Desde el templo del Lucero: febrero 2023

sábado, 18 de febrero de 2023

Nueva datación y posible autoría de la “Casa del Reloj” de Sanlúcar. El valor documental del pequeño impreso.

                                                                                   Ana Gómez Díaz-Franzón

                                                                           Dra. Historia del Arte


Dentro de la tradicional historiografía del arte, el pequeño impreso litografiado -etiquetas, carteles, menús, notas de precios o facturas-, ha sido muy denostado y menospreciado, tanto por su carácter efímero y desechable, como por su condición de piezas seriadas. Si bien, en las últimas décadas está siendo revalorizado por sus valores históricos, estéticos y documentales. Así lo han puesto de relieve  historiadores como Enric Satué, (1997, 11), Francesc Fontbona, 1988, 527), o Carrión Gutiez (1993, 14). Este último defiende la importancia que poseen estas “publicaciones menores” como documentos históricos y sociológicos:


“Lo singular y ocasional, lo que tuvo importancia informativa para una vez, puede adquirir importancia social; lo que sirvió para un caso concreto puede ayudar al descubrimiento de leyes sociales o históricas. Y no es sólo que el contenido de un documento adquiera un nuevo núcleo de interés, sino que todo el documento —y no sólo su texto o su mensaje— se convierte en información, en materia prima para la edificación de la historia local o para la investigación social.”[1].




En este caso, destacamos el valor documental de una factura, localizada en el Archivo Municipal de Sanlúcar de Barrameda, perteneciente al “Almacén del Reloj”, fechada en 1883 y emitida al Ayuntamiento por la compra de diverso material (bujías, guita, papel, fósforos, etc.)[2]. Esta pieza nos ayuda a fechar la reedificación de la llamada Casa del Reloj por el reloj de sol que culmina el inmuebles y que se halla situada en la calle Bolsa, esquina a calle Cruces.



En la cabecera de la factura aparece litografiada una reproducción del almacén y casa del Reloj, tal como quedó tras su reforma, que tuvo que producirse entre 1879, fecha del fallecimiento de León de Argüeso, y 1883, año anotado en la cuenta. Asimismo, por situarse en una esquina urbana, como era característico de este tipo de almacenes, aparecen en el impreso dos direcciones: calle Bolsa, 18 y calle Cruces, 8. (núms. antiguos). Hoy, la casa tiene su entrada por calle Cruces o Juan de Argüeso.

En el establecimiento comercial de esta casa inició su trayectoria empresarial León de Argüeso y Argüeso, fundador de las bodegas de su nombre. (Al respecto se puede consultar en este blog el artículo León de Argüeso y Argüeso (1801-1879). León de Argüeso adquirió esta casa entre 1831 y 1847.

Casa en calle Cruces, aledaña a Casa del Reloj. Atribuida al arquitecto Antonio Arévalo.

En el libro Arquitectura del veraneo y su época (1900-1950)[3], publicado en 2011, atribuí la reforma de esta casa del Reloj al arquitecto Antonio Arévalo Martínez en 1895, pues este año Juan de Argüeso solicitó modificar la fachada de su casa en la calle Cruces, 5 (antiguo)[4]. Sin embargo, ante la nueva evidencia documental y loa datos que arrojan la factura citada, cabe vincular esta obra a la casa aledaña a la Casa del Reloj, en calle Cruces-esquina a calle Benegil, que también fue propiedad de Juan de Argüeso. 

La atribución del proyecto al por entonces Arquitecto Municipal, Antonio Arévalo Martínez, se fundamentaba no sólo en la situación en la calle Cruces, sino por las similitudes estilísticas que presentan algunos elementos de la casa del Reloj con algunas obras de Arévalo, como la decoración del pretil superior –pequeñas pilastras decoradas con figuras geométricas estrelladas, semejantes a las utilizadas por Antonio Arévalo en la Plaza de Toros en 1900- y el penacho esquinero con reloj de sol, que se adscribe a una primera estética modernista.


jueves, 16 de febrero de 2023

Rehabilitación del Castillito de Bajo de Guía de Sanlúcar: otra chapuza ilegal

Opinión Patrimonio Histórico de Sanlúcar.

Castillito de Bajo de Guía, antes y durante las obras. (Fotos: Ana Gómez y Salvador Daza).

La rehabilitación de este edificio protegido ha infringido todas las normativas urbanísticas y la Ley de Patrimonio Histórico:
- Alteración cromática de las fachadas con veladura de pintura que ha ocultado los materiales originales. (Fachadas protegidas)
- Desaparición de la verja original de hierro.
- Colocación de cerramiento de acero corten en toda la finca, incluso en el hermoso pórtico de entrada.
- Colocación de bajantes de cobre en las fachadas.
- Pintado de color blanco de zonas superiores y terrazas, que producen un intenso contraste con el resto del edificio.
- Tala de árboles y arbustos preexistentes en el jardín (protegidos).


TARDE, MAL, INDEFINIDO, Y SEMI-PRIVATIZADO.

Cuando un edificio está protegido estructuralmente (B), como es el caso, hay que conservar las fachadas y su estructura constructiva.

¿Por qué en Sanlúcar se está faltando reiteradamente a la normativa y se están alterando y falseando importantes muestras de nuestro Patrimonio Histórico?
El arquitecto que diseñó este antiguo hotel de veraneo del general González Montero, edificado entre 1908 y 1912, fuera el proyecto de Aníbal González, Antonio Arévalo u otro, lo concibió en estilo modernista, combinando conscientemente diversos materiales, colores y texturas en las fachadas.

Alteración cromática acometida en el Castillito durante las actuales obras.

En origen, mediante la combinación de mampostería concertada, ladrillo visto, sillería de piedra ostionera y elementos cerámicos, se trataba de establecer un impactante efecto visual, como se hizo en las vecinas Villa Isabel o Villa Luz (ambas de Aníbal González), entre otros edificios de la época. Esta riqueza cromática de las fachadas era uno de los principales valores artísticos del inmueble, que se ha perdido durante esta mal llamada rehabilitación.
Así, durante la rehabilitación actual se ha falseado la imagen primitiva del edificio Se han homogeneizado con una veladura o pátina blancuzca todas las fachadas de la zona principal del inmueble, que oculta sus materiales originales. Se ha sustraído al edificio original su verdad arquitectónica y su originalidad.

Detalle de la ocultación de la policromía original. (Foto: Salvador Daza).

Con esta actuación no sólo se ha vulnerando la normativa urbanística del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), sino que se ha hurtando a la ciudadanía su arquitectura histórica y el derecho a su conservación y disfrute.

La rehabilitación, que ha costado 2,5 millones de euros (aunque del destino de un millón no se tienen noticias), debería haber respetado la normativa y la arquitectura histórica. Lamentablemente, nada de esto se ha tenido en cuenta en la aberrante rehabilitación.

Ficha del popularmente llamado "Castillito de Bajo de Guía" en el Catálogo de Edificios Protegidos del Plan General de Ordenación Urbana de Sanlúcar (PGOU), donde cuenta con "Protección Global".

¡REMATANDO LA FAENA!

No tenían bastante con faltar a la normativa patrimonial, al pintar todas fachadas principales con un sólo color, alterando la diversidad de materiales que componían el estilo Modernista de esta antigua villa de veraneo, sino que también han sustituido el antiguo enverjado por una brutal valla posteada de más de dos metros de altura. ¿Dónde está la antigua verja de hierro?

¿Qué es esta borricada / barricada que han puesto en el Castillito?

Nueva valla perimetral de acero cotan oxidado. (Foto: Salvador Daza)