Casa del marqués de Casa Arizón en 1988. (Foto: Mariqui Romero). |
Ana
Gómez Diaz-Franzón
Dra.
Historia del Arte
En
este artículo, publicado en 1988 (El Semanal, Suplemento Cultural, N.º 6. Sanlúcar, 1988), se
describe el conjunto de casas-almacenes, propio de cargadores a Indias, del
marqués de Casa Arizón (siglos XVII-XVIII), situado en Sanlúcar de Barrameda
(Cádiz), por entonces el más completo y mejor conservado de Andalucía.
Al
año siguiente (1989) el inmueble fue vendido por la familia Arizón a la empresa
inmobiliaria Dainursa, propiedad del economista Ramón Tamames y el arquitecto
Javier Olaciregui, más tarde denominada "Casa Grande Arizón, S. L.".
También en 1989 fue declarado BIC, quedando el conjunto abandonado durante
veinte años, para más tarde ser destruido y convertido en pisos y hotel, que
terminaría siendo subastado por declaración de ruina del propietario. Este
último proceso de degradación será recogido en un próximo trabajo.
Se
ha respetado el texto original de 1988, al que sólo se han añadido algunas
notas aclaratorias entre corchetes.
Se
han incorporado nuevas fotografías respecto al artículo original.
El
artículo original se puede consultar en
Conjunto residencial-comercial.
Importancia
del edificio.
El estudio y conocimiento de la Casa del Marqués de Arizón es de
sumo interés para comprender la arquitectura civil sanluqueña del siglo XVIII
y, específicamente, de las casas de los cargadores a Indias, construidas
durante esta época en el marco geográfico de la Bahía de Cádiz.
La función comercial, además de la residencial, de estas casas van
a incidir directamente en su conformación estructural y en la inclusión de
algunos elementos arquitect6nicos muy concretos.
Esta tipología se va a desarrollar evolutivamente, a medida que crecía
en importancia la actividad comercial del cargador de Indias, reflejándose
siempre ese doble carácter de su funcionalidad en el binomio: zona
residencial-zona comercial, almacenándose en ésta ultima las mercancías para el
embarque.
El conjunto edificatorio es, por tanto, un testimonio importante para conocer el
papel histórico que ha jugado la ciudad de Sanlúcar en las relaciones
comerciales establecidas durante los siglos XVII y XVIII, no sólo con respecto
al continente americano, sino también en las referidas a la cooperación económica
entre el comercio catalán y el andaluz, debido a los intensos contactos que
tuvo la Casa de Arizón con Cataluña.
Aunque existen otros edificios en Sanlúcar que poseen características
semejantes a la Casa de Arizón (situadas en la calle Trascuesta, plaza de la
Salle, calle Bolsa, calle Caridad, etc.), es ésta la que reviste una
importancia excepcional, ya que es el único conjunto completo que, tipológicamente,
contiene todos los elementos propios de la casa de un cargador de Indias,
referidos a su doble función y hablándonos de la activa participación que tuvo Sanlúcar
en la aventura americana durante los siglos XVII y XVIII.
Ubicación
y entorno
La ubicación del edificio vendrá determinada por su función
comercial, erigiéndose en el antiguo Barrio de la Balsa, que se conforma a
partir del siglo XVI, junto a la línea de playa, por pescadores y hombres del
mar. Este arrabal marinero resurgirá tras un periodo de decadencia, a finales
del siglo XVII como una zona de gran actividad comercial y marítima, motivado
por la construcción de un muelle, en 1688, al pie del castillo del Espíritu
Santo que, aunque no llegó a finalizarse, sirvió como embarcadero durante
bastante tiempo, edificándose al mismo tiempo y para su defensa el fuerte de
San Felipe, destruido a lo largo del siglo XVIII por la acci6n corrosiva del
mar.
La familia Arizón, a su llegada a Sanlúcar, elegirá este lugar
clave para centralizar su residencia y sus transacciones comerciales.
