Desde el templo del Lucero: Patrimonio Histórico de Sanlúcar
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sábado, 18 de febrero de 2023

Nueva datación y posible autoría de la “Casa del Reloj” de Sanlúcar. El valor documental del pequeño impreso.

                                                                                   Ana Gómez Díaz-Franzón

                                                                           Dra. Historia del Arte


Dentro de la tradicional historiografía del arte, el pequeño impreso litografiado -etiquetas, carteles, menús, notas de precios o facturas-, ha sido muy denostado y menospreciado, tanto por su carácter efímero y desechable, como por su condición de piezas seriadas. Si bien, en las últimas décadas está siendo revalorizado por sus valores históricos, estéticos y documentales. Así lo han puesto de relieve  historiadores como Enric Satué, (1997, 11), Francesc Fontbona, 1988, 527), o Carrión Gutiez (1993, 14). Este último defiende la importancia que poseen estas “publicaciones menores” como documentos históricos y sociológicos:


“Lo singular y ocasional, lo que tuvo importancia informativa para una vez, puede adquirir importancia social; lo que sirvió para un caso concreto puede ayudar al descubrimiento de leyes sociales o históricas. Y no es sólo que el contenido de un documento adquiera un nuevo núcleo de interés, sino que todo el documento —y no sólo su texto o su mensaje— se convierte en información, en materia prima para la edificación de la historia local o para la investigación social.”[1].




En este caso, destacamos el valor documental de una factura, localizada en el Archivo Municipal de Sanlúcar de Barrameda, perteneciente al “Almacén del Reloj”, fechada en 1883 y emitida al Ayuntamiento por la compra de diverso material (bujías, guita, papel, fósforos, etc.)[2]. Esta pieza nos ayuda a fechar la reedificación de la llamada Casa del Reloj por el reloj de sol que culmina el inmuebles y que se halla situada en la calle Bolsa, esquina a calle Cruces.



En la cabecera de la factura aparece litografiada una reproducción del almacén y casa del Reloj, tal como quedó tras su reforma, que tuvo que producirse entre 1879, fecha del fallecimiento de León de Argüeso, y 1883, año anotado en la cuenta. Asimismo, por situarse en una esquina urbana, como era característico de este tipo de almacenes, aparecen en el impreso dos direcciones: calle Bolsa, 18 y calle Cruces, 8. (núms. antiguos). Hoy, la casa tiene su entrada por calle Cruces o Juan de Argüeso.

En el establecimiento comercial de esta casa inició su trayectoria empresarial León de Argüeso y Argüeso, fundador de las bodegas de su nombre. (Al respecto se puede consultar en este blog el artículo León de Argüeso y Argüeso (1801-1879). León de Argüeso adquirió esta casa entre 1831 y 1847.

Casa en calle Cruces, aledaña a Casa del Reloj. Atribuida al arquitecto Antonio Arévalo.

En el libro Arquitectura del veraneo y su época (1900-1950)[3], publicado en 2011, atribuí la reforma de esta casa del Reloj al arquitecto Antonio Arévalo Martínez en 1895, pues este año Juan de Argüeso solicitó modificar la fachada de su casa en la calle Cruces, 5 (antiguo)[4]. Sin embargo, ante la nueva evidencia documental y loa datos que arrojan la factura citada, cabe vincular esta obra a la casa aledaña a la Casa del Reloj, en calle Cruces-esquina a calle Benegil, que también fue propiedad de Juan de Argüeso. 

La atribución del proyecto al por entonces Arquitecto Municipal, Antonio Arévalo Martínez, se fundamentaba no sólo en la situación en la calle Cruces, sino por las similitudes estilísticas que presentan algunos elementos de la casa del Reloj con algunas obras de Arévalo, como la decoración del pretil superior –pequeñas pilastras decoradas con figuras geométricas estrelladas, semejantes a las utilizadas por Antonio Arévalo en la Plaza de Toros en 1900- y el penacho esquinero con reloj de sol, que se adscribe a una primera estética modernista.


jueves, 16 de febrero de 2023

Rehabilitación del Castillito de Bajo de Guía de Sanlúcar: otra chapuza ilegal

Opinión Patrimonio Histórico de Sanlúcar.

Castillito de Bajo de Guía, antes y durante las obras. (Fotos: Ana Gómez y Salvador Daza).

La rehabilitación de este edificio protegido ha infringido todas las normativas urbanísticas y la Ley de Patrimonio Histórico:
- Alteración cromática de las fachadas con veladura de pintura que ha ocultado los materiales originales. (Fachadas protegidas)
- Desaparición de la verja original de hierro.
- Colocación de cerramiento de acero corten en toda la finca, incluso en el hermoso pórtico de entrada.
- Colocación de bajantes de cobre en las fachadas.
- Pintado de color blanco de zonas superiores y terrazas, que producen un intenso contraste con el resto del edificio.
- Tala de árboles y arbustos preexistentes en el jardín (protegidos).


