Desde el templo del Lucero

domingo, 15 de diciembre de 2019

Bodegas Argudo e industria maderera (Jerez de la Frontera), a través de la prensa y la publicidad



Bodegas Argudo en 1894. 



Ana Gómez Díaz-Franzón
Dra. Historia del Arte

Nota de la autora. Esta investigación fue realizada en 2014 por encargo de una persona, sin relación con la familia Argudo, que no quiso cumplir con el presupuesto pactado, por lo que el trabajo no fue entregado. Ya está bien de que nos traten a los historiadores como jarrones chinos de Juegos Florales con regateo incluido. Es necesario dignificar esta profesión. Lo publico ahora para aquéllos a quienes pueda interesar.


Tres generaciones de la familia Argudo de Jerez de la Frontera mantuvieron en activo las Bodegas Argudo, que está documentada desde el último tercio del siglo XIX. Esta bodega jugó un destacado papel en la industria del vino, aguardientes y licores, propia del Marco de Jerez, y sobresalió especialmente en la fabricación de coñac o brandy. Así, durante más de setenta años la familia Argudo estará presente en el sector industrial y en el tejido empresarial de Jerez de la Frontera, formando parte de su historia productiva.
Desde sus inicios esta empresa también se dedicó a la comercialización e industria de la madera, además de otras actividades empresariales, distinguiéndose por una singular diversificación de los negocios. La producción de vinos y coñac se encuentra documentada hasta finales de los años 40, mientras que la industria de la madera se mantendrá en la familia, al menos, hasta finales de los años 60 del siglo XX.


El fundador de la empresa, el jerezano Sebastián Argudo y Guijarro (Jerez de la Frontera, 1837-1910) destacó por ser un sobresaliente emprendedor, tenaz y polifacético hombre de negocios, que hacia 1868 contrajo matrimonio con la también jerezana Josefa Flores Guillén, de cuya pareja nacieron sus hijos José, Joaquín y Rosario Argudo Flores[1], continuando los dos primeros con las actividades empresariales de la familia.
A la diversidad de las actividades económicas de Sebastián Argudo se refiere Mariano de Mazas en 1894, en el capítulo dedicado a la provincia de Cádiz en la obra España en fin de siglo:
“Desde muy niño mostró afición arraigadísima al trabajo, y muy joven empezó a trabajar en los negocios que hoy le ocupan. Es infatigable y atiende personalmente infinidad de asuntos completamente distintos.
Es cosechero y almacenista de vinos, tiene una espléndida fábrica de aguardientes cognacs, trafica en maderas y carbón mineral y preside, como llevamos dicho, todos sus negocios, por lo que tiene adquirida sólida fama de trabajador inteligente e infatigable”. [2]
Las características  y evolución de estas dos principales actividades económicas de la familia Argudo, la producción de vinos  coñac y la maderera, se pueden rastrear a través de los anuarios industriales y empresariales, así como por las etiquetas de vinos y coñacs y demás material publicitario de esta empresa.
La bodega de Sebastián Argudo y Guijarro fue fundada en 1886 en Jerez de la Frontera, según se desprende de la fecha inserta en el propio logotipo de la casa, reproducido en algunas etiquetas y anuncios publicitarios, así como por la referencia que se hace en algunos artículos de prensa[3], si bien el edificio, que sirvió como bodega y fábrica de la familia Argudo, se construyó con anterioridad, en 1873, por el arquitecto José Esteve López[4], situado en la calle Circo.
Esta fábrica-bodega se levantó durante la expansión urbana, de carácter industrial, que se produjo en los terrenos adyacentes a la plaza de toros durante el último tercio del siglo XIX. Aunque ya se habían edificado algunas bodegas en esta zona con anterioridad, será a partir de la aprobación de las alineaciones y demarcación de solares liberados, en 1870, para edificar en la calle Circo, cuando proliferó la actividad constructiva en estos terrenos.[5]
Un antiguo grabado, publicado en el libro citado, España en fin de siglo (1894), nos muestra la espaciosa fábrica-bodega de Sebastián Argudo en plena producción, con la chimenea humeante, el trabajadero y el tren bodeguero, que recorría las principales bodegas de la ciudad, donde se embarcaban los vinos y aguardientes para su comercialización, el cual terminaba enlazando con la línea general del ferrocarril. (Ver ilustración inicial).


