Desde el templo del Lucero: La obra de Aníbal González en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), 1901-1923.

miércoles, 10 de julio de 2024

La obra de Aníbal González en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), 1901-1923.

 

 

Ana Gómez Díaz-Franzón

Dra. Historia del Arte

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Hoteles de Aníbal González en la playa de Sanlúcar. Archivo Joaquín Turina. Fundación Juan March.

 

Resumen. Este trabajo se ocupa de las obras que realizó el arquitecto sevillano Aníbal González y Álvarez Ossorio en Sanlúcar de Barrameda, entre 1901 y 1923. Aunque la autoría de varios de estos edificios se dio a conocer en 2011, publicaciones posteriores han confirmado algunas atribuciones que entonces se hicieron, y se han documentado nuevas obras, que han venido a engrosar el conjunto edificatorio de este arquitecto en Sanlúcar. Se ha logrado identificar nueve obras de Aníbal González ejecutadas en la ciudad, más algunas atribuciones. Siete son edificios pertenecientes a una tipología civil doméstica de carácter residencial veraniego, una reforma de casa en el centro de la ciudad y el atrio de la parroquia de Ntra. Sra. del Carmen. Por lo temprano de algunos proyectos, en Sanlúcar se conservan las primeras obras arquitectónicas de Aníbal González.

Palabras clave: Aníbal González y Álvarez Ossorio. Sanlúcar de Barrameda. Arquitectura modernista. Arquitectura de estilo inglés (Old English). Arquitectura neomudéjar. Arquitectura regionalista sevillana.

 

 

Introducción.

Desde las últimas décadas de siglo XVIII Sanlúcar de Barrameda fue un destacado centro de descanso y reposo para convalecientes, gracias a la benignidad climática y a sus manantiales de aguas ferruginosas. En la primera mitad del siglo XIX, la ciudad se convirtió en centro veraniego de cierta importancia. A Sanlúcar llegó pronto la nueva moda de los baños de ola o baños de mar, estando documentada esta costumbre desde 1821; y las casillas o casetas para tomar los baños en la playa ya se instalaban desde 1844. Al mediar el siglo XIX, la llegada de los duques de Montpensier y la edificación de su palacio de verano supuso un indudable impulso para Sanlúcar como destacado foco estival del sur peninsular.

Esta función turística de Sanlúcar cobró un nuevo ímpetu al iniciarse el siglo XX, cuando el Ayuntamiento efectuó una serie de reformas urbanas, tendentes a potenciar el veraneo en la ciudad. Se mejoraron las comunicaciones de los accesos a Sanlúcar y las del centro urbano con la playa. Se ensanchó, entonces, el céntrico paseo de la Calzada que unía la ciudad con el mar; se trazaron nuevas vías hacia la costa (avenida de la Constitución y calle Cabo Noval); y se urbanizaron y parcelaron los terrenos litorales. Se inició un paseo marítimo donde se edificaron hoteles o villas frente al mar (actuales avenidas de Bajo de Guía y Las Piletas). Desde el Ayuntamiento se hizo una firme apuesta para hacer de Sanlúcar un centro turístico, moderno y cosmopolita, al estilo de los grandes centros estivales europeos y del norte español.

Junto a estas reformas urbanas, el Consistorio intentó atraer a veraneantes de alto poder adquisitivo, que edificaran una villa en la playa. Todos los terrenos lindantes con el proyectado paseo marítimo, desde el barrio de Bajo de Guía hasta el manantial de Las Piletas, en unos dos kilómetros de longitud, fueron divididos en cinco grandes parcelas, que fueron cedidas, para su gestión, en 1901, a Pedro Vives Ferrer[1], natural de Alcalá de Guadaira, quien se comprometió, inicialmente, a edificar catorce hoteles en nueve años (1901-1910) en el paseo de Bajo de Guía.

El acto de puesta de la primera piedra o inauguración oficial de este gran proyecto residencial tuvo lugar el día 8 de agosto de 1901, del que ofreció un amplio reportaje la revista Blanco y Negro, propiedad de Torcuato Luca de Tena.

Tras edificarse los primeros siete hoteles, en 1906 fue retirada la concesión a Pedro Vives, por incumplimiento de lo comprometido. A partir de entonces fue el propio Ayuntamiento, a través de la Comisión Municipal de Hoteles, el encargado de ceder gratuitamente los terrenos a aquellas personas que quisieran edificar, bajo una serie de condiciones preestablecidas, en las actuales avenidas de Bajo de Guía y Las Piletas.

Este centro de atracción estival estuvo propiciado por la situación geográfica de Sanlúcar, en la desembocadura del río Guadalquivir y en lugar próximo a la capital hispalense, de donde procederá gran parte de sus veraneantes. La suavidad climática, las finas arenas de sus playas, el termalismo, la hidroterapia, los baños de mar, un apretado calendario festivo y la celebración de importantes eventos, como las carreras de caballos en la playa, desde 1845, contribuyeron a fortalecer el turismo en la ciudad, atrayendo a relevantes familias de Sevilla, Jerez de la Frontera, Córdoba o Madrid, entre otras ciudades, que alquilaron o construyeron en Sanlúcar villas u “hotelitos” para pasar la temporada estival. Si bien, no todos los hoteles se construyeron o adquirieron por los veraneantes, sino que, en ocasiones, también lo fueron por vecinos de Sanlúcar.

La mayoría de estas villas de veraneo, construidas en la ciudad durante el primer tercio del siglo XX, presentan, salvo alguna excepción, una tipología residencial unifamiliar. Son edificios exentos rodeados de jardín que, en su tiempo, se situaron a orillas del mar, hoy más alejado. Esta ubicación facilitaba a los arquitectos la recreación de diversas tipologías edificatorias. En general, estas villas cuentan con cuatro fachadas, muchas veces diferenciadas entre sí, ofreciendo una gran diversidad y riqueza arquitectónicas. Todas dispusieron de una edificación accesoria en la zona trasera, de una sola planta, como dependencias de servicio. En principio se cedieron parcelas de unos mil metros cuadrados con unos veinte metros de frente, aunque algunos propietarios ampliaron esta superficie inicial, bien ocupando parte de la proyectada calle a trazar tras los hoteles, bien comprando terrenos aledaños (caso del marqués de Villamarta). Todas las villas edificadas en este extenso paseo marítimo ganaron varios metros de superficie por su frente, como resultado de las sucesivas alineaciones del paseo, practicadas en 1909 y 1916.

La intervención de Aníbal González en este gran proyecto residencial veraniego de Sanlúcar fue documentada, en su mayor parte, en 2011 por Ana Gómez Díaz-Franzón[2] con la ayuda del profesor Víctor Pérez Escolano, experto en la obra del arquitecto. Si bien, a través del reciente trabajo de Aníbal González Serrano (2020)[3], se han podido verificar algunas atribuciones que entonces se hicieron, e identificar otras obras del arquitecto hispalense en Sanlúcar.

Cabe señalar que en el catálogo de la obra residencial de Aníbal González (tesis doctoral), realizado por Noelia María Chaves Méndez (2016)[4], no se recoge la totalidad de las obras documentadas en Sanlúcar, habiéndose transcrito literalmente, en este trabajo, sin anotaciones ni entrecomillados, las descripciones arquitectónicas, la historia de los edificios, e incluso las fuentes primarias y secundarias, del libro de Gómez Díaz-Franzón, de forma que estos textos están siendo citados por otros autores[5] como propios de Chaves Méndez.

Hasta el momento se han podido documentar nueve obras de Aníbal González en Sanlúcar: siete hoteles veraniegos, una casa en centro urbano y el atrio de la parroquia de Ntra. Sra. del Carmen. A través de estos edificios puede observarse la evolución formal, que experimenta la producción de Aníbal González, desde sus inicios como arquitecto (incluso antes de obtener el título), desde 1901 a 1923, localizándose en Sanlúcar sus primeras obras arquitectónicas[6]. También cabe atribuirle otros edificios en base a sus similitudes estilísticas.

Además de Aníbal González, durante el primer tercio del siglo XX trabajaron en Sanlúcar otros destacados arquitectos de la época, como Juan Talavera y Heredia, Vicente Traver, José Espiau, Ricardo Magdalena, o Antonio y José Gómez Millán, entre otros.

Debo agradecer la colaboración prestada, para la realización de este trabajo, a Aníbal González Serrano, Salvador Daza Palacios, Francisco López Hurtado y familia Romero Millán.

 

1.      Primeros hoteles de Aníbal González en Sanlúcar.

En junio de 1901, el cesionario Pedro Vives Ferrer presentó al Ayuntamiento cuatro proyectos de hoteles para su aprobación, que debían quedar finalizados en agosto de 1902. Pero, en el transcurso de este último año, Vives solicitó una prórroga de un año para finalizar dos de los cuatro hoteles previstos para 1902[7], alegando problemas surgidos con el constructor, Sr. Leiva. Esta prórroga fue concedida por el Ayuntamiento, determinándose que para el mes de agosto de 1903 debían quedar construidos cinco hoteles en la playa, los dos que restaban del compromiso contraído para 1902 más el correspondiente a 1903. A partir de esta fecha debía edificarse un hotel cada año hasta completar los catorce previstos[8].


Aníbal González y Álvarez-Ossorio (Sevilla, 1876-1929) inaugura en Sanlúcar su trayectoria profesional con dos proyectos de 1901, incluidos en los cuatro presentados por Vives, cuando aún no había finalizado sus estudios de Arquitectura. Esta temprana presencia en Sanlúcar de quien habría de ser el máximo exponente del regionalismo sevillano parece deberse a la estrecha relación establecida con su primo, Torcuato Luca de Tena y Álvarez Ossorio, destacado político y empresario editorialista, fundador de Blanco y Negro y ABC, entre otras cabeceras, quien actuó como protector y consejero del arquitecto en diversos momentos de su vida profesional[9]. Además, Torcuato Luca de Tena promocionó algunos edificios del arquitecto en sus publicaciones, como la revista Actualidades[10]. El joven arquitecto sevillano adquirió pronto renombre y prestigio, publicándose algunas de sus obras en la más importante revista de arquitectura e ingeniería de la época: La Construcción Moderna, en 1905[11], entre otras. El arquitecto también publicó algunos artículos sobre arquitectura en esta última revista. A lo largo de su trayectoria, Aníbal González llevó a cabo varias obras para la familia Luca de Tena en Sevilla y Madrid[12].

