Desde el templo del Lucero

sábado, 1 de junio de 2013

I Fiesta de la Manzanilla en 1929



Ana Gómez Díaz-Franzón
Dra. Historia del Arte

Boceto (A.M.S.B.)

Para promocionar las principales marcas de manzanillas de Sanlúcar y en el contexto general de la celebración de la Exposición Iberoamericana de Sevilla, en agosto de 1929 se organizó en Sanlúcar de Barrameda la I Fiesta de la Manzanilla, que puede considerarse el antecedente más remoto de la actual Feria de la Manzanilla.

Esta “Gran Fiesta de la Manzanilla” fue promovida por la Comisión de Fiestas del Ayuntamiento de Sanlúcar, tras varios intentos en años anteriores, y contó con la colaboración de diversas bodegas sanluqueñas. El evento se celebró, mediante la exhibición en coso de carrozas, durante la noche del domingo, 25 de agosto de 1929, dando comienzo a las diez y media de la noche, en la plaza de América y paseo de La Calzada, entonces llamada Calzada de la Reina Mercedes.

Debido a la notoriedad que fue alcanzando la manzanilla en los diversos mercados desde el siglo XIX, este vino se había convertido en el más representativo de Sanlúcar, contando las más importantes empresas bodegueras con una marca principal de manzanilla, que se promocionaba de manera prioritaria sobre los otros caldos producidos en cada bodega. Por aquellos años, la actividad vitivinícola era uno de los más importantes sectores económicos de la población sanluqueña.

La crónica de este acontecimiento festivo apareció publicada en el periódico local El profeta sanluqueño (29-08-1929), donde se exponían los objetivos promocionales que se habían propuesto los vinateros sanluqueños, al participar en esta fiesta organizada en la época en que mayor afluencia de veraneantes había en la ciudad:

 “… festejo cumbre de la temporada dedicado a realzar las marcas de nuestros afamados vinos Manzanillas, productos únicos de nuestros viñedos, tan estimados por sus cualidades especiales (...) fue obligado la manifestación de elogio hacia las casas vinateras que aportaron su especial concurso con la doble finalidad expositiva de dar a conocer el nombre de sus marcas más recomendadas y la sensación de cuanta importancia tiene en Sanlúcar esta riqueza, una de las más importantes fuentes del desenvolvimiento económico de la vida local”.

La fiesta se centró en un certamen de carrozas, uno de las tipologías más populares de la publicidad efímera, al que concurrieron algunas de las principales casas bodegueras de Sanlúcar, presentando cada una un montaje representativo de su marca de manzanilla más conocida. El concurso estuvo seguido de un “Coso policromado” o batalla de serpentines, flores y confetis, en el que participaron los carros concursantes y otros que asistieron fuera del certamen. Durante la tarde de ese mismo día se celebró una corrida de toros y el evento finalizó con fuegos artificiales.

Al objeto de darle un mayor esplendor al festejo, el Ayuntamiento instaló un alumbrado extraordinario y para el público asistente se montaron unos palcos en la plaza de América, destinados a SS.AA.RR. el Infante de Orleáns-Borbón y sus hijos, las autoridades y el jurado del evento; así como otros palcos públicos en los andenes laterales. Además se colocaron varias filas de sillas a lo largo del paseo de la Calzada. Cada palco constaba de ocho asientos y su precio se fijó en quince pesetas. Los asientos de la primera fila costaron una peseta, mientras que el precio de los de segunda y tercera fila fue de 0,50 pesetas. La recaudación de estas entradas supuso el único ingreso económico del festejo.

Aunque en principio prometieron su asistencia diecisiete bodegas[1], finalmente sólo participaron once carrozas, aunque la Comisión organizadora había invitado a participar a veintiséis vinateros sanluqueños y González Byass de Jerez, cuya empresa ha estado siempre muy vinculada a Sanlúcar, debido especialmente al origen sanluqueño de su fundador, Manuel María González Ángel, manteniendo bodegas en la ciudad.

Algunos bodegueros excusaron su asistencia por diversas razones, como Francisco García de Velasco, quien señala en su correspondiente misiva (12.07.1929), que no podría participar debido a los elevados gastos de propaganda realizados aquel año por su presencia en la Exposición Iberoamericana de Sevilla. Por su parte, Manuel de Argüeso Río, en nombre de su padre, declinó la invitación por no interesarle (12.07.1929) [2].

Además concurrieron algunas otras carrozas fuera de concurso, al único objeto de formar parte en el desfile o "coso policromo" con batalla de serpentinas, flores y confetis, que tuvo lugar con posterioridad al certamen.

