Ana Gómez Díaz-Franzón
Dra. Historia del Arte
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Hoteles de Aníbal González en la playa de Sanlúcar. Archivo Joaquín Turina. Fundación Juan March.
Resumen. Este trabajo se ocupa de las obras
que realizó el arquitecto sevillano Aníbal González y Álvarez Ossorio en
Sanlúcar de Barrameda, entre 1901 y 1923. Aunque la autoría de varios de estos
edificios se dio a conocer en 2011, publicaciones posteriores han confirmado algunas
atribuciones que entonces se hicieron, y se han documentado nuevas obras, que
han venido a engrosar el conjunto edificatorio de este arquitecto en Sanlúcar.
Se ha logrado identificar nueve obras de Aníbal González ejecutadas en la
ciudad, más algunas atribuciones. Siete son edificios pertenecientes a una
tipología civil doméstica de carácter residencial veraniego, una reforma de casa
en el centro de la ciudad y el atrio de la parroquia de Ntra. Sra. del Carmen. Por
lo temprano de algunos proyectos, en Sanlúcar se conservan las primeras obras
arquitectónicas de Aníbal González.
Palabras clave: Aníbal
González y Álvarez Ossorio. Sanlúcar de
Barrameda. Arquitectura modernista. Arquitectura de estilo inglés (Old
English). Arquitectura neomudéjar. Arquitectura regionalista sevillana.
Introducción.
Desde las últimas décadas de siglo XVIII Sanlúcar de Barrameda fue
un destacado centro de descanso y reposo para convalecientes, gracias a la
benignidad climática y a sus manantiales de aguas ferruginosas. En la primera
mitad del siglo XIX, la ciudad se convirtió en centro veraniego de cierta
importancia. A Sanlúcar llegó pronto la nueva moda de los baños de ola o baños
de mar, estando documentada esta costumbre desde 1821; y las casillas o casetas
para tomar los baños en la playa ya se instalaban desde 1844. Al mediar el
siglo XIX, la llegada de los duques de Montpensier y la edificación de su
palacio de verano supuso un indudable impulso para Sanlúcar como destacado foco
estival del sur peninsular.
Esta función turística de Sanlúcar cobró un nuevo ímpetu al
iniciarse el siglo XX, cuando el Ayuntamiento efectuó una serie de reformas
urbanas, tendentes a potenciar el veraneo en la ciudad. Se mejoraron las
comunicaciones de los accesos a Sanlúcar y las del centro urbano con la playa.
Se ensanchó, entonces, el céntrico paseo de la Calzada que unía la ciudad con
el mar; se trazaron nuevas vías hacia la costa (avenida de la Constitución y
calle Cabo Noval); y se urbanizaron y parcelaron los terrenos litorales. Se inició
un paseo marítimo donde se edificaron hoteles o villas frente al mar (actuales
avenidas de Bajo de Guía y Las Piletas). Desde el
Ayuntamiento se hizo una firme apuesta para hacer de Sanlúcar un centro
turístico, moderno y cosmopolita, al estilo de los grandes centros estivales
europeos y del norte español.
Junto a estas reformas urbanas, el Consistorio intentó atraer a
veraneantes de alto poder adquisitivo, que edificaran una villa en la playa. Todos
los terrenos lindantes con el proyectado paseo marítimo, desde el barrio de
Bajo de Guía hasta el manantial de Las Piletas, en unos dos kilómetros de
longitud, fueron divididos en cinco grandes parcelas, que fueron cedidas, para
su gestión, en 1901, a Pedro Vives Ferrer[1],
natural de Alcalá de Guadaira, quien se comprometió, inicialmente, a edificar
catorce hoteles en nueve años (1901-1910) en el paseo de Bajo de Guía.
El acto de puesta de la primera piedra o inauguración oficial de
este gran proyecto residencial tuvo lugar el día 8 de agosto de 1901, del que
ofreció un amplio reportaje la revista Blanco y Negro, propiedad de
Torcuato Luca de Tena.
Tras edificarse los primeros siete hoteles, en 1906 fue retirada la
concesión a Pedro Vives, por incumplimiento de lo comprometido. A partir de
entonces fue el propio Ayuntamiento, a través de la Comisión Municipal de
Hoteles, el encargado de ceder gratuitamente los terrenos a aquellas personas
que quisieran edificar, bajo una serie de condiciones preestablecidas, en las
actuales avenidas de Bajo de Guía y Las Piletas.
Este centro de atracción estival estuvo propiciado por la situación
geográfica de Sanlúcar, en la desembocadura del río Guadalquivir y en lugar
próximo a la capital hispalense, de donde procederá gran parte de sus
veraneantes. La suavidad climática, las finas arenas de sus playas, el
termalismo, la hidroterapia, los baños de mar, un apretado calendario festivo y
la celebración de importantes eventos, como las carreras de caballos en la
playa, desde 1845, contribuyeron a fortalecer el turismo en la ciudad,
atrayendo a relevantes familias de Sevilla, Jerez de la Frontera, Córdoba o
Madrid, entre otras ciudades, que alquilaron o construyeron en Sanlúcar villas
u “hotelitos” para pasar la temporada estival. Si bien, no todos los hoteles se
construyeron o adquirieron por los veraneantes, sino que, en ocasiones, también
lo fueron por vecinos de Sanlúcar.
La mayoría de estas villas de veraneo, construidas en la ciudad
durante el primer tercio del siglo XX, presentan, salvo alguna excepción, una tipología
residencial unifamiliar. Son edificios exentos rodeados de jardín que, en su
tiempo, se situaron a orillas del mar, hoy más alejado. Esta ubicación
facilitaba a los arquitectos la recreación de diversas tipologías edificatorias.
En general, estas villas cuentan con cuatro fachadas, muchas veces
diferenciadas entre sí, ofreciendo una gran diversidad y riqueza
arquitectónicas. Todas dispusieron de una edificación accesoria en la zona
trasera, de una sola planta, como dependencias de servicio. En principio se
cedieron parcelas de unos mil metros cuadrados con unos veinte metros de
frente, aunque algunos propietarios ampliaron esta superficie inicial, bien
ocupando parte de la proyectada calle a trazar tras los hoteles, bien comprando
terrenos aledaños (caso del marqués de Villamarta). Todas las villas edificadas
en este extenso paseo marítimo ganaron varios metros de superficie por su
frente, como resultado de las sucesivas alineaciones del paseo, practicadas en
1909 y 1916.
La intervención de Aníbal González en este gran proyecto
residencial veraniego de Sanlúcar fue documentada, en su mayor parte, en 2011
por Ana Gómez Díaz-Franzón[2]
con la ayuda del profesor Víctor Pérez Escolano, experto en la obra del
arquitecto. Si bien, a través del reciente trabajo de Aníbal
González Serrano (2020)[3], se
han podido verificar algunas atribuciones que entonces se hicieron, e
identificar otras obras del arquitecto hispalense en Sanlúcar.
Cabe señalar que en el catálogo de la obra residencial de Aníbal
González (tesis doctoral), realizado por Noelia María Chaves Méndez (2016)[4],
no se recoge la totalidad de las obras documentadas en Sanlúcar, habiéndose transcrito
literalmente, en este trabajo, sin anotaciones ni entrecomillados, las
descripciones arquitectónicas, la historia de los edificios, e incluso las
fuentes primarias y secundarias, del libro de Gómez Díaz-Franzón, de forma que
estos textos están siendo citados por otros autores[5]
como propios de Chaves Méndez.
Hasta el momento se han podido documentar nueve obras de Aníbal
González en Sanlúcar: siete hoteles veraniegos, una casa en centro urbano y el
atrio de la parroquia de Ntra. Sra. del Carmen. A través de estos edificios
puede observarse la evolución formal, que experimenta la producción de Aníbal
González, desde sus inicios como arquitecto (incluso antes de obtener el
título), desde 1901 a 1923, localizándose en Sanlúcar sus primeras obras
arquitectónicas[6].
También cabe atribuirle otros edificios en base a sus similitudes estilísticas.
Además de Aníbal González, durante el primer tercio del siglo XX trabajaron
en Sanlúcar otros destacados arquitectos de la época, como Juan Talavera y
Heredia, Vicente Traver, José Espiau, Ricardo Magdalena, o Antonio y José Gómez
Millán, entre otros.
Debo agradecer la colaboración prestada, para la realización de este trabajo, a Aníbal González Serrano, Salvador Daza Palacios, Francisco López Hurtado y familia Romero Millán.
1.
Primeros hoteles de Aníbal González en Sanlúcar.
En junio de 1901, el cesionario Pedro Vives Ferrer presentó al
Ayuntamiento cuatro proyectos de hoteles para su aprobación, que debían quedar
finalizados en agosto de 1902. Pero, en el transcurso de este último año, Vives
solicitó una prórroga de un año para finalizar dos de los cuatro hoteles
previstos para 1902[7], alegando problemas surgidos con el constructor, Sr. Leiva. Esta
prórroga fue concedida por el Ayuntamiento, determinándose que para el mes de
agosto de 1903 debían quedar construidos cinco hoteles en la playa, los dos que
restaban del compromiso contraído para 1902 más el correspondiente a 1903. A
partir de esta fecha debía edificarse un hotel cada año hasta completar los
catorce previstos[8].
Aníbal González y Álvarez-Ossorio (Sevilla, 1876-1929) inaugura en
Sanlúcar su trayectoria profesional con dos proyectos de 1901, incluidos en los
cuatro presentados por Vives, cuando aún no había finalizado sus estudios de
Arquitectura. Esta temprana presencia en Sanlúcar de quien habría de ser el
máximo exponente del regionalismo sevillano parece deberse a la estrecha
relación establecida con su primo, Torcuato Luca de Tena y Álvarez Ossorio,
destacado político y empresario editorialista, fundador de Blanco y Negro
y ABC, entre otras cabeceras, quien actuó como protector y consejero del
arquitecto en diversos momentos de su vida profesional[9]. Además,
Torcuato Luca de Tena promocionó algunos edificios del arquitecto en sus
publicaciones, como la revista Actualidades[10]. El
joven arquitecto sevillano adquirió pronto renombre y prestigio, publicándose
algunas de sus obras en la más importante revista de arquitectura e ingeniería
de la época: La Construcción Moderna, en 1905[11],
entre otras. El arquitecto también publicó algunos artículos sobre arquitectura
en esta última revista. A lo largo de su trayectoria, Aníbal González llevó a
cabo varias obras para la familia Luca de Tena en Sevilla y Madrid[12].