Las trazas del amplio edificio se corresponden con el proyecto de bodega presentado en 1873 por José Esteve en el Ayuntamiento para su aprobación[6]. Fue edificada con muros de sillares pétreos y recercados en puertas, ventanas y arcos decorativos en las fachadas. 



Aunque el interior de la bodega ha sido vaciado, aún se conservan los muros de su amplia fachada hacia la calle Circo, pudiéndose observar en dos sectores principales cuatro tondos pétreos, que contienen las iniciales y siglas de la empresa; “S  / A / Y / Hno.”, correspondientes a la razón social “Sebastián Argudo y Hno.”, en referencia a Sebastián y su hermano Francisco Argudo. Con posterioridad este edificio pasó a manos de la empresa Duque & Cº, “Sucesores de J. M. Argudo Rivero". Actualmente la antigua fábrica-bodega se encuentra vaciada en su interior, conservándose sólo los muros de fachadas.
Este edificio funcionó como centro de operaciones para todas las actividades comerciales e industriales emprendidas por el enérgico empresario Sebastián Argudo, como la elaboración de vinos, fabricación de coñac, almacenaje y aserradero de maderas, transportes, comercialización de combustibles minerales y de granos al por mayor, etc. Por otra parte, las oficinas administrativas o escritorio siempre estuvieron en el centro de Jerez, en la calle Larga, 52 –más tarde denominada calle Duque de Almodóvar y hoy de nuevo calle Larga-, que también era la residencia familiar, donde permanecerían al menos hasta los años 50 del siglo XX.
Las actividades relacionadas con el sector de la madera también se iniciaron en la década de los años 70 del siglo XIX, como se constata en algunas facturas localizadas de estas fechas. Por ejemplo, en la cabecera de una factura emitida a José Mª Pan, en 1879, se consigna “Almacén de maderas y clavazón“, que por entonces era propiedad de “Sebastián Argudo y Hno.”. La empresa ya tenía su sede administrativa en la calle Larga, nº 52.[7]
Además de la anterior, se han hallado otras facturas y cartas comerciales de la casa Argudo, que están fechadas en 1898, 1910, 1913 y 1929, entre otras (todocolección.net). En su mayoría están dirigidas a la bodega jerezana “Gutiérrez Hermanos” a la que Argudo abastecía de cajas para envasar las botellas, entre otros productos[8].


También existe otra carta de 1906 remitida al Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda por Sebastián Argudo[9] en referencia a la solicitud de vinos realizada por la Alcaldía de Sanlúcar para la "Exposición Vinícola" celebrada aquel año en la ciudad vecina. El bodeguero manifiesta que no podía enviar el donativo que se le pedía porque "mi negocio no es el de la exportación, sino únicamente almacenado al no ser exportador de vinos, para el que como Ud. comprende no es necesaria la propaganda". 

jueves, 20 de diciembre de 2018

Publicada la 4ª edición de la Guía Histórico-Artística de Sanlúcar de Barrameda



Recientemente ha sido publicada la 4ª edición de la Guía Histórico-artística de Sanlúcar de Barrameda, obra de la historiadora Ana Gómez Díaz-Franzón, que ha sido reeditada por la Asociación Sanluqueña de Encuentros con la Historia y el Arte (ASEHA), actualmente presidida por José Romero Tallafigo, quien también ha coordinado la edición. En esta ocasión la publicación ha estado patrocinada por las librerías Códice y Fórum Libros. Los contenidos de la nueva guía han sido revisados y actualizados por su autora. La cubierta es obra de la diseñadora Mariqui Romero y el interior se ha enriquecido con nuevas fotografías de diversos autores.

Esta Guía, cuya primera edición vio la luz en 1993, se encuentra estructurada en tres itinerarios o paseos, por los que el visitante puede recorrer la Sanlúcar Señorial (Barrio Alto), una Sanlúcar Americana (Barrio Bajo), y otra Sanlúcar Modernista y Regionalista (zona costera). El rico Patrimonio Histórico y Cultural de la ciudad es descrito en varios niveles de comprensión: desde una lectura fácil a través de los pies de foto hasta otra más erudita siguiendo los recuadros, pasando por una amena lectura lineal, que hacen accesible esta guía a cualquier lector.