TARDE, MAL, INDEFINIDO, Y SEMI-PRIVATIZADO.

Cuando un edificio está protegido estructuralmente (B), como es el caso, hay que conservar las fachadas y su estructura constructiva.

¿Por qué en Sanlúcar se está faltando reiteradamente a la normativa y se están alterando y falseando importantes muestras de nuestro Patrimonio Histórico?
El arquitecto que diseñó este antiguo hotel de veraneo del general González Montero, edificado entre 1908 y 1912, fuera el proyecto de Aníbal González, Antonio Arévalo u otro, lo concibió en estilo modernista, combinando conscientemente diversos materiales, colores y texturas en las fachadas.

Alteración cromática acometida en el Castillito durante las actuales obras.

En origen, mediante la combinación de mampostería concertada, ladrillo visto, sillería de piedra ostionera y elementos cerámicos, se trataba de establecer un impactante efecto visual, como se hizo en las vecinas Villa Isabel o Villa Luz (ambas de Aníbal González), entre otros edificios de la época. Esta riqueza cromática de las fachadas era uno de los principales valores artísticos del inmueble, que se ha perdido durante esta mal llamada rehabilitación.
Así, durante la rehabilitación actual se ha falseado la imagen primitiva del edificio Se han homogeneizado con una veladura o pátina blancuzca todas las fachadas de la zona principal del inmueble, que oculta sus materiales originales. Se ha sustraído al edificio original su verdad arquitectónica y su originalidad.

Detalle de la ocultación de la policromía original. (Foto: Salvador Daza).

Con esta actuación no sólo se ha vulnerando la normativa urbanística del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), sino que se ha hurtando a la ciudadanía su arquitectura histórica y el derecho a su conservación y disfrute.

La rehabilitación, que ha costado 2,5 millones de euros (aunque del destino de un millón no se tienen noticias), debería haber respetado la normativa y la arquitectura histórica. Lamentablemente, nada de esto se ha tenido en cuenta en la aberrante rehabilitación.

Ficha del popularmente llamado "Castillito de Bajo de Guía" en el Catálogo de Edificios Protegidos del Plan General de Ordenación Urbana de Sanlúcar (PGOU), donde cuenta con "Protección Global".

¡REMATANDO LA FAENA!

No tenían bastante con faltar a la normativa patrimonial, al pintar todas fachadas principales con un sólo color, alterando la diversidad de materiales que componían el estilo Modernista de esta antigua villa de veraneo, sino que también han sustituido el antiguo enverjado por una brutal valla posteada de más de dos metros de altura. ¿Dónde está la antigua verja de hierro?

¿Qué es esta borricada / barricada que han puesto en el Castillito?

Nueva valla perimetral de acero cotan oxidado. (Foto: Salvador Daza)

domingo, 2 de enero de 2022

Auditorio de La Merced de Sanlúcar (1616-1625): alteración espacial del espacio barroco mediante el injerto de un teatrillo en 2022.

 Opinión Patrimonio Histórico de Sanlúcar.


Panorámica de La Merced. Foto: Cityplan.es


Interior de la antigua iglesia de la Merced, tras las obras, con nuevo graderío y cerramiento de capillas.



Para entrar al compás de la antigua iglesia de la Merced, lo hacemos por una sencilla portada clasicista (1734), reformada en 1854.

Como si de un gran retablo se tratara, esta majestuosa fachada principal se divide en tres cuerpos con tres calles. En el esmerado diseño se tuvo en cuenta la escasa visibilidad del conjunto por lo que se hicieron más prominentes los elementos situados a mayor altura. En perfecta armonía, los ejes verticales y horizontales, el extraordinario juego rítmico de curvas y rectas en hornacinas, frontones y aplacados, producen dinámicos efectos de luces y sombras, de lo que resulta un intenso claroscuro y una mayor sensación de profundidad, acentuado todo por el uso del color rojo almagra.

La Merced es uno de los más bellos ejemplos de la arquitectura protobarroca andaluza. La sorpresa del viajero se acentúa al hallar adosado al templo barroco un frente del palacio neomudéjar edificado por los Duques de Montpensier a mediados del siglo XIX. La riqueza cultural barrioalteña no puede hacerse más evidente.

