Desde el templo del Lucero: Iconografía de Sanlúcar
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martes, 1 de noviembre de 2011

Ilustración gráfica en Sanlúcar de Barrameda (1900-1935) Carteles, programas y guías del verano

Artículo publicado en Sanlúcar de Barrameda, nº 33. Sanlúcar, Santa Teresa, Industrias Gráficas, 1997.
Puede consultarse en PDF, tal como se editó en Academia.edu


 
Cartel Fiestas Veraniegas de Sanlúcar, 1927. Fragmento.
 
Al emprender el análisis del origen y evolución de la ilustración gráfica en Sanlúcar nos encontramos con dos considerables limitaciones: el escaso número de obras conservadas y su dispersión entre diferentes archivos y coleccionistas. Tales circunstancias dificultan la reagrupación de estas muestras de cara a posibilitar su estudio. No obstante, intentaremos aproximarnos a esta realidad estética sanluqueña a través de las piezas localizadas hasta el momento.
 
La falta de conservación de estos productos artísticos se debe primordialmente al carácter efímero de su mensaje, pues lo habitual era desechar estos carteles y programas tras haber cumplido su principal función informativa de anunciar los festejos cada temporada veraniega. También ha influido en su desaparición la escasa valoración que se ha otorgado a las artes gráficas, consideradas durante décadas como una especialidad artística de segundo orden en base a su carácter múltiple. Afortunadamente, esta concepción ha cambiado en los últimos años, reconociéndose hoy el valor estético y de documento histórico que poseen estas "publicaciones menores"[1], así como la importante función social[2] que cumplieron en sus orígenes como principales vehículos en la difusión y democratización de las formas artísticas.
 
Cuando hacia 1890 se generaliza en España la aplicación al cartel de la cromolitografía[3] --que permitía imprimir y seriar un original de gran tamaño en varios colores--, este procedimiento, unido a las incipientes técnicas publicitarias, encuentran en Sanlúcar un ambiente muy propicio para su incorporación. La ciudad experimentaba una fase de alza económica motivada por el auge que adquirieron dos de sus tradicionales recursos: la playa, como generadora de la moderna industria turística; y la actividad vitivinícola. Por tanto, la ilustración gráfica hace una temprana aparición en Sanlúcar estando determinada por la promoción publicitaria de estos productos: estación veraniega y vinos.
 
Gran parte de los mensajes publicitarios utilizados para difundir estos recursos se sirvieron, como medio de expresión, de la ilustración gráfica sobre el soporte del papel impreso, distinguiéndose algunas variantes según la función y especificidad de los productos editados: cartelería (en sus tres vertientes de cartel festivo, taurino y comercial); portadas de los programas de mano de las fiestas; portadas de las guías turísticas; y etiquetado vinatero.
 
Por cuestiones de espacio, en esta ocasión nos ocuparemos exclusivamente de la producción gráfica de carácter festivo-veraniego, tanto institucional como privada, dejando para otro momento el análisis de la ilustración comercial propiamente vinatera. Nos centraremos en el primer tercio del siglo XX (1900-1935) por pertenecer al año 1900 el primer cartel festivo localizado de Sanlúcar, marcando esta pieza el inicio del período; y porque la guerra civil truncará la línea de continuidad y homogeneidad estética que venía caracterizando a la producción gráfica sanluqueña hasta 1935. Tras el conflicto bélico se produce un empobrecimiento general de las artes gráficas, que se verán parcialmente revitalizadas en la década de los años cuarenta, pero ya con unos códigos formales e iconográficos diferentes.
 
El análisis de los componentes que articulan los mensajes publicitarios, implícitos en estas ediciones ilustradas de Sanlúcar, así como el estudio de las condiciones sociohistóricas que los produjeron y las características del grupo destinatario, nos ayudarán a completar la configuración socioeconómica y cultural de la ciudad durante el primer tercio de nuestro siglo. A través de esta obra gráfica podemos conocer desde los intereses políticos y económicos del Ayuntamiento y editores, como principales emisores de estos mensajes veraniegos, hasta las tendencias estéticas y publicitarias vigentes en la época. También asistimos al proceso de formalización y transmisión al exterior de una significativa imagen de Sanlúcar que, por más, fueron las primeras representaciones en color de la ciudad.

En la etapa de entresiglos Sanlúcar se había consolidado como un importante centro veraniego del sur de España, fenómeno que se inicia con la instalación de los duques de Montpensier en la ciudad (1850) para pasar las temporadas estivales[4]. Esta circunstancia originó la atracción a las playas sanluqueñas de un nutrido grupo de veraneantes pertenecientes a la nobleza y burguesía sevillana, jerezana, cordobesa y madrileña, que concurren cada verano para tomar los baños de mar con fines terapéuticos. Será este veraneante el principal receptor y consumidor de los primeros productos ilustrados de Sanlúcar.