La primera obra, de carácter efímero, de Aníbal González en Madrid, aún siendo estudiante, fue la instalación o stand de la fábrica de harinas “Los Ángeles” de la “Sociedad Crédito de la villa de Getafe”, colocada en el Pabellón de la Exposición de Pequeñas Industrias, celebrada en los jardines del Retiro de Madrid (1901)[13].

Por tanto, parece probable que Torcuato Luca de Tena ejerciese su influencia en Sanlúcar para que estos primeros hoteles veraniegos fueran obra de Aníbal González, cuya posibilidad cobra mayor veracidad si se tiene en cuenta la circunstancia que, también en 1901, el Ayuntamiento de Sanlúcar había cedido la explotación del manantial de aguas ferruginosas Las Piletas, existente en las proximidades de la playa, a Torcuato Luca de Tena y Reina, padre del periodista y tío de Aníbal González, para establecer un balneario. De hecho, la familia Luca de Tena tuvo casa en Sanlúcar durante aquellos primeros años del siglo XX (calle Trasbolsa, 19), en la que se hallaba la oficina comercial de Las Piletas, gestionando este negocio más directamente Nicolás Luca de Tena, hermano de Torcuato.

Cuando Pedro Vives presentó en 1901 los proyectos de los cuatro primeros hoteles, a edificar en la playa, en la sesión municipal, que los aprobó, se manifestó que “los planos referidos están formados y autorizados por el Perito facultativo de la Corporación”[14], es decir, por el entonces arquitecto municipal, Antonio Arévalo Martínez. Todo parece indicar que Arévalo respaldó al joven Aníbal González, al menos en dos de estos proyectos, pues González no finalizaría sus estudios de Arquitectura hasta 1902, en Madrid, obteniendo el número uno de su promoción. Así, Antonio Arévalo aparecerá como facultativo a efectos oficiales de estos proyectos.

En principio las obras marcharon a buen ritmo La edificación de estos primeros hoteles se llevó a cabo en la parcela B o 2ª, situada en la actual avenida de Bajo de Guía. De estos cuatro proyectos se ha podido constatar que los dos ejecutados en 1902 por Aníbal González son los actuales “Villa Rosa” y “Villa Gracia”[15].

Al exigir el Ayuntamiento a Pedro Vives que, para 1903, debían estar construidos cinco hoteles en la playa, parece probable que el promotor, debido a la premura de tiempo, encargara a Aníbal González los proyectos de los otros tres hoteles que restaban, pues fueron realizados prácticamente idénticos, bajo un mismo patrón neomudéjar y de menor envergadura que los dos primeros. Por su estética neomudéjar cabría atribuírselos a Aníbal González, quien acababa de finalizar “Villa Gracia” (Villa Gloria) en el mismo estilo. Estos hoteles son “San Francisco”, “San Carlos” y “Villa Emilia”. Se conoce que pocos años más tarde, entre 1911 y 1912, Aníbal González realizó una reforma en el hotel “San Francisco”[16]. Así, en mayo de 1903 se aprobaron los tres proyectos presentados por Pedro Vives para los nuevos hoteles, autorizándose que éstos fueran de “cemento armado u otra clase de edificaciones”[17]. Por tanto, en agosto de 1903 quedaron cinco hoteles edificados en el paseo de Bajo de Guía.

En 1904 se construyó “Villa Carmen” por el banquero sanluqueño Antonio Ridruejo Barrero, quien ya había comprado dos parcelas a Pedro Vives, donde se construyó las actuales “Villa Emilia” y “San Francisco”, destinados a alquiler; y llegó a un acuerdo previo con Vives para que su hotel “Villa Carmen” se contabilizara también dentro del cupo comprometido por el cesionario, cuyo convenio contó con la aprobación del Ayuntamiento[18]. En 1918 “Villa Carmen” fue adquirida por Armando de Soto y Morillas. Se desconoce el autor del proyecto de este hotel, que cabría atribuir a Antonio Arévalo o Aníbal González, por sus similitudes estilísticas. En 1926 se hicieron obras de ampliación, bajo la dirección del arquitecto José Romero Barrero, de forma que las terrazas de la planta principal fueron cubiertas para ampliar las dependencias interiores, abriéndose huecos iguales a los originales, al tiempo que se prolongaron las terrazas de la misma crujía de fachada. Y en 1927 fue ampliada la edificación aledaña posterior por el arquitecto sevillano Juan José López y Sáez. “Villa Carmen” mantiene los cánones generales del estilo inglés, plasmado sobre todo en las cubiertas inclinadas de teja plana y amplios aleros, aunque se aleja de esta estética en la simetría del conjunto y las escasas concesiones decorativas, contando también con elementos modernistas, como los grupos de tres alargados balcones, que presiden los dos pisos de la fachada principal. Asimismo, destaca el fajeado inciso de los muros y las llamativas cubiertas y gran marquesina de color verde, que otorgan a este hotel su principal singularidad.

En 1905 surgieron problemas entre Pedro Vives y el Ayuntamiento. Este año el arquitecto municipal, Antonio Arévalo, denunció las obras del hotel que se estaba edificando en el paseo de Bajo de Guía, pues no le constaba que se hubiesen presentado los planos ni el nombre del arquitecto, como debía figurar oficialmente en el Ayuntamiento, por lo que solicitó que se obligase a Pedro Vives a cumplir estos requisitos. Se suspendieron las obras hasta que Vives presentó el proyecto, que fue aprobado[19]. Estos datos parecen referirse al hotel “Villa Caridad”, actualmente llamado “Bellavista”, de estética modernista. Hasta el momento, se desconoce el arquitecto de este edificio.

La concesión a Pedro Vives permaneció vigente hasta que en 1906 se rescindió el contrato y se le incautaron los terrenos, argumentando el Ayuntamiento que había incumplido las obligaciones contraídas[20]. Así, en abril de este año, la Comisión de Fomento, fundamentándose en un informe del arquitecto municipal, propuso que no se autorizasen las obras del hotel que Pedro Vives estaba edificando en la playa, pues no respondíaa un servicio amplio, cómodo e higiénico, al par que cumplir con el objeto de embellecer la playa, según los deseos del Ayuntamiento al cederle los terrenos a Vives, teniendo en cuenta además que las condiciones higiénicas del edificio no responden ni aún a las que exigen para habitaciones de obreros”[21]. En su informe, Antonio Arévalo también censuraba la escasa entidad arquitectónica de los últimos hoteles construidos, en referencia probable a los tres hoteles de estilo neomudéjar y al hotel Bellavista, alegando que “debe tratarse de que se tomen como pauta las primeras [villas] realizadas[22].

El Ayuntamiento denegó el proyecto del hotel que se estaba construyendo y declaró caducada la concesión a Pedro Vives, revirtiendo los terrenos cedidos a la propiedad municipal[23]. Se justificó esta rescisión en el hecho de que Vives no había cumplido sus obligaciones, por no haber edificado los hoteles comprometidos, ya que sólo existían siete edificios finalizados y uno en cimientos[24]. El Consistorio acordó que, a partir de entonces, se cederían los terrenos en la playa, de forma gratuita, a particulares y que el Ayuntamiento se encargaría de gestionar directamente las cesiones a través de la Comisión Municipal de Hoteles[25].

Por tanto, durante esta primera fase constructiva, gestionada por Pedro Vives, entre 1901 y 1906, se edificaron siete hoteles en el paseo de Bajo de Guía -Villa Rosa, Villa Gracia, San Francisco, San Carlos, Villa Emilia, Villa Carmen y Bellavista-, quedando el octavo en cimientos. Estas villas veraniegas aún se conservan, aunque alguna ha sufrido graves alteraciones (Villa Gracia). En la actualidad, junto a los hoteles edificados poco después, a excepción de alguna demolición, ocupan todo este frente de la avenida de Bajo de Guía.


Tarjeta postal. Primeros hoteles en la playa de Aníbal González. Villa Rosa y Villa Gracia.


Villa Rosa fue el primer hotel construido en la playa de Sanlúcar. Situado en el ángulo entre la actual avenida del Cerro Falón (antigua Calzada de la Constancia) y la avenida de Bajo de Guía, fue edificado por Pedro Vives Ferrer, según proyecto del joven Aníbal González[26], y quedó finalizado en 1902, rotulándose entonces como “Villa Antonio”. En 1903 fue adquirido por la sevillana Rosa Mora Pedraza, viuda de Martínez Lombardero[27] –a la que se debe su nombre-, cuya familia ya veraneó en este hotel en agosto de aquel año[28]. En 1913 el edificio fue comprado por el vinatero jerezano Patricio Garvey y González de la Mota (I Conde de Garvey desde 1923), casado con Ana Maldonado Urquiza, a cuya viuda y herederos pasó el inmueble en 1933, cuando falleció Garvey. En la actualidad pertenece a la familia Ávila.

Aníbal González proyectó este hotel, hasta ahora su primera obra arquitectónica conocida, en estilo inglés (Old English), inspirado en los cottages de la campiña inglesa que, junto a las casas de campo suizas, se habían puesto de moda en los centros veraniegos europeos desde finales del siglo XIX, y cuya tipología probablemente se estudiase por entonces en la Escuela de Arquitectura. Su estructura guarda cierta semejanza con “Villa Ramona” (desaparecida), proyectada por Aníbal González (1909-1912), en Sevilla, para Pedro Rodríguez de la Borbolla. El arquitecto sevillano también recurrirá a las formas generales de este estilo para otros edificios, como dos hoteles edificados en Sanlúcar entre 1906 y 1907 (Villa Ntra. Sra. del Rosario y Villa Isabel) y para algunas viviendas construidas en el barrio de Aracenilla (Aracena, Huelva), ya en 1922.

La planta de Villa Rosa es compacta irregular, en la que sobresalen los volúmenes de terrazas, miradores y torreón. El edificio consta de dos plantas y desván, disponiendo también el torreón de entresuelo. Todas las cubiertas ofrecen pronunciadas vertientes, que articulan hastiales triangulares tan característicos de esta arquitectura, como la composición irregular y asimétrica que domina el conjunto.


Villa Rosa. Avenida de Bajo de Guía.