El
antiguo convento e iglesia de la Merced (1616-1625) fue rehabilitado en 1992 como Auditorio, según proyecto del arquitecto Fernando Domínguez del Río. Hasta el momento de su restauración (Consejería de Cultura, dentro del Plan 92), presentaba un estado de abandono lamentable, habiendo sido asaltada y profanada numerosas veces, hasta que la Duquesa de Medina Sidonia, Luisa Isabel Álvarez de Toledo, cedió el conjunto (iglesia, capillas y claustro) al municipio (1987) para usos culturales.

Iglesia y convento fueron edificados
para alojamiento de la comunidad de frailes mercedarios, que llegó a Sanlúcar en 1615, instalándose primero en la ermita de Belén (construida en 1563), más tarde integrada en la nueva edificación, al igual que parte del Callejón de Madre de Dios, que desde aquí bajaba, cruzando la barranca, para conectar con el Barrio Bajo, en la Plazuela de Madre de Dios.

Claustro de La Merced, hoy en mal estado de conservación. Foto: 1990.


Estado actual del claustro de la Merced. Completamente arruinado, el presupuesto dejó fuera esta importante zona del antiguo conjunto conventual.

Las obras fueron sufragadas por el VIII duque Manuel Alonso Pérez de Guzmán, reservándose el patronato perpetuo y el panteón familiar existente en la cripta, bajo el altar mayor, donde se encontraba enterrado junto a su esposa Juana Gómez de Sandoval. Aún permanecen en la cripta los sepulcros y sus lápidas.

La sorpresa barroca de esta inesperada pantalla escenográfica de la fachada principal se acentúa con la propia ubicación del templo, que mira al mar desde lo alto de la barranca y se oculta al paseante de la cuesta, huyendo de lo urbano a través del íntimo compás.


En la Merced intervinieron dos de los
arquitectos más destacados del arte sevillano de comienzos del XVII. Las trazas de la planta fueron obra de Alonso de Vandelvira, y los alzados, más la decoración, se deben a Juan de Oviedo y de la Bandera, quien también diseñó los retablos que se situaban en el crucero, así como las rejas que cerraban las capillas del templo.


El crucero se cubre con
cúpula y linterna sobre pechinas decoradas con figuras de santos mercedarios y el escudo ducal en el centro. En la decoración de cartones recortados del pórtico y la bóveda de cañón de la nave (con distinto diseño para cada tramo del templo) se percibe claramente el estilo de Juan de Oviedo, que ya empleara este modelo ornamental en la sevillana Casa de Pilatos.


La antigua iglesia tras las obras.

Utiliza aquí Alonso de Vandelvira el mismo esquema geométrico que en la Basílica de la Caridad, en donde la nave, dividida en cuatro tramos, equivale a dos veces el cuadrado del crucero; inaugurando en La Merced una fórmula decorativa, muy desarrollada en el barroco, como es el tratamiento interior de las puertas y testeros del crucero y presbiterio, que se ornamentan al modo de auténticas portadas exteriores o estructurados retablos con frontones, hornacinas y rico molduraje (solución tomada de su padre, el destacado arquitecto jiennense Andrés de Vandelvira).


El
entallador Salvador Rodríguez llevó a cabo el gran escudo de los Guzmán, que decora la cripta así como la excelente labor de talla del sotocoro que, sobre gallardo arco rebajado, cubre toda la superficie; el escudo ducal en el centro, las virtudes de la Esperanza y la Fortaleza a los lados en fingidas arquitecturas, todo rodeado de guirnaldas, ángeles y mascarones (1622-1623). Todo fue diseñado por Juan de Oviedo (al igual que las preciosas yeserías de una de las capillas), que ya había usado semejante composición para los relieves de la magnífica escalera del convento de la Merced de Sevilla.
La pureza de líneas y la tradición italianizante del manierismo de Vandelvira se combinan equilibradamente con el conjunto decorativo proyectado por Oviedo, surgiendo uno de los más espléndidos edificios del primer barroco andaluz.


La fachada-vestíbulo del pórtico de entrada es una hermosa muestra derivada del clasicismo palladiano aplicado a la tipología desarrollada por Juan de Oviedo, presentando gran semejanza con el que este artista realizó para el convento de Santa Clara de Sevilla. Asimismo, la solución de las dobles columnas en grupos de cuatro ya la había usado Oviedo en el pórtico del convento de la Merced de Sevilla.
En la fachada, sobre la cornisa, sobresale un
cuerpo de campanas, de planta cuadrangular, decorado con semiesferas cerámicas, muy usadas en los templos sanluqueños; y se remata con un chapitel piramidal revestido de azulejos. Al parecer, esta iglesia estaba proyectada con dos torres iguales, pero la muerte de la duquesa impidió la fabricación de la segunda, al otro lado de la fachada.