Actualmente [1988], el edificio se desarrolla conformando parte de una manzana,
dando fachadas a tres de las calles, esto es, a la calle Banda de la Playa, callejón
de los Félix [desaparecido] y a calle Divina Pastora, donde se abre la fachada
principal.
Entorno
urbano
En cuanto a la delimitación del entorno urbano afectado por la
presencia de la Casa de Arizón, se pueden distinguir, en primer lugar, un entorno
inmediato, ya propuesto por el PGOU, que afecta a las calles y
construcciones que rodean al edificio en cuestión dibujándose una demarcación
casi cuadrangular que no reviste características especiales, careciendo de
relevancia artística en los aspectos de edificación, por pertenecer a una zona
urbana de expansión relativamente reciente, desconectándose así esta zona del
compromiso histórico del casco y contrastando aún más la Casa de Arizón, por
sus valores arquitectónicos, respecto a las edificaciones aledañas, que son de tipo
civil doméstico o locales destinados a bodegas o talleres y mantienen
uniformidad de altura al desarrollarse solo en una o dos plantas.
En segundo lugar, determinamos un entorno general, que
comprende todo el espacio urbano afectado visualmente por la presencia de la
Casa de Arizón, tomándose como punto de referencia fundamental la verticalidad
del volumen de la torre-mirador, que se erige en elemento configurador de
varios espacios y paisajes urbanos. Este ámbito se amplía respecto al entorno
inmediato, incluyéndose parte del conjunto histórico de la ciudad de Sanlúcar,
ya que la Casa Arizón se excluye de éste, según las directrices del PGOU, del
que solo la separa la Plaza del Arroyo de San Juan.
En este entorno general destacan dos zonas como las más relevantes:
por un lado, la plaza de la Salle [o Pradillo] y alrededores, que actúa como
centro de un importante ámbito de arquitectura civil de los siglos XVII y
XVIII, caracterizado por su gran significación histórica y artística, y por sus
similitudes arquitectónicas con la Casa Arizón.
Por otro lado, se distingue el edificio de La Almona [siglo XVII],
situado en la plaza Divina Pastora, en uno de los extremos de la calle del
mismo nombre que protagoniza un espacio urbano muy concreto y próximo al
edificio que estamos analizando.
Como límites a este entorno general más amplio se pueden señalar
dos edificios religiosos. De una parte, el convento de capuchinos (1634)
situado en el suroeste con respecto a la Casa Arizón, sobre un altozano, desde
el que se domina toda la barra del rio Guadalquivir. El otro edificio se ubica
hacia el noreste y en pleno casco histórico: se trata de la iglesia de Ntra.
Sra. del Carmen y lo que aún resta de su antiguo convento, construido también
el siglo XVII.
Datos
históricos.
La familia Arizón, originaria de Irlanda, a su llegada a España se
asentó primero en Cataluña, en el puerto de Blanes, desde donde uno de sus
miembros, Felipe Arizón, se trasladaría a Sanlúcar de Barrameda en el siglo
XVII. Ya en el XVIII, Jacinto Arizón era un personaje importante en la esfera
comercial de la Bahía de Cádiz, en relación a las transacciones mercantiles con
América. Su hijo, Salvador de Arizón, a mediados del siglo, llevaría la empresa
familiar a su mejor momento de esplendor.
La casa Arizón supone un capítulo importante en la historia de la cooperación
económica entre el comercio catalán y el andaluz, pues no solo importará
productos catalanes (vino, aguardiente, frutos secos, etc.), mercancías en las
que se hallan especializados, sino que también los Arizón participaron
activamente, invirtiendo su propio capital en la construcción naval catalana,
con el objetivo de garantizarse el abastecimiento de los productos del Principado
en la ruta Barcelona-Cádiz para su reexpedición al Nuevo Mundo.