La fachada principal se distribuye en un volumen central y dos cuerpos laterales, añadiéndose en el extremo derecho un torreón de mayor altura. Las cubiertas son de tejados a dos aguas de teja plana. El torreón se cubre con chapitel piramidal de marcado alero y cuenta con tres pisos de altura, situándose hoy el acceso principal en su planta baja. En la actualidad, el cuerpo lateral derecho de la fachada está centrado por dos miradores poligonales superpuestos, que sobresalen en planta. Son los clásicos bay-windows del estilo inglés. En origen no presentaba ninguno, situándose la entrada principal en su lugar. Más tarde se construiría el ubicado en planta baja, cubierto con terraza, de forma que, al añadírsele el mirador superior por Patricio Garvey en 1914[29], este elemento ocultó el primitivo ventanal del piso alto.

En los paramentos, conformados por ladrillo rojo visto, según marcaban los cánones del estilo inglés -hoy pintados de color rojo-, resaltan las cadenetas de los esquinales, las molduras escaleriformes que siguen el perfil triangular de los hastiales, y los recercados de los vanos, cuyos elementos decorativos están pintados en tonalidad ocre, de forma que se produce un agudo contraste cromático con el color rojizo general. Otro destacado elemento ornamental, que acompañará a toda la producción arquitectónica de Aníbal González, son los diversos paños de azulejería cerámica con diferentes diseños, que componen amplios frisos en las zonas inferiores de los vanos, terrazas, cuerpo superior del torreón y escudo de Garvey, acentuando aún más el intenso cromatismo del edificio. Asimismo, siguiendo los patrones del Old English, los vanos del hotel poseen muy diversas formas: adintelados, rebajados, de medio punto, circulares…, todos enmarcados en gruesas molduras.




Villa Gracia, en Avenida de Bajo de Guía. Fragmento de postal y estado actual.

 

Villa Gracia (antigua Villa Gloria) fue el segundo hotel que edificó en 1902 Pedro Vives en la playa[30], según proyecto de Aníbal González[31] aprobado en 1901. Su primer nombre fue “Villa Gloria”, quizás en honor de la hija de Pedro Vives así llamada. En 1907 el edificio fue adquirido a Vives por el empresario y político sevillano Pedro Fernández-Palacios y Labraña. Lo habitará desde entonces Gracia Fernández-Palacios y Labraña, por quien pasó a denominarse “Villa Gracia”. Más tarde, Aníbal González realizará algunas obras en Sevilla para la familia Fernández Palacios, como una vivienda para Pedro Fernández Palacios (1910) o el Protectorado de la Infancia (1916). A principios de los años 60 del siglo XX, Villa Gracia fue adquirida por el ingeniero Raúl Celestino Gómez, quien realizó importantes transformaciones en la vivienda, llamándola “El Tollo”, pasando después por diversos propietarios.

En este edificio, Aníbal González cambia totalmente de registro respecto a “Villa Rosa”, concibiéndolo en estilo neomudéjar con algunos toques modernistas, como la cúpula central agallonada (desaparecida), que en origen cubría la sala principal. Esta cúpula de raíz orientalista recuerda a la levantada, en 1904, por Aníbal González en el desaparecido edificio del Café París, edificado para Manuel Suárez, en calle Campana (Sevilla).

Cuando se edificó, Villa Gracia tenía planta rectangular de la que sobresalía un porche en la fachada principal. Más tarde se añadieron dos volúmenes rectangulares en los ángulos del fondo. En origen, este hotel sólo tenía planta baja, que se hallaba distribuida en “terraza cubierta en forma de pórtico árabe”, vestíbulo, “sala cubierta con cúpula”, comedor, cinco dormitorios, cuarto tocador, cocina, despensa, escalera a la azotea y excusado con sistema W.C.[32]

La estructura primitiva fue muy modificada en los años 60 del siglo XX. Construido en ladrillo visto –elemento que dominará toda la producción de Aníbal González-, el hotel se configuró mediante tres crujías paralelas, cubiertas las laterales con tejados a dos aguas y un hall o sala central, que funcionaba como distribuidor, donde se alzaba una cupulilla agallonada. Poco después de construirse, se agregó una planta superior en la crujía lateral derecha y también se demolió la cúpula de la zona central, transformada entonces en patio, que hoy se cubre con montera acristalada. Por tanto, en la actualidad, cada crujía lateral presenta un aspecto diferente, al elevarse otra planta en la derecha, mientras que el tejado de la crujía izquierda, rodeado de pretil almenado, fue transformado en cubierta plana o azotea delimitada con pretil de hierro.

La fachada principal se antecede de un porche columnado que tenía arcos de herradura apuntados -hoy, peraltados-, que descansan sobre columnas de fundición de color blanco. El almenado superior de merlones escalonados, que coronaba el porche, fue sustituido por una barandilla férrea. Asimismo, todas las ventanas de las fachadas laterales, en origen formadas con arcos de herradura inscritos en alfices decorados con cerámica, fueron transformadas en huecos adintelados durante la reforma de los años 60.

El ladrillo visto original de los paramentos se encuentra hoy revocado y pintado de color blanco, sobre el que contrastan las cornisas y molduras en tonalidad almagra. Destaca la decoración de la cornisa del primer piso, de concepción modernista, que está configurada por una hilera de ménsulas geométricas y fila denticular, la cual se aproxima formalmente a los cornisamentos ornamentales del próximo hotel “Villa María”.

En 1903 se edificaron tres hoteles iguales, que se conservan en buen estado. Aunque no se ha documentado su autoría, como se ha citado anteriormente, podrían atribuírsele a Aníbal González, quien en 1911 realizó reformas en el hotel “San Francisco”.





Villa Emilia. Estado actual.


San Carlos. Estado actual.


San Francisco. Estado actual.




Villa Emilia. Fragmento de postal de época.

 

El hotel “San Francisco”, junto a su aledaño “San Carlos” y el próximo “Villa Emilia”, se construyeron según un mismo modelo de estilo neomudéjar o neoárabe. Inicialmente se destinaron al alquiler de forasteros[33]. El hotel más transformado ha sido “San Francisco”, que actualmente se encuentra subdividido en dos viviendas, aunque se ha respetado la fachada, manteniendo los otros sus formas originales, si bien en “San Carlos” y “San Francisco” se han adicionado edificaciones en la zona posterior y en planta alta.

Tanto “San Francisco” como “Villa Emilia” fueron construidos por el banquero Antonio Ridruejo Barrero sobre terrenos comprados a Pedro Vives[34]. “San Francisco” fue adquirido más tarde por el sevillano Manuel Benito Gómez, quien ya veraneaba en este hotel en 1910[35]. En 1911 Aníbal González realizó reformas en el hotel San Francisco para Manuel Benito Gómez[36], que parece consistieron en la ampliación posterior, donde sobresalen dos volúmenes esquineros cubiertos con tejados a cuatro aguas de teja curva vidriada en dos colores (hoy falta una de estas cubriciones). En 1912 Manuel Benito Gómez obtuvo licencia de obras para prolongar las construcciones accesorias situadas en la zona posterior, según proyecto de Manuel Hernández y Álvarez-Reyero, entonces Arquitecto Municipal[37]. Por su parte, “San Carlos” fue edificado por Eugenio Agacino Martínez, Almirante de la Armada y escritor, cuya residencia pasaría a pertenecer, ya en 1916, al sevillano José Chico Ganga, industrial del calzado, cuya familia veraneaba en Sanlúcar al menos desde 1903[38].

Los tres hoteles presentan una estructura idéntica y estilo neomudéjar. “Villa Emilia” es el que mejor ha conservado sus formas originales. Las tres villas contaban, inicialmente, con una planta de altura y se cubrían con azotea. Desde sus inicios, dispusieron de marquesina situada en la fachada principal, compuesta por una estructura férrea cubierta de teja curva vidriada en varios colores, como se conserva en “San Francisco”.

Estas villas presentaban planta casi cuadrangular -12 m de fondo por 12,50 m de ancho en fachada- y una sola altura. Las fachadas principales se estructuran en tres sectores verticales, siendo más alto el central, que también se adelanta sobre la línea de fachada. En este cuerpo principal se aloja la portada de acceso, que está articulada por un vano con arco de herradura apuntado recayente sobre columnas de mármol blanco con capitel prismático, sólo conservadas en “Villa Emilia” y “San Francisco”. Este vano de entrada, como los demás huecos de los edificios, queda inscrito en alfiz decorado con cerámica de raigambre mudéjar. Asimismo, la portada está enmarcada con friso superior y pilastras laterales, todo cajeado para insertar azulejería. Este friso cerámico superior fue eliminado en “Villa Emilia” para colocar este nombre rotulado en azulejos. “San Carlos” y “Villa Emilia” conservan las primitivas puertas acristaladas de acceso, con vidrieras que dibujan un entramado de arcos apuntados de aire modernista en el primero; y motivos de lacería estrellada en el segundo.

A ambos lados de la portada se abren balconcillos con arcos de herradura apuntados. Como el acceso principal, estos huecos se encuentran inscritos en alfices con ornamentación cerámica. En origen, estos balcones se hallaban cerrados con antepechos de hierro, que fueron sustituidos posteriormente por un enverjado completo con red de rombos (Villa Emilia y San Carlos). En las fachadas laterales se abren cuatro ventanas con arcos de herradura apuntados enmarcados en alfices con decoración cerámica.

Los tres hoteles se coronaban con un almenado de merlones escalonados, de tradición hispano-árabe, dibujando formas de lis en los cuerpos centrales de las fachadas principales. Este almenado original ha desaparecido casi totalmente. Sólo se conserva en los cuerpos laterales de algunas fachadas principales de Villa Emilia y San Francisco. Asimismo, debajo de la cornisa superior se situaba un molduraje decorativo de ladrillo recortado con forma escalonada, también de tradición mudéjar, que ha desaparecido en los tres edificios. El cromatismo de algunos de estos hoteles era inverso al que ofrecen en la actualidad. Por ejemplo, en origen, los paramentos de “Villa Emilia” estuvieron pintados en tonalidad rojiza[39], de forma que se producía un intenso contraste con los elementos decorativos de cornisas, almenados y zócalo, todo pintado en color claro. En la actualidad, estos exteriores están pintados en tonos blanco y ocre.


Plano del paseo de Bajo de Guía con detalle de los hoteles construidos. Antonio Arévalo, ca. 1910. (AMSB).