De nave única,
la planta sigue uno de los esquemas más comunes de la arquitectura española de comienzos del XVII: en un rectángulo perfecto se inserta una cruz latina de brazos cortos. Las seis capillas laterales (más dos en los brazos del crucero) están cubiertas con bóvedas de arista, se albergan entre los contrafuertes y se comunican entre sí, según la directriz jesuítica, mediante pequeños huecos adintelados. 

Planta y alzado del edificio anterior a las obras. (Alfredo J. Morales, 1981)

Bóveda de capilla lateral, hoy cegada y oculta al público.

Las capillas fueron entregadas por el duque Manuel Alonso a sus servidores y allegados, cediéndoles el consiguiente enterramiento, como la capilla de la familia Páez de la Cádena (lápida sepulcral aún existente). Alguna presenta exuberante decoración que parece de la misma época que la construcción del templo.


Sobre las capillas se sitúan amplias tribunas que se abren al templo mediante balconcillos. Los Montpensier hicieron conectar con su palacio las tribunas de la derecha para asistir a los oficios religiosos. El altar mayor estaba solado con losas de jaspe negro que se compraron en Irlanda y las vidrieras para las ventanas se trajeron de Venecia.
El
retablo del altar mayor (cedido por la duquesa de Medina Sidonia a la Cartuja de Jerez), así como los del crucero, contenían un hermoso conjunto de pinturas que Juan de Roelas realizó entre 1619 y 1624 (los lienzos y algunos retablos se conservan en el palacio ducal), con las novedades coloristas y aquel primer naturalismo que caracterizó al artista sevillano.


Detalle de los relieves del sotocoro.

Diversos maestros mayores se encargaron de la ejecución material del templo: Bartolomé Rodríguez, Francisco Gutiérrez, el fraile mercedario Fray Antonio de San Lorenzo y Cristóbal Martín, así como el maestro cantero Francisco de Arnoa, autor de los remates de la azotea de la Capilla Mayor.
Con los
hechos desamortizadores del siglo XIX, se marchó la comunidad mercedaria de Sanlúcar. En 1882 los Medina Sidonia vendieron parte del convento (dependencias altas que rodean el claustro) a los Duques de Montpensier para integrarlo en el palacio de verano (actual Palacio Muncicipal) que habían construido junto al edificio de la Merced, al que agregaron la crujía anexa a la fachada principal del templo.
Este se mantuvo abierto al culto hasta que la duquesa de Medina Sidonia, Luisa Isabel Álvarez de Toledo, procedió al traslado de todos sus bienes muebles al palacio ducal (1955), debió al expolio que se estaba realizando de los enseres del templo. El edificio permaneció cerrado hasta su restauración en 1992.



Al salir del edificio, podemos observar cómo se confirió un tratamiento muy distinto a la fachada lateral de La Merced. De mayor sencillez, se compone de una puerta adintelada con frontón recto entre los escudos de los Guzmán y seis óculos moldurados, cuya simplicidad de líneas contrasta con el despliegue monumental desarrollado en el frente
principal.

***
Texto extraído de Guía Histórico-Artística de Sanlúcar, de Ana Gómez Díaz-Franzón.
Para profundizar en la construcción y arquitectos de este Monumento, se puede consultar el imprescindible artículo del profesor Alfredo J. Morales: “Alonso de Vandelviray Juan de Oviedo en la iglesia de la Merced de Sanlúcar de Barrameda” . Boletín del Seminario de Historia de Arte y Arqueología. Tomo 47, 1981.

También puede consultarse el artículo de este blog: “La Merced: Qué cedió la duquesa a Sanlúcar y qué reclaman los herederos", por Ana Gómez Díaz-Franzón.


ACTUALIDAD

Plano de sección con planteamiento de las obras.

En diciembre de 2021 se ha podido constatar la alteración sustancial que está sufriendo la estructura original de la antigua iglesia de la Merced (actual Auditorio), como consecuencia de las obras que está ejecutando el Ayuntamiento de Sanlúcar en el auditorio para para su climatización, sonorización e iluminación, por valor 1.200.000 euros, con cargo a los fondos de la Inversión Territorial Integrada (ITI).
Estas obras suponen una agresión patrimonial de gran impacto. Se han cegado las capillas laterales, dejando a la vista sólo la nave principal, que han convertido el antiguo templo en un
vulgar "salón de actos". En los espacios intersticiales de los arcos que acceden a las capillas, con roscas de sillería pétrea, se han instalado los cableados y diversos aparatos correspondientes a la infraestructura de climatización, sonorización y luminotecnia, de forma que las antiguas capillas han quedado reducidas a pequeños y oscuros fondos de saco.

