Desde el templo del Lucero: enero 2024

martes, 23 de enero de 2024

Vida y legado del ilustrado Francisco de Paula Rodríguez y Rodríguez-Bejarano (Sevilla, 1755 – Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, 1811). La Fundación Francisco de Paula Rodríguez (1822-2023).


 

Ana Gómez Díaz-Franzón

Dra. Historia del Arte

 


Esta publicación también se puede consultar y descargar en pdf en Academia.edu 

 

Resumen: En este trabajo se dan a conocer algunos hitos cronológicos de la vida de Francisco de Paula Rodríguez, y su Cuerpo General de Bienes, recogido en el inventario post mortem de 1811, así como la evolución de este capital a través de los años hasta la actualidad. Además de diversas mandas testamentarias, Rodríguez legó todos sus bienes para la creación de un colegio en Sanlúcar de Barrameda, destinado a la educación de los jóvenes, que debían erigir sus albaceas. La Fundación Francisco de Paula Rodríguez, constituida tras la muerte de su esposa, Joaquina Sánchez Espinosa, en 1822, ha gestionado hasta el día de hoy el legado del fundador, impulsando diversas entidades educativas, en su mayoría de carácter religioso.

Palabras clave: Francisco de Paula Rodríguez. Fundación Francisco de Paula RodríguezSeminario Conciliar de Sevilla en Sanlúcar. Colegio de PP. Escolapios. Colegio La Salle-Sanlúcar. Inventarios de bienes. Siglos XIX y XX. Sanlúcar de Barrameda (Cádiz).

Apéndices de este trabajo:

I. Consulado de Sanlúcar de Barrameda. Real tribunal del Consulado (1807-1808)

II. Testamento de Francisco de Paula Rodríguez. Adicciones y Memoria.

III. “Copia del plan y reglas que dejo D. Fran.co de Paula Rodríguez para la erección de un Colegio en Sanlúcar de Barrameda”.

IV. “Papeles particulares” de Francisco de Paula Rodríguez (1811).

V. Carta de libertad a la esclava Ramona de Rodríguez.

VI. Fincas urbanas y rurales de Francisco de Paula Rodríguez, situadas en Sanlúcar de Barrameda y los términos de Rota y Chipiona (1811).

VII. Créditos a favor de la testamentaría de Francisco de Paula Rodríguez en los inventarios de 1811, 1822 y 1855.

VIII. Cuerpo General de Bienes. Testamentaría de Francisco de Paula Rodríguez (1811) y Liquidación de bienes de Joaquina Sánchez Espinosa (1825).

IX. Resumen General de pagos. “Cuerpo General de Bajas”.

X.  Inventario de las fincas existentes en Cartagena (1813), propiedad de Francisco de Paula Rodríguez.

XI. Subasta y venta de los bienes raíces de la Fundación Francisco de Paula Rodríguez (1874-1875).



Retrato de Francisco de Paula Rodríguez. Publicado por Juan Carlos Losada en grupo de "Sanlúcar para el recuerdo" (Facebook) y Blog “Sevilla, arte y tronío” (4-10-2022). Fotocopia digital de fotografía original publicada en un libro sin identificar. Pintura original al óleo en paradero desconocido.

 

Varias parcelas de este legado, como la colección artística; el ajuar doméstico, la plata labrada, alhajas, muebles y otros enseres; las bibliotecas de Francisco de Paula, del Seminario Conciliar de San Francisco Javier e Instituto de Segunda Enseñanza; así como la evolución seguida por las bodegas y vinos de Francisco de Paula Rodríguez, han sido ya publicadas en diversos artículos.[1]

Francisco de Paula Rodríguez, natural de Sevilla, siguió la carrera militar y estuvo destinado en Cartagena varios años como Guardalmacén de artillería, donde fue nombrado Comisario de Guerra honorífico, e Intendente de Provincia de Primera Clase con carácter honorario. En 1797 fue nombrado Tesorero General del Real Consejo de Hacienda, pasando a residir en Madrid, siendo distinguido el mismo año con la concesión de la Real Orden de Carlos III. En torno a 1800 se avecindó en Sanlúcar de Barrameda, llegando a ser uno de sus principales hacendados y siendo partícipe de las importantes reformas que se efectuaron en Sanlúcar durante los primeros años del siglo XIX impulsadas por Manuel Godoy.

 

 

1.   Etapa en Sevilla.

Francisco de Paula Antonio Josef de Santa Rosa Rodríguez y Rodríguez-Bejarano Hernández de Soto y Ortiz de Villareal nació en Sevilla. Hijo de Miguel Antonio Rodríguez Hernández de Soto[2] y Andrea Josefa Rodríguez Bejarano[3], nació el día 30 de agosto, y fue bautizado en la parroquia San Román el 3 de septiembre de 1755[4], en cuya iglesia se hallaban enterrados sus abuelos paternos[5]: María Hernández de Soto, natural de Sevilla, y Baltasar Rodríguez Gutiérrez, natural de Dos Hermanas (Sevilla); en cuyo municipio esta familia fue recibida como hijosdalgo y empadronados como nobles[6]. Miguel Rodríguez, tercer abuelo paterno de Francisco de Paula, ganó Real Ejecutoria de Hidalguía de sangre en la Chancillería de Valladolid en 1634; y su bisabuelo materno, Clemente Rodríguez de Cerdeña, natural de Sevilla, probó su nobleza en la villa de Grado, “en las Montañas” (actual Asturias) en el siglo XVII.[7]

 

Árbol genealógico de Francisco de Paula Rodríguez (AHN).