La exportación en la Casa de Arizón hacia América se basó
fundamentalmente en productos de procedencia catalana y la familia sanluqueña aparecerá
como propietaria o en copropiedad de varios navíos de factura catalana como la
fragata “Nuestra Sra. del Buen Viaje”, “San Jacinto”, “Concepción de la Santa
Virgen María y San Pelegrí”, o el pinque “San Diego y Ntra. Sra. de la Esperanza”,
entre otros. En este contexto, también se servirá de hombres catalanes para
integrar su flota como los maestres y patrones Salvador y Joan Cruanyes i
Gispert, Salvador Font Carbonell, Pau Llobet, etc.
Queda constatado, por tanto, que la acción comercial de estos
cargadores a Indias estimuló la incorporación del comercio catalán al tráfico
colonial de la primera mitad del siglo XVIII, constituyendo el papel desempeñado
por los Arizón el más destacado en esta relación de cooperación económica entre
Cataluña y Cádiz, influyendo con su capital andaluz en el lanzamiento oficial de
la exportación catalana hacia América.
El volumen de la actividad comercial de la Casa Arizón fue tan
importante en la época que se ha llegado a comparar, e incluso hablándose de superación,
al de los más prominentes hombres de negocios de la zona gaditana y Cataluña,
incluyéndose a los Puiguriguer, los Clota o los Alegre. La influencia económica
de la familia llegó al punto de prestar a Felipe V varias naves de su flota y
los almacenes de Sanlúcar fueron cedidos a la Corona durante un tiempo por
Salvador Jacinto Arizón, convirtiéndose en almacenes reales.
Siguiéndose un proceso muy usual de la época, Salvador de Arizón se
vio ennoblecido en el afio 1748 con el título de Marqués de Casa Arizón,
apareciendo matriculado en el Consulado de la Universidad de Cargadores de
Indias como uno de los 75 nobles que figuran matriculados en la Carrera de
Indias y como uno de los 26, entre aquéllos, que son exclusivamente
comerciantes, es decir, que no se hallan relacionado con la propiedad de la
tierra o como cosechero.
Ni que decir tiene que la familia Arizón, y la expresión material
de su vivienda-almacenes, jugó un papel decisivo en la relación histórica Sanlúcar-América
y en la actividad mercantil de la ciudad en la Edad Moderna. Los Arizón formaban
parte de un activo grupo de cargadores y navegantes de Indias, instalados en Sanlúcar.
En 1750 se contabilizan en la ciudad 26 cargadores y 21 familias nobles, en su mayoría
de carácter terrateniente, incluyéndose los Arizón en los dos sectores, sin que
este doble carácter de noble-comerciante aparezca como incompatible, sino que, por
el contrario, se constituye en uno de los ejemplos más típicos de aquella burguesía
enriquecida por el comercio que tuvo la oportunidad de acceder al estamento
nobiliario.
El poder económico y la influencia social que de ello se deriva
fueron los factores determinantes para que la familia Arizón se erigiera en
patrocinadora de obras de arte en Sanlúcar. Así, Diego de Arizón correrá con
los gastos parte de la edificación de la iglesia de San Nicolas hacia 1738.
También en otros templos de la ciudad costearan la construcción de algunos
retablos.
La casa de los Arizón fue perdiendo gradualmente su función
comercial, a medida que sus miembros fueron abandonando esta actividad. Una de las
zonas de la casa, destinada a almacenes, se convertirá en 1801 en Cuartel para
los carabineros reales, donde aún se mantenía un destacamento, dependiente del
tercio de Cádiz, en el año 1942. Actualmente [1988] estas
dependencias permanecen cerradas.
Tras la invasión francesa, se instaló en otra zona de la casa,
antiguos almacenes, el Regimiento de Inválidos durante un tiempo, que tenía su
entrada por la calle Divina Pastora.
En la actualidad [1988], este lugar, originario apeadero, se
encuentra arrendado para criadero de gallos, al igual que otras dos zonas de antiguos
almacenes alquilados hoy para almacén de mármoles, en calle Banda de la playa, y
carpintería en el callejón de Félix.
