Desde el templo del Lucero: El palacio Orleáns-Borbón de Sanlúcar de Barrameda (actual Ayuntamiento)

domingo, 25 de febrero de 2024

El palacio Orleáns-Borbón de Sanlúcar de Barrameda (actual Ayuntamiento)

 

Palacio Orleáns-Borbón. Fachada posterior. (Foto: Mariqui Romero, 1989).


Ana Gómez Díaz-Franzón

Dra. Historia del Arte

 


Allí extendió el horizonte de su dominio a medida que avanzaba su pensamiento… el príncipe [Montpensier] pudo integrarse en Oriente. Su palacio tiene el extraño aspecto y la irregular belleza de las moradas de aquel país de genios.

(Antoine de Latour, en La Bahía de Cádiz, 1857).

 

El Palacio Orleáns-Borbón (1852-1876), inscrito en el Catálogo General de Bienes del Patrimonio Histórico de Andalucía en 2007, ubicado en uno de los ángulos de la antigua muralla, fue rehabilitado entre 1987 y 1990 para la instalación del Ayuntamiento de Sanlúcar.

Tiene su acceso principal en el ángulo que forma la cuesta de Belén con calle Caballeros por donde, a través del afrancesado tratamiento arquitectónico de la entrada, penetramos en un exquisito jardín romántico que nos transporta a un mundo íntimo y orientalista, pletórico de color y fantasía.


Palacio Orleáns-Borbón. Pinturas del techo del Salón Bambú (actual Alcaldía). Retrato de los duques de Montpensier vestidos a la oriental. (Foto: Mariqui Romero, 1989).

El palacio fue mandado edificar por los duques de Montpensier, Antonio de Orleáns y María Luisa Fernanda de Borbón, hermana de la reina Isabel II, como residencia veraniega, cuando llegaron a la Baja Andalucía tras el derrocamiento en Francia del padre del duque, el rey Luis Felipe de Orleáns, y se instalaron en el  palacio de San Telmo de Sevilla.

La edificación agrupa tres antiguas construcciones de distintos estilos y cronologías: de izquierda a derecha, el antiguo Seminario Conciliar de San Francisco Javier (edificio religioso instalado sobre una antigua casa del XVIII, adquirido por el Duque en 1853); la casa de los Páez de la Cádena (de tipo civil doméstico, de finales del XVII, comprada en 1851); y parte del antiguo convento de La Merced (construcción religiosa de 1625, adquirida primero a censo (1857) y luego por compra (1882) a los duques de Medina Sidonia). A estos tres inmuebles, se agregaron las bodegas y caballerizas con fachada a la calle Baños (1861).

Estas fincas constituyeron el soporte del gran recinto palaciego (6.592 m2 edificados) que no se construyó de nueva planta sino que, conservando las estructuras de los edificios preexistentes (aquí radica uno de los valores históricos del palacio), fueron unificados adaptándolos a su nueva funcionalidad, mediante alineaciones en fachadas y ampliaciones, dotando al conjunto del orientalista revestimiento exterior.


Palacio Orleáns-Borbón. Fragmento de uno de los dos espejos neoárabes ubicados en el patio principal. (Foto: Mariqui Romero, 1989).

Podría parecer que el duque de Montpensier, consciente de que transgredía con su proyecto los cánones arquitectónicos de la época y, al tiempo que salvaguardaba su discurso estético de posibles críticas, optó por ocultar a la mirada del público las tres fachadas orientalistas construidas a su capricho, rodeándolas de amplios jardines y enverjado, de forma que visualmente era y es casi imposible acceder visualmente a ellas desde el exterior, mientras que mostraba al viandante la fachada clasicista de la calle Caballeros, más acorde con el gusto arquitectónico de la época.

Esta última fachada, la galería porticada del jardín y la reforma del patio principal se atribuyen al arquitecto sevillano Balbino Marrón hacia 1853. Estas tres unidades constituyen un solo conjunto estilístico que coincide con el clasicismo de inspiración italianizante que marca el estilo de Marrón.

El también sevillano Juan Talavera de la Vega, gran amigo de Montpensier, realizaría las tres fachadas neomudéjares de los jardines hacia la década de los 60, cuya decoración en bandas bicromáticas rojo-amarillo utilizaría más tarde en el llamado “Costurero de la Reina” de Sevilla (hoy, oficina municipal de turismo), encargado por el mismo Duque. Juan Talavera construirá también, ya en 1876, el enverjado exterior que cierra los jardines, los cuales fueron diseñados por André Lecolant, al igual que el actual Parque de María Luisa de Sevilla (antiguos jardines de San Telmo). Gran parte de la decoración cerámica pertenece a los talleres de Pickman, de la Cartuja sevillana, así como al taller de Manuel Soto y Tello, entre otros.