Capillas cegadas y enfoscadas tras la instalación de las infraestructuras de climatización, sonorización y luminotécnia.

Se ha montado una especie de gran escenario en la zona del altar mayor que ocultará buena parte del presbiterio original, así como la nave del crucero. Y al parecer, se colocarán unas gradas en desnivel para el público que obstaculizará la visualización interior del monumento. Se teme por lo que pueda estar pasando en otras zonas del inmueble como la cripta, dependencias aledañas al presbiterio, los enterramientos y lápidas sepulcrales, o el magnífico claustro coetáneo del templo.

Infraestructura instalada en los intersticios de los arcos cegados de las capillas.

Con estas obras se está transformando por completo la protobarroca iglesia de la Merced, de principios del siglo XVII, que tiene un gran valor arquitectónico e histórico. Se trata de uno de los Monumentos más destacados de la Arquitectura Andaluza, que fue edificado por Alonso de Vandelvira y Juan de Oviedo y de la Bandera entre 1616 y 1625. Uno de sus principales valores reside su estilo, que se sitúa entre el Renacimiento (equilibrio formal y tradición italianizante de Vandelvira en la planta y estructura) y el primer Barroco (derivado de Juan de Oviedo en fachada-retablo, decoración pétrea de cartones recortados en las bóvedas y ornamentación de huecos y capillas). La Merced es uno de los más bellos ejemplos de la arquitectura manierista o protobarroca andaluza.


El edificio posee el grado de “Protección Integral” en el PGOU de Sanlúcar: máxima preservación (A-16 del Catálogo de Edificios Protegidos). Además, se halla inscrito en el “Catálogo General de Patrimonio Histórico de Andalucía” (CGPHA), por lo que le afectan las actuales leyes de Patrimonio Histórico Español (1985) y Ley de Patrimonio Histórico Andaluz (LPHA, 2007).

Las obras actuales faltan a la siguiente normativa legal:
LEY DE PATRIMONIO HISTÓRICO DE ANDALUCÍA (2007):
Art. 8. a) La inscripción de Bienes de Interés Cultural les hará gozar de una singular protección y tutela, de acuerdo con lo previsto en la Ley.
Art. 20: 1. La realización de intervenciones sobre bienes inscritos en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz procurará por todos los medios de la ciencia y de la técnica su conservación, restauración y rehabilitación. 2. Las restauraciones respetarán las aportaciones de todas las épocas existentes.

PGOU DE SANLÚCAR DE BARRAMEDA (1997):
A. Protección Integral. Afectará al conjunto de edificios cuya conservación debe garantizarse íntegramente por tratarse de elementos singulares de notable interés histórico-arquitectónico. Por su carácter monumental constituyen elementos urbanos sobresalientes, cualificadores de su entorno y representativos de la memoria histórica colectiva de Sanlúcar.

Todo ello avala que la estructura original del inmueble no se puede transformar, ni desvirtuar su concepción original, como se está haciendo.
Estas obras en la antigua iglesia de la Merced son del todo inaceptables y suponen un punto de inflexión en el importante proceso de degradación que está experimentando el Patrimonio Histórico de la ciudad de Sanlúcar.

Ante esta graves situación, la asociación cultural para la defensa del Patrimonio Histórico Aula Gerión ha denunciado las obras en la Consejería de Cultura y ha iniciado la Campaña “SalvemosLa Merced entre tod@s” en Change para recoger firmas de apoyo, a fin de que se paralicen las obras que se están ejecutando y se revierta el Monumento a su estado original.
Enlace a Blog de Aula Gerión: Campaña “SalvemosLa Merced entre tod@s”

Durante la campaña se recogieron más de quinientas firmas que fueron enviadas, junto a la denuncia correspondiente a las autoridades competentes. Todas ellas respondieron que el proyecto estaba conforme a lo previsto y que al ser "REVERSIBLES" estas obras, no había problema.
Es preocupante la ignorancia de que hacen gala todas estas personas y entidades, que tienen en sus manos las competencias en materia de Patrimonio Histórico.
Sólo nos queda esperar que llegue al Ayuntamiento de Sanlúcar alguien con un mínimo de sensibilidad y responsabilidad y se "REVIERTA" esta bestialidad, devolviendo al Monumento sus valores arquitectónicos concebidos por Alonso de Vandelvira y Juan de Oviedo a principios del siglo XVII.