Desde principios de este siglo [XX] la Casa Arizón comenzó a
abandonarse respecto a su función residencial, utilizándose hoy día [1988] sólo
algunas dependencias temporalmente como residencia veraniega por algunos de sus
titulares de derecho. El resto de la casa permanece cerrada y sin uso alguno, deteriorándose
progresivamente con el paso del tiempo.
En estos días [1988], se están llevando a cabo una serie de
negociaciones por parte del Ayuntamiento con el objetivo de obtener la
propiedad del edificio.
Época,
construcción y estilo.
No se puede señalar una fecha concreta para el inicio o finalización
de la construcción de este conjunto arquitectónico, ya que el complejo se estructura
en base a un núcleo originario, destinado a residencia, almacenes —con fachada
a calle Banda de la Playa—, y apeadero, con puerta de acceso por la calle Divina
Pastora, que se puede fechar a finales del siglo XVII y que, probablemente,
fue adquirido a sus antiguos propietarios por la familia Arizón a su llegada a Sanlúcar.
A medida que la casa Arizón va creciendo en importancia económica,
se van superponiendo distintas fases constructivas, según las necesidades. Así,
se irán adosando al primitivo núcleo una nueva zona de almacenes, con fachada a
Banda de la Playa —antiguo Cuartel de Carabineros—, y otra más que da su frente
al Callejón de los Félix, construyéndose hacia 1728 la segunda zona residencial,
con fachadas a calle Divina Pastora y callejón de los Félix, que es el sector
que contiene, tanto en su interior como en el exterior, los elementos constructivos
y decorativos más destacados de todo el conjunto arquitectónico.
En la amplísima superficie, que actualmente ocupa el edificio (5.329 m2), se recoge, además de las fases anteriormente citadas, una actuación urbanística, en el entorno durante la época de construcción dieciochesca, ya que en su origen el solar se encontraba cruzado por una calle que qued6 incluida en el conjunto de la obra, tras ser solicitada el 25 de enero de 1730 por Jacinto de Arizón al Ayuntamiento con el fin de cerrarla e integrarla en las casas que estaba construyendo.
Fachada de del conjunto Casa Arizón. Calle Divina Pastora. (Foto: Aula Gerión, 2007). |
Estilísticamente las dos zonas residenciales de la casa Arizón,
poseen las características propias de la casa-patio del barroco sevillano, constatándose
esta tipología constructiva en la sobriedad de fachadas, altura de la edificación
canalizada a través de dos plantas y ático, así como en la existencia de
azotea, jardín y patio central.
También conecta con la casa sevillana tradicional por su condición
de “casa-doble”: una abierta al patio, umbría, solada de mármol, para vivir en
verano; y otra superpuesta, cerrada con galerías y soleada para vivir en
invierno.
Sin embargo, y para mayor rique riqueza arquitectónica, la casa
principal del siglo XVIII presenta una síntesis de influencias artísticas, que
no es más que un reflejo y expresión de la confluencia de movimientos y
culturas que se estaba produciendo en la Sanlúcar del momento.
Por un lado, la directriz sevillana, tradicionalmente introducida
en la ciudad por su condición de antepuerto de Sevilla a través del
Guadalquivir. Por el otro, la inevitable inclusión geográfica de Sanlúcar en la
Bahía de Cádiz, que la hace copartícipe de los elementos arquitectónicos propios
de la zona, como es, en este caso, la existencia del torreón-mirador de la Casa
de Arizón. Estos torreones son característicos de toda la arquitectura civil
del siglo XVIII en la Bahía gaditana vinculándose siempre su construcción a las
casas de cargadores de Indias. Se edifican a modo de vigías sobre el puerto,
para controlar las entradas y salidas de los navíos. Como volumen típico de
esta tipología constructiva tan especifica, el de Arizón es la torre-mirador más
interesante de los que existen en Sanlúcar.
Descripción y análisis artístico.
Portada de la casa del siglo XVIII, con dos plantas y ático, según las trazas de la casa-patio del barroco sevillano. |
Exterior
El exterior del edificio se sitúa con tres fachadas a las calles
Divina Pastora, callejón de los Félix y Banda de la Playa.