La primera obra, de carácter efímero, de Aníbal González en Madrid,
aún siendo estudiante, fue la instalación o stand de la fábrica de harinas “Los
Ángeles” de la “Sociedad Crédito de la villa de Getafe”, colocada en el Pabellón
de la Exposición de Pequeñas Industrias, celebrada en los jardines del Retiro
de Madrid (1901)[13].
Por tanto, parece probable que Torcuato Luca de Tena ejerciese su
influencia en Sanlúcar para que estos primeros hoteles veraniegos fueran obra
de Aníbal González, cuya posibilidad cobra mayor veracidad si se tiene en
cuenta la circunstancia que, también en 1901, el Ayuntamiento de Sanlúcar había
cedido la explotación del manantial de aguas ferruginosas Las Piletas,
existente en las proximidades de la playa, a Torcuato Luca de Tena y Reina,
padre del periodista y tío de Aníbal González, para establecer un balneario. De
hecho, la familia Luca de Tena tuvo casa en Sanlúcar durante aquellos primeros años
del siglo XX (calle Trasbolsa, 19), en la que se hallaba la oficina comercial
de Las Piletas, gestionando este negocio más directamente Nicolás Luca
de Tena, hermano de Torcuato.
Cuando Pedro Vives presentó en 1901 los proyectos
de los cuatro primeros hoteles, a edificar en la playa, en la sesión municipal,
que los aprobó, se manifestó que “los
planos referidos están formados y autorizados por el Perito facultativo de la
Corporación”[14],
es decir, por el entonces arquitecto municipal, Antonio Arévalo Martínez. Todo parece indicar que Arévalo respaldó al joven Aníbal González, al menos en dos de estos proyectos, pues González
no finalizaría sus estudios de Arquitectura hasta 1902, en Madrid, obteniendo
el número uno de su promoción. Así, Antonio Arévalo aparecerá como facultativo
a efectos oficiales de estos proyectos.
En
principio las obras marcharon a buen ritmo La edificación de estos primeros
hoteles se llevó a cabo en la parcela B o 2ª, situada en la actual avenida de
Bajo de Guía. De estos cuatro proyectos se ha podido constatar
que los dos ejecutados en 1902 por Aníbal González son los actuales “Villa
Rosa” y “Villa Gracia”[15].
Al exigir el Ayuntamiento a Pedro Vives que, para 1903, debían estar construidos cinco hoteles en la playa, parece probable que el promotor, debido a la premura de tiempo, encargara a Aníbal González los proyectos de los otros tres hoteles que restaban, pues fueron realizados prácticamente idénticos, bajo un mismo patrón neomudéjar y de menor envergadura que los dos primeros. Por su estética neomudéjar cabría atribuírselos a Aníbal González, quien acababa de finalizar “Villa Gracia” (Villa Gloria) en el mismo estilo. Estos hoteles son “San Francisco”, “San Carlos” y “Villa Emilia”. Se conoce que pocos años más tarde, entre 1911 y 1912, Aníbal González realizó una reforma en el hotel “San Francisco”[16]. Así, en mayo de 1903 se aprobaron los tres proyectos presentados por Pedro Vives para los nuevos hoteles, autorizándose que éstos fueran de “cemento armado u otra clase de edificaciones”[17]. Por tanto, en agosto de 1903 quedaron cinco hoteles edificados en el paseo de Bajo de Guía.
En 1904 se construyó “Villa Carmen” por el banquero sanluqueño Antonio Ridruejo Barrero, quien ya había comprado dos parcelas a Pedro Vives, donde se construyó las actuales “Villa Emilia” y “San Francisco”, destinados a alquiler; y llegó a un acuerdo previo con Vives para que su hotel “Villa Carmen” se contabilizara también dentro del cupo comprometido por el cesionario, cuyo convenio contó con la aprobación del Ayuntamiento[18]. En 1918 “Villa Carmen” fue adquirida por Armando de Soto y Morillas. Se desconoce el autor del proyecto de este hotel, que cabría atribuir a Antonio Arévalo o Aníbal González, por sus similitudes estilísticas. En 1926 se hicieron obras de ampliación, bajo la dirección del arquitecto José Romero Barrero, de forma que las terrazas de la planta principal fueron cubiertas para ampliar las dependencias interiores, abriéndose huecos iguales a los originales, al tiempo que se prolongaron las terrazas de la misma crujía de fachada. Y en 1927 fue ampliada la edificación aledaña posterior por el arquitecto sevillano Juan José López y Sáez. “Villa Carmen” mantiene los cánones generales del estilo inglés, plasmado sobre todo en las cubiertas inclinadas de teja plana y amplios aleros, aunque se aleja de esta estética en la simetría del conjunto y las escasas concesiones decorativas, contando también con elementos modernistas, como los grupos de tres alargados balcones, que presiden los dos pisos de la fachada principal. Asimismo, destaca el fajeado inciso de los muros y las llamativas cubiertas y gran marquesina de color verde, que otorgan a este hotel su principal singularidad.
En 1905 surgieron
problemas entre Pedro Vives y el Ayuntamiento. Este año el arquitecto
municipal, Antonio Arévalo, denunció las obras del hotel que se estaba
edificando en el paseo de Bajo de Guía, pues no le constaba que se hubiesen presentado
los planos ni el nombre del arquitecto, como debía figurar oficialmente en el
Ayuntamiento, por lo que solicitó que se obligase a Pedro Vives a
cumplir estos requisitos. Se suspendieron las obras hasta que Vives presentó
el proyecto, que fue aprobado[19]. Estos
datos parecen referirse al hotel “Villa Caridad”, actualmente llamado “Bellavista”,
de estética modernista. Hasta el momento, se desconoce el arquitecto de este edificio.
La concesión a Pedro Vives permaneció vigente hasta que
en 1906 se rescindió el contrato y se le incautaron los terrenos, argumentando
el Ayuntamiento que había incumplido las obligaciones contraídas[20]. Así,
en abril de este año, la Comisión de Fomento, fundamentándose en un informe del
arquitecto municipal, propuso que no se
autorizasen las obras del hotel que Pedro Vives estaba edificando en la playa, pues no respondía “a un
servicio amplio, cómodo e higiénico, al par que cumplir con el objeto de
embellecer la playa, según los deseos del Ayuntamiento al cederle los terrenos
a Vives, teniendo en
cuenta además que las condiciones higiénicas del edificio no responden ni aún a
las que exigen para habitaciones de obreros”[21]. En su informe, Antonio Arévalo también censuraba
la escasa entidad arquitectónica de los últimos hoteles construidos, en
referencia probable a los tres hoteles de estilo neomudéjar y al hotel Bellavista,
alegando que “debe tratarse de que se tomen como pauta las primeras [villas]
realizadas”[22].
El Ayuntamiento denegó el proyecto del hotel que se estaba
construyendo y declaró caducada la concesión a Pedro Vives, revirtiendo los terrenos cedidos a la propiedad municipal[23].
Se justificó esta rescisión en el hecho de que Vives no había cumplido sus
obligaciones, por no haber edificado los hoteles comprometidos, ya que sólo
existían siete edificios finalizados y uno en cimientos[24].
El Consistorio acordó que, a partir de entonces, se cederían los terrenos en la
playa, de forma gratuita, a particulares y que el Ayuntamiento se encargaría de
gestionar directamente las cesiones a través de la Comisión Municipal de
Hoteles[25].
Por tanto, durante esta primera fase constructiva, gestionada por
Pedro Vives, entre 1901 y 1906, se edificaron siete hoteles en el paseo
de Bajo de Guía -Villa Rosa, Villa Gracia, San Francisco, San Carlos,
Villa Emilia, Villa Carmen y Bellavista-, quedando el octavo en cimientos.
Estas villas veraniegas aún se conservan, aunque alguna ha sufrido graves alteraciones
(Villa Gracia). En la actualidad, junto a los hoteles edificados poco después,
a excepción de alguna demolición, ocupan todo este frente de la avenida de Bajo
de Guía.
Tarjeta postal. Primeros hoteles en la playa de Aníbal González. Villa Rosa y Villa Gracia. |
Villa Rosa fue el primer hotel construido en la playa de Sanlúcar. Situado en
el ángulo entre la actual avenida del Cerro Falón (antigua Calzada de la
Constancia) y la avenida de Bajo de Guía, fue edificado por Pedro Vives Ferrer,
según proyecto del joven Aníbal González[26], y
quedó finalizado en 1902, rotulándose entonces como “Villa Antonio”. En 1903
fue adquirido por la sevillana Rosa Mora Pedraza, viuda de Martínez Lombardero[27]
–a la que se debe su nombre-, cuya familia ya veraneó en este hotel en agosto
de aquel año[28].
En 1913 el edificio fue comprado por el vinatero jerezano Patricio Garvey y
González de la Mota (I Conde de Garvey desde 1923), casado con Ana Maldonado
Urquiza, a cuya viuda y herederos pasó el inmueble en 1933, cuando falleció
Garvey. En la actualidad pertenece a la familia Ávila.
Aníbal González proyectó este hotel, hasta ahora su primera obra
arquitectónica conocida, en estilo inglés (Old
English), inspirado en los cottages de la campiña inglesa que, junto
a las casas de campo suizas, se habían puesto de moda en
los centros veraniegos europeos desde finales del siglo XIX, y cuya tipología
probablemente se estudiase por entonces en la Escuela de Arquitectura. Su
estructura guarda cierta semejanza con “Villa Ramona” (desaparecida),
proyectada por Aníbal González (1909-1912), en Sevilla, para Pedro Rodríguez de
la Borbolla. El arquitecto sevillano también recurrirá a las formas generales
de este estilo para otros edificios, como dos hoteles edificados en Sanlúcar entre
1906 y 1907 (Villa Ntra. Sra. del Rosario y Villa Isabel) y para algunas
viviendas construidas en el barrio de Aracenilla (Aracena, Huelva), ya en 1922.
La planta de Villa Rosa es compacta irregular, en la que
sobresalen los volúmenes de terrazas, miradores y torreón. El edificio consta
de dos plantas y desván, disponiendo también el torreón de entresuelo. Todas
las cubiertas ofrecen pronunciadas vertientes, que articulan hastiales
triangulares tan característicos de esta arquitectura, como la composición
irregular y asimétrica que domina el conjunto.
Villa Rosa. Avenida de Bajo de Guía. |
La fachada principal se distribuye en un volumen central y dos
cuerpos laterales, añadiéndose en el extremo derecho un torreón de mayor
altura. Las cubiertas son de tejados a dos aguas de
teja plana. El torreón se cubre con chapitel piramidal de marcado alero y cuenta
con tres pisos de altura, situándose hoy el acceso principal en su planta baja.