                                                                                                  Ana Gómez Díaz-Franzón
Dra. Historia del Arte

***





jueves, 20 de diciembre de 2018

Publicada la 4ª edición de la Guía Histórico-Artística de Sanlúcar de Barrameda



Recientemente ha sido publicada la 4ª edición de la Guía Histórico-artística de Sanlúcar de Barrameda, obra de la historiadora Ana Gómez Díaz-Franzón, que ha sido reeditada por la Asociación Sanluqueña de Encuentros con la Historia y el Arte (ASEHA), actualmente presidida por José Romero Tallafigo, quien también ha coordinado la edición. En esta ocasión la publicación ha estado patrocinada por las librerías Códice y Fórum Libros. Los contenidos de la nueva guía han sido revisados y actualizados por su autora. La cubierta es obra de la diseñadora Mariqui Romero y el interior se ha enriquecido con nuevas fotografías de diversos autores.

Esta Guía, cuya primera edición vio la luz en 1993, se encuentra estructurada en tres itinerarios o paseos, por los que el visitante puede recorrer la Sanlúcar Señorial (Barrio Alto), una Sanlúcar Americana (Barrio Bajo), y otra Sanlúcar Modernista y Regionalista (zona costera). El rico Patrimonio Histórico y Cultural de la ciudad es descrito en varios niveles de comprensión: desde una lectura fácil a través de los pies de foto hasta otra más erudita siguiendo los recuadros, pasando por una amena lectura lineal, que hacen accesible esta guía a cualquier lector.

Según José Romero Tallafigo, en palabras recogidas en el prólogo de este libro, “Por la banda de la playa de Sanlúcar de Barrameda, por su célebre y sonada barra, pasaron fenicios, griegos, tartesios, romanos, godos, vikingos, árabes, y las naos de Ramón Bonifaz que le dieron Sevilla al rey Fernando III. Luego vinieron los Guzmanes, e Isabel la Católica conoció el mar desde la torre del Homenaje del castillo de Santiago. Comerciantes genoveses, bretones, irlandeses y flamencos traficaron en ella encajes, brocados, telas, vinos y todo el lujo de Europa. Las Indias y el almirante Colón transformaron nuestro paisaje y Sanlúcar se extendió por el barrio bajo y se colmó de iglesias, conventos, ermitas, casonas con miradores y casas palacios de nuevos ricos. La nao Victoria, con Elcano a bordo y cargada de especias del otro hemisferio, estuvo anclada en Bonanza, con el descanso merecido de una gran epopeya. El siglo del Romanticismo nos trajo la Calzada y su kiosco para la banda de música, las grandes bodegas de manzanilla, las carreras de caballos, los Montpensier, Cecilia Böhl de Faber, Antoine de Latour, Alejandro Dumas y la Avenida de los hotelitos modernistas de Aníbal González y otros.”

Todos escribieron un relato y todos dejaron una huella y paisaje peculiar en el espléndido callejero de Sanlúcar. Todos los rincones, revueltas, cuestas, carriles y fachadas tienen su misterio y encanto histórico. Esta Guía histórico artística de Sanlúcar, con la prosa clara, curiosa y rica de Ana Gómez Díaz-Franzón, es la llave mágica para descubrir todos los secretos de nuestro pasado. La lectura de sus páginas genera amor y encuentro con la historia y el arte de nuestra ciudad que es el empeño fundacional de esta Asociación. Y, como escribiera Manuel Díaz Prieto en la tercera edición, “esta guía es de una enorme utilidad para cualquier tipo de lector que quiera escudriñar en el pasado de la ciudad y en sus fundamentales facetas señorial, americana, modernista y regionalista espléndidamente explicadas por su autora”.

Desde ASEHA confían en que esta obra llegue a los sanluqueños que aún no la tienen, así cómo a los visitantes que año tras año quedan prendados de la inefable belleza de Sanlúcar.




sábado, 17 de octubre de 2015

La Merced: qué cedió la Duquesa a Sanlúcar y qué reclaman los herederos.

Opinión Patrimonio Histórico de Sanlúcar de Barrameda.


¿Qué pasará con el Auditorio de la Merced y el Archivo Municipal?


En estos días se celebra en el Juzgado nº 1 de primera instancia de Sanlúcar el juicio por la herencia de la XXI duquesa de Medina Sidonia, Luisa Isabel Álvarez de Toledo, requerida por sus tres hijos y viuda.

Entre los bienes que están en juego se encuentran el propio palacio ducal, todos las piezas artísticas que contiene y el magnífico archivo ducal, uno de los archivos familiares más importantes de Europa, todo declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 1978, por lo que gozan de la máxima protección, según las vigentes leyes de Patrimonio Histórico.