2.       Nuevos hoteles modernistas de Aníbal González en la playa.

Retirada la concesión a Pedro Vives en 1906 y retornadas al dominio municipal las parcelas no edificadas en la playa, el Ayuntamiento aprobó las propuestas presentadas por el entonces Alcalde, Adolfo Gutiérrez Agüera, pues “al Ayuntamiento interesa mucho facilitar la construcción de hoteles”. En consecuencia, se acordó que los terrenos fuesen cedidos de forma gratuita, “como medio más adecuado de estimular la urbanización”, con la condición principal de construir un hotel en el plazo de un año, previa aprobación de los proyectos por parte de la Corporación[40].

Pocos días después, el Consistorio acordó designar una comisión especial, que estimase lo más conveniente para “los intereses generales de la población y a la más rápida urbanización de los terrenos”. Se creó así la “Comisión Municipal de Hoteles”[41] que, a partir de entonces, tramitó todo lo relacionado con las concesiones de terrenos en la playa. Para regular estas concesiones y la edificación de hoteles, en septiembre de 1906 se aprobaron diez condiciones generales, que rigieron a partir de entonces las cesiones de terrenos a particulares[42].

En esta nueva etapa, Aníbal González lleva a cabo en Sanlúcar tres monumentales residencias veraniegas, proyectadas en 1906: Ntra. Sra. del Rosario (antigua Villa Luz), Villa Isabel (Villa Concha) y Villa María (Villa Antonia). En las dos primeras prevalece una concepción derivada del estilo inglés, propio de las zonas veraniegas, aunque ahora el arquitecto sevillano las dota de elementos más personales de estética modernista, plasmados en la simetría compositiva de las fachadas y en los materiales usados: combinación de ladrillo y piedra concertada en los muros, con fines constructivos y decorativos. De los dos primeros hoteles se conservan los planos de alzado de la fachada principal en el Fondo Aníbal González de la Fundación FIDAS, y del tercero se ha localizado la planta en el Archivo Municipal de Sanlúcar. En este último hotel “Villa María” se combinan equilibradamente los estilos neomudéjar y modernista.






Villa Rosario.. Plano del alzado de la fachada, por Aníbal González (Archivo FIDAS). Estado actual.

 

Villa Rosario (antigua “Villa Luz”). Este hotel fue edificado en 1907 por Francisco González Ybarra, que estaba casado con María Luz Fernández-Palacios y Labraña, en un terreno concedido por el Ayuntamiento en la playa[43]. González Ybarra ya veraneaba en Sanlúcar con su familia al menos desde 1903[44]. En 1908 el edificio estaba finalizado, denominándose entonces “Villa Luz” en honor de su primera propietaria[45]. Al fallecer González Ybarra, en 1929, pasó a su viuda y a sus quince hijos, que lo vendieron en 1965[46].

Es uno de los hoteles más monumentales entre los construidos en la avenida de Bajo de Guía. Según proyecto de Aníbal González[47] de 1906, el arquitecto mantuvo aquí la inspiración general del estilo inglés, codificado para las villas estivales, que se detecta sobre todo en la composición de las cubiertas, que logra una equilibrada simbiosis con la estética modernista, expresada en las terrazas curvas laterales, formas lobuladas de las molduras de ladrillo de las ventanas, la concepción organicista del mirador y los elementos decorativos, que se concentraban en el cuerpo central de la fachada principal y en el mirador superior.

El edificio, muy degradado en la actualidad, presenta planta rectangular y composición simétrica, a la que se adosan dos amplias terrazas con porches de entrada, situadas en las fachadas principal y lateral izquierda (desaparecida), que se comunicaban entre sí por un ángulo curvado. El hotel tiene dos pisos de altura y un mirador superior situado en la crujía posterior. 

En origen, las fachadas ofrecían a la vista tanto la mampostería de piedra concertada y careada de los muros, como el ladrillo visto, usado para los esquinales, enmarcamientos de vanos y línea de imposta. Todos estos materiales, que distinguirá las obras modernistas de Aníbal González durante estos años, han quedado ocultos bajo los actuales enfoscados y pintura de los muros. Uno de los componentes más llamativos de este hotel fue su cubrición, resuelta mediante espléndidos tejados a dos aguas de amplios aleros, que descansaban sobre grandes ménsulas talladas en madera. En 1944 se realizó una reforma en estos tejados, consistente en el derribo y reposición de 45 m2 de cubierta, cuya obra estuvo dirigida por el arquitecto catalán Juan Roca Pinet y el aparejador sanluqueño Ángel del Río[48].

En los años 60 del siglo XX estos tejados fueron desmontados para transformar la cubierta en la actual terraza plana, cerrada con sencillo pretil de fábrica. La pérdida de estas cubiertas y la ocultación de sus primitivos materiales han alterado sustancialmente la estructura compositiva y el diseño cromático de los materiales concebido por Aníbal González. Lamentablemente, esta degradación del edificio se ha intensificado en 2023, al ser decoradas las fachadas y cerca exterior con ornamentación “gaudiniana” derivada de los famosos trencadís o mosaicos cerámicos de la casa Batlló, durante la reforma realizada para albergar el “Museo Manolo Sanlúcar-Aura Seguros”, que han venido a ocultar aún más la estética otorgada por Aníbal González.

La fachada principal disponía de un porche de acceso, configurado por una decorativa marquesina de hierro forjado, que se hallaba cubierta con tejado a tres aguas de tejas vidriadas bicolor (desaparecida). En esta fachada principal, los cuerpos laterales se adelantan sobre la línea del cuerpo central, donde se situaba el porche original. En la actualidad, se extiende sobre toda esta fachada una sencilla terraza sobre pilares y se cierra con barandilla férrea.

Tanto la fachada principal como las laterales se encuentran subdivididas en tres sectores, mediante gruesas pilastras de ladrillo visto, hoy revestidas. Los huecos de todas las fachadas quedan albergados en amplios arcos ciegos de medio punto construidos también con ladrillo visto, hoy ocultos por los enfoscados. En las fachadas laterales, el arco central presenta una mayor luz para alojar dos ventanas en su interior. En planta baja, los vanos son adintelados y están encuadrados con molduras de ladrillo visto (desaparecido) que dibujan formas lobuladas, mientras que en planta alta estos recercados se adaptan al perfil rebajado de los vanos dibujando también formas ligeramente lobuladas en los ángulos. En la fachada principal, las molduras del balcón central del primer piso ofrecen una mayor elevación, probablemente para insertar algún elemento decorativo como podría ser un paño azulejero, que quizá fue sustituido por el actual, donde se representa a la Virgen del Rosario. Los vanos pertenecientes a la planta baja, acceso incluido, han sido transformados en huecos adintelados, habiéndose eliminado las molduras originales.

En la actualidad, la parcela cuenta con una superficie de 1.480 m2 y el edificio se extiende en planta sobre 360 m2 (20 m de fachada por 18 m de fondo)[49].






Villa María (antigua Villa Antonia). Fragmento de fotografía de la època y estado actual.

 




Villa María. Planta (AMSB). Porche (desaparecido) en fragmento de postal.

 

Villa María (antigua Villa Antonia) fue edificado, según proyecto de Aníbal González de 1906 para Antonia Labraña de la Peña[50], viuda de Miguel Fernández-Palacios Derqui, que estuvo representada legalmente por su hijo político, Francisco González Ybarra, quien por las mismas fechas construyó el hotel aledaño “Villa Luz”. Se denominó “Villa Antonia” por su propietaria. Al fallecer ésta, en 1910, el hotel pasó a sus hijos[51]. Por aquellos años Aníbal González también proyectó, en Sevilla, para Antonia Labraña, la denominada “Casa del Barril” (1909-10), en cuya fachada sintetiza los estilos neoplateresco y neomudéjar.

Este hotel ofrece una concepción monumental y una síntesis estilística del Modernismo y el Neomudéjar. Las formas modernistas se concentran en el artístico porche de entrada (desaparecido), cornisamento con ménsulas escalonadas, y perfilado de los hastiales posteriores. Su estructura presenta gran originalidad, al desarrollarse en varias unidades volumétricas escalonadas, de forma que las crujías van ganando altura desde el frente principal hacia el posterior. Fue construido íntegramente en ladrillo visto, aunque con posterioridad sus paramentos han sido revocados y pintados de color almagra en las fachadas y blanco para los elementos ornamentales.

El hotel está configurado mediante tres cuerpos edificatorios, que ganan altura progresivamente hacia el fondo, de forma que la crujía de fachada posee una sola planta, mientras que la posterior presenta dos pisos. La casa asienta sobre un amplio basamento construido con mampostería de piedra concertada con hileras de ladrillo visto, combinación material característica de Aníbal González en esta primera etapa de su producción, que se prodigará también en los edificios construidos en Aracena.

La fachada principal se subdivide en tres sectores verticales, cubriéndose los laterales, a modo de torreones, mediante tejados a cuatro aguas, que descansan sobre un singular cornisamento de ladrillo visto, formado por ménsulas prismáticas escalonadas, que se repiten en la segunda crujía. Esta última sobresale transversalmente en la simétrica planta y queda subdividida también en tres sectores, cubriéndose los laterales con tejados a dos aguas de mayor altura que la crujía principal, a la que queda unida mediante un cuerpo intermedio y la misma línea de imposta. Los perfiles de estos hastiales son triangulares y ofrecen un decorativo molduraje escalonado en zig-zag con pilastrillas colgantes. Por último, los volúmenes posteriores presentan dos plantas, cubriéndose los laterales con tejados a dos aguas. Tanto el frente anterior como el posterior de estas unidades traseras ofrecen unas originales molduras en sus hastiales trapezoidales, que están flanqueados por remates piramidales sobre basamentos cuadrangulares, todo de inspiración modernista.

En principio se construyó un monumental pórtico de acceso en la fachada principal (desaparecido), que estaba realizado en ladrillo visto y estilo modernista. Configurado mediante pilares y arcos rebajados, la estructura sostenía una terraza superior cerrada con pretil de tracería calada de ladrillo recortado. Este porche ha desaparecido, habiéndose alterado la equilibrada composición de la primitiva fachada.