En la actualidad, el cuerpo lateral derecho de la fachada está centrado por dos
miradores poligonales superpuestos, que sobresalen en planta. Son los clásicos bay-windows del estilo inglés. En origen
no presentaba ninguno, situándose la entrada principal en su lugar. Más tarde
se construiría el ubicado en planta baja, cubierto con terraza, de forma que,
al añadírsele el mirador superior por Patricio Garvey en 1914[29], este
elemento ocultó el primitivo ventanal del piso alto.
En los paramentos, conformados por
ladrillo rojo visto, según marcaban los cánones del estilo inglés -hoy pintados
de color rojo-, resaltan las cadenetas de los esquinales, las molduras
escaleriformes que siguen el perfil triangular de los hastiales, y los
recercados de los vanos, cuyos elementos decorativos están pintados en
tonalidad ocre, de forma que se produce un agudo contraste cromático con el color
rojizo general. Otro destacado elemento ornamental, que acompañará a toda la
producción arquitectónica de Aníbal González, son los diversos paños de azulejería
cerámica con diferentes diseños, que componen amplios frisos en las zonas
inferiores de los vanos, terrazas, cuerpo superior del torreón y escudo de
Garvey, acentuando aún más el intenso cromatismo del edificio. Asimismo,
siguiendo los patrones del Old English,
los vanos del hotel poseen muy diversas formas: adintelados, rebajados, de
medio punto, circulares…, todos enmarcados en gruesas molduras.
Villa Gracia (antigua Villa Gloria)
fue el segundo hotel que edificó en 1902 Pedro Vives en la playa[30],
según proyecto de Aníbal González[31]
aprobado en 1901. Su primer nombre fue “Villa Gloria”, quizás en honor de la
hija de Pedro Vives así llamada. En 1907 el edificio fue adquirido a Vives por
el empresario y político sevillano Pedro Fernández-Palacios y Labraña. Lo habitará
desde entonces Gracia Fernández-Palacios y Labraña, por quien pasó a
denominarse “Villa Gracia”. Más tarde, Aníbal González realizará algunas obras
en Sevilla para la familia Fernández Palacios, como una vivienda para Pedro
Fernández Palacios (1910) o el Protectorado de la Infancia (1916). A principios
de los años 60 del siglo XX, Villa Gracia fue adquirida por el ingeniero Raúl
Celestino Gómez, quien realizó importantes transformaciones en la vivienda,
llamándola “El Tollo”, pasando después por diversos propietarios.
En este edificio, Aníbal González
cambia totalmente de registro respecto a “Villa Rosa”, concibiéndolo en estilo neomudéjar con algunos toques
modernistas, como la cúpula central agallonada (desaparecida), que en origen
cubría la sala principal. Esta cúpula de raíz orientalista recuerda a la
levantada, en 1904, por Aníbal González en el desaparecido edificio del Café
París, edificado para Manuel Suárez, en calle Campana (Sevilla).
Cuando se edificó, Villa Gracia tenía planta rectangular de la que
sobresalía un porche en la fachada principal. Más tarde se añadieron dos volúmenes
rectangulares en los ángulos del fondo. En origen, este hotel sólo tenía planta
baja, que se hallaba distribuida en “terraza
cubierta en forma de pórtico árabe”, vestíbulo, “sala cubierta con cúpula”, comedor, cinco dormitorios, cuarto
tocador, cocina, despensa, escalera a la azotea y excusado con sistema W.C.[32]
La estructura primitiva fue muy modificada
en los años 60 del siglo XX. Construido en ladrillo visto –elemento que
dominará toda la producción de Aníbal González-, el hotel se configuró mediante
tres crujías paralelas, cubiertas las laterales con tejados a dos aguas y un hall o sala central, que funcionaba como
distribuidor, donde se alzaba una cupulilla agallonada. Poco después de
construirse, se agregó una planta superior en la crujía lateral derecha y
también se demolió la cúpula de la zona central, transformada entonces en
patio, que hoy se cubre con montera acristalada. Por tanto, en la actualidad, cada
crujía lateral presenta un aspecto diferente, al elevarse otra planta en la
derecha, mientras que el tejado de la crujía izquierda, rodeado de pretil
almenado, fue transformado en cubierta plana o azotea delimitada con pretil de
hierro.
La fachada principal se antecede de
un porche columnado que tenía arcos de herradura apuntados -hoy, peraltados-,
que descansan sobre columnas de fundición de color blanco. El almenado superior
de merlones escalonados, que coronaba el porche, fue sustituido por una barandilla
férrea. Asimismo, todas las ventanas de las fachadas laterales, en origen
formadas con arcos de herradura inscritos en alfices decorados con cerámica,
fueron transformadas en huecos adintelados durante la reforma de los años 60.
El ladrillo visto original de los
paramentos se encuentra hoy revocado y pintado de color blanco, sobre el que
contrastan las cornisas y molduras en tonalidad almagra. Destaca la decoración
de la cornisa del primer piso, de concepción modernista, que está
configurada por una hilera de ménsulas geométricas y fila denticular, la cual
se aproxima formalmente a los cornisamentos ornamentales del próximo hotel “Villa
María”.
En 1903
se edificaron tres hoteles iguales, que se conservan en buen estado. Aunque
no se ha documentado su autoría, como se ha citado anteriormente, podrían
atribuírsele a Aníbal González, quien en 1911 realizó reformas en el hotel “San
Francisco”.
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Villa
Emilia. Estado actual. |
San
Carlos. Estado actual. |
San Francisco. Estado actual. | |
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Villa
Emilia. Fragmento de postal de época. |
El hotel “San Francisco”, junto a su aledaño “San Carlos” y el
próximo “Villa Emilia”, se construyeron según un mismo modelo de estilo
neomudéjar o neoárabe. Inicialmente se destinaron al alquiler de
forasteros[33].
El hotel más transformado ha sido “San Francisco”, que actualmente se encuentra
subdividido en dos viviendas, aunque se ha respetado la fachada, manteniendo
los otros sus formas originales, si bien en “San Carlos” y “San Francisco” se
han adicionado edificaciones en la zona posterior y en planta alta.
Tanto “San Francisco” como “Villa Emilia” fueron construidos por el
banquero Antonio Ridruejo Barrero sobre terrenos comprados a Pedro
Vives[34].
“San Francisco” fue adquirido más tarde por el sevillano Manuel Benito Gómez, quien ya veraneaba en
este hotel en 1910[35]. En
1911 Aníbal González realizó reformas en el hotel San Francisco para Manuel
Benito Gómez[36],
que parece consistieron en la ampliación posterior, donde sobresalen dos
volúmenes esquineros cubiertos con tejados a cuatro aguas de teja curva
vidriada en dos colores (hoy falta una de estas cubriciones). En 1912 Manuel
Benito Gómez obtuvo licencia de obras para prolongar las construcciones
accesorias situadas en la zona posterior, según proyecto de Manuel Hernández y
Álvarez-Reyero, entonces Arquitecto Municipal[37].
Por su parte, “San Carlos” fue edificado por Eugenio Agacino Martínez, Almirante de la
Armada y escritor, cuya residencia pasaría a pertenecer, ya en 1916, al
sevillano José Chico Ganga, industrial del calzado, cuya familia veraneaba en Sanlúcar al
menos desde 1903[38].
Los tres hoteles presentan una estructura idéntica y estilo
neomudéjar. “Villa Emilia” es el que mejor ha conservado sus formas originales.
Las tres villas contaban, inicialmente, con una planta de altura y se cubrían
con azotea. Desde sus inicios, dispusieron de marquesina situada en la fachada
principal, compuesta por una estructura férrea cubierta de teja curva vidriada
en varios colores, como se conserva en “San Francisco”.
Estas villas presentaban planta casi cuadrangular -12 m de fondo
por 12,50 m de ancho en fachada- y una sola altura. Las fachadas principales se
estructuran en tres sectores verticales, siendo más alto el central, que
también se adelanta sobre la línea de fachada. En este cuerpo principal se
aloja la portada de acceso, que está articulada por un vano con arco de
herradura apuntado recayente sobre columnas de mármol blanco con capitel
prismático, sólo conservadas en “Villa Emilia” y “San Francisco”. Este vano de
entrada, como los demás huecos de los edificios, queda inscrito en alfiz
decorado con cerámica de raigambre mudéjar. Asimismo, la portada está enmarcada
con friso superior y pilastras laterales, todo cajeado para insertar
azulejería. Este friso cerámico superior fue eliminado en “Villa Emilia” para
colocar este nombre rotulado en azulejos. “San Carlos” y “Villa Emilia”
conservan las primitivas puertas acristaladas de acceso, con vidrieras que
dibujan un entramado de arcos apuntados de aire modernista en el primero; y
motivos de lacería estrellada en el segundo.
A ambos lados de la portada se abren balconcillos con arcos de
herradura apuntados. Como el acceso principal, estos huecos se encuentran
inscritos en alfices con ornamentación cerámica. En origen, estos balcones se
hallaban cerrados con antepechos de hierro, que fueron sustituidos
posteriormente por un enverjado completo con red de rombos (Villa Emilia y San
Carlos). En las fachadas laterales se abren cuatro ventanas con arcos de
herradura apuntados enmarcados en alfices con decoración cerámica.
Los tres
hoteles se coronaban con un almenado de merlones escalonados, de tradición
hispano-árabe, dibujando formas de lis en los cuerpos centrales de las fachadas
principales. Este almenado original ha desaparecido casi totalmente. Sólo se
conserva en los cuerpos laterales de algunas fachadas principales de Villa
Emilia y San Francisco. Asimismo, debajo de la cornisa superior se situaba un
molduraje decorativo de ladrillo recortado con forma escalonada, también de
tradición mudéjar, que ha desaparecido en los tres edificios. El cromatismo de
algunos de estos hoteles era inverso al que ofrecen en la actualidad. Por
ejemplo, en origen, los paramentos de “Villa Emilia” estuvieron pintados en
tonalidad rojiza[39], de forma que se producía un intenso contraste con los
elementos decorativos de cornisas, almenados y zócalo, todo pintado en color
claro. En la actualidad, estos exteriores están pintados en tonos blanco
y ocre.
Plano del paseo de Bajo de Guía con detalle de los hoteles construidos. Antonio Arévalo, ca. 1910. (AMSB). |
2.
Nuevos hoteles modernistas de Aníbal González en la playa.