Según José Romero Tallafigo, en palabras recogidas en el prólogo de este libro, “Por la banda de la playa de Sanlúcar de Barrameda, por su célebre y sonada barra, pasaron fenicios, griegos, tartesios, romanos, godos, vikingos, árabes, y las naos de Ramón Bonifaz que le dieron Sevilla al rey Fernando III. Luego vinieron los Guzmanes, e Isabel la Católica conoció el mar desde la torre del Homenaje del castillo de Santiago. Comerciantes genoveses, bretones, irlandeses y flamencos traficaron en ella encajes, brocados, telas, vinos y todo el lujo de Europa. Las Indias y el almirante Colón transformaron nuestro paisaje y Sanlúcar se extendió por el barrio bajo y se colmó de iglesias, conventos, ermitas, casonas con miradores y casas palacios de nuevos ricos. La nao Victoria, con Elcano a bordo y cargada de especias del otro hemisferio, estuvo anclada en Bonanza, con el descanso merecido de una gran epopeya. El siglo del Romanticismo nos trajo la Calzada y su kiosco para la banda de música, las grandes bodegas de manzanilla, las carreras de caballos, los Montpensier, Cecilia Böhl de Faber, Antoine de Latour, Alejandro Dumas y la Avenida de los hotelitos modernistas de Aníbal González y otros.”

Todos escribieron un relato y todos dejaron una huella y paisaje peculiar en el espléndido callejero de Sanlúcar. Todos los rincones, revueltas, cuestas, carriles y fachadas tienen su misterio y encanto histórico. Esta Guía histórico artística de Sanlúcar, con la prosa clara, curiosa y rica de Ana Gómez Díaz-Franzón, es la llave mágica para descubrir todos los secretos de nuestro pasado. La lectura de sus páginas genera amor y encuentro con la historia y el arte de nuestra ciudad que es el empeño fundacional de esta Asociación. Y, como escribiera Manuel Díaz Prieto en la tercera edición, “esta guía es de una enorme utilidad para cualquier tipo de lector que quiera escudriñar en el pasado de la ciudad y en sus fundamentales facetas señorial, americana, modernista y regionalista espléndidamente explicadas por su autora”.

Desde ASEHA confían en que esta obra llegue a los sanluqueños que aún no la tienen, así cómo a los visitantes que año tras año quedan prendados de la inefable belleza de Sanlúcar.




jueves, 12 de abril de 2018

León de Argüeso y Argüeso (1801-1880), origen de las bodegas “Herederos de Argüeso” y “Manuel de Argüeso” en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz)


Retrato de León de Argüeso (Col. particular)




















Texto publicado originalmente en el libro Nueve bodegueros del Marco de Jerez, de varios autores (Ramos Santana y Maldonado Rosso, eds.). Ed. Quorum, 2010.

1. De Arija a Sanlúcar de Barrameda. Contexto socio-histórico.
2. León de Argüeso, bodeguero de origen montañés.
3. Actividades empresariales. Desarrollo y diversificación.
4. La empresa vinatera.
5. Los herederos de León de Argüeso fundan dos empresas vinateras.
Anexo I. Estructura de capital de León Argüeso y Argüeso (1880).
Anexo II. Inventario. Géneros del almacén (1880).
Anexo III. Empresa vinatera de León de Argüeso (1880). Estructura de capital.
Anexo IV. Existencias  en Bodegas de León de Argüeso  (1880)


      Ana Gómez Díaz-Franzón
Dra. Historia del Arte

Las diversas actividades económicas desarrolladas por León de Argüeso en Sanlúcar de Barrameda, durante las décadas centrales del siglo XIX, darán lugar a la creación de dos destacadas empresas vinateras del Marco de Jerez: “Herederos de Argüeso” y “Manuel de Argüeso”. León de Argüeso, responde al prototipo de montañés emigrado a tierras gaditanas que logró una gran prosperidad económica. Oriundo de Arija (Burgos), Argüeso inició su andadura empresarial en Sanlúcar con la instalación de una primera tienda de comestibles en 1831, introduciéndose pronto en el sector vitivinícola mediante la compra de varias viñas y bodegas. La consolidación de sus diversas actividades mercantiles y financieras proporcionaron una notable fortuna al empresario burgalés, de forma que al fallecer, en 1880, había dejado sentadas unas sólidas bases para la plena consolidación de dos empresas bodegueras creadas por sus herederos. El presente trabajo está basado principalmente en la documentación contenida en la testamentaría de León de Argüeso.

