelería (en sus tres vertientes de cartel festivo, taurino y comercial); portadas de los programas de mano de las fiestas; portadas de las guías turísticas; y etiquetado vinatero.
 
Por cuestiones de espacio, en esta ocasión nos ocuparemos exclusivamente de la producción gráfica de carácter festivo-veraniego, tanto institucional como privada, dejando para otro momento el análisis de la ilustración comercial propiamente vinatera. Nos centraremos en el primer tercio del siglo XX (1900-1935) por pertenecer al año 1900 el primer cartel festivo localizado de Sanlúcar, marcando esta pieza el inicio del período; y porque la guerra civil truncará la línea de continuidad y homogeneidad estética que venía caracterizando a la producción gráfica sanluqueña hasta 1935. Tras el conflicto bélico se produce un empobrecimiento general de las artes gráficas, que se verán parcialmente revitalizadas en la década de los años cuarenta, pero ya con unos códigos formales e iconográficos diferentes.
 
El análisis de los componentes que articulan los mensajes publicitarios, implícitos en estas ediciones ilustradas de Sanlúcar, así como el estudio de las condiciones sociohistóricas que los produjeron y las características del grupo destinatario, nos ayudarán a completar la configuración socioeconómica y cultural de la ciudad durante el primer tercio de nuestro siglo. A través de esta obra gráfica podemos conocer desde los intereses políticos y económicos del Ayuntamiento y editores, como principales emisores de estos mensajes veraniegos, hasta las tendencias estéticas y publicitarias vigentes en la época. También asistimos al proceso de formalización y transmisión al exterior de una significativa imagen de Sanlúcar que, por más, fueron las primeras representaciones en color de la ciudad.

En la etapa de entresiglos Sanlúcar se había consolidado como un importante centro veraniego del sur de España, fenómeno que se inicia con la instalación de los duques de Montpensier en la ciudad (1850) para pasar las temporadas estivales[4]. Esta circunstancia originó la atracción a las playas sanluqueñas de un nutrido grupo de veraneantes pertenecientes a la nobleza y burguesía sevillana, jerezana, cordobesa y madrileña, que concurren cada verano para tomar los baños de mar con fines terapéuticos. Será este veraneante el principal receptor y consumidor de los primeros productos ilustrados de Sanlúcar.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Aproximación a la arquitectura bodeguera. Del recoveco morisco al templo manzanillero

Artículo publicado en Sanlúcar de Barrameda, nº 30. Sanlúcar, 1994. Se ha respetado el texto original, pero se han introducido algunas actualizaciones (entre corchetes), puesto que algunas bodegas mencionadas han sido demolidas en los últimos años y otras han cambiado de propiedad.
 

Bodegas Barón. Foto: Bodegas Barón.
La imagen urbana de Sanlúcar de Barrameda ofrece un importante componente arquitectónico que se halla fuertemente integrado entre el resto de los edificios ciudadanos. Son las bodegas. Aparecen perfectamente ensartadas en la trama urbanística. Obedecen a la línea del callejero sin musitar su presencia. Sin embargo, son las elegantes protagonistas de esta ciudad y las que le otorgan el rango de ser uno de los principales núcleos de la Cultura del Vino bajoandaluza.
Las bodegas son edificios de carácter industrial destinados al almacenamiento y crianza del vino. Aunque esencialmente utilitarias, presentan unas características arquitectónicas y decorativas específicas. En base a ellas y a través del análisis de las bodegas que existen en Sanlúcar, se puede establecer una línea de evolución en el tiempo, definiendo una serie de tipologías diferenciales, desde las más pequeñas y antiguas, denominadas "moriscas", hasta las modernas superficies contemporáneas, pasando por las bodegas de las casas-palacio, las bodegas-granero o las grandes bodegas manzanilleras del siglo XIX. Este excelente catálogo ilustra una decisiva parte de la historia socioeconómica de la ciudad: la crianza y comercialización del vino sanluqueño.
Las bodegas de Sanlúcar son tan antiguas como la ciudad. Parece que los fenicios introdujeron la vid en esta zona y ya los romanos exportaban a Roma los vinos del Bajo Guadalquivir, por lo que desde aquellos tiempos remotos pudieron existir almacenes de vinos. Se ha constatado la existencia de bodegas árabes en Jerez, cuyo sistema constructivo fue heredado por las bodegas cristianas. El comercio del vino a gran escala, impulsado por el tráfico americano, y el descubrimiento de la "manzanilla" motivarán dos momentos significativos en la evolución de esta arquitectura, apareciendo entonces la bodega específicamente manzanillera que, evolucionada, ha llegado a nuestros días.