Con estos ascendientes familiares, Francisco de Paula demostraba la limpieza de sangre, así como su buena conducta, testificada por algunos vecinos, y poseer real ejecutoria de nobleza con escudo de armas; requisitos que eran solicitados para obtener la condecoración de Caballero de la Real Orden de Calos III, que le fue otorgada por Decreto de 22 de diciembre de 1797[8], y cuyo expediente había iniciado Francisco de Paula en Cartagena en 1792.

Esta condecoración volvería a serle concedida en 1810 por el rey José I, denominada entonces “Orden Real de España” [9], al no reconocer este monarca la anterior distinción, aunque las condecoraciones otorgadas por el rey francés fueron anuladas con posterioridad durante su mismo reinado. Esta segunda distinción le fue impuesta por el monarca a Rodríguez por haber contribuido a aumentar los medios que debían “alejar de la península” a los enemigos (ingleses y portugueses). El acto de condecoración tuvo lugar en Sanlúcar, durante la breve estancia del rey en la ciudad, a la que llegó el día 22 de febrero de 1810, alojándose precisamente en casa de Francisco de Paula Rodríguez.[10]

En su casa sanluqueña, Francisco de Paula conservaba el escudo de armas familiar, según se cita entre sus “Papeles particulares” en el inventario post-mortem de 1811.

Francisco de Paula tuvo dos hermanas: Isabel Rodríguez y sor Gertrudis de la Concepción, religiosa profesa en el convento de Madre de Dios de Sevilla. A ambas legó en su testamento diversos bienes.

Apenas se conocen datos sobre su infancia y primera juventud en Sevilla, así como de su familia, más allá de las noticias que ofrece el expediente para la concesión de la Orden de Carlos III.

 

2.   Etapa en Cartagena.

Francisco de Paula Rodríguez realizó la carrera militar y estuvo destinado en Cartagena (Murcia), como Guarda-almacén del Real Parque de Artilleros, durante las últimas décadas del siglo XVIII. Por el testamento de su padre (1788) se conoce que éste, tras quedar viudo en Sevilla y carecer de bienes, se trasladó a Cartagena para vivir con su hijo, “quien me tiene en su compañía manteniéndome con bastante decencia de quanto necesito, por encontrarme sin bienes ni caridad”[11], falleciendo en aquella ciudad[12].


Vista de Cartagena, de Manuel de la Cruz Vázquez (1786). Madrid. Palacio de la Moncloa.

En Cartagena, además de sus quehaceres militares, Francisco de Paula Rodríguez logró fraguar una notable fortuna, probablemente debida a su actividad financiera en el ámbito del comercio marítimo, que en muchos casos se llevaba a cabo mediante préstamos a comerciantes, o avalando la carga de las flotas que partían de aquel puerto, según se desprende de algunos recibos de préstamos anotados en su testamentaría, pertenecientes a personas residentes en Cartagena y fechados entre 1791 y 1797. Por ejemplo, Rodríguez facilitó un préstamo de 6.000 reales a Manuel del Castillo en Cartagena, en 1791 -ampliado con 960 rs en 1792-, para pertrechar uno de los cuatro bergantines destinados a formar los planos de América septentrional:

He recibido de Dn. Francisco Rodríguez seis mil rs vn que por efecto de su generosidad me ha franqueado para habilitarme de pertrechos de mesa y equipaje en mi próximo destino mandando uno de los quatro bergantines destinados a la formación de planos de la America setretional: cuyos expresados seis mil rs vn le abonaré desde Cadiz quando baya ahora de este departamento, y en caso que algun motivo urgente me impida dicha remición, deveré participarselo a él referido Dn Franco. para que con su concentimento quede suspendida la remesa hasta el tiempo en que ambos convengamos durante el qual, a mas de mi recibo, le mandaré otro de mi padre en que se obligue con sus fincas a pagar a el citado Rodríguez los seis mil rs vn en caso de que yo falte de este mundo o a mi palabra. Y para que conste le doy este en Cartagena de Levante a 7 de diciembre de 1791. [Fdo: Manuel del Castillo].[13]

Esta holgada posición social y económica le permitió adquirir una veintena de fincas urbanas y rústicas en la ciudad levantina que, tras su muerte, legaría al Hospital de la Santa Caridad de Cartagena, aún en activo.