Los vanos son de herradura apuntados en la crujía delantera, mientras que en el resto del edificio presentan formas de arcos de herradura y peraltados. En la fachada principal destaca el hueco de acceso con arco de herradura apuntado y angrelado. Esta entrada está flanqueada por ventanas geminadas con iguales arcos, que descansan sobre columnillas de mármol blanco, cuyos capiteles y cimacios están tallados con formas vegetales. Sobre estas ventanas se abren ojos de buey polilobulados en esviaje de raíz barroca. Todas las ventanas presentan amplias molduras, pintadas hoy en color blanco.






Villa Isabel. Plano de alzado de fachada, por Aníbal Gonzalez (Archivo FIDAS). Estado actual.

 



Villa Isabel. Plano de planta, 2008 (Manuel Barbadillo Eyzaguirre). Detalle de puerta con vidrieras modernistas.

 

Villa Isabel (antigua “Villa Concha”) fue edificada entre 1907 y 1908 para la sevillana Concepción Carreño y García Portillo, Viuda de Prieto[52]. Este hotel se llamó en principio “Villa Concha”, por su primera propietaria. Al fallecer ésta (1913), el edificio pasó a sus tres hijos, Concepción, Luis y José Prieto Carreño, cuyos herederos vendieron la villa en 1957 a la sanluqueña Isabel Barón Romero y a su esposo Antonio Juan Breschist Rodríguez[53]. A partir de entonces el edificio se denominará “Villa Isabel”. En 2005 fue adquirido por el farmacéutico Felipe Trigo Romero y su esposa María Dolores Ojeda Ceballos, que llevaron a cabo una modélica restauración integral del inmueble entre 2008 y 2009, bajo la dirección del arquitecto Manuel Barbadillo Eyzaguirre.

Este hotel también fue proyectado por el arquitecto sevillano Aníbal González, según consta en la inscripción registral del inmueble y en un plano conservado en el archivo FIDAS[54]. Cuando se edificó, fue valorado en 50.000 pesetas, según certificación librada en Sevilla, el 19 de septiembre de 1911, por el arquitecto director de las obras, Aníbal González[55].

Es uno de los hoteles más monumentales y llamativos del conjunto de villas edificadas en la playa de Sanlúcar. Fue construido entre 1907 y 1908 y ofrece una simbiosis del estilo inglés y el Modernismo de inspiración neogótica, como se advierte en los pretiles de la terraza y de algunos balcones; los ojos de buey abiertos en los frontispicios; o los festoncillos de los aleros de los tejados. Entre los elementos modernistas, destaca la composición de las ventanas dobles y los huecos de la fachada principal, cerrados con vidrieras del mismo estilo. El estilo inglés, característico de las zonas veraniegas, se advierte en el juego planimétrico de los tejados, aunque se aleja de esta estética la composición simétrica del conjunto y el resto de sus elementos.

De la planta rectangular, subdividida en tres crujías, sobresale el volumen también rectangular del cuerpo de la fachada principal junto al porche, además de una amplia terraza delantera de perfil elíptico, cuyas curvaturas se prolongan hacia las fachadas laterales. En altura, el edificio se alza sobre amplio basamento y se estructura en piso bajo, principal, desván y semisótano en la zona posterior. Los paramentos son de mampostería de piedra concertada, donde resaltan los recercados de los vanos realizados en ladrillo rojo visto, cuyo material también es utilizado para las cadenetas que refuerzan los esquinales. El porche de entrada original fue sustituido con posterioridad, resolviéndose actualmente mediante planta rectangular y sencillos pilares, que sustentan una amplia terraza superior, todo en ladrillo rojo visto. Tanto la terraza inferior como la escalinata de acceso, de arranque curvo, presentan barandillas compuestas por grandes piezas de piedra caliza blanquecina, talladas con roleos vegetales que evocan las tracerías góticas.

El edificio se organiza mediante tres crujías paralelas, que se cubren con tejados a dos aguas de amplios aleros. En el centro de la crujía delantera sobresale el volumen rectangular de la fachada principal, cubierto con tejado a cuadro aguas, al que se adosa otro tejadillo a dos aguas, que cobija parte de la terraza superior, cuyo frente se cierra con guardamalleta calado de carpintería colgada de raigambre goticista. Este mismo elemento se repetía, en origen, en los hastiales laterales. Todos los perfiles inferiores de los tejados están decorados con festón goticista y en el proyecto las cumbreras de los tejados se coronaban con cresterías férreas, aunque éstos no se localizan en el actual edificio. Todas las cubiertas son de teja curva vidriada, en llamativo contraste bicolor blanco-verde, siendo en las cumbreras de color verde. Estos tejados fueron repuestos con materiales semejantes durante la restauración efectuada en 2008.



Balcones de Villa Isabel de Aníbal González (1907)

y del hotel Garvey, de Antonio Arévalo (1902).


En la composición de las fachadas de Villa Isabel domina la simetría. Todos los vanos son rebajados y presentan gruesos recercados de ladrillo rojo visto, que ofrecen un perfil superior alabeado y decorado con fila denticular o de canes. Curiosamente, estos recercados son muy similares a los realizados por Antonio Arévalo en el hotel Garvey (proyecto de 1901) frente al paseo de la Calzada. Muestra las semejanzas constructivas y decorativas entre ambos arquitectos.

Por otra parte, los huecos principales de las crujías laterales y el acceso a la terraza superior se resuelven mediante un doble vano rebajado, que queda inscrito en un solo enmarcamiento de ladrillo visto, de tono modernista. Los hastiales triangulares de las fachadas culminan con un medievalista óculo trilobulado y moldurado con ladrillo visto.

El acceso principal se compone de un gran vano adintelado, recercado con ladrillo rojo visto, que está sostenido con dos columnas de fundición, y se cierra mediante puertas acristaladas con vidrieras modernistas. Del interior sobresale el hall o vestíbulo y escalera principal, cuya esmerada decoración muestran el planteamiento modernista de Aníbal González, al concebir el edificio como una obra de arte total.





Acceso a inmueble en calle Carmen Viejo, 14, de José Hidalgo Colom (Postal publicitaria); y “Ntra. Sra. de los Ángeles” en carril de los Ángeles, de José Hidalgo Colom, posible obra de Aníbal González.(Foto: Ramón Salgado, en revista Sanlúcar de Barrameda, nº 41, 2005).


En 1908 se encuentra documentada otra obra de Aníbal González en Sanlúcar, realizada para el empresario sanluqueño José Hidalgo Colom, en calle Carmen Viejo, 14[56]. En este inmueble se hallaban bodegas y oficinas, donde parece que Hidalgo Colom tuvo la sucursal del Banco de España. Más tarde, el inmueble pasó a ser propiedad de la bodega Florido Hermanos. La fachada de este edificio (desparecido) estaba formada por naves de bodegas, por lo que cabría pensar que quizá estas obras de Aníbal González se refieran a las casas propias de José Hidalgo Colom, ubicadas en el carril de los Ángeles, las cuales se comunicaban, a través de los jardines, con la finca situada en calle Carmen Viejo. En 2011 atribuimos esta casa a Antonio Arévalo Martínez hacia 1895[57], si bien, ante la nueva documentación aportada por Aníbal González Serrano, cabría pensar que esta casa fue obra de Aníbal González, cuya tesis queda avalada por la semejanza estilística de este edificio con Villa Rosa, primera obra del arquitecto sevillano en Sanlúcar. De hecho, en 1909 José Hidalgo Colom se hallaba realizando obras en su casa de la calle Carmen Viejo, 14[58].

Ntra. Sra. de los Ángeles se halla situada en el ángulo que forma el carril de los Ángeles con el Callejuela de las Comedias, frente al castillo de Santiago. Se levanta al filo de la barranca, que divide longitudinalmente el casco urbano de Sanlúcar. En 1886 Ángeles Romaní y Palomeque adquirió esta finca, formada por agrupación de “una casa que antes fue solar en su mayor parte y hoy se encuentra edificada (nº 8 y 10 moderno) y un terreno sobrante en la vía pública comprado al Ayuntamiento”. Ya entonces esta casa era conocida como “Ntra. Sra. de los Ángeles” o “Casa de la Virgen” por existir una pintura de esta advocación mariana en su fachada.

Desde antiguo esta finca había pertenecido a la familia de los duques de Medina Sidonia. En 1886 fue comprada, a Pedro Terol y Alonso, abogado y apoderado del marqués de Villanueva de Valdueza, por el albañil Juan Rodríguez y Ruiz, vecino de Sanlúcar, que el mismo año vendió el inmueble a Ángeles Romaní y Palomeque, vecina de Sanlúcar, en 1.750 ptas.[59]. En estos años sólo estaba edificada la “casa baja”, para diferenciarla de la “casa alta”, construida más tarde.

Ángeles Romaní contrajo matrimonio con el empresario y abogado sanluqueño José Hidalgo Colom. Al fallecer éste, en 1921, la finca pasó a su segunda esposa, Caridad Salas Boto e hijos[60]. Actualmente la finca es una residencia unifamiliar, propiedad del farmacéutico sanluqueño Francisco López Hurtado y su esposa, María Isabel Hidalgo González, quienes la adquirieron en 1998 y en 2004 finalizaron una importante rehabilitación del inmueble, por la que se ha recuperado su estado original, además de trazar de nuevo el jardín con múltiples especies botánicas de interés.

La “casa alta” fue construida por José Hidalgo Colom en estilo inglés (Old English), en equilibrada combinación con la estética modernista. No es de extrañar que Hidalgo Colom, vinatero y empresario, que también regentó la primera sucursal sanluqueña del Banco de España[61], situada en calle Carmen Viejo, residió en Londres durante algún tiempo, donde pudo haberse impregnado de la arquitectura doméstica característica de la campiña inglesa (cottage), trasladando luego esta estilística a su casa de Sanlúcar. Desde 1893 se verifican obras en este inmueble por José Hidalgo[62]. En 1894 el Ayuntamiento le autorizó modificar la rasante de la calle Comedias y la fachada de su casa[63].

El inmueble está ubicado en la zona más alta de la barranca, mientras que al amplio jardín discurre en terrazas. En la zona más baja del jardín, limitando con el carril de los Ángeles, se halla una edificación más antigua que, en su momento, fue la residencia principal.