De algunas las carrozas participantes se conservan antiguas fotografías, que muestran con detalle aquellas efímeras representaciones publicitarias del vino sanluqueño.

Al objeto de que el fallo del certamen “tuviera absoluta garantía de imparcialidad”, los miembros del jurado fueron escogidos entre “personas forasteras y de reconocida competencia artística, quedando constituido por el Alcalde de Sanlúcar, Antonio de León Manjón, como Presidente de honor; Pelayo Quintero, delegado regio de Bellas Artes en la provincia de Cádiz, como Presidente efectivo; y los vocales Cesar Pemán Pemartín, catedrático de Bellas Artes; Federico Godoy Castro, conocido pintor gaditano y catedrático de Artes de la Escuela de Bellas Artes de Cádiz; Juan Luis Romero Aranda, arquitecto provincial; y el pintor jerezano Manuel González Agreda. Poco antes de celebrarse el concurso, los miembros del jurado fueron recibidos por el Alcalde y el vocal de la Comisión, José L. Acquaroni Fernández, siendo invitados a cenar en el restaurante Miramar[3].

sábado, 27 de abril de 2013

Protagonistas en la Sanlúcar de los años 80 (II). Gonzalo Martínez Sadoc. Pregonero del Carnaval-87



En esta sección recupero una serie de entrevistas, realizadas entre 1987 y 1989, a destacadas personas de la cultura, la sociedad y la política en Sanlúcar de Barrameda. Publicadas en el periodico El Semanal
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El Semanal, 12 de marzo de 1987; p. 16.



Gonzalo Martínez Sadoc. Pregonero del Carnaval-87

 

 
El poeta sanluqueño, en su pregón, habló de los orígenes del Carnaval, comparó los rincones más típicos sanluqueños y a sus gentes con los de la Grecia clásica, haciendo una referencia constante a la mitología, a sus dioses y héroes, y por último recordó, ayudándose de múltiples anécdotas, el carnaval de Sanlúcar, allá por los años veinte y treinta.

¿Qué significado tiene la poesía para Gonzalo Martínez Sadoc?

- “La poesía es un reflejo de los sentimientos que uno ha acumulado durante muchos años y que procura expresarlo, mediante versos, de la manera más bella posible, para satisfacción propia y para satisfacción de la gente que ama la poesía".

Martínez Sadoc, en su texto pregonado, hizo constantes alusiones a la mujer, siempre cantando líricamente la hermosura de sus formas y su intrínseca feminidad, porque el lema principal de su poesía “es la belleza en general, pero mi musa principal es la mujer y el amor".

Su vocación literaria le llega muy temprano: "Ya a los doce o trece años comienzo a hacer versitos a los compañeros metiéndome con ellos, comentando algunos sucesos, etc. Más tarde, en el bachillerato me atrae profundamente la poética y comienzo a leer a los clásicos que más han influido en mi poesía, como a Lope de Vega, Calderón, Quevedo y Espronceda". De entre los poetas modernos, Sadoc destaca a García Lorca, a los hermanos Machado, pero sobre todo a Miguel Hernández "al que le tengo un cariño especial, porque me parece que fue un poeta que se frustró muy pronto, pero que podía haber llegado muy alto en el ámbito de la poesía española y mundial".

Tras la guerra, Gonzalo se autoexilia primero a Francia y luego a México, donde va a vivir treinta y un años: "Yo conocía lo que estaba ocurriendo en Sanlúcar. Habían fusilado a muchos amigos míos, que yo estimaba, que eran inocentes y que no tenían más delito que el de haber pertenecido a una agrupación política. Ante estos hechos preferí correr los riesgos del exilio, porque decidí pasar malos tiempos, pero con la esperanza de que vinieran tiempos mejores, como así ha sucedido".

Y estos tiempos mejores llegaron para el poeta en el año 1968, cuando viene a Sanlúcar sólo para hacer una visita, pero "el recibimiento tan cariñoso que me hicieron me hizo ver que, a pesar de los años transcurridos, se acordaban de mí y me recordaban con cariño, por lo que tomé la decisión de regresar, y en el año 1970 vuelvo definitivamente a España con toda mi familia".

lunes, 15 de abril de 2013

Protagonistas en la Sanlúcar de los años 80 (I) La Sallago: un mito del cante.




En esta sección recupero una serie de entrevistas, realizadas entre 1987 y 1989, a destacadas personas de la cultura, la sociedad y la política en Sanlúcar de Barrameda. Publicadas en el periódico El Semanal.