Durante su estancia en Cartagena, Francisco de Paula Rodríguez donó a la Corona una finca situada en el barrio de la Concepción, valorada en 108.932 reales de vellón, para trasladar el “Jardín Botánico Santa Lucía”, que había sido inaugurado en 1787, siendo uno de los primeros en crearse en España, en el contexto de las políticas ilustradas. En 1796, Rodríguez manifestó su preocupación por este jardín al hallarse instalado en un lugar que, por su orientación (vientos dominantes del suroeste), y la escasez de agua, impedía la adecuada aclimatación de las plantas, así como por las pésimas condiciones en que se encontraba, que justificaban su traslado al barrio de la Concepción, el cual se efectuó en 1800. Así vertió sus opiniones Francisco de Paula al respecto:

A pesar de los infinitos gastos hechos en escavaciones, pozos, minas, pantanos y otros recursos tomados para que las Plantas tubiesen el precioso riego nada se ha adelantado y ha obligado a tomar el recurso de conducir en Botas el Agua para las Plantas más precisas e indispensables causando esto considerables dispendios a el Erario [...] pero todo infructuoso por las poderosas razones que he manifestado [...].

[…] por haber acreditado la experiencia que el [...] Jardín nunca puede Ser Botánico por su situación local, contiguo a ayres de mar que le combaten, por su aridez dimanada de la naturaleza de su suelo y por no haberse encontrado agua, que es lo primero que debió buscarse, y sin cuyo esencial requisito no debería nunca llamarse Jardín [...].[14]

Al tiempo que Rodríguez donaba a la Corona esta finca, consistente en un edificio y terrenos para trasladar y formar el nuevo “Jardín Botánico de la Concepción”, que también serviría para la enseñanza de los profesores de Marina y hospital de convalecientes, declaraba su gran afición a la botánica:

Ofrezco a S. M. […] un jardín grande que tengo extramuros de esta ciudad en el Barrio nombrado de la Purísima Concepción y es mui del intento para Botanico; por su situación local, por la abundancia de agua dulce que tiene (que jamás le ha faltado en los años más secos) porque esta en el NO de Cartagena resguardado de todos los vientos y principalmente de los SO y L, por la proporción de formar en el un gracioso invernáculo, por ser terreno mui agradecido, porque ya hay en el un sin numero de Plantas Botanicas, pues por la aficion que siempre he tenido y tengo a este ramo, he cultivado las suficientes para proporcionar algunas instrucciones a los que se dediquen a este estudio, tiene un buen salón para la Academia y lecciones precisas con suficientes habitaciones para los dependientes […].[15]

Además, Francisco de Paula ofrecía la donación de una facultad real para poder rifar el jardín en 108.932 reales de vellón “sin solicitud de recompensa y solo en prueba de mi mucho agradecimiento a las distinciones y honores que he merecido a su Real Piedad que me condecoró con los honores y sueldo del Intendente de Provincia de primera clase.”[16]

La donación fue aceptada por el Rey aquel mismo año de 1796:

Excitada la benignidad del Rey por el zelo y amor del Yntendente de Provincia de 1ª clase Don Francisco de Paula Rodríguez, se ha servido aceptar la donación que éste hace a la Corona de un edificio y jardín que posee en el barrio de la Concepción extramuros de esa ciudad; resolviendo S. M. que V. S. le de las gracias en su nombre y tome posesión de las expresadas fincas recogiendo la facultad que obtubo para rifarlas y en quanto al destino de ese terreno, respecto á que su calidad y demas circunstancias son tan aproposito para Jardín botanico como contrarias las del que actualm.te se ocupa con este fin; quiere S. M. que sin aumentar por ahora gasto alguno sobre el señalado para el deposito y enseñanza de las yerbas y plantas medicinales, procure V.S. irlo disponiendo para su siembra y cultivo, trasladando las que sea dable del sitio donde se hallan con los utiles y efectos de su dotacion; y que proceda V.S., luego que se desembarace, a levantar el plano correspondiente á un Hospital de convalecencia en edificio sencillo sobre arcos, con naves capaces p.a desahogo de las camas de los valetudinarios, con el presupuesto de su costo, remitiéndolo a ésta vía reservada para la delibera.n de S. M., de cuya Real Orden lo prevengo a V.S. en contestacion a su carta de 5 de marzo último n.º 201. Dios guarde […]. Aranjuez, 8 de abril de 1796. [Firma: Pedro Varela].[17]

Esta donación se publicó en el periódico Mercurio de España del mismo año:

Animado por su loable zelo el Intendente de Provincia de primera clase D. Francisco de Paula Rodríguez, y por efecto de su gratitud a las benignidades del Rey, ha cedido a S. M. un edificio y jardín que posee en el barrio de la Concepción, extramuros de la ciudad de Cartagena, apreciado en 108.932 rs. de vellón, para que substituya por sus ventajosas proporciones el Jardín Botánico establecido en ella para la enseñanza de los profesores de Marina y servicio de aquel hospital. Y habiendo venido el Rey en admitir esta cesión interesante a su Real servicio y a la humanidad, ha querido S. M. se publique la generosidad y patriotismo de este Intendente[18].

El Real Jardín Botánico de la Concepción se mantuvo activo hasta 1810, en cuya fecha fue desmantelado por la Junta de Defensa del Departamento de Cartagena, ante el temor de asedio de las tropas francesas y a fin de que no fuese utilizado como lugar de recalada por éstas[19].