1. De Arija a Sanlúcar de Barrameda. Contexto socio-histórico.

Arija (Burgos). Foto: web Secretos de Merindad.

León de Argüeso y Argüeso nació el 20 de febrero de 1801 en la localidad de Arija (Burgos). Era el tercer hijo y el segundo varón de los seis habidos en el matrimonio de Manuel de Argüeso Álvarez con Isabel de Argüeso Gutiérrez, ambos vecinos de Arija, apareciendo los miembros de esta familia en un Padrón de 1801 como “hijosdalgos notorios”[1].  León de Argüeso fallecerá en Sanlúcar de Barrameda el 28 de enero de 1880 sin descendientes directos por haber permanecido soltero, de manera que todos sus bienes fueron heredados por tres sobrinos llegados de la Montaña.
El apellido toponímico “Argüeso” proviene del poblado del mismo nombre situado en el municipio Hermandad de Campóo de Suso (Cantabria). A finales del siglo XVI Fernando de Argüeso, natural del antiguo Concejo Mayor de Valdearroyo, perteneciente a Campoo de Yuso (Cantabria), pasó a Arija (Burgos), que entonces pertenecía al señorío del Marqués de Aguilar y Conde de Castañeda, donde en 1657 se constituyó el primer mayorazgo en Juan de Argüeso, el Mozo. Varios miembros de esta rama familiar obtuvieron provisión de hidalguía[2].

viernes, 2 de marzo de 2018

Publicada la 2ª edición del libro "Imagen publicitaria del Marco de Jerez (1868-1936). Un retrato de la época." Vol. I. (2ª Ed.).




Recientemente ha sido publicado el primer volumen de La imagen publicitaria del Marco de Jerez (1868-1936). Un retrato de la época, de la historiadora Ana Gómez Díaz-Franzón.
Esta libro aborda, por primera vez, los inicios y desarrollo de la publicidad comercial en el Marco de Jerez (Cádiz), entre 1868 y 1936, que afecta principalmente a las ciudades de Jerez de la Frontera, Sanlúcar de Barrameda y El Puerto de Santa María. Esta comarca vitivinícola se incorporó en fechas tempranas al contexto general de la ilustración gráfica española con fines publicitarios, constituyéndose en uno de sus centros pioneros.
En este primer volumen se analizan los elementos que intervienen en el sistema de comunicación: los antiguos bodegueros como emisores; los distintos soportes  publicitarios utilizados; grupos destinatarios; tipos de mensajes; los productos -vinos, aguardientes y licores- y sus correspondencias iconográficas. El segundo capítulo trata sobre la elaboración de las piezas publicitarias; los talleres litográficos; ilustradores y agencias de publicidad; las primeras marcas del Marco de Jerez registradas en el Registro de la Propiedad Industrial; y algunas batallas surgidas en torno a ciertas marcas. El tercer capítulo se ocupa de los componentes y estructura formal del etiquetado. Este primer volumen se completa con más de seiscientas ilustraciones.
En los volúmenes II y III se profundiza en las diversas categorías iconográficas y unidades de análisis halladas en el conjunto publicitario estudiado. Una imagen del jerez que, en último término, reproduce la realidad social de su época.
A través de esta investigación, extracto de la tesis doctoral de la autora, se ha podido fechar la mayor parte de las marcas registradas durante el período establecido, aportándose nuevas noticias documentales sobre el tema.

La 1ª Edición, en formato papel, fue editada en Amazon Published (abril, 2018). (Agotado).

La 2ª Edición (septiembre, 2018), ISBN: 13-9788417435, 560 págs., está disponible, de momento en formato papel, en Libros.CC, Casa del Libro, etc. y librerías.


Índice del Volumen I


INTRODUCCIÓN.

1. UN SISTEMA DE COMUNICACIÓN EN SU CONTEXTO HISTÓRICO.
1.1. El sector empresarial bodeguero como agente emisor.
1.2. Los productos. Correspondencias iconográficas.
1.3. El mensaje publicitario.
1.4. Los destinatarios.
1.5. Canales de comunicación.
Anuncios en publicaciones periódicas.
Cartelería comercial.
Publicidad exterior urbana y rural.
Cerámica publicitaria.
Medios de transporte.
Publicidad efímera.
Otros soportes.