Retirada la concesión a Pedro Vives en 1906 y retornadas al dominio
municipal las parcelas no edificadas en la playa, el Ayuntamiento aprobó las
propuestas presentadas por el entonces Alcalde, Adolfo Gutiérrez Agüera, pues “al Ayuntamiento
interesa mucho facilitar la construcción de hoteles”. En consecuencia, se acordó que los terrenos fuesen
cedidos de forma gratuita, “como
medio más adecuado de estimular la urbanización”, con la condición principal
de construir un hotel en el plazo de un año, previa aprobación de los proyectos
por parte de la Corporación[40].
Pocos días después, el Consistorio acordó
designar una comisión especial, que estimase lo
más conveniente para “los intereses
generales de la población y a la más rápida urbanización de los terrenos”.
Se creó así la “Comisión Municipal de
Hoteles”[41]
que, a partir de entonces, tramitó todo lo relacionado con las concesiones de
terrenos en la playa. Para regular estas concesiones y la edificación de
hoteles, en septiembre de 1906 se aprobaron diez condiciones generales, que
rigieron a partir de entonces las cesiones de terrenos a particulares[42].
En esta nueva etapa, Aníbal González lleva a cabo en Sanlúcar tres
monumentales residencias veraniegas, proyectadas en 1906: Ntra. Sra. del Rosario
(antigua Villa Luz), Villa Isabel (Villa Concha) y Villa María (Villa Antonia).
En las dos primeras prevalece una concepción derivada del estilo inglés, propio
de las zonas veraniegas, aunque ahora el arquitecto sevillano las dota de
elementos más personales de estética modernista, plasmados en la simetría compositiva
de las fachadas y en los materiales usados: combinación de ladrillo y piedra
concertada en los muros, con fines constructivos y decorativos. De los dos
primeros hoteles se conservan los planos de alzado de la fachada principal en
el Fondo Aníbal González de la Fundación FIDAS, y del tercero se ha localizado
la planta en el Archivo Municipal de Sanlúcar. En este último hotel “Villa María”
se combinan equilibradamente los estilos neomudéjar y modernista.
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Villa Rosario.. Plano del alzado de la fachada, por Aníbal González (Archivo FIDAS). Estado actual. |
Villa Rosario (antigua “Villa Luz”). Este hotel fue edificado en 1907 por
Francisco González Ybarra, que estaba casado con María Luz Fernández-Palacios y
Labraña, en un terreno concedido por el Ayuntamiento en la playa[43].
González Ybarra ya veraneaba en Sanlúcar con su familia al menos desde 1903[44]. En
1908 el edificio estaba finalizado, denominándose entonces “Villa Luz” en honor
de su primera propietaria[45]. Al
fallecer González Ybarra, en 1929, pasó a su viuda y a sus quince hijos, que lo
vendieron en 1965[46].
Es uno de los hoteles más
monumentales entre los construidos en la avenida de Bajo de Guía. Según
proyecto de Aníbal González[47]
de 1906, el arquitecto mantuvo aquí la inspiración general del estilo inglés, codificado para las villas estivales, que se detecta sobre
todo en la composición de las cubiertas, que logra una equilibrada simbiosis
con la estética modernista, expresada en las terrazas curvas laterales, formas
lobuladas de las molduras de ladrillo de las ventanas, la concepción organicista
del mirador y los elementos decorativos, que se concentraban en el cuerpo
central de la fachada principal y en el mirador superior.
El edificio, muy degradado en la actualidad, presenta planta rectangular y composición simétrica, a la que se adosan dos amplias terrazas con porches de entrada, situadas en las fachadas principal y lateral izquierda (desaparecida), que se comunicaban entre sí por un ángulo curvado. El hotel tiene dos pisos de altura y un mirador superior situado en la crujía posterior.
En origen, las fachadas ofrecían a la vista tanto la mampostería de piedra concertada y careada
de los muros, como el ladrillo visto, usado para los esquinales, enmarcamientos
de vanos y línea de imposta. Todos estos materiales, que distinguirá las obras modernistas
de Aníbal González durante estos años, han quedado ocultos bajo los actuales enfoscados
y pintura de los muros. Uno de los componentes más llamativos de este hotel fue
su cubrición, resuelta mediante espléndidos tejados a dos aguas de amplios
aleros, que descansaban sobre grandes ménsulas talladas en madera. En 1944
se realizó una reforma en estos tejados, consistente en el derribo y reposición
de 45 m2 de cubierta, cuya obra estuvo dirigida por el arquitecto catalán Juan
Roca Pinet y el aparejador sanluqueño Ángel del Río[48].
En los años 60 del siglo XX estos
tejados fueron desmontados para transformar la cubierta en la actual terraza
plana, cerrada con sencillo pretil de fábrica. La pérdida de estas cubiertas y
la ocultación de sus primitivos materiales han alterado sustancialmente la
estructura compositiva y el diseño cromático de los materiales concebido por
Aníbal González. Lamentablemente, esta degradación del edificio se ha
intensificado en 2023, al ser decoradas las fachadas y cerca exterior con
ornamentación “gaudiniana” derivada de los famosos trencadís o mosaicos
cerámicos de la casa Batlló, durante la reforma realizada para albergar el “Museo
Manolo Sanlúcar-Aura Seguros”, que han venido a ocultar aún más la estética
otorgada por Aníbal González.
La fachada principal disponía de un
porche de acceso, configurado por una decorativa marquesina de hierro forjado,
que se hallaba cubierta con tejado a tres aguas de tejas vidriadas bicolor (desaparecida).
En esta fachada principal, los cuerpos laterales se adelantan sobre la línea
del cuerpo central, donde se situaba el porche original. En la actualidad, se
extiende sobre toda esta fachada una sencilla terraza sobre pilares y se cierra
con barandilla férrea.
Tanto la fachada principal como las
laterales se encuentran subdivididas en tres sectores, mediante gruesas
pilastras de ladrillo visto, hoy revestidas. Los huecos de todas las fachadas
quedan albergados en amplios arcos ciegos de medio punto construidos también
con ladrillo visto, hoy ocultos por los enfoscados. En las fachadas laterales,
el arco central presenta una mayor luz para alojar dos ventanas en su interior.
En planta baja, los vanos son adintelados y están encuadrados con molduras de
ladrillo visto (desaparecido) que dibujan formas lobuladas, mientras que en
planta alta estos recercados se adaptan al perfil rebajado de los vanos
dibujando también formas ligeramente lobuladas en los ángulos. En la fachada
principal, las molduras del balcón central del primer piso ofrecen una mayor
elevación, probablemente para insertar algún elemento decorativo como podría
ser un paño azulejero, que quizá fue sustituido por el actual, donde se
representa a la Virgen del Rosario. Los vanos pertenecientes a la planta baja,
acceso incluido, han sido transformados en huecos adintelados, habiéndose
eliminado las molduras originales.
En la actualidad, la parcela cuenta
con una superficie de 1.480 m2 y el edificio se extiende en planta
sobre 360 m2 (20 m de fachada por 18 m de fondo)[49].
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Villa María (antigua Villa Antonia). Fragmento de
fotografía de la època y estado actual. |
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Villa María. Planta (AMSB). Porche (desaparecido)
en fragmento de postal. |
Villa María (antigua Villa Antonia) fue edificado, según proyecto de
Aníbal González de 1906 para Antonia Labraña de la
Peña[50], viuda
de Miguel Fernández-Palacios Derqui, que estuvo representada legalmente por su
hijo político, Francisco González Ybarra, quien por las mismas fechas construyó
el hotel aledaño “Villa Luz”. Se denominó “Villa Antonia” por su propietaria.
Al fallecer ésta, en 1910, el hotel pasó a sus hijos[51]. Por
aquellos años Aníbal González también proyectó, en Sevilla, para Antonia
Labraña, la denominada “Casa del Barril” (1909-10), en cuya fachada sintetiza los
estilos neoplateresco y neomudéjar.
Este hotel ofrece una concepción
monumental y una síntesis estilística del Modernismo y el Neomudéjar. Las
formas modernistas se concentran en el artístico porche de entrada
(desaparecido), cornisamento con ménsulas escalonadas, y perfilado de los
hastiales posteriores. Su estructura presenta gran originalidad, al
desarrollarse en varias unidades volumétricas escalonadas, de forma que las
crujías van ganando altura desde el frente principal hacia el posterior. Fue
construido íntegramente en ladrillo visto, aunque con posterioridad sus
paramentos han sido revocados y pintados de color almagra en las fachadas y
blanco para los elementos ornamentales.
El hotel está configurado mediante
tres cuerpos edificatorios, que ganan altura progresivamente hacia el fondo, de
forma que la crujía de fachada posee una sola planta, mientras que la posterior
presenta dos pisos. La casa asienta sobre un amplio basamento construido con
mampostería de piedra concertada con hileras de ladrillo visto, combinación
material característica de Aníbal González en esta primera etapa de su
producción, que se prodigará también en los edificios construidos en Aracena.
La fachada principal se subdivide en
tres sectores verticales, cubriéndose los laterales, a modo de torreones,
mediante tejados a cuatro aguas, que descansan sobre un singular cornisamento de
ladrillo visto, formado por ménsulas prismáticas escalonadas, que se repiten en
la segunda crujía. Esta última sobresale transversalmente en la simétrica planta
y queda subdividida también en tres sectores, cubriéndose los laterales con
tejados a dos aguas de mayor altura que la crujía principal, a la que queda
unida mediante un cuerpo intermedio y la misma línea de imposta. Los perfiles
de estos hastiales son triangulares y ofrecen un decorativo molduraje
escalonado en zig-zag con pilastrillas colgantes. Por último, los volúmenes
posteriores presentan dos plantas, cubriéndose los laterales con tejados a dos
aguas. Tanto el frente anterior como el posterior de estas unidades traseras
ofrecen unas originales molduras en sus hastiales trapezoidales, que están
flanqueados por remates piramidales sobre basamentos cuadrangulares, todo de
inspiración modernista.
En principio se construyó un
monumental pórtico de acceso en la fachada principal (desaparecido), que estaba
realizado en ladrillo visto y estilo modernista. Configurado mediante pilares y
arcos rebajados, la estructura sostenía una terraza superior cerrada con pretil
de tracería calada de ladrillo recortado. Este porche ha desaparecido,
habiéndose alterado la equilibrada composición de la primitiva fachada.
Los vanos son de herradura apuntados
en la crujía delantera, mientras que en el resto del edificio presentan formas
de arcos de herradura y peraltados. En la fachada principal destaca el hueco de
acceso con arco de herradura apuntado y angrelado. Esta entrada está flanqueada
por ventanas geminadas con iguales arcos, que descansan sobre columnillas de
mármol blanco, cuyos capiteles y cimacios están tallados con formas vegetales.