La actual casa principal o “casa alta” consta de sótano, bajo y principal. El estilo Old English queda plasmado en la asimetría del conjunto, la diversidad de vanos, el tipo de cubiertas y los elementos decorativos. La planta se configura mediante cinco unidades edificatorias de diferentes formas y alturas, que se cubren con tejados a dos aguas de teja plana y amplios aleros, sostenidos por grandes ménsulas talladas en madera. En estos tejados se abren mansardas abuhardilladas y en el caballete del cuerpo principal se alza una crestería metálica de reminiscencias goticistas propia del Old English. Los hastiales principales presentan perfiles triangulares, algunos de los cuales se cierran con carpintería colgada de guardamalletas y vigas de codillo.

La fachada lateral, hacia la callejuela de las Comedias, ofrece mayor uniformidad y se estructura mediante la apertura de vanos recercados en planta baja, entrada a la casa, y una sucesión de mansardas abiertas en el tejado de la planta superior, que sostienen grandes y redondeadas ménsulas, todo dentro de la estética modernista.

Los paramentos de esta residencia estaban pintados desde antiguo en color rosado -a imitación del ladrillo rojo propio del estilo inglés-, por cuya tonalidad se ha conocido popularmente al edificio como “Casa Rosa”. Sobre este color general resaltan todos los elementos decorativos -esquinales, recercados de vanos, ménsulas, molduras- que se encuentran pintados en color ocre claro. La casa y el amplio jardín, colindante con los jardines del palacio ducal de Medina Sidonia, se cierra hacia el carril de los Ángeles con murete moldurado de perfil escalonado, para salvar el desnivel de la barranca, y un bonito enverjado férreo.

 

3.       Últimas obras regionalistas de Aníbal González en Sanlúcar.

En 1911 Aníbal González proyecta en Sanlúcar, en estilo regionalista sevillano de plena madurez e inspiración plateresca (regionalismo historicista), una residencia veraniega para Álvaro Dávila y Agreda, IX Marqués de Villamarta-Dávila (actual I.E.S. San Lucas)[64], que tanto practicó Aníbal González, constituyéndose en una de sus señas de identidad. En este estilo, Aníbal González proyectará algunas de sus obras más conocidas y algunos pabellones oficiales de la Exposición Iberoamericana de Sevilla, su obra cumbre.

El hotel Villamarta quedó finalizado en 1912. Fallecido el marqués de Villamarta (1933), esta villa fue adquirida a sus herederos por la Sección Femenina de Falange Española, en 1946, para destinarlo a internado femenino en régimen de Escuela Patronato. En 1977 la propiedad del edificio fue cedida por la Comisión de Transferencias al Ministerio de Educación y Ciencia, pasando a ser el centro de enseñanza pública “María Luisa Terry”, que se transformó más tarde en el actual I.E.S. “San Lucas”. Cuando fue comprado por la Sección Femenina, el edificio sufrió importantes modificaciones. Con posterioridad, a instancias de la dirección del centro educativo y de algunos particulares, el edificio fue restaurado por la Junta de Andalucía. La rehabilitación se inauguró en 1989, recuperándose la fisonomía original del antiguo hotel.






Catálogo de “González Hermanos. Construcciones”. Hotel del marqués de Villamarta. 1912. (Col. Familia Romero Millán).


Situado en el ángulo que dibuja la avenida de Villamarta (continuación de la avenida de Bajo de Guía) con la avenida del Cerro Falón, es uno de los edificios más destacados del conjunto de hoteles construidos durante el primer tercio del siglo XX en Sanlúcar. Se trata de uno de los ejemplos más genuinos del regionalismo sevillano pleno, de inspiración neoplateresca, concebido por Aníbal González. Esta residencia quedó finalizada en 1912, según consta en el catálogo de González Hermanos Constructores de 1912, empresa constituida por algunos hermanos de Aníbal Gonzáles y uno de sus sobrinos[65]. También por estos años Aníbal González proyectó tres casas en Sevilla para el mismo marqués de Villamarta[66].

La planta de este antiguo hotel presenta forma compacta irregular, derivada de la yuxtaposición de varios volúmenes de diferentes dimensiones y alturas. En alzado, el edificio posee dos plantas en la zona principal y tres pisos en los dos volúmenes más elevados cuya fachada vierte hacia la avenida de Bajo de Guía. Todas las unidades se cubren con tejados a tres y cuatro aguas de teja curva o árabe, estando las cumbreras vidriadas en bicromía blanca y azul, que en el torreón se extiende a todo el tejado mediante hiladas alternas. Además, el volumen central de la fachada principal aparece coronado con un almenado piramidal. La mayoría de los vanos, de diversas formas y tamaños, están enmarcados en alfices, pilastras y molduras decorados con motivos neoplaterescos de roleos, grutescos, cuernos de la abundancia, candellieris o escudos.

El edificio asienta sobre un amplio basamento que le sirve de aislamiento. Cada una de las cuatro fachadas está subdividida en tres sectores, correspondientes a otros tantos volúmenes de diferentes formas y alturas.






Plano de alzado de fachada lateral del hotel del marqués de Villamarta (1911), de Aníbal González (Archivo FIDAS). Estado actual.

En la fachada principal, hacia la avenida del Cerro Falón, se ubica un amplio porche articulado por dos columnas de mármol blanco, que sustentan zapatas superiores de madera tallada. Sobre este porche se sitúa una terraza cerrada con barandilla férrea, a la que se abren dos vanos adintelados enmarcados en alfices con decoración plateresca. En la tercera planta, de menor altura, a modo de ático, se suceden seis pequeñas ventanas adinteladas.

El acceso se sitúa en el sector derecho de la fachada principal. El protagonismo de esta zona se advierte en su mayor riqueza decorativa. En planta baja se ubica un porche compuesto por arcos de medio punto en cada uno de sus dos frentes, que se inscriben en alfices colmados de abigarrada decoración neoplateresca. Flanquean el vano de acceso dos pilastras cajeadas con capiteles decorados con motivos vegetales y cuernos de la abundancia. Un amplio cornisamento da paso a la segunda planta, configurada por una ventana geminada de huecos conopiales con columna de mármol blanco o parteluz, quedando todo enmarcado con decoración de raíz plateresca. Igual disposición de huecos se repite en el otro frente de este volumen principal, aunque los vanos presentan variaciones, pues el arco inferior es angrelado y la ventana superior también geminada tiene arcos de medio punto. Todos están enmarcados en alfices con decoración plateresca, a la que se añaden tondos con bustos de personajes, destacando por su mayor tamaño y complejidad el ubicado sobre la puerta inferior. En la esquina de esta unidad campea el escudo del marqués de Villamarta.

En el centro de la fachada lateral derecha se levanta una torre-mirador, cuya presencia recuerda la arquitectura de los cortijos andaluces. Es la unidad más elevada del edificio y posee tres plantas, abriéndose en las dos primeras pares de huecos adintelados, que en la segunda conforman un balcón corrido con barandilla de hierro, quedando los huecos enmarcados con molduras a modo de alfices. En el último cuerpo o mirador propiamente se abren tres vanos de medio punto en cada frente, cubriéndose con tejado a cuatro aguas

El edificio se halla rodeado por amplios jardines y la finca se cierra con un hermoso enverjado ornamental.






 




 

Planos de reforma del atrio de la parroquia de Ntra. Sra. del Carmen, de Aníbal González (1923) (AMSB) y estado actual.


La última obra documentada de Aníbal González en Sanlúcar fue el atrio de la parroquia de Ntra. Sra. del Carmen (siglo XVII), situada en la calle San Juan, que fue realizada en 1923 por encargo de la parroquia. Aníbal González acude a uno de sus materiales preferidos, el ladrillo en limpio, que ya, por estos años, se había convertido en una de sus constantes arquitectónicas, unido a la cerámica y a la forja artística.

Fue el mismo arquitecto quien solicitó la autorización para hacer estas obras, en nombre y representación de Antonio Moreno Castro, presbítero encargado de la iglesia filial de Nuestra Señora del Carmen[67]. La solicitud fue informada por el Arquitecto Municipal, José Romero Barrero, y vista en la Comisión de Fomento, que propuso autorizar la obra, “siempre que no se cierre el tránsito por el Callejón del Carmen, contrayéndose a la alineación de las edificaciones laterales y siempre considerando que la parcela de terreno que ha de cerrarse sea de la propiedad de la Diócesis”[68].

Las obras consistieron en cerrar la zona delantera de la iglesia con “una reja montada sobre obra de mampostería” y reformar la solería que comprende el espacio cerrado[69]. El ornamental enverjado de forja se ubica entre amplios pilares de ladrillo visto con sus frentes cajeados, que junto al basamento inferior quedaron moldurados con ladrillo rojo, el cual se utiliza para componer la bicromía decorativa que ofrece el cerramiento. Los pilares presentan coronamiento piramidal y esfera superior. El enverjado y la cancela de entrada son de forja de gran calidad artística. En el atrio se realizaron unos parterres para plantar vegetación, los cuales han sido cegados recientemente para colocar unas planchas de mármol con el escudo de la orden carmelita.

 

Conclusiones

A través de la decena de edificios de Aníbal González, conservados en Sanlúcar, se puede seguir la trayectoria arquitectónica experimentada por este arquitecto durante el primer tercio del siglo XX.

Como ocurrió en el trayecto de los principales arquitectos de la época, Aníbal González, durante su primera etapa profesional, experimentó con diversos estilos arquitectónicos, advirtiéndose en sus obras una gran variedad formal y estilística. En esta fase, dominada por un claro eclecticismo, recurrió a los varios estilos que se suceden y conviven durante el primer tercio del siglo XX en España. Este paso de Aníbal González por los diferentes estilos de la época demuestra su espíritu inquieto y su deseo de aplicar las corrientes estéticas que entonces imperaban en Europa hasta lograr un estilo propio materializado en el regionalismo sevillano, una interpretación muy personal y sincrética de los historicismos.

En sus primeras obras arquitectónicas conocidas, conservadas en Sanlúcar, aborda una tipología específica del hotel veraniego en estilo inglés (Villa Rosa, 1901-1902; Ntra. Sra. de los Ángeles, 1908-1909), que por entonces se había generalizado en las principales zonas veraniegas europeas, y que poco después el arquitecto sevillano también aplicará en Aracena. Además, en Sanlúcar Aníbal González experimenta muy pronto con edificios de estilo neomudéjar (Villa Gracia, 1901-1902), anterior a la etapa definida para este estilo en su obra. Y, dentro de la estética modernista se incluyen algunos de los hoteles edificados en Sanlúcar entre 1906 y 1907.