El Semanal, 10 de abril de 1987



La Sallago: un mito del cante



Foto: Mariqui Romero
 
“Hay que amarrarse los cordones de los zapatos pa cantar con La Sallago”, dijo Caracol de la Soraya, como él la llamaba”. De él dice Encarnación que es lo más grande y que “no se le ha hecho justicia".
Grande era Caracol y grande es Encamación Marín "La Sallago", porque en los círculos del cante se cuenta con ella, para que forme parte de esos pocos "grandes" del flamenco español. "Ahora me están llamando de todos los sitios", pero La Sallago ya no va a todos porque está cansada, porque son ya 69 años de vida, sentimiento y desengaño, porque ahora ya puede seleccionar y pasar de hacer "homenajes de balde". Porque ya no tiene los 29 años con que empezó a cantar en público "por todos lados, de balde y esmayaíta por una poquita de comida". Porque ella ya sabe que "la gente que yo creía que eran amigos y amigas me hicieron perrerías".
Nace en el Barrio, su Barrio, donde "vive la nobleza más grande del mundo. Que contestamos a destiempo... Que hacemos cosas a destiempo... pero allí todo corazón es bueno". Y se cría "a marcha", pero con mucha alegría, escuchando el compás de su madre y el de su padre también, aunque no lo conoció: "En mi casa cuanta más hambre teníamos y más fatigas, mas compás teníamos. Y mi madre nos decía: No pedid limosna. A vender pescaíto. Y tú a vender esas galeras". Y la gente preguntaba ¿Qué pasa en casa de La Sallago? Y es que la madre de Encarnación, con ella y sus hermanos estaban cantando. 
Acaba de volver de Madrid, de actuar junto a los mejores del cante. El viernes pasado le tocó a Sanlúcar, después de muchos años de no escuchar su garganta. Y la Peña "Puerto Lucero" se abarrotó de gente para oir a la Sallago y a "Ramito". Le aplaudieron, se emocionaron, le gritaron: ¡Ole Sallago! ¡Venga, Encamación, qué tú eres la mejor! Ella llegó sola, desapercibida, pequeñita, con mucha fuerza. 
El sentimiento interpretado, el dolor hacia fuera, las alegrías más hondas. ¿Cómo se hace este cante Encamación? -"Yo canto mi historia, mis cosas, lo mío, mis tristezas y mis disgustos, mis contratiempos, esas puñalás que se da la familia sin saber por qué. Esas cosas las digo yo cantando. Nunca canto lo que me digan o lo que me escriben, sino que me voy inventando, la letra y la música, porque si yo canto lo que cantó Caracol, que es para mí el primero, o lo que cantó Mairena, que es jamón serrano, o lo que canta la Paquera o la Niña de los Peines, que es la más grande, pues entonces no soy La Sallago".

lunes, 24 de diciembre de 2012

No dar explicaciones

 
Opinión. Patrimonio Histórico de Sanlúcar de Barrameda. 
 
 
 
Junto a la mentira y la omisión de información, que es otra forma de mentir, se ha impuesto entre la clase política el hecho de no dar explicaciones sobre cualquier asunto que interese y afecte a los  ciudadanos. Estas tres estrategias, junto a las innumerables formas de corrupción, han alejado definitivamente a la gente de sus gobernantes. En consecuencia, la falta de credibilidad en los representantes públicos se ha generalizado más allá de todo límite soportable, o lo que es lo mismo, a buen entendedor pocas palabras bastan: búscate la vida que nadie de los que votaste te va a ayudar.

Me pregunto a qué se deberá esta insufrible tendencia a la mentira, de forma más o menos solapada, y esta sistemática falta de explicaciones sobre lo que verdaderamente ocurre en las ciudades. Como respuestas sólo se obtienen de los políticos un mar de subterfugios, que dan pábulo a todo tipo de rumores y confusiones entre la ciudadanía.

Este miedo a declarar la verdad se ha instalado férreamente entre los políticos. Quizá porque piensen que reconocer errores, expresar impotencias o confesar debilidades en la gestión pública les restará votos en sus próximas campañas: su principal preocupación. Y hasta parece darles resultado, a pesar de los muchos clarividentes vecinos. Así las cosas, nada se hace por derecho, las promesas se incumplen de forma descarada y reiterada y ellos se mantienen en sus sillones.