Sobre estas ventanas se abren ojos de buey polilobulados en esviaje de raíz
barroca. Todas las ventanas presentan amplias molduras, pintadas hoy en color
blanco.
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Villa Isabel. Plano de alzado de fachada, por Aníbal
Gonzalez (Archivo FIDAS). Estado actual. |
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Villa Isabel. Plano de planta, 2008 (Manuel Barbadillo Eyzaguirre). Detalle de puerta con vidrieras modernistas. |
Villa Isabel (antigua “Villa Concha”) fue edificada
entre 1907 y 1908 para la sevillana Concepción Carreño y García Portillo, Viuda
de Prieto[52]. Este hotel se llamó en principio “Villa
Concha”, por su primera propietaria. Al fallecer ésta (1913), el edificio pasó
a sus tres hijos, Concepción, Luis y José Prieto Carreño, cuyos herederos
vendieron la villa en 1957 a la sanluqueña Isabel Barón Romero y a su esposo
Antonio Juan Breschist Rodríguez[53].
A partir de entonces el edificio se denominará “Villa Isabel”. En 2005 fue
adquirido por el farmacéutico Felipe Trigo Romero y su esposa María Dolores
Ojeda Ceballos, que llevaron a cabo una modélica restauración integral del
inmueble entre 2008 y 2009, bajo la dirección del arquitecto Manuel Barbadillo
Eyzaguirre.
Este hotel también fue proyectado por el
arquitecto sevillano Aníbal González, según consta en la inscripción registral
del inmueble y en un plano conservado en el archivo FIDAS[54]. Cuando se edificó, fue valorado en
50.000 pesetas, según certificación librada en Sevilla, el 19 de septiembre de
1911, por el arquitecto director de las obras, Aníbal González[55].
Es uno de los hoteles más
monumentales y llamativos del conjunto de villas edificadas en la playa de
Sanlúcar. Fue construido entre 1907 y 1908 y ofrece una simbiosis del estilo
inglés y el Modernismo de inspiración neogótica, como se advierte en los
pretiles de la terraza y de algunos balcones; los ojos de buey abiertos en los
frontispicios; o los festoncillos de los aleros de los tejados. Entre los elementos
modernistas, destaca la composición de las ventanas dobles y los huecos de la
fachada principal, cerrados con vidrieras del mismo estilo. El estilo inglés,
característico de las zonas veraniegas, se advierte en el juego planimétrico de
los tejados, aunque se aleja de esta estética la composición simétrica del
conjunto y el resto de sus elementos.
De la planta rectangular,
subdividida en tres crujías, sobresale el volumen también rectangular del
cuerpo de la fachada principal junto al porche, además de una amplia terraza
delantera de perfil elíptico, cuyas curvaturas se prolongan hacia las fachadas
laterales. En altura, el edificio se alza sobre amplio basamento y se
estructura en piso bajo, principal, desván y semisótano en la zona posterior.
Los paramentos son de mampostería de piedra concertada, donde resaltan los
recercados de los vanos realizados en ladrillo rojo visto, cuyo material
también es utilizado para las cadenetas que refuerzan los esquinales. El porche
de entrada original fue sustituido con posterioridad, resolviéndose actualmente
mediante planta rectangular y sencillos pilares, que sustentan una amplia
terraza superior, todo en ladrillo rojo visto. Tanto la terraza inferior como
la escalinata de acceso, de arranque curvo, presentan barandillas compuestas
por grandes piezas de piedra caliza blanquecina, talladas con roleos vegetales
que evocan las tracerías góticas.
El edificio se organiza mediante tres
crujías paralelas, que se cubren con tejados a dos aguas de amplios aleros. En
el centro de la crujía delantera sobresale el volumen rectangular de la fachada
principal, cubierto con tejado a cuadro aguas, al que se adosa otro tejadillo a
dos aguas, que cobija parte de la terraza superior, cuyo frente se cierra con
guardamalleta calado de carpintería colgada de raigambre goticista. Este mismo
elemento se repetía, en origen, en los hastiales laterales. Todos los perfiles
inferiores de los tejados están decorados con festón goticista y en el proyecto
las cumbreras de los tejados se coronaban con cresterías férreas, aunque éstos
no se localizan en el actual edificio. Todas las cubiertas son de teja curva
vidriada, en llamativo contraste bicolor blanco-verde, siendo en las cumbreras
de color verde. Estos tejados fueron repuestos con materiales semejantes
durante la restauración efectuada en 2008.
En la composición de las fachadas de
Villa Isabel domina la simetría. Todos los vanos son rebajados y presentan
gruesos recercados de ladrillo rojo visto, que ofrecen un perfil superior alabeado
y decorado con fila denticular o de canes. Curiosamente, estos recercados son
muy similares a los realizados por Antonio Arévalo en el hotel Garvey (proyecto
de 1901) frente al paseo de la Calzada.
Por otra parte, los huecos
principales de las crujías laterales y el acceso a la terraza superior se
resuelven mediante un doble vano rebajado, que queda inscrito en un solo
enmarcamiento de ladrillo visto, de tono modernista. Los hastiales triangulares
de las fachadas culminan con un medievalista óculo trilobulado y moldurado con
ladrillo visto.
El acceso principal se compone de un
gran vano adintelado, recercado con ladrillo rojo visto, que está sostenido con
dos columnas de fundición, y se cierra mediante puertas acristaladas con
vidrieras modernistas. Del interior sobresale el hall o vestíbulo y escalera principal, cuya esmerada decoración
muestran el planteamiento modernista de Aníbal González, al concebir el
edificio como una obra de arte total.
En 1908 se
encuentra documentada otra obra de Aníbal González en Sanlúcar, realizada para
el empresario sanluqueño José Hidalgo Colom, en calle Carmen Viejo, 14[56]. En este
inmueble se hallaban bodegas y oficinas, donde parece que Hidalgo Colom tuvo la
sucursal del Banco de España. Más tarde, el inmueble pasó a ser propiedad de la
bodega Florido Hermanos. La fachada de este edificio (desparecido)
estaba formada por naves de bodegas, por lo que cabría pensar que quizá estas
obras de Aníbal González se refieran a las casas propias de José Hidalgo Colom,
ubicadas en el carril de los Ángeles, las cuales se comunicaban, a través de los
jardines, con la finca situada en calle Carmen Viejo. En 2011 atribuimos esta
casa a Antonio Arévalo Martínez hacia 1895[57], si bien, ante
la nueva documentación aportada por Aníbal González Serrano, cabría pensar que
esta casa fue obra de Aníbal González, cuya tesis queda avalada por la semejanza
estilística de este edificio con Villa Rosa, primera obra del arquitecto
sevillano en Sanlúcar. De hecho, en 1909 José Hidalgo Colom se hallaba realizando
obras en su casa de la calle Carmen Viejo, 14[58].
Ntra. Sra. de
los Ángeles se halla situada en el ángulo que forma el carril de los Ángeles
con el Callejuela de las Comedias, frente al castillo de Santiago. Se levanta
al filo de la barranca, que divide longitudinalmente el casco urbano de
Sanlúcar. En 1886 Ángeles Romaní y Palomeque adquirió esta finca, formada por
agrupación de “una casa que antes fue
solar en su mayor parte y hoy se encuentra edificada (nº 8 y 10 moderno) y un
terreno sobrante en la vía pública comprado al Ayuntamiento”. Ya entonces
esta casa era conocida como “Ntra. Sra. de los Ángeles” o “Casa de la Virgen”
por existir una pintura de esta advocación mariana en su fachada.
Desde antiguo esta finca había pertenecido a la familia de los duques
de Medina Sidonia. En 1886 fue
comprada, a Pedro Terol y Alonso, abogado y apoderado del marqués de Villanueva
de Valdueza, por el albañil Juan Rodríguez y Ruiz, vecino de
Sanlúcar, que el mismo año vendió el inmueble a Ángeles Romaní y Palomeque, vecina de
Sanlúcar, en 1.750 ptas.[59]. En estos años
sólo estaba edificada la “casa baja”, para diferenciarla de la “casa alta”,
construida más tarde.
Ángeles Romaní contrajo matrimonio con el empresario y abogado
sanluqueño José Hidalgo Colom. Al fallecer éste, en 1921, la finca
pasó a su segunda esposa, Caridad Salas Boto e hijos[60]. Actualmente
la finca es una residencia unifamiliar, propiedad del farmacéutico sanluqueño
Francisco López Hurtado y su esposa, María Isabel
Hidalgo González, quienes la
adquirieron en 1998 y en 2004 finalizaron una importante rehabilitación del
inmueble, por la que se ha recuperado su estado original, además de trazar de
nuevo el jardín con múltiples especies botánicas de interés.
La “casa alta” fue construida por José Hidalgo Colom en estilo inglés (Old English), en equilibrada combinación con la estética modernista.
No es de extrañar que Hidalgo Colom, vinatero y
empresario, que también regentó la primera sucursal sanluqueña del Banco de
España[61], situada en
calle Carmen Viejo, residió en Londres durante algún tiempo, donde pudo haberse
impregnado de la arquitectura doméstica característica de la campiña inglesa (cottage),
trasladando luego esta estilística a su casa de Sanlúcar. Desde 1893 se
verifican obras en este inmueble por José Hidalgo[62]. En 1894 el
Ayuntamiento le autorizó modificar la rasante de la calle Comedias y la fachada
de su casa[63].
El inmueble está ubicado en la zona más alta de la barranca,
mientras que al amplio jardín discurre en terrazas. En la zona más baja del
jardín, limitando con el carril de los Ángeles, se halla una edificación más
antigua que, en su momento, fue la residencia principal.
La actual casa principal o “casa alta” consta de sótano, bajo y
principal. El estilo Old English
queda plasmado en la asimetría del conjunto, la diversidad de vanos, el tipo de
cubiertas y los elementos decorativos. La planta se configura mediante cinco
unidades edificatorias de diferentes formas y alturas, que se cubren con
tejados a dos aguas de teja plana y amplios aleros, sostenidos por grandes
ménsulas talladas en madera. En estos tejados se abren mansardas abuhardilladas
y en el caballete del cuerpo principal se alza una crestería metálica de
reminiscencias goticistas propia del Old
English. Los hastiales principales presentan perfiles triangulares, algunos
de los cuales se cierran con carpintería colgada de guardamalletas y vigas de
codillo.
La fachada lateral, hacia la callejuela de las Comedias, ofrece
mayor uniformidad y se estructura mediante la apertura de vanos recercados en
planta baja, entrada a la casa, y una sucesión de mansardas abiertas en el
tejado de la planta superior, que sostienen grandes y redondeadas ménsulas, todo
dentro de la estética modernista.