2. ELABORACIÓN Y REGISTRO DE LOS PRODUCTOS PUBLICITARIOS.
2.1. Talleres litográficos. Catálogos de venta y estandarización.
2.2. Fuentes de alimentación iconográfica. Ilustradores y diseñadores.
2.3. Las marcas de fábrica y el Registro de la Propiedad Industrial.
2.4. Primeras marcas registradas del Marco de Jerez.
2.5. Algunas batallas comerciales.

3. EL ETIQUETADO. ELEMENTOS Y ESTRUCTURA FORMAL.
3.1. Componentes plásticos.
3.2. Componentes textuales.
       Algunas curiosas marcas de composición textual.
3.3. Componentes figurativos.

Fuentes documentales e impresas.

Bibliografía. Volumen I.



viernes, 19 de mayo de 2017

José Eduardo Lagomazzini Franzón (1888-1942). Sacerdote y poeta sanluqueño.

Ana Gómez Díaz-Franzón
                         Historiadora
























Bella Reina, las manos agrietadas,
valen más que las manos enguantadas,
que venden a la Patria por dinero.

(José E. Lagomazzini Franzón: La ofrenda del campo, 25 de agosto de 1908).

José Eduardo Gregorio Lagomazzini Franzón nació en Sanlúcar de Barrameda el 12 de marzo de 1888. Fue bautizado en la iglesia mayor parroquial de Ntra. Sra. de la O por el sacerdote José María Arocha, con licencia del cura propio, Francisco Rubio. Actuaron como padrinos Eduardo Miquelli Botini y su tía Francisca Lagomazzini Mariscal. Fueron testigos del bautizo Manuel Asencio y José Arocha. José Eduardo fue confirmado el 14 de enero de 1894 en la parroquia auxiliar de San Nicolás por el Arzobispo de Sevilla, Marcelo Spínola y Maestre.[1]
Era hijo de José Lagomazzini Mariscal y Carmen Franzón Vicenti, naturales de Sanlúcar, aunque de orígenes genoveses. Su padre, de profesión hortelano, fue hijo de Felipe Lagomazzini Orcese, genovés afincado en Sanlúcar; y su madre, hija de Santiago Franzón Gilardón y Concepción Vicenti Botini. Éste último tuvo fábrica de fideos y almidón en Sanlúcar y era hijo, a su vez, del genovés Benito Franzón Bianchi. José Eduardo tuvo siete hermanos, que fallecieron sin descendencia. Éstos fueron Santiago (1879-1880); Concepción (1880-1923), soltera; María Clara (1883-1898), que falleció muy joven; Elena (Sor Guadalupe) (Sanlúcar, 1885-Jerez de la Frontera, 1969), religiosa dominica en el convento de Jerez de la Frontera; Eduarda (1890-1933), soltera; Miguel (1896-1920), soltero; y Teresa (Sanlúcar, 1893-Jerez de la Frontera, 1975), soltera, quien vivió con su hermano, el presbítero José E. Lagomazzini Franzón, hasta que murió, cuando marcho a vivir al convento de las dominicas de Jerez, donde estaba su hermana Elena. Sobre la genealogía e historia de la familia Franzón en Sanlúcar, se puede consultar en este blog  “Genealogía e historia de la familia Franzón de Sanlúcar de Barrameda”.
El padre de José Eduardo, José Lagomazzini Mariscal, falleció en 1918, a los 68 años de edad, en la “Huerta de En Medio”, también llamada popularmente “Huerta de Joselito”. Se le hizo funeral de la Hermandad del Carmen. Su madre, Carmen Franzón Vicenti, fallecería poco después, en 1921, a los 65 años de edad, en la misma huerta.[2]
De la toma de los Santos Sacramentos y el fallecimiento del padre del presbítero José E. Lagomazzini, dio buena cuenta El Correo de Cádiz, en su sección de noticias de Sanlúcar:
“Santos Sacramentos. A petición propia le han sido administrados los Santos Sacramentos al respetable señor padre del notabilísimo poeta D. José E. Lagomazzini Franzón, coadjutor de la parroquia de Santo Domingo”.[3]
“Necrología. Ayer por la mañana entregó su alma a Dios, fortalecido con todos los auxilios de nuestra sacrosanta religión, tras prolongada y penosa dolencia, sobrellevada con ejemplar resignación cristiana, el que fue muy respetable y anciano convecino el Sr. D. José Lagomazzini Domínguez [Mariscal] (q.a.g.g.), padre del virtuoso sacerdote y laureado poeta D. José Eduardo Lagomazzini Franzón, coadjutor de la parroquia de Santo Domingo. Reciba el hijo del finado y demás distinguida familia, nuestro más sentido pésame. El Corresponsal. (10-2-1918)”.[4]
Esta familia vivió siempre en las huertas existentes en el margen derecho de la actual calle San Francisco. En 1905 residían en calle San Francisco, nº 5, en la denominada “Huerta de En Medio”, que fuera propiedad del presbítero Miguel Franzón Vicenti, tío del padre Lagomazzini. Respecto a los avatares de esta huerta se puede consultar el correspondiente apartado en este artículo.