Aun viviendo en Cartagena se le concedió a Francisco de Paula Rodríguez el cargo de Comisario de Guerra honorífico[20]; y en 1795 fue nombrado por S. M. Intendente de Provincia de Primera Clase con carácter honorario, apareciendo entre los intendentes “Graduados”, con un sueldo anual de 50.000 reales de vellón:

Don Carlos […] Por quanto atendiendo á los Particulares méritos y recomendables servicios que vós, D.n Francisco de Paula Rodríguez, Comisario de Guerra honorario, habéis contribuido tanto en varios destinos, que avéis desempeñado con toda inteligencia, acierto y extraordinario celo, como en los beneficios que ha conseguido mi Real hacienda, en los encargos, y objeto reservados que he puesto a vuestro cuidado; que he benido en concederos los honores de Yntendente de Provincia, con el sueldo de cinquenta mil reales de vellon anuales, señalados a los de primera clase […] para lo cual he mandado despacharos el presente Título firmado de mi Real mano […]. Dado en San Ildefonso, a cinco de septiembre de mil setecientos noventa y cinco = Yo el Rey = Diego de Gardoqui. […] Es copia.[21]

Entre los “papeles particulares”, anotados en el inventario post mortem de Francisco de Paula Rodríguez se hallaba “Un legajo con el número primero que contiene quince cuadernitos y todos tratan del proyecto y contrata de hacer el desagüe de Almajar de Cartagena con su plano, con un oficio del Marqués de las Hormazas sobre su conclusión”[22]. Esta documentación parece referirse a alguno de los proyectos que se redactaron, a finales del siglo XVIII, para la zona del Almajar de Cartagena (Murcia), la cual sufría desde antiguo un grave problema de estancamiento de aguas, que favorecía el desarrollo de epidemias y enfermedades. Por ejemplo, en 1785 se propuso en el Ayuntamiento la apertura de un canal que desviara aquellas aguas al mar, de cuya fecha data un Real Decreto para la ejecución del proyecto de desagüe del Almajar de Matheo Wodopich[23]; o bien inundar la zona con agua de mar, como lo estuvo antiguamente; y en 1786 se vio en el Cabildo un expediente y plano formado por el teniente coronel de los reales ejércitos e ingeniero de segunda Juan Navas, para dar salida a las aguas del Almajar, recibiéndose unos meses después en el Ayuntamiento una misiva del Consejo de Castilla para que se presupuestasen las obras de este proyecto de Juan Navas[24]. También se localiza otro proyecto para desecar la zona del Almajar, debido a Juan José Ordovás y aprobado por la Corona, que está firmado y fechado en 1797 en Cartagena[25] El proyecto que conservaba Rodríguez, no localizado, podría ser copia de algunos de los citados o algún otro encaminado a resolver el problema, en el que pudo estar involucrado como gestor o promotor.

Otra muestra de los negocios inmobiliarios de Francisco de Paula Rodríguez en Cartagena se localiza en una liquidación de bienes, cuando ya se hallaba viviendo en Sanlúcar, en 1800, en cuya fecha otorgó poder de representación a Manuel de Ozores y Sotomayor, Director de la provisión de víveres de Marina del Departamento de Cartagena, quien junto a Manuel Balart, Comisario de guerra de los Reales Ejércitos, por sí y como apoderado de Andrés Isnel, del comercio al por mayor; y Francisco Carruana, de aquel vecindario y del comercio; todos de mancomún, como acreedores de Teresa Grau, viuda de Esteban Granpera, quien les había cedido varias propiedades situadas en Cartagena (escritura de cesión o traspasación de 1797), como parte del pago de la deuda contraída por su esposo con los otorgantes. En la escritura manifiestan que, como dueños de esas propiedades habían procedido a su venta, liquidación y prorrateo del importe para la repartición entre los interesados.[26]

Hacia 1797 Francisco de Paula Rodríguez trasladó su residencia a Madrid. Por aquellas fechas, cuando contaba con unos cuarenta y cuatro años de edad, también contrajo matrimonio con la cartagenera Joaquina Sánchez Espinosa[27], nacida el 13 de mayo de 1753 y bautizada el día 17 en la parroquia de Santa María de Gracia de Cartagena. Era hija de Felipe Sánchez Corralengo (natural de Palencia) e Isabel Espinosa y Calatayud (natural de Baza del Rey, obispado de Cuenca)[28]. Joaquina tuvo, al menos, un hermano, Manuel Félix Fulgencio Sánchez Espinosa, bautizado en la misma parroquia en 1850[29], y por su poder para testar conocemos que también tenía dos hermanas -de sangre y/o políticas-, María Sánchez e Isabel de León.

 

sábado, 20 de enero de 2024

Impugnado el II Premio "Francisco de Fuentes" de Sanlúcar de Barrameda, por incumplir sus bases e infringir la Ley de Subvenciones.

 Opinión Premio "Francisco de Fuentes" (II)


Ana Gómez Díaz-Franzón

Dra. Historia del Arte


En estos días he procedido a impugnar el II Premio "Francisco de Fuentes" de investigación histórica, convocado por la Fundación Hermandad de la Santa Caridad. Lo he hecho ante esta entidad convocante, además de informar y denunciar el asunto en la Diputación de Cádiz, que lo sufraga mediante subvención pública. Todo ello en virtud de lo siguiente:

👉Por incumplimiento manifiesto de la BASE SEXTA de la convocatoria, en la que se dice que "El fallo se hará público en el plazo máximo de 2 meses desde la conclusión del plazo de entrega de trabajos". Habiendo finalizado este plazo de entrega el 5 de octubre de 2023, tendría que haberse fallado y hecho público, como máximo, el día 5 de diciembre de 2023. El fallo se ha hecho público el pasado 12 de enero de 2024.