Los paramentos de esta residencia estaban pintados desde antiguo en
color rosado -a imitación del ladrillo rojo propio del estilo inglés-, por cuya
tonalidad se ha conocido popularmente al edificio como “Casa Rosa”. Sobre este
color general resaltan todos los elementos decorativos -esquinales, recercados
de vanos, ménsulas, molduras- que se encuentran pintados en color ocre claro.
La casa y el amplio jardín, colindante con los jardines del palacio ducal de
Medina Sidonia, se cierra hacia el carril de los Ángeles con murete moldurado
de perfil escalonado, para salvar el desnivel de la barranca, y un bonito
enverjado férreo.
3.
Últimas obras regionalistas de Aníbal
González en Sanlúcar.
En 1911 Aníbal
González proyecta en Sanlúcar, en estilo regionalista sevillano de plena madurez e inspiración
plateresca (regionalismo historicista), una residencia veraniega para Álvaro
Dávila y Agreda, IX Marqués de Villamarta-Dávila (actual I.E.S. San Lucas)[64], que tanto
practicó Aníbal González, constituyéndose en una de sus señas de identidad. En
este estilo, Aníbal González proyectará algunas de sus obras más conocidas y
algunos pabellones oficiales de la Exposición Iberoamericana de Sevilla, su
obra cumbre.
El hotel Villamarta quedó finalizado en 1912. Fallecido el marqués de
Villamarta (1933), esta villa fue adquirida a sus herederos por la Sección
Femenina de Falange Española, en 1946, para destinarlo a internado femenino en
régimen de Escuela Patronato. En 1977 la propiedad del edificio fue
cedida por la Comisión de Transferencias al Ministerio de Educación y Ciencia, pasando
a ser el centro de enseñanza pública “María Luisa Terry”, que se transformó más
tarde en el actual I.E.S. “San Lucas”. Cuando fue comprado por la Sección
Femenina, el edificio sufrió importantes modificaciones. Con posterioridad, a
instancias de la dirección del centro educativo y de algunos particulares, el
edificio fue restaurado por la Junta de Andalucía. La rehabilitación se
inauguró en 1989, recuperándose la fisonomía original del antiguo hotel.
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Catálogo de “González Hermanos. Construcciones”. Hotel del marqués de Villamarta. 1912. (Col. Familia Romero Millán). |
Situado en el ángulo que dibuja la avenida de Villamarta (continuación
de la avenida de Bajo de Guía) con la avenida del Cerro Falón, es uno de los
edificios más destacados del conjunto de hoteles construidos durante el primer
tercio del siglo XX en Sanlúcar. Se trata de uno de los ejemplos más genuinos
del regionalismo sevillano pleno, de inspiración neoplateresca, concebido por
Aníbal González. Esta residencia quedó finalizada en 1912, según consta en el catálogo de González Hermanos Constructores de 1912, empresa constituida por algunos hermanos de Aníbal Gonzáles y
uno de sus sobrinos[65]. También por estos años Aníbal González proyectó tres casas en Sevilla
para el mismo marqués de Villamarta[66].
La planta de este antiguo hotel presenta forma compacta irregular,
derivada de la yuxtaposición de varios volúmenes de diferentes dimensiones y
alturas. En alzado, el edificio posee dos plantas en la zona principal y tres
pisos en los dos volúmenes más elevados cuya fachada vierte hacia la avenida de
Bajo de Guía. Todas las unidades se cubren con tejados a tres y cuatro aguas de
teja curva o árabe, estando las cumbreras vidriadas en bicromía blanca y azul,
que en el torreón se extiende a todo el tejado mediante hiladas alternas.
Además, el volumen central de la fachada principal aparece coronado con un almenado
piramidal. La mayoría de los vanos, de diversas formas y tamaños, están
enmarcados en alfices, pilastras y molduras decorados con motivos
neoplaterescos de roleos, grutescos, cuernos de la abundancia, candellieris o escudos.
El edificio asienta sobre un amplio basamento que le sirve de
aislamiento. Cada una de las cuatro fachadas está subdividida en tres sectores,
correspondientes a otros tantos volúmenes de diferentes formas y alturas.
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Plano de alzado de fachada lateral
del hotel del marqués de Villamarta (1911), de Aníbal González (Archivo
FIDAS). Estado actual. |
En la fachada principal, hacia la avenida del Cerro Falón, se ubica un
amplio porche articulado por dos columnas de mármol blanco, que sustentan
zapatas superiores de madera tallada. Sobre este porche se sitúa una terraza
cerrada con barandilla férrea, a la que se abren dos vanos adintelados
enmarcados en alfices con decoración plateresca. En la tercera planta, de menor
altura, a modo de ático, se suceden seis pequeñas ventanas adinteladas.
El acceso se sitúa en el sector derecho de la fachada principal. El protagonismo
de esta zona se advierte en su mayor riqueza decorativa. En planta baja se
ubica un porche compuesto por arcos de medio punto en cada uno de sus dos
frentes, que se inscriben en alfices colmados de abigarrada decoración neoplateresca.
Flanquean el vano de acceso dos pilastras cajeadas con capiteles decorados con
motivos vegetales y cuernos de la abundancia. Un amplio cornisamento da paso a
la segunda planta, configurada por una ventana geminada de huecos conopiales con
columna de mármol blanco o parteluz, quedando todo enmarcado con decoración de
raíz plateresca. Igual disposición de huecos se repite en el otro frente de
este volumen principal, aunque los vanos presentan variaciones, pues el arco
inferior es angrelado y la ventana superior también geminada tiene arcos de
medio punto. Todos están enmarcados en alfices con decoración plateresca, a la
que se añaden tondos con bustos de personajes, destacando por su mayor tamaño y
complejidad el ubicado sobre la puerta inferior. En la esquina de esta unidad
campea el escudo del marqués de Villamarta.
En el centro de la fachada lateral derecha se levanta una torre-mirador,
cuya presencia recuerda la arquitectura de los cortijos andaluces. Es la unidad
más elevada del edificio y posee tres plantas, abriéndose en las dos primeras
pares de huecos adintelados, que en la segunda conforman un balcón corrido con
barandilla de hierro, quedando los huecos enmarcados con molduras a modo de
alfices. En el último cuerpo o mirador propiamente se abren tres vanos de medio
punto en cada frente, cubriéndose con tejado a cuatro aguas
El edificio se halla rodeado por amplios jardines y la finca se cierra
con un hermoso enverjado ornamental.
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Planos de reforma del atrio de la
parroquia de Ntra. Sra. del Carmen, de Aníbal González (1923) (AMSB) y estado
actual. |
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La última obra
documentada de Aníbal González en Sanlúcar fue el atrio de la parroquia de Ntra. Sra. del Carmen (siglo XVII), situada
en la calle San Juan, que fue realizada en 1923 por encargo de la parroquia. Aníbal
González acude a uno de sus materiales preferidos, el ladrillo en limpio, que
ya, por estos años, se había convertido en una de sus constantes
arquitectónicas, unido a la cerámica y a la forja artística.
Fue el mismo
arquitecto quien solicitó la autorización para hacer estas obras, en nombre y
representación de Antonio Moreno Castro, presbítero encargado de la iglesia
filial de Nuestra Señora del Carmen[67]. La solicitud
fue informada por el Arquitecto Municipal, José Romero Barrero, y vista en la
Comisión de Fomento, que propuso autorizar la obra, “siempre que no se cierre el tránsito por el Callejón del Carmen,
contrayéndose a la alineación de las edificaciones laterales y siempre
considerando que la parcela de terreno que ha de cerrarse sea de la propiedad
de la Diócesis”[68].
Las obras
consistieron en cerrar la zona delantera de la iglesia con “una reja montada sobre obra de mampostería” y reformar la solería
que comprende el espacio cerrado[69]. El ornamental
enverjado de forja se ubica entre amplios pilares de ladrillo visto con sus
frentes cajeados, que junto al basamento inferior quedaron moldurados con
ladrillo rojo, el cual se utiliza para componer la bicromía decorativa que
ofrece el cerramiento. Los pilares presentan coronamiento piramidal y esfera
superior. El enverjado y la cancela de entrada son de forja de gran calidad artística.
En el atrio se realizaron unos parterres para plantar vegetación, los cuales
han sido cegados recientemente para colocar unas planchas de mármol con el
escudo de la orden carmelita.
Conclusiones
A través de la
decena de edificios de Aníbal González, conservados en Sanlúcar, se puede
seguir la trayectoria arquitectónica experimentada por este arquitecto durante
el primer tercio del siglo XX.
Como ocurrió en
el trayecto de los principales arquitectos de la época, Aníbal González,
durante su primera etapa profesional, experimentó con diversos estilos
arquitectónicos, advirtiéndose en sus obras una gran variedad formal y
estilística. En esta fase, dominada por un claro eclecticismo, recurrió a los
varios estilos que se suceden y conviven durante el primer tercio del siglo XX
en España. Este paso de Aníbal González por los diferentes estilos de la época
demuestra su espíritu inquieto y su deseo de aplicar las corrientes estéticas
que entonces imperaban en Europa hasta lograr un estilo propio materializado en
el regionalismo sevillano, una interpretación muy personal y sincrética de los
historicismos.
En sus primeras
obras arquitectónicas conocidas, conservadas en Sanlúcar, aborda una tipología
específica del hotel veraniego en estilo inglés (Villa Rosa, 1901-1902; Ntra.
Sra. de los Ángeles, 1908-1909), que por entonces se había generalizado en las
principales zonas veraniegas europeas, y que poco después el arquitecto
sevillano también aplicará en Aracena. Además, en Sanlúcar Aníbal González
experimenta muy pronto con edificios de estilo neomudéjar (Villa Gracia, 1901-1902),
anterior a la etapa definida para este estilo en su obra. Y, dentro de la estética
modernista se incluyen algunos de los hoteles edificados en Sanlúcar entre 1906
y 1907.
Respecto a los
materiales, Aníbal González se decide por el uso del ladrillo visto desde sus
primeras obras en la ciudad, así como por la inclusión de la cerámica como
elemento decorativo, que nunca abandonará a lo largo de su trayectoria.
Asimismo, en estos tempranos hoteles sanluqueñas ya utiliza el aparejo mixto en
los exteriores, donde combina la mampostería gruesa de piedra concertada con el
ladrillo visto en esquinales, molduras o verdugadas, de tradición mudéjar, que
utiliza con fines constructivos y decorativos.