Zona
residencial principal.
En la línea de fachada de la calle Divina Pastora se encuentra la
entrada principal de la casa y el acceso al antiguo apeadero, en cuyos
paramentos exteriores se concentran los temas de representación y ornamentales
del edificio, ya que al callejón de los Félix sólo se abren ventanas y balcones
y en la calle Banda de la Playa se hallan los antiguos almacenes, de menor
calidad arquitectónica.
La zona residencial adapta dos crujías a las coordenadas definidas
por los límites de la calle Divina Pastora y callejón de los Félix, las cuales
se completan con otras dos crujías interiores, conformando el patio central.
La fachada de la casa aparece enmarcada por grandes pilastras adosadas en sus ángulos a modo de aristones, que recorren verticalmente las esquinas del edificio. La línea horizontal queda acentuada por dos impostas y una amplia cornisa que, como formas decorativas estructurales, se encargan de dividir la fachada en dos plantas y un ático superior de menor altura, siguiendo las trazas típicas de la casa sevillana.
La disposición de los vanos presenta una composición simétrica. En planta
baja se abren dos ventanas a cada lado de la portada principal, que se sitúan sobre
altos basamentos y se coronan mediante cornisas. Estos cuatro huecos se
corresponden, en planta alta, con otros cuatro cierros cubiertos con
guardapolvos de madera. Encima de la portada se sitúa un amplio balcón con
barandilla de hierro que, apea sobre cuatro tornapuntas, también de hierro, y
se cubre con guardapolvo.
Tras la segunda línea de imposta se dispone el ático, compuesto por
cinco vanos de arcos de medio punto y barandillas de hierro. Cada uno está enmarcado
por pilastras adosadas, quedando, entre hueco y hueco, una sucesi6n de zonas
intermedias que se dividen horizontalmente con pequeñas molduras y se decoran
con óculos ciegos, ovalados en la zona superior y octogonales en la inferior,
que se encuentran pintados, aunque en mal estado de conservaci6n, con formas en
aspas y ornamentación vegetal.
Todo el conjunto de la fachada principal de la casa del siglo XVIII
se remata con el alero del tejado, en voladizo, sobre canecillos.
La portada principal, construida en ladrillo, presenta estructura adintelada
y queda enmarcada mediante pilastras toscanas adosadas que apean sobre pequeños
pedestales. El hueco de acceso se halla recuadrado con una decoración de
simples molduras rectilíneas fileteadas que acentúan la geometría rectangular.
Una ménsula central da paso al entablamento en la zona superior, decorándose
éste a la manera clásica con un friso compuesto de glifos, triglifos y metopas.
El conjunto de la portada se remata con una amplia cornisa sobre
canes, acentuándose su principalidad mediante el color amarillo-albero con el
que esta pintada que contrasta con el blanco general de la fachada, aunque
primitivamente se encontraba en ladrillo visto, posteriormente revestido.
Portada del acceso a la casa del siglo XVII (siglo XVII), coronada con el escudo del Marqués de Casa Arizón. |
En esta misma línea de fachada de la calle Divina Pastora se sitúa
también la puerta de entrada a las antiguas caballerizas, quedando en el lado
izquierdo de la fachada de la casa, suponiendo un espacio intermedio entre la
calle y la zona residencial primitiva.
Al exterior presenta fachada de una planta, que se remata con amplia
cornisa superior sobre la que se sitia un pretil de hierro entre pedestales con
remates semicirculares. Un pequeño desnivel marca el paso al muro del jardín de
la casa principal que se corona, de forma distinta al resto de la fachada,
mediante remates piramidales sobre pequeños pedestales.
Esta portada, de factura más antigua (finales del S. XVII) que la correspondiente
a la casa principal, se conforma mediante el hueco de acceso, compuesto de un
gran arco carpanel, decorado con molduras, que reposa sobre un par de pilastras
adosadas y cajeadas. Todo queda enmarcado por otro par de pilastras cajeadas
que flanquean la entrada y se sitúan sobre amplios basamentos de piedra. En el
entablamento se distingue un friso corrido cubierto con amplia cornisa superior.