Palacio Orleáns-Borbón. Todas las puertas y ventanas son diferentes. (Foto: Mariqui Romero, 1989).

Estilísticamente, los exteriores del palacio suponen la primera muestra de arte neomudéjar o neoárabe en España (donde se desarrollará a partir de 1870), dado que la mayor parte de su lenguaje formal se halla extraído del mudéjar y sus “balcones árabes” ya se estaban construyendo en 1858, constatándose así la modernidad y el carácter incunable del edificio.

En la puerta principal, zaguán, patio y escalera, se concentran los motivos decorativos neomudéjares (arcos, terraza, artesonados, yeserías y alicatados), cuyas formas están inspiradas, mayoritariamente, en los Reales Alcázares de Sevilla, al tiempo que se combinan con las líneas clasicistas de la rejería y la flor de lis, elemento heráldico propio del duque de Montpensier que inunda la ornamentación palaciega.

En la zona trasera se desarrollan unos amplios jardines de corte romántico con pequeños pabellones y terraza, desde la que se obtienen espléndidas vistas de Sanlúcar, la desembocadura del Guadalquivir y Doñana.

El proyecto fue una concepción personalísima del romántico duque de Montpensier que, enamorado de la arquitectura árabe y de todo lo oriental, quiso plasmar en su casa sanluqueña las experiencias estéticas vividas en su viaje al Cercano Oriente, y durante sus estancias en la Alhambra de Granada y en los Reales Alcázares de Sevilla, cuyas formas impresionaron profundamente a Montpensier hasta el punto de rehacer algunas de aquellas líneas arquitectónicas y decorativas en Sanlúcar.

Palacio Orleáns-Borbón. Algunas portadas. (Foto: Mariqui Romero, 1989).

El duque sintetizó, en un solo conjunto de edificación, una interesante y personal selección de aquellos elementos extraídos de las culturas orientales, hispano-árabe y mudéjar que más le habían sensibilizado.

El palacio refleja un concepto de la libertad, del capricho, de una imaginación y fantasía derrochadoras, que, sin duda, eran consustanciales al príncipe francés, hombre de su tiempo, activísimo, director de obras de fortificaciones, muy culto y de gustos exquisitos, con independencia de sus ambiciones monárquicas.

Ninguna ventana se presenta igual a la otra, cada puerta… un diseño diferente, variadísimos dibujos decorativos en cerámicas, yeserías, maderas talladas. Todo ello cala la base bicolor y constituyen una recreación arquitectónica de intensa plasticidad. En fin, una gran vitrina de color que se apartaba radicalmente de los cánones clasicistas, ordenados y simétricos, marcados por la arquitectura de la época.

Palacio Orleáns-Borbón. Salón en la época de Montpensier. (Foto: Archivo Mas).

Los interiores del palacio participan de esa condición ecléctica que impera en la arquitectura burguesa del momento. Se establece una espléndida síntesis de estilos extraídos de diversas épocas y civilizaciones. Numerosos salones se inspiran en el clasicismo francés, como los situados en la crujía recayente a la calle Caballeros; algunos italianizantes o neorrenacentistas (antiguo comedor); otros neoplaterescos (sala de juegos y aledaña); y otros de tendencia exótica y orientalizante, tan en boga en Europa desde finales del XVIII, como la “sala chinesca”, los “salones bambú” o la “biblioteca egipcia”, donde se encuentra pintado el motivo que inspiró al infante don Alfonso para el diseño del emblema de la Aviación española.

En los jardines delanteros se encuentra una estatua de la Infanta María Luisa, que fue realizada por el escultor Enrique Pérez Comendador, en 1929, para el sevillano Parque de María Luisa, desde donde se trajo a Sanlúcar.

En el interior del edificio se guarda el Pendón de la Ciudad (XVII) restaurado en 2018.

En 1980 fue adquirido por el Ayuntamiento de Sanlúcar para instalar la sede y oficinas administrativas del Consistorio, procediéndose a una primera fase de rehabilitación entre 1987 y 1992.

Por desgracia, en la actualidad, una buena parte del palacio, que vierte a los jardines traseros, se hallan en lamentable estado de ruina, así como la biblioteca y la casa del guarda, ubicadas en los jardines delanteros.

 

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Texto extraído casi en su totalidad de la Guía Histórico-Artística de Sanlúcar de Barrameda, de Ana Gómez Díaz Franzón (4ª Ed., 2018).

Sobre este palacio también puede consultarse “El arte y la construcción del palacio Orleáns-Borbón”, de Ana Gómez Díaz-Franzón, publicado en el libro El palacio Orleáns-Borbón de Sanlúcar de Barrameda. Ayuntamiento de Sanlúcar, 1989. En Academia-edu


Palacio Orleáns-Borbón. Patio principal. (Foto: Mariqui Romero, 1989).





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