En los años 70 del siglo XX, sobre el solar de lo que había sido la “Huerta de En Medio”, lugar de residencia del presbítero José E. Lagomazzini Franzón, se construyeron bloques de viviendas y el Ayuntamiento rotuló una de las nuevas calles de esta urbanización con el nombre de “Padre Lagomazzini”, en honor de este sacerdote y poeta sanluqueño, tal como se conserva en nuestros días.

1908                                                   Col. J. M. Salas
Estudios elementales y eclesiásticos
José Eduardo Lagomazzini Franzón realizó sus primeros estudios en el colegio de los Padres Escolapios de Sanlúcar. Años después, siendo sacerdote y conocido poeta, dedicó unos versos a su antiguo colegio, con motivo de la celebración de lo los cincuenta años de la llegada de los escolapios a Sanlúcar:


DE OTRA EDAD
“Pequeño poema, evocación de mis tiempos de alumno en el colegio calasancio de Sanlúcar de Barrameda, dedicado a los Padres Escolapios de esta Ciudad, en las bodas de oro de la fundación de este centro docente.”
I
EL PATIO DE LAS PALMERAS
(ANOCHECER)
¡Qué placidez al contemplarte siento!
Lejos del mundo y su falaz mentira
tu augusta calma el trovador aspira.
Y tu ambiente de paz le infunde aliento.

El ocaso resbala manso y lento,
mi fatigado corazón respira,
y tus palmas parecen una lira
que tañe melodiosa el manso viento.

Yo aspire de tus flores la fragancia
en los ingenuos años de mi infancia,
en la risueña edad de mis quimeras...

Mi frente era más pura que el armiño,
y en mi sereno corazón de niño
más alta era mi fe que tus palmeras.


II
La Salve de los sábados
¡Oh páginas henchidas de ternura,
cuadros llenos de luz y de colores
de otro tiempo mejor, evocadores
de mi primera edad, toda ventura...!

Con nuestra voz de celestial dulzura
cantamos a la Virgen sus loores
como infantiles bardos trovadores
de la madre de Dios, bendita y pura.

Me aleje de mi pueblo idolatrado
y volví con el pecho lacerado;
entré en el templo de la Escuela Pía,

Y vi a los niños, y lloré a raudales
a1 escuchar sus voces celestiales
que la Salve cantaban a María.

Lagomazzini Franzón cursó la enseñanza media y Bachillerato en el Instituto General Técnico de Jerez de la Frontera, aunque se preparaba en Sanlúcar[5]. Ya entonces se reveló como alumno aventajado. Así lo demuestran sus excelentes calificaciones, algunas de las cuales fueron publicadas en el periódico El Guadalete de los años 1904 y 1905: en 1904 se reseñan en esta publicación los “Alumnos que en los exámenes de enseñanza privada verificados en el Instituto (de Jerez) han obtenido las primeras calificaciones”: José Lagomazzini y Franzón obtuvo Sobresaliente en las asignaturas de “Psicología y Lógica” y “Fisiología e Higiene”. Este curso, José Eduardo fue compañero de Manuel Rubio Alpresa, Eduardo Cotro Florido y José Delgado Ñudi, entre otros sanluqueños, que también obtuvieron notables calificaciones[6].