sábado, 15 de octubre de 2011

Formación de las nuevas barriadas del siglo XX en Sanlúcar de Barrameda

En el Estudio Social de los Barrios de Sanlúcar de Barrameda, publicado en 2003 por el Grupo Universitario de Investigación Social de la Escuela de Relaciones Laborales, Trabajo Social y Turismo de Jerez de la Frontera (GUIS), incluimos un capítulo donde se resume brevemente la evolución urbanística de Sanlúcar, centrándonos en la creación de las nuevas barriadas edificadas entre los años 40 y años 80 del siglo XX: cuarenta viviendas agrícolas en El Palmar (1943-48), barriadas de Los Ángeles (1958), Virgen del Carmen (1959-61), Jesús Nazareno (1961), San Lucas (1972), El Palomar (1974-89) y Huerta San Cayetano (1986-90).


 EVOLUCIÓN URBANÍSTICA DE SANLÚCAR DE BARRAMEDA
Barrio Alto y Zonas Sur- Suroeste
(Formación de las nuevas barriadas del siglo XX)

Sanlúcar de Barrameda se encuentra enclavada al suroeste de Andalucía y al noroeste de la provincia de Cádiz, en la desembocadura del Guadalquivir, cuyo río ha determinado gran parte de su devenir histórico. Desde la orilla izquierda, la ciudad se enfrenta al Parque Nacional de Doñana, que se prolonga hacia Sanlúcar en el pinar sagrado de La Algaida, en las húmedas marismas y blancas salinas, conformando parte del Parque Natural del Entorno de Doñana. En la actualidad, Sanlúcar cuenta con un término municipal de 165,29 Km y un censo poblacional de 61.088 habitantes. La ciudad disfruta del clima mediterráneo característico de la zona, cuyas temperaturas más extremas se ven aquí suavizadas por las frescas brisas del Atlántico.
El centro urbano se encuentra dividido longitudinalmente por una barranca natural, de unos 20 metros sobre el nivel del mar, que se extiende entre los extremos de La Jara y Bonanza, determinando el tejido urbano del centro histórico. Desde la antigüedad, manaban de este escarpe numerosos manantiales de aguas medicinales y ferruginosas, que además propiciaron el cultivo de ricas huertas en todo el cinturón periurbano de la ciudad.
Sanlúcar de Barrameda cuenta con una larga e interesante historia. Su actual configuración urbana es el resultado de las características físicas del territorio, de su trayectoria histórica y de las políticas urbanísticas de cada época.

lunes, 22 de agosto de 2011

Programa de las carreras de caballos de 1846 (y II)

Para el segundo día de carreras de aquel lejano verano de 1846, se programó un concurso de exhibición de tiros de caballos y la Gran Carrera de caballos españoles, dotada con un primer premio de 6.000 reales, cuya elevada cuantía venía a coincidir con la otorgada por la Sociedad de Fomento de Cría Caballar de Madrid en las carreras organizadas tres años antes en la capital. En la misma carrera se concederían otros tres premios, según el orden de llegada, por un total de 3.500 reales. A ello había que agregar el premio sorteado entre los espectadores por valor de 1.000 reales.

Por otro lado, la sociedad sanluqueña cobró por la matriculación de cada caballo 100 reales; y por la asistencia al evento, en los diferentes sitios previstos para presenciar el espectáculo, 20 reales por persona y por cada caballo. No extraña, pues, que al corresponsal de una de las crónicas le pareciese elevado este precio de la entrada, si consideramos que por aquella época el salario de un jornalero era, aproximadamente, de seis reales diarios.