👉Contravenir la Ley 38/2003, de 17 de noviembre, General de Subvenciones, en la exigua nota de prensa emitida por la Fundación, donde ni siquiera aparece la firma del Presidente o Secretario. Este nota Infringe los artículos:

Artículo 14. Obligaciones de los beneficiarios (de subvenciones públicas). 1. Son obligaciones del beneficiario: Cumplir el objetivo, ejecutar el proyecto, realizar la actividad o adoptar el comportamiento que fundamenta la concesión de las subvenciones. [se presupone limpieza y transparencia].

Artículo 18. Publicidad de las subvenciones. 4. Los beneficiarios deberán dar la adecuada publicidad del carácter público de la financiación de programas, actividades, inversiones o actuaciones de cualquier tipo que sean objeto de subvención, en los términos reglamentariamente establecidos.

👉En la citada nota de prensa, que sólo se ha publicado en dos medios locales (no habiéndose distribuido en medios provinciales o nacionales), no se informa sobre los miembros de jurado que, supuestamente, ha fallado el premio; ni el número trabajos de investigación que han concurrido a este premio; ni los criterios de selección adoptados por el jurado; ni tampoco se informa sobre el acta y fecha en que se falló el premio.

El Presidente de esta Fundación, Sr. Rafael Ibáñez García, debería saber que, legalmente, aunque no recepcione el burofax remitido (no lo ha recogido en el primer intento de reparto), no le exime de su conocimiento, pues "un Burofax no entregado por ser rehusado o no retirado no implica una acreditación de falta de conocimiento por parte del destinatario , sino que por el contrario prueban la voluntad renuente del mismo a recoger la documentación correspondiente y ser notificado." (mudojuridico.info)

Con toda probabilidad, no me hubiese llamado la atención este asunto tan irregular, si no fuese porque el premio concedido al Sr. José María Hermoso se titule "Aproximación histórica a la Fundación Francisco de Paula Rodríguez". Los que me siguen saben que desde el pasado mes de julio estoy publicando una investigación de muchos años sobre Francisco de Paula Rodríguez y su legado, del que ya he publicado cuatro capítulos de cinco. El último lo estoy finalizando en estos días.

Esta coincidencia temática me hace temer que mi trabajo, en especial el último capítulo, donde trato más a fondo la historia de la Fundación Francisco de Paula Rodríguez que gestionó su legado, pueda quedar "fusilado" con el estudio premiado, aún más cuando tuve la oportunidad de comentar con el Sr. Hermoso el tema, en un comentario que me dejó en mi blog en el mes de julio, cuando publiqué la colección artística de Francisco de Paula Rodríguez. Dejo el comentario en foto. Ojalá me equivoque y su trabajo sea originalísimo, pues cuando se trabaja duro un tema durante más de veinte años, duele mucho este tipo de "coincidencias".

Me produce una gran tristeza que en una entidad, como esta Fundación, que ha ganado un gran prestigio en los últimos años, se produzcan estos presuntos amaños y enjuagues, que manchan y denigran su imagen pública.

Aunque sé que no va a servir para nada, porque entre primos anda el juego, y que el trabajo se va a publicar de cualquier modo, he impugnado porque ya está bien de sinvergonzonerías en este tipo de premios, casi siempre otorgados de antemano. Y no lo digo por mi, que a pocos premios me voy a presentar ya, sino porque se juega con los investigadores jóvenes que ponen toda su ilusión y sus recursos en presentarse a estos paripés.

Se ha anunciado la entrega del Premio para el próximo jueves de una manera un tanto encubierta (véanse carteles) y apresurada, entremetido con calzador en el acto de una conferencia. No me extraña. En esa Fundación andarán avergonzados, no tanto los que conocían el supuesto amaño, sino sobre todo los que no lo conocían.


👉 Más información: "Algunas preguntas para la "Fundación Hermandad de la Santa Caridad" de Sanlúcar de Barrameda, sobre el II Premio de Investigación "Francisco de Fuentes".



Dos carteles publicados en el día 19 de enero de 2024, en la página de Facebook de la Fundación, casi al mismo tiempo, siendo sustituido de inmediato el primero por el segundo.


Comentario dejado por el Sr. Hermoso en mi blog, en agosto de 2003, cuando publiqué el primer artículo (en julio) sobre la colección artística de Francisco de Paula Rodríguez. Desconocía completamente el tema del que me hablaba el Sr. Hermoso.




Actualización 26 de enero de 2024

Ayer, día 25 de enero, se entregaron el premio y accésit del impugnado Premio "Francisco de Fuentes". 