En un solemne acto celebrado en el Instituto de Jerez, con motivo de la apertura del curso 1905-1906, al que asistió el alcalde jerezano, Julio González Hontoria, se entregaron los premios correspondientes a los alumnos que habían obtenido Matrículas de Honor el curso anterior. Entre ellos se hallaba José Lagomasini (este apellido aparece con distinta ortografía en los diversos documentos y publicaciones) y Franzón, que consiguió la calificación de Sobresaliente y Matrícula de Honor en la asignatura “Ética y Rudimentos de Derecho” (la misma nota en esta asignatura lograron los alumnos Eulalia Leal y Macedo y Manuel Illanes del Río). Durante aquel curso académico, otros tres sanluqueños, procedentes del colegio de las Escuelas Pías de Sanlúcar, obtuvieron igual calificación de Sobresaliente con derecho a Matrícula de Honor: Francisco España Viejo (Nociones de Aritmética y Geometría), quien también sería sacerdote en Sanlúcar, encargado de la iglesia de San Nicolás; José Delgado Ñudi (Aritmética) y Manuel Barba Brun (Psicología y Lógica).[7]

Con diecisiete años, José Eduardo Lagomazzini solicitó ingresar en el Seminario de Sevilla, en septiembre de 1905, alegando que ya tenía cursados los estudios de bachillerato, siéndole concedida la admisión por el Rector. Abonó los derechos de examen (2,50 pesetas), realizó el examen de incorporación al Seminario el 30 de septiembre y obtuvo la calificación de “Méritus”. Una vez admitido en calidad de alumno interno, se le asignó como tutor a Joaquín Moreno.[8]

Entre 1905 y 1911, Lagomazzini Franzón cursó los estudios eclesiásticos en el Seminario Metropolitano de Sevilla, obteniendo la licenciatura en Sagrada Teología.[9] Además, entre 1911 y 1914 se graduó en Derecho Canónico en el mismo Seminario con excelentes calificaciones.[10]

lunes, 10 de abril de 2017

Genealogía e historia del apellido Franzón en Cádiz y Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), y Franzoni en México. Origen y trayectoria.



                                                                                                     Ana Gómez Díaz-Franzón
                         Historiadora 

Última actualización: 22 de octubre de 2024
 
Resumen: Genealogía e historia del apellido Franzón, de origen genovés, cuyo inicio documentado se remonta a finales del siglo XVI en Prà (Génova). Algunos de sus miembros migraron a la provincia de Cádiz (San Fernando, Cádiz y Sanlúcar de Barrameda) en los albores del siglo XIX, donde se establecieron, como otros muchos italianos en la misma época, y cuyos apellidos han permanecido en la Bahía de Cádiz hasta la actualidad.
Pertenecientes a la época preindustrial, los miembros de la familia Franzón del siglo XIX destacaron como fabricantes de fideos y pastas o “fideeros” en Cádiz y Sanlúcar de Barrameda, manteniendo uno de los modelos empresariales más característicos de los italianos emigrados a esta zona gaditana. Asimismo, sobresalieron como hortelanos en San Fernando y en Sanlúcar de Barrameda la familia Franzón fue propietaria de varias huertas y navazos.
Siguiendo el hábito social propio de estos grupos extranjeros en Cádiz, las ramas de la familia Franzón establecieron intensas relaciones endogámicas con otras familias de origen italiano, a través del matrimonio, en los tres municipios gaditanos y, en algunos casos, durante tres generaciones. Asimismo, mantuvieron un modelo de familia extensa, tanto en Génova como en España.
También cabe destacar la integración de varios miembros de las familias Franzón en el estamento religioso, tanto sacerdotes como religiosas de clausura.
En Sanlúcar de Barrameda, el apellido Franzón casi ha desaparecido, mientras que en San Fernando se ha mantenido hasta la actualidad. Algunos miembros de la familia Franzón de Sanlúcar se trasladaron a México a finales del siglo XIX y principios del XX, donde tres familias procedentes de Sanlúcar, apellidadas Franzoni en aquel país, se asentaron con éxito empresarial y tuvieron una fecunda descendencia que ha perdurado hasta nuestros días.
Hasta el momento se han podido documentar doce generaciones de la familia Franzón.