El lenguaje
arquitectónico de Aníbal González fue evolucionando hacia un eclecticismo con
personalidad propia, desde el modelo estereotipado e importado de Villa Rosa,
pasando por el neomudéjar de Villa Gracia, al modernismo plasmado en Villa
Rosario, Villa Isabel y Villa María, donde domina la simetría del conjunto y la
integración de elementos medievalistas (neomudéjares y goticistas). La plena madurez
de los planteamientos arquitectónicos de Aníbal González queda plasmada en el
hotel realizado para el marqués de Villamarta (1911-1912), de estilo
regionalista historicista de inspiración plateresca; así como en la excelente muestra
de su arquitectura del ladrillo que ofrece el atrio de la parroquia del Carmen,
incluida dentro de su etapa regionalista de base barroca.
Además de las
obras documentadas, se le ha atribuido en este trabajo, a Aníbal González, los tres
hoteles iguales neomudéjares edificados en 1903 en la avenida de Bajo de Guía; Villa
Carmen (1904), que también puede atribuírsele a Antonio Arévalo Martínez; “Ntra.
Sra. de los Ángeles” (1908), en carril de los Ángeles (“Casa Rosa”); así como el
hotel de González Montero (Castillito de Bajo de Guía), edificado en 1912,
donde se utilizan los materiales característicos de las obras de Aníbal González,
como el ladrillo visto para esquinales y molduras, y muros de piedra concertada
para los muros de este edificio que cuenta con un excelente porche modernista.
Sería deseable una
mayor protección, por parte de las instituciones, de estas obras proyectadas y construidas por
Aníbal González que hoy aún se conservan en Sanlúcar, así como la recuperación
de los materiales originales de estos hoteles, mediante la eliminación de
modificaciones posteriores, enfoscados y pinturas, que en la actualidad ocultan
las formas primigenias y la concepción original de estos edificios debidos de uno
de los principales artífices del regionalismo andaluz y uno de los más
importantes arquitectos españoles de las primeras décadas del siglo XX.
***
Fuentes documentales
A.M.S.B. Archivo Municipal de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz).
A. R.P.S.B. Archivo Registro de la Propiedad de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz).
Archivo de la Fundación FIDAS. Fondo Aníbal González. Colegio de
Arquitectos de Sevilla.
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Aníbal González en Aracena”, XI Jornadas del Patrimonio de la Sierra de
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-
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Aracena: del Mito Regionalista al Historicismo Cosmopolita”. Actas XIX
Jornadas del Patrimonio de la Comarca de la Sierra de Huelva. Universidad
de Huelva, Servicio de Publicaciones. 2005. Págs. 195-218.
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de Barrameda: Santa Teresa, Industrias Gráficas, 1993
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del Regionalismo en Sevilla (1900-1935). Sevilla: Diputación Provincial de Sevilla,
1979.
***
[1] Archivo
Municipal de Sanlúcar de Barrameda (en adelante, A.M.S.B.). Leg. 8244/6. Acta
capitular de 5 de junio de 1901. Se otorga escritura de cesión de los terrenos
a Pedro Vives Ferrer.
[2] Gómez
Díaz-Franzón, Ana: Arquitectura del veraneo y su época en Sanlúcar de
Barrameda (1900-1950). Sanlúcar de Barrameda, ASEHA, 2011.
[3] Aníbal
González Serrano: Inspiración, trabajo y constancia trayectoria personal y
profesional del arquitecto Aníbal González Álvarez-Ossorio. Sevilla, Consejería de Cultura de la Junta
de Andalucía y Fundación Caja Rural del Sur, 2020.
[4] Chaves Méndez, Noelia: Catalogación de la obra
residencial de Aníbal González. Tesis doctoral. Sevilla. [Recurso
electrónico] 2016. [iDus - Depósito de Investigación de la Universidad de
Sevilla: https://idus.us.es/handle/11441/47842]
[Consultado: 24 de junio de 2024]
[5] Manuel
Fuentes Hidalgo: Recuperación histórica de la obra residencial desaparecida
de Aníbal González. Villa Ramona. Memoria Proyecto Fin de Grado. Escuela
Técnica Superior de Ingeniería de la Edificación de Sevilla, 2018, pp. 15-16.
[6] La
historia y descripciones arquitectónicas de todos los edificios mencionados en
este artículo pueden consultarse, de forma más completa, en Gómez Díaz-Franzón:
Opus cit., 2011.
[7]
A.M.S.B. Leg. 7028. Extracto de acuerdos
sobre hoteles en la playa. Solicitud de Pedro Vives (19 de
julio de 1902).
[8]
A.M.S.B. Leg. 8244/6. Actas capitulares. Sesión municipal de 2 de agosto de 1902.
[9] Víctor Pérez
Escolano: Aníbal González. Diputación de Sevilla, 2017 (3ª Ed.)
[10]
“Sevilla. El grupo escolar Reina Victoria”, en Actualidades, Madrid, 24
de marzo de 1909.
[11] “Las modernas construcciones en Sevilla”, en La Construcción Moderna, 15 de septiembre de 1905; pp. 330-333. El artículo se ocupa del edificio construido por Aníbal González en La Campana, en Sevilla (desaparecido), acompañándolo de dos fotograbados.
[12] Pérez Escolano, Opus cit., 1996, p. 38. En Sevilla,
por encargo de Cayetano Luca de Tena, Aníbal González realiza el centro escolar
Reina Victoria (1906-1909); un chalé en Avenida de la Palmera para Torcuato
Luca de Tena (1923-1926); el Panteón Luca de Tena en cementerio de San Fernando
de Sevilla (1924-1927); la ampliación del edificio ABC en Madrid (1925-1928) y
varios edificios en Sevilla para Emilia Scholtz y Baquera, viuda de Cayetano
Luca de Tena y Álvarez Ossorio.
[13] Pérez
Escolano: Opus cit., p. 38; y “Exposición de pequeñas industrias”, en Revista
Ilustrada de Banca, Ferrocarriles, Industrias y Seguros, 10-6-1901. pp.
287-290. Según esta publicación, la instalación “honra verdaderamente al autor
del proyecto D. Aníbal González, joven alumno de Arquitectura”. La Sociedad de
Getafe tenía también una fábrica de electricidad, cuyo director gerente
era Cayetano Álvarez Ossorio. (Ibidem, p. 288); y https://juanmalcala.es/getafe/las-fiestas-en-honor-de-nuestra-senora_2/
[consultado el 14 de junio de 2024].
[14]
A.M.S.B. Leg. 8244/6. Expediente de cesión de terrenos a Pedro Vives. Solicitud de Pedro Vives y
presentación de los cuatro primeros proyectos (3 de junio de 1901), aprobados
en sesión municipal (7 de junio de 1901).
[15] Pérez Escolano: Opus cit., p. 109.
[17]
A.M.S.B. Leg. 8244/6. Actas capitulares. Sesión municipal de 4 de mayo de 1903.
[18]
A.M.S.B. Leg. 4956. Actas capitulares. Sesiones municipales del 5 de septiembre
de 1903, y 17 y 24 de octubre de 1903.
[19]
A.M.S.B. Leg. 8244/6. Actas capitulares. Informe de Antonio Arévalo y acuerdo de suspensión de las obras en Sesión
municipal (6 de mayo de 1905). Informe del Arquitecto Municipal visto en Sesión
Municipal (11 de mayo de 1905). Aprobación del proyecto en Sesión municipal (18
de mayo de 1905). Solicitud de Pedro Vives para que
se declare cumplida la obligación
de hacer un hotel este año (06 de julio de 1905) declarándose cumplida en
sesión municipal (02 de agosto de 1905).
[20]
A.M.S.B. Leg. 8244/7. Actas capitulares. Comunicación a Pedro Vives (6 de
octubre de 1906).
[21]
A.M.S.B. Leg. 8244/6. Actas capitulares. Solicitud de Pedro Vives presentando a aprobación un proyecto de hotel
(11 de abril de 1906). Leg.
1254. Actas de la Comisión de Fomento. Informe de Antonio Arévalo (21 de aabril de 1906), visto en Sesión municipal
(25 de abril de 1906), denegándose
a Vives la
autorización para edificar el hotel.
[22] Ibidem.
[23]
A.M.S.B. Leg. 8244/7. “Expediente de reversión de terrenos en la playa a Pedro
Vives Ferrer (1906-1910)”. Acta notarial autorizada por el notario Ruiz Badanelli, siendo
alcalde Adolfo Gutiérrez Agüera. Reversión de las parcelas 1ª, 3ª, 4ª y 5ª
y la parte de la parcela 2ª no edificada. (13 de agosto de 1906).
[24]
A.M.S.B. Leg. 8244/6. Actas capitulares. El Consistorio declara rescindido el
contrato con Pedro Vives (5-6/-906).
Aprobación de la propuesta de la Comisión de Fomento en Sesión municipal (8 de
agosto de 1906).
[25]
A.M.S.B. Leg. 8244/7. Actas capitulares. Sesión municipal de 15 de agosto de 1906.
[26] Pérez Escolano: Opus cit., p. 109.
[27] Archivo
del Registro de la Propiedad de Sanlúcar de Barrameda (en adelante,
A.R.P.S.B.). Finca Registral nº 8.037. Tomo 265, Libro 468; fols. 144-151. El
18 de septiembre de 1902 el arquitecto Antonio Arévalo realizó la certificación
de aprecio de la finca, cuyo valor pericial fue de 36.700 pesetas. El 15 de
octubre de 1902 fue segregada de la finca nº 7.976 inscrita a nombre de Pedro
Vives Ferrer. El 3 de septiembre de 1903 se inscribió a nombre de Rosa Mora
Pedraza, de Sevilla, actuando como apoderado su hijo Carlos Martínez Mora, que
la compró a Pedro Vives por 40.000 pesetas. El 12 de noviembre de 1913 fue
inscrita a favor de Patricio Garvey y González de la Mota, quien la adquirió
por 50.000 pesetas. Y el 6 de julio de 1933 se inscribió a nombre de la viuda y
herederos de Patricio Garvey.
[28] En
agosto de 1903 ya estaba ocupado este primer hotel por la familia sevillana de
Rosa Mora, según informa El Guadalete
(1 de agosto de 1903).
[29]
A.M.S.B. Leg. 8244/21. Solicitud de Patricio Garvey, vecino de Jerez (10 de
marzo de 1914). Concesión de licencia en Sesión Municipal (14 de marzo de
1914).