Respecto a los materiales, Aníbal González se decide por el uso del ladrillo visto desde sus primeras obras en la ciudad, así como por la inclusión de la cerámica como elemento decorativo, que nunca abandonará a lo largo de su trayectoria. Asimismo, en estos tempranos hoteles sanluqueñas ya utiliza el aparejo mixto en los exteriores, donde combina la mampostería gruesa de piedra concertada con el ladrillo visto en esquinales, molduras o verdugadas, de tradición mudéjar, que utiliza con fines constructivos y decorativos.

El lenguaje arquitectónico de Aníbal González fue evolucionando hacia un eclecticismo con personalidad propia, desde el modelo estereotipado e importado de Villa Rosa, pasando por el neomudéjar de Villa Gracia, al modernismo plasmado en Villa Rosario, Villa Isabel y Villa María, donde domina la simetría del conjunto y la integración de elementos medievalistas (neomudéjares y goticistas). La plena madurez de los planteamientos arquitectónicos de Aníbal González queda plasmada en el hotel realizado para el marqués de Villamarta (1911-1912), de estilo regionalista historicista de inspiración plateresca; así como en la excelente muestra de su arquitectura del ladrillo que ofrece el atrio de la parroquia del Carmen, incluida dentro de su etapa regionalista de base barroca.

Además de las obras documentadas, se le ha atribuido en este trabajo, a Aníbal González, los tres hoteles iguales neomudéjares edificados en 1903 en la avenida de Bajo de Guía; Villa Carmen (1904), que también puede atribuírsele a Antonio Arévalo Martínez; “Ntra. Sra. de los Ángeles” (1908), en carril de los Ángeles (“Casa Rosa”); así como el hotel de González Montero (Castillito de Bajo de Guía), edificado en 1912, donde se utilizan los materiales característicos de las obras de Aníbal González, como el ladrillo visto para esquinales y molduras, y muros de piedra concertada para los muros de este edificio que cuenta con un excelente porche modernista.

Sería deseable una mayor protección, por parte de las instituciones, de estas obras proyectadas y construidas por Aníbal González que hoy aún se conservan en Sanlúcar, así como la recuperación de los materiales originales de estos hoteles, mediante la eliminación de modificaciones posteriores, enfoscados y pinturas, que en la actualidad ocultan las formas primigenias y la concepción original de estos edificios debidos de uno de los principales artífices del regionalismo andaluz y uno de los más importantes arquitectos españoles de las primeras décadas del siglo XX.

 

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Fuentes documentales

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A. R.P.S.B. Archivo Registro de la Propiedad de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz).

Archivo de la Fundación FIDAS. Fondo Aníbal González. Colegio de Arquitectos de Sevilla.

 

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NOTAS

[1] Archivo Municipal de Sanlúcar de Barrameda (en adelante, A.M.S.B.). Leg. 8244/6. Acta capitular de 5 de junio de 1901. Se otorga escritura de cesión de los terrenos a Pedro Vives Ferrer.

[2] Gómez Díaz-Franzón, Ana: Arquitectura del veraneo y su época en Sanlúcar de Barrameda (1900-1950). Sanlúcar de Barrameda, ASEHA, 2011.

[3] Aníbal González Serrano: Inspiración, trabajo y constancia trayectoria personal y profesional del arquitecto Aníbal González Álvarez-Ossorio. Sevilla, Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y Fundación Caja Rural del Sur, 2020.

[4] Chaves Méndez, Noelia: Catalogación de la obra residencial de Aníbal González. Tesis doctoral. Sevilla. [Recurso electrónico] 2016. [iDus - Depósito de Investigación de la Universidad de Sevilla: https://idus.us.es/handle/11441/47842] [Consultado: 24 de junio de 2024]

[5] Manuel Fuentes Hidalgo: Recuperación histórica de la obra residencial desaparecida de Aníbal González. Villa Ramona. Memoria Proyecto Fin de Grado. Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la Edificación de Sevilla, 2018, pp. 15-16.

[6] La historia y descripciones arquitectónicas de todos los edificios mencionados en este artículo pueden consultarse, de forma más completa, en Gómez Díaz-Franzón: Opus cit., 2011.

[7] A.M.S.B. Leg. 7028.  Extracto de acuerdos sobre hoteles en la playa. Solicitud de Pedro Vives (19 de julio de 1902).

[8] A.M.S.B. Leg. 8244/6. Actas capitulares. Sesión municipal de 2 de agosto de 1902.

[9] Víctor Pérez Escolano: Aníbal González. Diputación de Sevilla, 2017 (3ª Ed.)

[10] “Sevilla. El grupo escolar Reina Victoria”, en Actualidades, Madrid, 24 de marzo de 1909.

[11] “Las modernas construcciones en Sevilla”, en La Construcción Moderna, 15 de septiembre de 1905; pp. 330-333. El artículo se ocupa del edificio construido por Aníbal González en La Campana, en Sevilla (desaparecido), acompañándolo de dos fotograbados.

[12] Pérez Escolano, Opus cit., 1996, p. 38. En Sevilla, por encargo de Cayetano Luca de Tena, Aníbal González realiza el centro escolar Reina Victoria (1906-1909); un chalé en Avenida de la Palmera para Torcuato Luca de Tena (1923-1926); el Panteón Luca de Tena en cementerio de San Fernando de Sevilla (1924-1927); la ampliación del edificio ABC en Madrid (1925-1928) y varios edificios en Sevilla para Emilia Scholtz y Baquera, viuda de Cayetano Luca de Tena y Álvarez Ossorio.

[13] Pérez Escolano: Opus cit., p. 38; y “Exposición de pequeñas industrias”, en Revista Ilustrada de Banca, Ferrocarriles, Industrias y Seguros, 10-6-1901. pp. 287-290. Según esta publicación, la instalación “honra verdaderamente al autor del proyecto D. Aníbal González, joven alumno de Arquitectura”. La Sociedad de Getafe tenía también una fábrica de electricidad, cuyo director gerente era Cayetano Álvarez Ossorio. (Ibidem, p. 288); y https://juanmalcala.es/getafe/las-fiestas-en-honor-de-nuestra-senora_2/ [consultado el 14 de junio de 2024].

[14] A.M.S.B. Leg. 8244/6. Expediente de cesión de terrenos a Pedro Vives. Solicitud de Pedro Vives y presentación de los cuatro primeros proyectos (3 de junio de 1901), aprobados en sesión municipal (7 de junio de 1901).

[15] Pérez Escolano: Opus cit., p. 109.

[16] Aníbal González Serrano: Opus cit., p. 265.

[17] A.M.S.B. Leg. 8244/6. Actas capitulares. Sesión municipal de 4 de mayo de 1903.

[18] A.M.S.B. Leg. 4956. Actas capitulares. Sesiones municipales del 5 de septiembre de 1903, y 17 y 24 de octubre de 1903.

[19] A.M.S.B. Leg. 8244/6. Actas capitulares. Informe de Antonio Arévalo y acuerdo de suspensión de las obras en Sesión municipal (6 de mayo de 1905). Informe del Arquitecto Municipal visto en Sesión Municipal (11 de mayo de 1905). Aprobación del proyecto en Sesión municipal (18 de mayo de 1905). Solicitud de Pedro Vives para que se declare cumplida la obligación de hacer un hotel este año (06 de julio de 1905) declarándose cumplida en sesión municipal (02 de agosto de 1905).

[20] A.M.S.B. Leg. 8244/7. Actas capitulares. Comunicación a Pedro Vives (6 de octubre de 1906).

[21] A.M.S.B. Leg. 8244/6. Actas capitulares. Solicitud de Pedro Vives presentando a aprobación un proyecto de hotel (11 de abril de 1906). Leg. 1254. Actas de la Comisión de Fomento. Informe de Antonio Arévalo (21 de aabril de 1906), visto en Sesión municipal (25 de abril de 1906), denegándose a Vives la autorización para edificar el hotel.

[22] Ibidem.

[23] A.M.S.B. Leg. 8244/7. “Expediente de reversión de terrenos en la playa a Pedro Vives Ferrer (1906-1910)”. Acta notarial autorizada por el notario Ruiz Badanelli, siendo alcalde Adolfo Gutiérrez Agüera. Reversión de las parcelas 1ª, 3ª, 4ª y 5ª y la parte de la parcela 2ª no edificada. (13 de agosto de 1906).

[24] A.M.S.B. Leg. 8244/6. Actas capitulares. El Consistorio declara rescindido el contrato con Pedro Vives (5-6/-906). Aprobación de la propuesta de la Comisión de Fomento en Sesión municipal (8 de agosto de 1906).

[25] A.M.S.B. Leg. 8244/7. Actas capitulares. Sesión municipal de 15 de agosto de 1906.

[26] Pérez Escolano: Opus cit., p. 109.

[27] Archivo del Registro de la Propiedad de Sanlúcar de Barrameda (en adelante, A.R.P.S.B.). Finca Registral nº 8.037. Tomo 265, Libro 468; fols. 144-151. El 18 de septiembre de 1902 el arquitecto Antonio Arévalo realizó la certificación de aprecio de la finca, cuyo valor pericial fue de 36.700 pesetas. El 15 de octubre de 1902 fue segregada de la finca nº 7.976 inscrita a nombre de Pedro Vives Ferrer. El 3 de septiembre de 1903 se inscribió a nombre de Rosa Mora Pedraza, de Sevilla, actuando como apoderado su hijo Carlos Martínez Mora, que la compró a Pedro Vives por 40.000 pesetas. El 12 de noviembre de 1913 fue inscrita a favor de Patricio Garvey y González de la Mota, quien la adquirió por 50.000 pesetas. Y el 6 de julio de 1933 se inscribió a nombre de la viuda y herederos de Patricio Garvey.

[28] En agosto de 1903 ya estaba ocupado este primer hotel por la familia sevillana de Rosa Mora, según informa El Guadalete (1 de agosto de 1903).

[29] A.M.S.B. Leg. 8244/21. Solicitud de Patricio Garvey, vecino de Jerez (10 de marzo de 1914). Concesión de licencia en Sesión Municipal (14 de marzo de 1914).