Se corona el conjunto con un frontón curvo que se rompe en su zona central
para albergar el escudo nobiliario de la Casa del Marqués de Casa Arizón.
La zona de almacenes más antigua (siglo XVII) se abre a la calle Banda de la Playa, destacando en su interior la sucesión de bóvedas de arista que cubre el espacio. [Desaparecido por demolición]. |
Bodega adosada a la casa del siglo XVIII. [Destruida]. |
Zona
de almacenes y bodegas.
En fachada situada en la calle Banda de la Playa se presentan tres
cuerpos de edificaci6n distintos, que antiguamente cumplieron con la función de
ser almacenes comerciales de la casa. Destaca, entre ellos, la construcción
central que se manifiesta al exterior en una sola planta dividida, en fachada, mediante
una línea de imposta. En la parte superior presenta cinco ventanas rectangulares
y en la inferior una sencilla puerta de acceso adintelada con una pequeña
ventana a cada lado. Se remata el conjunto con una cornisa superior sobre la
que se sitúa un pretil corrido.
El interior se estructura en tres naves, divididas por arcadas de
medio punto sobre pilares, de planta cuadrangular. Todo el espacio se cubre con
altas bóvedas de arista.
Actualmente [1988] esta zona se encuentra tapida en su interior,
impidiendo el paso al original pórtico de entrada, el cual presenta un gran
arco de acceso que se abre al patio interior. [Con posterioridad, estos
almacenes fueron demolidos].
Torre-mirador.
La torre-mirador emerge sobre el ático dominando, como principal elemento
vertical, todo el conjunto. De planta cuadrangular y orientado hacia el mar, es
el volumen que define a toda la edificación como residencia propia de un
cargador de Indias.
Se sitúa en el ángulo superior izquierdo de la residencial
principal del siglo XVIII, aprovechando dos muros de ésta para elevarse por
encima de la edificación.
Presenta la tipología propia del mirador “de silla”, coincidiendo estilísticamente
con la sobriedad de lo herreriano de finales del siglo XVII y principios del
XVIII.
Estructuralmente, cuenta con dos plantas, divididas al exterior
mediante amplia cornisa sobre canes. Para acentuar la verticalidad queda dividido
en pequeñas calles mediante tres pilastras toscanas adosadas en cada lado de
cubo. En dos de sus lados, se alternan un par de pequeños balconcillos cerrados
con barandillas de hierro.
Se corona el conjunto, en su último tramo, con una sencilla prolongación
de los muros en la mitad de su planta, que se une al antepecho de la azotea del
mirador, mediante dos aletas de traza semicircular que hace las veces de
contrafuerte.
Los ángulos de la torre se rematan con pequeños pedestales sobre
los que se disponen pináculos de forma piramidal.
INTERIOR
Zona
Residencial I (finales del siglo XVII).
Tras el acceso al apeadero por la calle Divina Pastora, conformado
por un soportal que se abre al patio mediante tres arcos de medio punto
ligeramente rebajados —dos de ellos cegados, encontrándose ligeramente abierto
sólo el central-, que descansan sobre pilares de piedra de planta cuadrangular,
se encuentra el pórtico de entrada, el cual se sitúa frente a aquél, separados
por un espacio abierto, a la antigua zona residencial, que presenta una fachada
configurada por dos plantas porticadas con arquerías sobre pilares
cuadrangulares.
Fachada de la casa del siglo XVII. |
Fachada. En planta baja se distingue una galería de cinco arcos de medio punto
sobre pilares a los que se adosan pilastras en su frente, que se prolongan hasta
la planta alta, dividendo cada uno de los arcos decorados con sencillas
molduras. La planta baja se cubre con viguería de madera al igual que la
superior.
Tras la línea de imposta se levanta el segundo cuerpo, de menor
altura, constituido por otros cinco arcos de tipo carpanel, decorados con
molduras, que se apoyan sobre pequeños pilares de planta cuadrangular. La galería
se cierra con barandillas de hierro situadas entre los pilares.