A ello se añade el Auditorio de la Merced (antigua iglesia), claustro y dependencias ocupadas por el Archivo Municipal, todo cedido por la Duquesa al pueblo de Sanlúcar en 1987 para usos culturales. Ahora la Merced, el claustro y el Archivo Municipal  también son reclamados por los herederos al Ayuntamiento de Sanlúcar. La antigua iglesia de la Merced y su claustro no se pueden derribar ni hacer cualquier obra, aún menos estructural, pues el inmueble posee la máxima protección según el Catálogo de Bienes Inmuebles Protegidos del PGOU de Sanlúcar.

Para defender estos intereses del pueblo de Sanlúcar, el Ayuntamiento  se halla personado en la causa, actuando como defensa un abogado municipal.

Es lógico y natural que los herederos requieran su herencia, si bien no me parece muy razonable reclamar unos inmuebles que, cuando fueron cedidos, eran pura ruina y poco valor tenían, cuyas obras de restauración y rehabilitación financiamos todos los andaluces con más de cuatro millones y medio de euros [cifra corregida].

No sé si se podrá anular la cesión ducal, no sé si se podrá adjudicar al tercio de libre disposición de la Duquesa, no sé si será justo. En cualquier caso lo que me parece poco ético es reclamar unos inmuebles que hemos restaurado todos los andaluces, para obtener así beneficios millonarios. Me pregunto por qué los herederos no se opusieron a la cesión de la duquesa en 1987, pues era patrimonio de la Casa Ducal, y sin embargo ahora quieren anular la cesión y quedarse con los inmuebles.

Todos sabemos que el Ayuntamiento no tiene fondos para pagar a los herederos el valor, que se derive de la sentencia, del Auditorio y Archivo Municipal, lo cual podría ser una solución a este conflicto, aunque inviable. ¿Cómo se resolverá la cuestión?, ¿perderemos los sanluqueños estos dos fundamentales equipamientos culturales para la ciudad? 

Lo que está claro es la poca deferencia que están teniendo los nuevos Guzmanes con el pueblo de Sanlúcar al reclamar estos bienes.

Tuve la oportunidad de conocer y fotografiar el inmueble antes de las obras de restauración. Veamos, pues, cómo estaba el conjunto de la Merced en 1989 y cómo se encuentra en la actualidad. Veamos qué cedió la duquesa y qué reclaman sus herederos.


Un poco de historia
El actual Auditorio de la Merced de Sanlúcar de Barrameda es uno de los edificios de origen religioso más singulares de Andalucía.

El inmueble ocupa la antigua iglesia y claustro grande del antiguo convento de los mercedarios descalzos. La edificación fue construida entre 1616 y 1625 bajo el patrocinio de los Duques de Medina Sidonia, cuya Casa Ducal se reservó el patronato y propiedad del inmueble.

Del proyecto del templo se encargó el afamado arquitecto Alonso de Vandelvira y la ornamentación interior fue obra de Juan de Oviedo y de la Bandera.

La pureza de líneas y tradición italianizante del manierismo de Vandelvira se combina equilibradamente con el conjunto decorativo proyectado por Oviedo, surgiendo uno de los más espléndidos edificios del primer barroco andaluz.

A mediados del siglo XIX, tras la desamortización del convento y marcha de los monjes, los Duques de Montpensier edificaron su palacio de verano en la zona aledaña (Palacio de Orleáns-Borbón o Palacio Municipal-Ayuntamiento). Para asistir a los oficios religiosos del templo, a través de las tribunas altas, Montpensier se hizo con parte de las galerías altas del claustro, que primero los Medina Sidonia le dieron a censo (1857) y más tarde le vendieron (1882). Estas galerías altas están incoadas como Bien de Interés Cultural (BIC) desde 1982, junto al Palacio Municipal.

En los años 60 del siglo XX, la duquesa de Medina Sidonia, Luisa Isabel Álvarez de Toledo, por desavenencias con el sacerdote encargado de abrir la iglesia al culto, cerró el inmueble y trasladó todos los bienes muebles al Palacio Ducal. La estructura del retablo mayor pasó a la Cartuja de Jerez.

En la década de los 80 del siglo XX, el estado del inmueble era de completa ruina, tal como se puede comprobar en la fotografías de la época. Objeto de vandalismo continuado, tanto el templo como las dependencias se hallaban en un estado tan lamentable que se temía por su desplome. Es lo que sucede cuando una edificación se cierra durante años (véase el caso de Casa Arizón).

En 1987 la Duquesa cedió el uso de la iglesia, claustros grande y pequeño, y dependencias aledañas, al Ayuntamiento de Sanlúcar, siendo alcalde José Luis Medina Lapieza. Esta cesión se hizo con carácter indefinido y sólo podría revertir en caso que el Ayuntamiento no utilizase el inmueble para usos culturales, objetivo principal de la cesión.