Ilustración de Sestri Ponente, en E`Eco d`Italia, 1900

Para la realización de este trabajo ha sido indispensable la colaboración de varias personas. Vaya mi más sincero agradecimiento al investigador genovés Emilio Rombo, que ha localizado y reconstruido toda la documentación de la ascendencia familiar en Génova; al historiador Santiago Pérez del Prado, al que debo numerosos documentos procedentes del Registro Civil y los padrones municipales de Sanlúcar de Barrameda; al Comandante de Ingenieros e investigador, además de pariente, Juan Barba Lagomazzini, quien ha elaborado el árbol genealógico del apellido Lagomazzini y el correspondiente a toda la descendencia de las ramas Franzoni en México, y me ha facilitado bastantes documentos sobre la familia; a Jerónimo Montero Vallejo e Iván Franzón, quienes han estudiado las ramas genealógicas de la familia Franzón en San Fernando y me han proporcionado interesante información; a Nieves García Ortiz, archivera del Archivo Municipal de Sanlúcar quien, como siempre, me ha facilitado la localización de diversos documentos sobre el tema; al licenciado en historia Rubén Benítez Aragón, que ha localizado algunos documentos relevantes en el Archivo Municipal de Cádiz y Archivo de la Diócesis de Cádiz-Ceuta; y al doctor en Historia, Francisco Gil Pineda, quien ha documentado diversos datos en el Archivo General del Arzobispado de Sevilla.

RAÍCES GENOVESAS


El árbol genealógico completo se puede consultar en Geneanet.

Los orígenes de las familias Franzón de Sanlúcar de Barrameda, San Fernando, Cádiz y México, se localizan en Génova, más concretamente en el antiguo municipio de Prà, donde se han hallado numerosos documentos de ésta y otras familias apellidadas Franzone entre los siglos XVII y XVIII.

Descripción del escudo Franzone (Italia) - Franzón (España) - Franzoni (México):
"Tronchado encajado de gules y plata, brochante de una cotiza de oro."
(José María Martínez, experto en heráldica).

Sobre el origen del apellido Franzone existen algunas referencias históricas del siglo XIV (1350), localizadas en Rapallo (Génova)[1]. Según algunos autores, el apellido Franzone en Italia se puede localizar con distintas ortografías: Franzone, Franzoni, Fransoni y Fransone[2]. En Génova existen desde antiguo otras familias apellidadas Franzoni, que posiblemente tengan una raíz común. El escudo de armas de este apellido aparece entre los propios de las más antiguas familias patricias de Génova, tal como se incluye en el libro Stemmario, de Giovanni Andrea Musso, de 1700 (Archivo del Estado de Génova).


Prà está situado en la costa genovesa, región de la Liguria, y fue municipio independiente entre 1797 y 1926. Administrativamente, estaba dividido en cinco pueblos o aldeas: Torre, Prà (centro, entonces llamado Borgo Foce), Sapello, Palmaro y Palmaro Carbone, a los que se añadió San Pedro en el siglo XX. En la actualidad es un barrio o circunscripción del oeste de Génova, situado entre Voltri y Pegli (los tres conforman el Distrito Ponente VII de Génova). Su situación costera y la cercanía a Génova dio lugar a que bastantes miembros de la nobleza y la burguesía genovesa construyeran suntuosas villas de recreo en la costa praese, entre los siglos XVI y XVIII (Villa Doria Podesta, Villa Adorno Piccardo, Villa Pinelli-Negrone-De Mari, Spinola-Torre Cambiaso, etc.). Desde principios del siglo XIX, Prà fue una ciudad-balneario muy concurrida en la época estival. Sin embargo, la construcción de un puerto de contenedores (1974-1994) provocó el declive de sus hermosas playas. Sus principales actividades económicas han sido los astilleros, la pesca y el turismo. En la actualidad Prà cuenta con 21.766 habitantes.

Parroquia de Santa María Assunta, en Prà (Foto: Wikipedia)
La parroquia Pieve de Santa María Assunta, en Prà-Palmaro, en cuyo archivo se han hallado los primeros documentos relacionados con la familia Franzón, es una de las iglesias más antiguas de Liguria, cuya edificación se remonta a fechas anteriores al año 1000. A esta antigüedad alude su título de “Pieve” (“Iglesia Madre”). Su primitivo estilo románico se perdió cuando la iglesia fue reconstruida en el siglo XVII en su forma actual y estilo barroco. Esta parroquia de la Asunción tiene gran importancia histórica pues, desde la Edad Media hasta 1838, supervisó las iglesias ubicadas en el conjunto de pueblos de Prà, Pegli, Multedo, Voltri, Mele, Acquasanta, Crevari y Arenzano.
En el umbral del siglo XVI al XVII hallamos en Prà a Filippo Franzone, casado con Battina (desconocemos su apellido), el primero localizado documentalmente, que supone hasta el momento el origen de las familias Franzón de San Fernando, Cádiz, Sanlúcar de Barrameda, y Franzoni de México.