Tras conocerse al Jurado, sin más detalles, cabe ampliar la impugnación por INCUMPLIR también la BASE QUINTA de la convocatoria, en la que se dice que el jurado estará compuesto "por entre 3 y 5 profesores y expertos en la materia sobre la que versa el Premio" y "la composición del jurado se determinará en función de los trabajos presentados". Pues bien, se incumple esta base porque ningún miembro de ese jurado es experto en fundaciones benéficas del siglo XIX, ni en Sociedades Económicas de Amigos del país, que son los temas premiados. Estos miembros han sido Fernando Cruz Isidoro, Lilianne Dahlmann, Antonio Moreno Ollero, José María Vidal Vargas y Aurora Ortega López, Para comprobarlo, sólo hay que mirar sus obras en internet.






miércoles, 17 de enero de 2024

Algunas preguntas para la "Fundación Hermandad de la Santa Caridad" de Sanlúcar de Barrameda, sobre el II Premio de Investigación "Francisco de Fuentes".

Opinión Premio "Francisco de Fuentes" (I)


Ana Gómez Díaz-Franzón

Dra. Historia del Arte


El pasado día 12 de enero de 2024, la Fundación Hermandad de la Santa Caridad ha emitido una sucinta "nota de prensa" en la que da a conocer el trabajo ganador de esta edición y un accésit concedido; y felicita a los autores.

Ante esta exigua nota, convendría que esta Fundación informara con mayor exactitud sobre diversos aspectos de esta convocatoria, que se omiten, siendo normal notificar sobre ellos en cualquier Premio que se precie de serlo, para ofrecer una mejor información a la ciudadanía, en general, y a los investigadores, en particular, que se hayan presentado a este galardón o piensen hacerlo en un futuro. Esta transparencia es aún más necesaria si se tiene en cuenta que este Premio está sufragado con una subvención de la Diputación de Cádiz y, al ser dinero público, todo debería hacerse con luz y taquígrafo. Así, caben las siguientes preguntas:

¿Cuáles han sido los miembros del Jurado, expertos "de reconocido prestigio" en los temas premiados, seleccionados según los temas presentados?

¿Cuántos trabajos de investigación han concurrido al certamen?

¿Cuáles han sido los criterios de selección de los trabajos premiados?

¿Cuál ha sido el acta del fallo del premio, informándose de la fecha y hora de la reunión?

¿Por qué han tardado más de un mes en fallar el premio y hacerlo público, vulnerando sus propias bases del concurso, en concreto la base Sexta, en la que se dice que "El fallo se hará público en el plazo máximo de 2 meses desde la conclusión del plazo de entrega de trabajos", habiendo finalizado este plazo de entrega el 5 de octubre de 2023, por lo que tendría que haberse fallado y hecho público el día 5 de diciembre de 2023? Este punto, ente otros, podría ser motivo de impugnación del Premio.

¿Por qué esta escueta "nota de prensa" no se ha distribuido a los medios de comunicación provinciales y nacionales, tal como se hizo con sus bases?

¿Qué garantías ofrecen a la ciudadanía de que el contenido del trabajo premiado vaya a ser el publicado, ya que al autor premiado se le otorgan "dos meses" para que prepare su edición, desde la comunicación del fallo del jurado (Base Séptima)? ¿Se podrían producir cambios en el texto original premiado respecto al texto publicado?

Sería de agradecer que esta Fundación despejase estos interrogantes, cuyas respuestas tendrían que haberse incluido en la nota de prensa emitida, en favor de la calidad, transparencia y credibilidad de este joven Premio y de una entidad con tanta solera como es la Hermandad de la Santa Caridad de Sanlúcar.

De no ser respondidas, recaerían sobre este Premio varias sombras de duda y sospecha que, sin duda, mancharán la buena imagen pública de esta Fundación.

Todo esto con independencia de que en el tríptico de las Bases debería haberse puesto 2023 y no 2022; así como de la calidad de los trabajos premiados, de los que podremos opinar cuando se publiquen.

A ver, que Sanlúcar de Barrameda es "Ciudad" desde el siglo XVI.


Más información en Impugnado el II Premio "Francisco de Fuentes" de Sanlúcar de Barrameda, por incumplir sus bases e infringir la Ley de Subvenciones.










lunes, 1 de enero de 2024

Las bibliotecas de Francisco de Paula Rodríguez (1811), Seminario Conciliar de San Francisco Javier (1831-1842), e Instituto de Segunda Enseñanza (1842-1847), en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz).


Ana Gómez Díaz-Franzón 

Dra. Historia del Arte

 
Este artículo se puede descargar en pdf en Academia.edu 



Utopía
, de Tomás Moro (1516). Un ejemplar de esta obra se hallaba en la biblioteca de Francisco de Paula Rodríguez. (Wikimedia Commos).

 

Resumen: Para la realización de este estudio se han analizado dos inventarios de bienes: el correspondiente al recuento post mortem del hacendado Francisco de Paula Rodríguez, realizado entre 1811 y 1814, donde se cuantificaron y valoraron, respectivamente, los libros de su biblioteca personal. Por otro lado, en el inventario de 1847, realizado con motivo de la entrega de los bienes de la Fundación Francisco de Paula Rodríguez al Arzobispado de Sevilla por R. O., se registró la biblioteca del Seminario Conciliar de San Francisco Javier (1831-1942), y del Instituto de Segunda Enseñanza (1842-1847), establecidos en Sanlúcar de Barrameda con el legado de Francisco de Paula Rodríguez.