El modelo del reglamento y la organización de Sanlúcar fueron tomados de la sociedad madrileña. De hecho los miembros pertenecientes a la matritense tuvieron un tratamiento preferente en el hipódromo de Sanlúcar, al igual que los socios sanluqueños.

También resulta llamativo que la vestimenta de los jinetes debía ser "a la andaluza" y las bandas de música tocarían "aires nacionales". Se evidencia que el ambiente estaba imbuido del nacionalismo propio de la ideología liberal y del regionalismo andaluz, que cobrará gran fuerza en la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX.

Escrito de la Sociedad de fomento de la cría caballar de Sanlúcar de Barrameda, dirigido al Gobierno Provincial de Cádiz, solicitando la aprobación del programa y su asistencia a las carreras de Sanlúcar de 1846. (Archivo Histórico Provincial de Cádiz).



Carreras de caballos
Programa de las que se han de verificar por disposición de la sociedad de fomento de la cría caballar de Sanlúcar de Barrameda los días 18 y 19 de Agosto próximo.

Día 19 [de Agosto]. Exhibición de tiros de caballos.- A las once de la mañana, en el mismo sitio, y con arreglo a la exhibición del día anterior, se procederá a la de tiro de caballos, cuyo escrutinio y adjudicación de premios se hará también en la línea y en el establecimiento de ésta, así como la distribución del servicio será a las mismas horas que el precedente.
Los caballos se presentarán en pelo y con el quitipon puesto.
A las cuatro de la tarde, reunidas en las casas consistoriales las autoridades y demás comitiva que han de concurrir a las carreras, saldrá ésta en el orden del día anterior, llevando a la cabeza cinco batidores de la guardia civil, y cerrando la marcha un piquete de la misma arma.
Seguirán las autoridades principales de la provincia y locales con batidores, música y escolta de caballería; llegados a la línea, y distribuidos en sus respectivos puntos, se despejará ésta en diferente orden del día anterior, y principiará el paseo al paso de los caballos durante una hora, en cuyo tiempo se efectuará el escrutinio y adjudicación del premio que en este día dará la sociedad al mejor tiro de caballos que se presente en la línea.
El premio consistirá en una elegante bandeja de plata ovalada y grabada con inscripciones. Si al mérito del tiro acompaña su instrucción e igualdad, hija de la buena dirección del tronquista que lo dirige, la sociedad premiará a éste con una bonita petaca de plata labrada.
Tanto éste, como los demás premios por exhibición, serán acompañados de sus correspondientes certificados, que expedirá la secretaría de la sociedad, y se publicará en la memoria que de estos actos se redactará.
Concluido este acto, entrará un piquete con su banda de cornetas al frente, a despejar la calle. Toda la fuerza de caballería, con batidores y música, se distribuirá y quedará formada en ala en toda la extensión de la línea de la izquierda para la conservación del orden.
Inmediatamente la banda de cornetas de este piquete, colocada al pie de la campana, tocará llamada para que se preparen los caballos que han de entrar en la línea a disputarse los premios destinados para esta carrera.
Gran carrera general de caballos españoles, premiada por la sociedad.- Para optar a los premios destinados en esta carrera, sólo se permitirán caballos españoles, y la sociedad premiará al vencedor con un talego de terciopelo carmesí con adornos de oro que contendrá 6.000 rs. vn. en plata.
Para estimular a los que preparen sus caballos con este objeto, y aumentar el número de premios, se adjudicarán a los tres caballos aproximados que se hayan distinguido en la carrera y por el orden de su llegada las cantidades siguientes:
Al 1º……….2.000 rs.
Al 2º……… 1.000 rs.
Al 3º……….. 500 rs.
Los caballos que deban disputarse esta carrera abonarán en el acto de matricularse 100 rs. vn.

viernes, 19 de agosto de 2011

Programa de las carreras de caballos de 1846 (I)


Tan sólo tres años después de celebrarse en Madrid las primeras carreras de caballos de España (1843),  el día 31 de julio de 1846 la Gaceta de Madrid publica el Programa de las carreras de caballos organizadas en  la playa de Sanlúcar de Barrameda, durante los días 18 y 19 de agosto, por la Sociedad de Fomento de Cría Caballar de Sanlúcar, que tenía como socio de honor al duque de Osuna, artífice de la carreras madrileñas. 