Estas negligentes actitudes sitúan a todos estos políticos al otro lado de la integridad moral. Y de ello sólo parece darse cuenta, de vez en cuando, un avergonzado rey como Juan Carlos I o algún que otro político honesto y dimisionario.

Un buen ejemplo de este lamentable fenómeno es la situación en que se halla la denominada “Casa del Carril” de Sanlúcar de Barrameda. Anoche, 23 de diciembre, un grupo de ciudadanos decidieron vestir de navidad a esta preciosa y preciada casa del siglo XVII, cosida a puntales desde hace seis años, al tiempo que se cortaba al tráfico el Carril de San Diego, donde se ubica el inmueble, una de las más céntricas calles de Sanlúcar, con la consiguiente problemática para los vecinos, comerciantes de la zona y obstaculización del tráfico rodado.

Una casa protegida que el constructor de turno pretendía derribar para edificar sustanciosos pisos, allá por el boom inmobiliario, a cuyo especulativo fin se opuso la Consejería de Cultura de la Junta, dictaminando que no se podía demoler por ser un edificio histórico protegido, según la normativa vigente. El propietario apeló a los tribunales este dictamen y ante la eminente peligrosidad -eso dijeron aunque algunos nunca lo creímos-, el propietario, en unión de la Gerencia de Urbanismo, optaron por apuntalar el inmueble de forma tan agresiva que tuvieron que cortar la calle al tráfico por alcanzar los puntales la acera y el muro fronteros. Probablemente una forma de presión para forzar el derrumbe que no surtió los efectos deseados. Y así llevamos seis años. La explicación que corre por la ciudad: la justicia es muy lenta.

De lo que se trata es de echar la culpa a otro. La Alcaldesa, Irene García Macías, y sus compañeros del PSOE-CIS participan y abusan de esta otra manida tendencia. La culpa de la Casa Arizón la tuvo la anterior alcaldesa; la culpa del Mercado, la crisis y los recortes del PP; la culpa de la lamentable situación del palacio municipal, el gobierno central… al tiempo que la Alcaldesa se va de rositas, rumbo al Everest, a dirigir su partido en la provincia y a formar parte de la ejecutiva regional. Mucho quiero, poco abarco.

Después de recogidas de firmas de los vecinos, manifestaciones colectivas junto a la casa, pancartas reivindicativas colgadas en la valla protectora, chistes jocosos que corren por Facebook ridiculizando a la Alcaldesa (“el jardín de Inere” en ralación al foco de basura creado), protestas de asociaciones como Aula Gerión, a la que se le ocurrió preguntar por la situación de esta Casa en un Consejo de Urbanismo, hará unos cinco años sin obtener explicación alguna. Desde aquel entonces aquel Consejo “tan participativo” dejó de reunirse hasta el día de hoy, también sin más explicaciones.

Ni la Alcaldesa ni concejal alguno se ha puesto delante de una cámara para dar explicaciones a los ciudadanos sobre este asunto, que tanto afecta a los intereses económicos y patrimoniales de Sanlúcar y que se ha convertido en todo un símbolo de la nefasta gestión municipal del PSOE-CIS.

Mientras, un gabinete jurídico municipal, que no ha sido capaz o no ha querido agilizar e impulsar un procedimiento judicial que afecta a los intereses públicos y que sigue el propietario de la Casa del Carril, a la sazón tío de una concejala, y la Consejería de Cultura por denegar el derribo. Ni buscan ni consiguen solucionar el problema.
 
 
 
 
Lo último, anoche, un “alumbrado extraordinario” y reivindicativo para esta hermosa casa de cargadores a Indias, unos villancicos enlatados, un grupo de ciudadanos, cabreados y pacíficos, con gorros de papa Noel y velas encendidas que intentan alumbrar las maltrechas conciencias políticas.

Para colmo, esta Alcaldesa que incumple todas sus promesas, al modo Rajoy, y no ofrece explicaciones de nada, nos deja esta mañana un bonito lecto-mensaje de Navidad, al más puro estilo monárquico y a través de esos mismos medios de comunicación locales, subvencionados por el municipio y que nada quieren saber de “alumbrados extraordinarios”, donde la máxima autoridad de la ciudad nos desea prosperidad a todos los sanluqueños. Por cierto, el publiomensaje también se está repitiendo machaconamente durante todo el día en la SER. ¿Cuánto nos habra costado la cuña?

En fin, amigos, el cinismo de los que evaden las explicaciones tiene caras y tiene nombres.


Ana Gómez Díaz-Franzón
 

Más información sobre la Casa del Carril: http://www.gerionsanlucar.com/indice.html