Palabras clave: Bibliotecas privadas; bibliotecas eclesiásticas institucionales, Seminario Conciliar de Sevilla en Sanlúcar; historia de las mentalidades; burguesía comercial y funcionarial; docencia eclesiástica, Sanlúcar de Barrameda, siglo XIX.



Retrato de Francisco de Paula Rodríguez. Publicado por Juan Carlos Losada en grupo "Sanlúcar para el recuerdo" (Facebook) y Blog “Sevilla, arte y tronío” (4-10-2022). Fotocopia digitalizada de fotografía original publicada en un libro sobre el Seminario aún no identificado. Pintura original al óleo en paradero desconocido.

Francisco de Paula Rodríguez y Rodríguez-Bejarano (1755-1811), natural de Sevilla, ocupó el cargo de Guarda-Almacén de Artillería en Cartagena (Murcia); fue Tesorero General del Consejo de la Real Hacienda, e Intendente General de Provincia de primera clase con carácter honorífico, entre otros cargos. Este caballero de la Orden de Carlos III se avecindó en Sanlúcar de Barrameda hacia 1800, donde llegó a ser uno de sus principales hacendados y en cuya ciudad fallecería en 1811. Dejó un importante legado destinado a la creación de un colegio en Sanlúcar para la educación de los jóvenes. Con este legado se fundó en la ciudad el primer Seminario Conciliar del Arzobispado de Sevilla (1831-1842) y un Instituto de Segunda Enseñanza (1842-1847), entre otras entidades educativas.

La biblioteca de Francisco de Paula Rodríguez se incluye en los “bienes de confort” del inventario de bienes post mortem, elaborado entre 1811 y 1814. Otras partidas de este inventario, como la colección artística, el ajuar doméstico, y las bodegas y vinos, ya se han publicado en otros artículos.[1]

El análisis y catalogación de la biblioteca privada de Francisco de Paula Rodríguez nos permite conocer su pensamiento, sus gustos literarios, los temas que más podían interesarle por sus múltiples facetas profesionales y aficiones, así como integrarla en la más amplia esfera de las bibliotecas y lecturas propias de las élites oligárquicas de la provincia de Cádiz, durante las últimas décadas del siglo XVIII y primeras décadas del XIX, cuando el Antiguo Régimen tocaba a su fin y algunas ideas ilustradas se propagaban en España.

En la biblioteca de Francisco de Paula Rodríguez, de tamaño medio, se contabiliza un centenar de títulos y algo más de trescientos volúmenes. Fue inventariada en 1811 y valorada en 1814 por Francisco Sales del Castillo, conocido impresor de Sanlúcar de Barrameda.

La publicación de este inventario, junto a otros ya estudiados para otras ciudades, contribuye al mejor conocimiento de la mentalidad y los hábitos de lectura de la burguesía (comercial y funcionarial) y aristocracia de la época, así como acceder a los temas preferentes que se hallaban en estas bibliotecas privadas de la provincia de Cádiz, entre finales del siglo XVIII y principios del XIX. En Andalucía se hicieron pocos inventarios de bibliotecas particulares y otros no se han conservado[2]. Por ejemplo, en las ciudades de Cádiz[3] y Jerez de la Frontera[4] apenas existe documentación al respecto y son muy pocos los inventarios de librerías conservados[5]. En otros casos, en los inventarios sólo se anota el número total de libros (tomos o volúmenes) que poseía el fallecido, sin desglosarse por títulos o autores[6]. De momento, este inventario de Francisco de Paula Rodríguez es el único que se da a conocer para la ciudad de Sanlúcar de Barrameda, donde aún no se han publicado otros estudios sobre las bibliotecas privadas. Esta ciudad, además, cuenta con el agravante de la pérdida de su archivo de protocolos[7], lo cual dificulta aún más el hallazgo de este tipo de documentación.

Entre los estudios sobre bibliotecas privadas, realizados para la Baja Andalucía, predominan los referidos a miembros del estamento eclesiástico[8], donde prevalecen los libros de temas religiosos, siendo muy exiguos los trabajos sobre bibliotecas privadas de carácter laico. Varias publicaciones, tanto en España[9] como en Andalucía, se han ocupado de algunas bibliotecas privadas de los siglos XVI y XVII[10]. Para los siglos XVIII y XIX se cuenta con algunas investigaciones, que son las que más pueden interesar a este estudio.

De gran utilidad, para la elaboración de este trabajo, han sido los estudios de Juan Antonio Moreno Arana sobre dos inventarios de bibliotecas privadas en Jerez de la Frontera, correspondientes a la segunda mitad del siglo XVIII. Son los referidos a Manuel del Calvario Ponce de León y Zurita, regidor de Jerez de la Frontera (1794), y Antonio Cabezas de Aranda y Guzmán, I Marqués de Montana (1785)[11]. En especial, este último trabajo ha resultado de mayor interés por el alto nivel de coincidencias halladas entre las bibliotecas de este jerezano y la librería de Francisco de Paula Rodríguez, así como en el perfil humano y profesional de sus propietarios.