[30]
A.R.P.S.B. Finca Registral nº 8.038. Tomo 265; Libro 468; fols. 152-159. Esta
parcela fue segregada, junto a Villa Rosa, de la finca nº 7.976 e inscrita a
nombre de Pedro Vives Ferrer el 15 de octubre de 1902. El 18 de septiembre de
1902 el arquitecto Antonio Arévalo realizó la certificación de aprecio de la
finca, cuyo valor pericial fue de 32.200 pesetas. El 28 de septiembre de 1907 quedó
inscrita a nombre de Pedro Fernández-Palacios y Labraña.
[31] Pérez Escolano: Opus cit., p. 109.
[32]
A.R.P.S.B. Finca Registral nº 8.038. Tomo 265, Libro 468; fols. 152-159.
[33]
A.M.S.B. Leg. 8704. Padrones de veraneantes, 1908-1910. Entre 1908 y 1910,
veranaron en estos hoteles Luis Barrios, José Joaquín Lisén Hidalgo, Fernando
González Ybarra, Arturo Fernández-Palacios, Arturo Llosent Pascot, Manuel de
Salinas y Francisco González Ybarra, entre otros.
[34]
A.R.P.S.B. Finca registral nº 8.161. Tomo 480. Libro 270; fols. 53-58.
[35]
A.M.S.B. Leg. 8704. Padrones de veraneantes, 1910.
[36] Aníbal
González Serrano: Opus cit., p. 265.
[37]
A.M.S.B. Leg. 8244/13. Expediente de obras para ampliación de hotel en la playa
por Manuel Benito Gómez (1912).
[38]
“Crónica de Sanlúcar”, en El Guadalete
de 6 de agosto de 1903.
[39]
“Crónica de Sanlúcar”, en El Guadalete
de 28 de julio de 1903.
[40]
A.M.S.B. Leg. 8244/7. Actas capitulares. Sesión municipal de 8 de agosto de 1906.
[41]
A.M.S.B. 8244/2. Comisión Municipal de Hoteles. Acta de nombramiento y acuerdo
sobre cesiones (1906).
[42]
A.M.S.B. Leg. 4964. Actas Capitulares. Sesión Municipal de 26 de septiembre de 1906.
[43] A.M.S.B.
Leg. 4964. Actas Capitulares. Solicitud de terreno en la playa para edificar un
hotel (Sesión Municipal, 22/08/1906) siendo concedido (Sesión Municipal,
12/09/1906) y aprobados los planos presentados con el informe favorable del
Arquitecto Municipal (Sesión Municipal, 26/09/1906).
[44]
“Crónica de Sanlúcar”, en El Guadalete
de 19 de julio de 1903.
[45]
A.M.S.B. Leg. 8704. Padrones de veraneantes, 1908-1909.
[46]
A.R.P.S.B. Finca Registral nº 8.499. Tomo 506. Libro 278; fols. 35-40. El
terreno cedido por el Ayuntamiento, de unos 1.000 m2 aproximadamente, fue
inscrito a nombre de Francisco González Ybarra el 8 de mayo de 1908. En 1993
pertenecía a Antonio Monge Montaño, siendo heredado por su hijo, Antonio Monge
Heiss.
[47] FIDAS. Fondo
Aníbal González. EV. 062/1. Proyecto de hotel – Playa de Sanlúcar. Propietario:
D. Francisco González Ybarra. Plano de alzado de la fachada principal.
[48]
A.M.S.B. Leg. 7555. Solicitud de licencia de obras por Juan M. Gómez Talavera,
como administrador de esta finca (15 de junio de 1944), concedida en Sesión municipal
(23 de junio de 1944).
[49]
A.R.P.S.B. Finca Registral nº 8.500. Tomo 506. Libro 278; fol. 41-47; 56-58;
111-114 y 215-216.
[50] A.M.S.B.
Leg. 4964. Actas capitulares. Solicitud de terreno en la playa para edificar un
hotel (Sesión municipal de 22 de agosto de 1906) siendo concedido (Sesión municipal
de 12 de septiembre de 1906) y aprobados los planos presentados con el informe
favorable del Arquitecto Municipal (Sesión municipal de 26 de septiembre de 1906).
[51]
A.R.P.S.B. Finca Registral nº 8.500. Tomo 278, Libro 506; fol. 41-47; 56-58;
111-114 y 215-216. Al fallecer Antonia Labraña, el hotel pasó a sus herederos,
Arturo y Miguel Fernández-Palacios y Labraña, quedándoselo en 1917 este último
por compra a su hermano. Al fallecer Miguel Fernández-Palacios, en 1923, lo
heredó su viuda, Margarita Bidón y Cuéllar e hijos, que vendieron la finca en
1966. Tras pasar por varias manos, en 1979 fue adquirido por el matrimonio
María Emilia Aguilar Rojo y Fernando Jiménez Espadafor, que reedificaron el
hotel, inscribiendo este chalet como “Villa María” en 1989.
[52]
A.M.S.B. Leg. 4965 y 4966. Acta de la Comisión de Hoteles (17 de junio de 1907).
Se aprueba la solicitud presentada por Concepción Carreño, concediéndole el
terreno para construir un hotel. A.M.S.B. Leg. Actas Capitulares. Sesiones
Municipales (17/04/1907, 29/05/1907 y 09/07/1907).
[53]
A.R.P.S.B. Finca Registral nº 8.495. Tomo 278, Libro 506; fol. 11-16; y Tomo
93, libro 157; fol. 191-193. En 1941 se adjudicó a José Prieto Carreño, casado
con Blanca Aznar Espinosa. Al morir el primero, en 1944 la residencia fue
heredada por su viuda, que fallecerá en 1956.
[54] FIDAS.
Fondo Aníbal González. EV. 061/1. Hotel en la playa de Sanlúcar. Propietario:
Dña. Concepción Carreño, Viuda de Prieto. Plano de alzado de la fachada
principal.
[55]
A.R.P.S.B. Finca Registral nº 8.495. Tomo 278, Libro 506; fol. 13.
[56]
González Serrano: Opus cit., p. 265.
[57] Gómez Díaz-Franzón: Opus cit., p. 457.
[58] A.M.S.B.
Sig. 3940. Libro de extractos de acuerdos capitulares, 3 de febrero de 1909. Se
autorizó a José Hidalgo Colom modificar un hueco en su casa de la calle Carmen
Viejo, nº 14.
[59]
Información facilitada por el actual propietario, Francisco López Hurtado, sobre
la finca registral nº 4.303. En 1876 era propiedad de Pedro Álvarez de
Toledo y Silva, marqués de Villanueva de Valdueza, quien permutó en 1878
esta casa, junto a otras fincas de Sanlúcar, a su hermana, Teresa Álvarez de
Toledo y Silva, condesa de Sclafani, a quien le había correspondido por
herencia de su padre, Pedro Alcántara Álvarez de Toledo y Palafox, conde de
Niebla y duque de Medina Sidonia. La finca lindaba con los jardines del
entonces conde de Niebla, Alonso Álvarez de Toledo y Caro. En enero de 1878 el
marqués de Villanueva de Valdueza vendió esta finca (“casa solar en su mayor
parte”) donde estaba edificada una casa “ruinosa”, al presbítero de la
parroquia mayor de Ntra. Sra. de la O, Salvador Martín y Marty, quién la
enajenó aquel mismo año a Pedro Terol y Alonso, abogado y apoderado del marqués
de Villanueva de Valdueza.
[60]
A.R.P.S.B. Finca nº 7.133. Tomo 362, Libro 218, fols. 36-45; y Libro 298, Tomo
541, fols. 153-156. Al fallecer José Hidalgo Colom, en 1921, la finca pasó a su
segunda esposa, Caridad Salas Boto, en usufructo vitalicio, y a sus hijos
Eduardo y José Luis Hidalgo Romaní; y Augusto y María Hidalgo Salas, cuyos
herederos vendieron la finca en 1932 a Raimundo Gutiérrez Cano, casado con Dolores
Castillo-Luna Álvarez en primeras nupcias. En 1933, por fallecimiento de la
anterior, el edificio pasó a sus tres hijas: Carmen, Isabel y Rosario Gutiérrez
Castillo-Luna, así como a los tres hijos del segundo matrimonio de Raimundo
Gutiérrez: Raimundo, Manuel y Mercedes Gutiérrez Blanco. Todos vendieron la
finca en 1989 a la empresa Old Masters, S. A., constituida en 1989 y
representada por el abogado y anticuario Manuel Ordaz Bruzo, de Madrid.
[61]
Caballero, J. A. (1907: 90). La Agencia del Banco de España estaba regida por José Hidalgo Colom y se ubicaba en la calle Carmen Viejo.
[62]
A.M.S.B. Leg. 4917. Actas Capitulares. Sesiones municipales de 20 y 27 de mayo
de 1893.
[63]
A.M.S.B. Leg. 4919. Actas Capitulares. En Sesión municipal se acuerda pase a la
Comisión de Fomento e informe del Arquitecto Municipal (24 de enero de 1894).
La solicitud fue aprobada en Sesión municipal (24 de marzo de 1894).
[64]
Comunidad Educativa del C.P. Mª Luisa Terry: "Aníbal pasó por aquí".
Sanlúcar de Barrameda nº 22. Sanlúcar: Industrias Gráficas Santa Teresa, 1986.
[65] Martín Carlos Palomo García: “Casa González. Fábrica. (Sevilla)”, en https://retabloceramico.org/talleres/casa-gonzalez-fabrica-sevilla/ [Consultado el 15 de junio de 2024].
[66] Algunas
de estas casas fueron presentadas al concurso de fachadas de casas de estilo
sevillano (1912). Para los Luca de Tena, Aníbal González ejecutó, entre 1912 y
1917, la casa situada en las calles Almansa-Galera; la casa para González
Hermanos en Avenida de la Constitución; y otra vivienda ubicada en Avenida de
la Constitución, 18, esquina a calle García de Vinuesa. (González Serrano: Opus
cit.).
[67] En la documentación
del Archivo de Aníbal González también aparece el nombre del presbítero Rafael
Núñez Alonso (González Serrano: Opus cit., p. 265).
[68]
A.M.S.B. Leg. 1254. Actas de la Comisión de Fomento (27 de noviembre de 1923).
Solicitud de Aníbal González (25 de septiembre de 1923), vista en Sesión municipal
(16 de noviembre de 1923), siendo informada favorablemente por el Arquitecto
Municipal (21 de noviembre de 1923).
[69]
A.M.S.B. MP/32. Proyecto de reforma del atrio de la iglesia del Carmen en calle
San Juan: cerramiento del porche y solería, firmado por Aníbal González el 25
de septiembre de 1923.
***
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