[30] A.R.P.S.B. Finca Registral nº 8.038. Tomo 265; Libro 468; fols. 152-159. Esta parcela fue segregada, junto a Villa Rosa, de la finca nº 7.976 e inscrita a nombre de Pedro Vives Ferrer el 15 de octubre de 1902. El 18 de septiembre de 1902 el arquitecto Antonio Arévalo realizó la certificación de aprecio de la finca, cuyo valor pericial fue de 32.200 pesetas. El 28 de septiembre de 1907 quedó inscrita a nombre de Pedro Fernández-Palacios y Labraña.

[31] Pérez Escolano: Opus cit., p. 109.

[32] A.R.P.S.B. Finca Registral nº 8.038. Tomo 265, Libro 468; fols. 152-159.

[33] A.M.S.B. Leg. 8704. Padrones de veraneantes, 1908-1910. Entre 1908 y 1910, veranaron en estos hoteles Luis Barrios, José Joaquín Lisén Hidalgo, Fernando González Ybarra, Arturo Fernández-Palacios, Arturo Llosent Pascot, Manuel de Salinas y Francisco González Ybarra, entre otros.

[34] A.R.P.S.B. Finca registral nº 8.161. Tomo 480. Libro 270; fols. 53-58.

[35] A.M.S.B. Leg. 8704. Padrones de veraneantes, 1910.

[36] Aníbal González Serrano: Opus cit., p. 265.

[37] A.M.S.B. Leg. 8244/13. Expediente de obras para ampliación de hotel en la playa por Manuel Benito Gómez (1912).

[38] “Crónica de Sanlúcar”, en El Guadalete de 6 de agosto de 1903.

[39] “Crónica de Sanlúcar”, en El Guadalete de 28 de julio de 1903.

[40] A.M.S.B. Leg. 8244/7. Actas capitulares. Sesión municipal de 8 de agosto de 1906.

[41] A.M.S.B. 8244/2. Comisión Municipal de Hoteles. Acta de nombramiento y acuerdo sobre cesiones (1906).

[42] A.M.S.B. Leg. 4964. Actas Capitulares. Sesión Municipal de 26 de septiembre de 1906.

[43] A.M.S.B. Leg. 4964. Actas Capitulares. Solicitud de terreno en la playa para edificar un hotel (Sesión Municipal, 22/08/1906) siendo concedido (Sesión Municipal, 12/09/1906) y aprobados los planos presentados con el informe favorable del Arquitecto Municipal (Sesión Municipal, 26/09/1906).

[44] “Crónica de Sanlúcar”, en El Guadalete de 19 de julio de 1903.

[45] A.M.S.B. Leg. 8704. Padrones de veraneantes, 1908-1909.

[46] A.R.P.S.B. Finca Registral nº 8.499. Tomo 506. Libro 278; fols. 35-40. El terreno cedido por el Ayuntamiento, de unos 1.000 m2 aproximadamente, fue inscrito a nombre de Francisco González Ybarra el 8 de mayo de 1908. En 1993 pertenecía a Antonio Monge Montaño, siendo heredado por su hijo, Antonio Monge Heiss.

[47] FIDAS. Fondo Aníbal González. EV. 062/1. Proyecto de hotel – Playa de Sanlúcar. Propietario: D. Francisco González Ybarra. Plano de alzado de la fachada principal.

[48] A.M.S.B. Leg. 7555. Solicitud de licencia de obras por Juan M. Gómez Talavera, como administrador de esta finca (15 de junio de 1944), concedida en Sesión municipal (23 de junio de 1944).

[49] A.R.P.S.B. Finca Registral nº 8.500. Tomo 506. Libro 278; fol. 41-47; 56-58; 111-114 y 215-216.

[50] A.M.S.B. Leg. 4964. Actas capitulares. Solicitud de terreno en la playa para edificar un hotel (Sesión municipal de 22 de agosto de 1906) siendo concedido (Sesión municipal de 12 de septiembre de 1906) y aprobados los planos presentados con el informe favorable del Arquitecto Municipal (Sesión municipal de 26 de septiembre de 1906).

[51] A.R.P.S.B. Finca Registral nº 8.500. Tomo 278, Libro 506; fol. 41-47; 56-58; 111-114 y 215-216. Al fallecer Antonia Labraña, el hotel pasó a sus herederos, Arturo y Miguel Fernández-Palacios y Labraña, quedándoselo en 1917 este último por compra a su hermano. Al fallecer Miguel Fernández-Palacios, en 1923, lo heredó su viuda, Margarita Bidón y Cuéllar e hijos, que vendieron la finca en 1966. Tras pasar por varias manos, en 1979 fue adquirido por el matrimonio María Emilia Aguilar Rojo y Fernando Jiménez Espadafor, que reedificaron el hotel, inscribiendo este chalet como “Villa María” en 1989.

[52] A.M.S.B. Leg. 4965 y 4966. Acta de la Comisión de Hoteles (17 de junio de 1907). Se aprueba la solicitud presentada por Concepción Carreño, concediéndole el terreno para construir un hotel. A.M.S.B. Leg. Actas Capitulares. Sesiones Municipales (17/04/1907, 29/05/1907 y 09/07/1907).

[53] A.R.P.S.B. Finca Registral nº 8.495. Tomo 278, Libro 506; fol. 11-16; y Tomo 93, libro 157; fol. 191-193. En 1941 se adjudicó a José Prieto Carreño, casado con Blanca Aznar Espinosa. Al morir el primero, en 1944 la residencia fue heredada por su viuda, que fallecerá en 1956.

[54] FIDAS. Fondo Aníbal González. EV. 061/1. Hotel en la playa de Sanlúcar. Propietario: Dña. Concepción Carreño, Viuda de Prieto. Plano de alzado de la fachada principal.

[55] A.R.P.S.B. Finca Registral nº 8.495. Tomo 278, Libro 506; fol. 13.

[56] González Serrano: Opus cit., p. 265.

[57] Gómez Díaz-Franzón: Opus cit., p. 457.

[58] A.M.S.B. Sig. 3940. Libro de extractos de acuerdos capitulares, 3 de febrero de 1909. Se autorizó a José Hidalgo Colom modificar un hueco en su casa de la calle Carmen Viejo, nº 14.

[59] Información facilitada por el actual propietario, Francisco López Hurtado, sobre la finca registral nº 4.303. En 1876 era propiedad de Pedro Álvarez de Toledo y Silva, marqués de Villanueva de Valdueza, quien permutó en 1878 esta casa, junto a otras fincas de Sanlúcar, a su hermana, Teresa Álvarez de Toledo y Silva, condesa de Sclafani, a quien le había correspondido por herencia de su padre, Pedro Alcántara Álvarez de Toledo y Palafox, conde de Niebla y duque de Medina Sidonia. La finca lindaba con los jardines del entonces conde de Niebla, Alonso Álvarez de Toledo y Caro. En enero de 1878 el marqués de Villanueva de Valdueza vendió esta finca (“casa solar en su mayor parte”) donde estaba edificada una casa “ruinosa”, al presbítero de la parroquia mayor de Ntra. Sra. de la O, Salvador Martín y Marty, quién la enajenó aquel mismo año a Pedro Terol y Alonso, abogado y apoderado del marqués de Villanueva de Valdueza.

[60] A.R.P.S.B. Finca nº 7.133. Tomo 362, Libro 218, fols. 36-45; y Libro 298, Tomo 541, fols. 153-156. Al fallecer José Hidalgo Colom, en 1921, la finca pasó a su segunda esposa, Caridad Salas Boto, en usufructo vitalicio, y a sus hijos Eduardo y José Luis Hidalgo Romaní; y Augusto y María Hidalgo Salas, cuyos herederos vendieron la finca en 1932 a Raimundo Gutiérrez Cano, casado con Dolores Castillo-Luna Álvarez en primeras nupcias. En 1933, por fallecimiento de la anterior, el edificio pasó a sus tres hijas: Carmen, Isabel y Rosario Gutiérrez Castillo-Luna, así como a los tres hijos del segundo matrimonio de Raimundo Gutiérrez: Raimundo, Manuel y Mercedes Gutiérrez Blanco. Todos vendieron la finca en 1989 a la empresa Old Masters, S. A., constituida en 1989 y representada por el abogado y anticuario Manuel Ordaz Bruzo, de Madrid.

[61] Caballero, J. A. (1907: 90). La Agencia del Banco de España estaba regida por José Hidalgo Colom y se ubicaba en la calle Carmen Viejo.

[62] A.M.S.B. Leg. 4917. Actas Capitulares. Sesiones municipales de 20 y 27 de mayo de 1893.

[63] A.M.S.B. Leg. 4919. Actas Capitulares. En Sesión municipal se acuerda pase a la Comisión de Fomento e informe del Arquitecto Municipal (24 de enero de 1894). La solicitud fue aprobada en Sesión municipal (24 de marzo de 1894).

[64] Comunidad Educativa del C.P. Mª Luisa Terry: "Aníbal pasó por aquí". Sanlúcar de Barrameda nº 22. Sanlúcar: Industrias Gráficas Santa Teresa, 1986.

[65] Martín Carlos Palomo García: “Casa González. Fábrica. (Sevilla)”, en https://retabloceramico.org/talleres/casa-gonzalez-fabrica-sevilla/  [Consultado el 15 de junio de 2024].

[66] Algunas de estas casas fueron presentadas al concurso de fachadas de casas de estilo sevillano (1912). Para los Luca de Tena, Aníbal González ejecutó, entre 1912 y 1917, la casa situada en las calles Almansa-Galera; la casa para González Hermanos en Avenida de la Constitución; y otra vivienda ubicada en Avenida de la Constitución, 18, esquina a calle García de Vinuesa. (González Serrano: Opus cit.).

[67] En la documentación del Archivo de Aníbal González también aparece el nombre del presbítero Rafael Núñez Alonso (González Serrano: Opus cit., p. 265).

[68] A.M.S.B. Leg. 1254. Actas de la Comisión de Fomento (27 de noviembre de 1923). Solicitud de Aníbal González (25 de septiembre de 1923), vista en Sesión municipal (16 de noviembre de 1923), siendo informada favorablemente por el Arquitecto Municipal (21 de noviembre de 1923).

[69] A.M.S.B. MP/32. Proyecto de reforma del atrio de la iglesia del Carmen en calle San Juan: cerramiento del porche y solería, firmado por Aníbal González el 25 de septiembre de 1923.


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