Transcribimos este programa en dos partes, una por cada día establecido. 

A través de la lectura de este extenso programa, podemos conocer el montaje del efímero hipódromo -pista y palcos- levantado en la playa, así como el tono militarista que caracterizó a aquellas primeras carreras de Sanlúcar.

El espectáculo incluía dos comitivas, de ida y vuelta desde al Ayuntamiento a la playa, ordenadas al milímetro, que recorría las principales calles de la ciudad y el paseo de la Calzada, para terminar en el balcón del Ayuntamiento (calle Ancha), donde se vociferaban los nombres de los caballos ganadores, se entregaban los galardones y se otorgaba otro premio de mil reales entre los asistentes al evento.

En el descriptivo programa se reseña el boato y la fastuosidad, propios de la época, que distinguieron las carreras de aquel año, así como el minucioso detallismo en la organización, donde no faltaba un constante acompañamiento musical, a cargo de varias agrupaciones y de la banda de clarines propia de la Sociedad.

El primer día de carreras se celebró un concurso de exhibición y carreras de guerra con apuestas.


Programa de las carreras de caballos de Sanlúcar de 1846
(Archivo Histórico Provincial de Cádiz)

"Como es altamente interesante para nuestro país todo lo que se refiere al fomento de la cría caballar, a la cual comienza a consagrarse una atención notable, creemos que nuestros lectores verán con gusto el programa de las carreras de Sanlúcar de Barrameda, que es otro indicio de la afición que se despierta a esos espectáculos tan útiles y provechosos que recientemente han protegido y premiado SS.MM. y el Gobierno."
Carreras de caballos
Programa de las que se han de verificar por disposición de la sociedad de fomento de la cría caballar de Sanlúcar de Barrameda los días 18 y 19 de Agosto próximo.
Día 18 de Agosto: a las once de la mañana, reunidos los señores que componen la junta directiva central, directivas de los diferentes pueblos de que consta la sociedad, en el gran patio del edificio de Santo Domingo, se abrirá el registro para rectificar las reseñas de los caballos, potros y yeguas matriculados que han de optar a los premios de exhibición y carrera, conforme al reglamento formado al efecto, cuyo acto será presidido por la autoridad competente, cerrándose a las dos de la tarde, hora en que finalizará la exhibición. La banda de música de la sociedad tocará durante este tiempo piezas escogidas.
Los señores socios, dueños de caballos y demás personas que deban concurrir a este acto, presentarán sus boletines personales, que recogerán con la debida anticipación en la secretaría de la sociedad.
Los caballos, potros y yeguas de exhibición deberán presentarse sin ninguna clase de adorno, y conducidos del diestro, exceptuándose los de escuela, que traerán la montura y brida a gusto de sus dueños; todos los que se presenten a la exhibición por la mañana tienen obligación á concurrir también por la tarde para la adjudicación de premios a la hora que se señale.
A las tres y media de la tarde se hallará situada en la playa de esta ciudad una línea de 800 varas de longitud y 40 de latitud, formada por una grada de tres varas de alto a su derecha; y a la izquierda otra de cómodos bancos con alzapiés para evitar la humedad del piso a los que la ocupen.
A distancia conveniente de estos asientos, habrá en ambos lados un barandal de madera, pintado de blanco, en cuya extensión se hallarán colocados simétricamente en astas, también pintadas, un considerable número de vistosas y variadas banderolas, marcando las extremidades de esta línea grandes banderas españolas, en cuyos puntos estarán colocadas las mesas de arranque y parada, preparadas con gusto y comodidad para el uso de los señores jueces.