En pocos años, el templo y claustro grande fueron restaurados por la Junta de Andalucía para Auditorio (Plan Colón 92), tal como hoy se mantiene. Por otra parte, las zonas aledañas y claustro chico también fueron rehabilitadas para Archivo Municipal, en funcionamiento desde entonces. Ambos equipamientos fueron inaugurados entre 1993 y 1994. Estas obras, que salvaron el conjunto de la ruina absoluta, importaron más de 4,5 millones de euros [cifra corregida], siendo financiadas  por la Junta de Andalucía. Es decir, estas obras las pagamos todos los andaluces.

Hoy, el Auditorio de la Merced es prácticamente el único equipamiento cultural del que dispone Sanlúcar para celebrar actos públicos, impartir cursos, organización de jornadas y conferencias, etc. De hecho, su programación está completa durante todo el año. Por otro lado, en el Archivo Municipal se conservan toda la documentación relacionada con la historia de Sanlúcar, encontrándose abierto al público para su consulta.


La iglesia de la Merced, claustro y dependencias aledañas en 1989
REPORTAJE FOTOGRÁFICO




sábado, 10 de diciembre de 2011

La plaza de toros de Sanlúcar de Barrameda. Construcción e inauguración.


                                                                                                                             Ana Gómez Díaz-Franzón

Artículo publicado en Sanlúcar de Barrameda, nº 36 (2000), con motivo de la conmemoración del I Centenario del coso sanluqueño.


Las fiestas de toros están documentadas en Sanlúcar desde el siglo XVI, cuando ya destacaban los Spíndola por poseer buenas ganaderías de toros bravos en el término sanluqueño. Los festejos se celebraban entonces con regularidad en la plaza Alta y en la plaza de la Ribera (plaza del Cabildo). Tras las prohibiciones del siglo XVIII, la fiesta cobró nuevo auge, construyéndose varios ruedos de madera que, con carácter efímero, se instalaron en diferentes lugares de la ciudad, como en El Palmar de San Sebastián, patio de armas del castillo de Santiago, huerta de Santo Domingo o el antiguo convento de San Francisco (1).
Las dos últimas plazas sanluqueñas, anteriores a la actual, fueron la inaugurada el 11 de mayo de 1884, denominada “La Victoria”, que estaba ubicada en la calle Molinillos, la cual era de forma circular y estaba realizada en madera de pino. Al desaparecer ésta hubo otro coso efímero en la calle Alcoba, construido por los industriales y aficionados sanluqueños Agustín Vichera y Antonio Dorado, que fue inaugurado en 1898.

Un sitio prodigioso
Como ubicación para la nueva plaza de toros se eligió un paraje emblemático en las afueras de la ciudad, situado en el camino del puerto de Bonanza, en sitio muy próximo al campo de San Francisco el Viejo, donde ya estuvo otra plaza de toros de madera entre los años finales del siglo XVIII y principios del XIX. Se trata de un lugar situado debajo de la barranca natural, que divide longitudinalmente la ciudad histórica, quedando arriba el llamado Alto de las Cuevas.
Muy cercanos se encontraban entonces los jardines de El Pino -desaparecidos-, cuya creación databa del siglo XVIII y se denominaba como tal por aludir al pino que se dice fue plantado por el propio San Diego, en 1449, en esta zona aledaña al primitivo convento franciscano de Sanlúcar y muy próximo a la ermita de San Diego. A los piñones que daban estos pinos se atribuyeron propiedades curativas y milagrosas, asegurándose que habían sanado a numerosas personas de las fiebres provocadas por las terribles epidemias de la época. También al Hospicio de los Canarios, integrado en aquel antiguo convento de San Francisco el Viejo, se le llamó Ntra. Sra. del  Pino, al igual que al barrio que había surgido en sus proximida­des, donde existía una fuente y varios manantiales. El entorno se completaba con fértiles huertas y una amplia arboleda de álamos negros, actualmente desapareci­das ante el avance del proceso urbanizador, de forma que hoy la plaza de toros ha quedado plenamente integrada en la trama urbana de la ciudad.
En este "prodigioso" espacio se edificó, en 1900, la actual plaza de toros, gracias a la iniciativa y gestiones llevadas a cabo por una Socie­dad constituida para tal objeto, siguiéndose una fórmula muy habitual en la época para la edifi­cación de plazas de toros en otras muchas ciudades españo­las. Esta agrupación de aficiona­dos taurinos de Sanlúcar se denominó Sociedad Anónima Plaza de Toros, estando ocupa­da la presidencia de su comisión ejecutiva por el sanluqueño José Hidalgo Colom.