Se incluye en este estudio la biblioteca del primer Seminario Conciliar del Arzobispado de Sevilla, establecido en Sanlúcar, entre 1831 y 1842, en la misma casa donde vivió Francisco de Paula Rodríguez en la calle Caballeros (actual zona principal del Palacio Municipal) y la casa aledaña, que fue financiado con su legado. Se trata de una biblioteca muy diferente a la anterior, que fue inventariada, sin valoración, en 1847, con motivo de la entrega de los bienes del legado de Rodríguez al Arzobispado de Sevilla por Real Orden de 23 de noviembre de 1846. Y, aunque en 1855, se mandó al Arzobispado devolver los bienes a la Fundación de Sanlúcar, todo parece indicar que estas bibliotecas, entre otros bienes, no se reintegraron a la Fundación, pudiendo haberse quedado, en principio, en la nueva sede del Seminario, reubicado en el edificio Maese Rodrigo, en la Puerta de Jerez de Sevilla, y más tarde en el palacio de San Telmo.

De carácter institucional eclesiástico y docente, esta biblioteca contaba con 903 títulos y 1.374 volúmenes. En su gran mayoría, los contenidos eran de temática religiosa. Cabría suponer que parte de esta librería también sería utilizada para la formación de los estudiantes del Instituto de Segunda Enseñanza (1842-1847), establecido en el mismo lugar tras la marcha del Seminario a Sevilla. Asimismo, parece advertirse, por sus específicos contenidos temáticos, que un grupo de títulos de esta biblioteca podrían haber pertenecido a la, ya extinta por aquellas fechas, Sociedad Económica de Amigos del País de Sanlúcar.

 

1. Biblioteca de Francisco de Paula Rodríguez.[12]

La biblioteca de Francisco de Paula Rodríguez constaba de 99 títulos y 310 volúmenes, que la sitúan como una librería de tamaño mediano-bajo. De carácter ecléctico, destaca por su diversidad temática, hallándose libros de historia, religión, literatura, educación, economía, comercio o filosofía, entre otros asuntos.

Se trata de una biblioteca de selección personal, creada por Francisco de Paula Rodríguez según sus intereses espirituales y predilecciones literarias, sin que parezcan hallarse aportes hereditarios o afán de exhibicionismo social. El carácter ilustrado de varias obras podría deberse a sus inquietudes personales, así como a la influencia que Rodríguez pudo recibir durante su estancia en la Corte como Tesorero del Real Consejo de Hacienda, durante los años anteriores a su llegada a Sanlúcar, de lo que se derivaría también su pertenencia a la sanluqueña Sociedad Económica de Amigos del País, cuyo grupúsculo social, de talante ilustrado, fomentó la agricultura, la industria y el comercio en la ciudad, entre otros importantes logros impulsados por Manuel Godoy. Por otro lado, la vinculación a tierras murcianas de algún título parece provenir de su estancia en Cartagena (Murcia), durante el ejercicio de sus funciones militares.

Tras el fallecimiento de Francisco de Paula Rodríguez, se inventariaron los libros existentes en la biblioteca el 20 de junio de 1811, en cuya fecha aparece firmado por su viuda, Joaquina Sánchez, y los albaceas.[13] Tres años después, en 1814, se llevó a cabo la valoración de esta biblioteca, tarea que había quedado pendiente en 1811, cuando se elaboró el inventario general de bienes. La tasación corrió a cargo de Francisco Sales del Castillo, reconocido impresor en Sanlúcar, que fue nombrado por los albaceas testamentarios, aceptando éste el nombramiento como perito tasador de los libros, y procediendo a su valoración el día 11 de julio de 1814.[14] Sales del Castillo fue un impresor muy activo en Sanlúcar durante las primeras décadas del siglo XIX.[15]

La biblioteca fue valorada en 2.903 reales de vellón, cuya cifra se sitúa en la media de tasación de las bibliotecas jerezanas y sevillanas de la época[16]. Esta cantidad suponía un exiguo 0,05% respecto al capital global de activos de Francisco de Paula Rodríguez (5.211.001 reales), cuyos “bienes de confort”, en 1811, se valoraron en 120.215 reales, sin incluir la biblioteca. Tanto la valoración de la biblioteca, como su porcentaje respecto a la fortuna de Rodríguez, se aproximan a los datos referidos al jerezano Antonio Cabezas de Aranda, I marqués de Montana, militar, productor vitivinícola, ganadero y Fiscal Perpetuo de la Justicia de Jerez.[17]

Las coincidencias entre las personalidades y las bibliotecas de Francisco de Paula Rodríguez y el marqués de Montana quedan también plasmadas en algunas de sus facetas profesionales y sociales. Ambos se dedicaron a la vida militar, la vitivinicultura y el comercio; ostentaron cargos públicos; pertenecieron a las élites oligárquicas de Jerez y Sanlúcar; poseían el mismo nivel de fortuna, que superaba los cinco millones de reales; fallecieron casi a la misma edad sin descendencia; y los dos destinaron legados para fines educativos y benéficos[18]. Ambas bibliotecas presentan prácticamente el mismo número de obras: 97 y 99 títulos, respectivamente, coincidiendo algunos títulos, si bien ofrecen claras diferencias temáticas. Mientras que el total de volúmenes en la biblioteca de Rodríguez asciende a 310 tomos, la de Cabezas de Aranda alcanza los 214.[19]