EI conjunto se corona con una serie de molduras horizontales que
dan paso al voladizo sobresaliente de la cubierta inclinada construida en teja árabe.
En la galería inferior se distingue una sencilla puerta adintelada
de acceso al interior, que se remata con una cornisa, abriéndose en cada lado un
vano rectangular, repitiéndose el mismo esquema en planta alta. Aunque,
probablemente, estos huecos inferiores no son los originales, sino que podrían
ser producto de transformaciones posteriores, ya que en el interior se detectan
formas de arcos de medio punto que parecen ser los primitivos.
Patio central de la casa del siglo XVII. |
Patio central. Tras un espacio de entrada intermedio, que cruza la crujía principal y se cubre con bóveda de cañón con lunetos, al igual que las dependencias que se sitúan a cada uno de sus lados, se encuentra el patio central, alrededor del cual se disponen las dependencias en planta alta y baja.
El patio, de planta cuadrangular, se estructura con arcos de medio
punto que descansan sobre cuatro columnas toscanas de mármol blanco, en sus cuatro frentes, las cuales apoyan en amplios basamentos. Las esquinas
de la galería baja se resuelven mediante la continuación de las vueltas de
arcos, en sus dos direcciones, que descansan sobre repisas en fondo de lampara
situadas en los muros.
Las dependencias que se presentan en el lado izquierdo del patio,
según el eje de entrada, aparecen cubiertas con bóvedas de arista muy bajas y
abren huecos semi-cegados actualmente a la galería baja.
Las albanegas de los arcos se decoran con molduras y se remata con una
línea de imposta que da paso a la segunda planta. En cada uno de los frentes que
dan al patio se distinguen, en planta alta, tres vanos adintelados, que en su
origen fueron balcones, hallándose algunos cegados totalmente, los cuales
quedan separados por pares de pilastras adosadas. Se corona el conjunto con una
barandilla de hierro entre pedestales que acota la zona de azotea que cubre la galería
alta.
Escalera de la casa del siglo XVII. |
La escalera. En un ángulo de la galería
izquierda, en planta baja, se sitúa la escalera que sube al piso superior. Esta
se estructura en tres tramos y se cubre con bóveda de yesería esquifada y encamonada
con el trasdós aligerado mediante vasijas de cerámica para nivelación del piso
superior.
La bóveda se encuentra decorada con yeserías del tipo de cartón
recortado, dibujando formas geométricas, cuya ormamentaci6n se inserta en dos
fajas entrecruzadas que forman un óvalo central en el que se dibuja un espacio rectangular
destinado a la colocación de un lienzo de pintura.
La barandilla original de esta escalera, tallada en madera noble,
se halla desmontada y almacenada en una de las dependencias del edificio.
[Desaparecida].
Zona residencial II (siglo XVIII).
Zaguán y patio. Con acceso por la calle Divina
Pastora y después de traspasar el zaguán de entrada, caracterizado por su sobriedad
estructural y decorativa, con banco corrido en el lado derecho y solería de
ladrillo a sardinel aparejado en opus espicatum, nos encontramos con el patio
principal.
Este patio actúa como elemento estructural del edificio, situándose
todas las dependencias a su alrededor.
Patio principal de la casa del siglo XVIII. EI patio central, con arcos de medio punto sobre columnas actúa de centro distribuidor, situándose las dependencias a su alrededor. |
La configuración del patio se establece en dos plantas. La primera
o planta baja se estructura mediante galerías abiertas, mediante arcos de medio
punto que apoyan en columnas toscanas de mármol rojo. De esta forma, arquerías
de cinco arcos, en cada uno de los cuatro frentes, estructuran el espacio
cuadrado del patio, que tiene solería de mármol negro y blanco [alterado con
añadidos posteriores] y aljibe central.
Galería superior de la casa del siglo XVIII. |
La galería de la planta baja se cubre con viguería de madera, a excepción
de las cuatro esquinas, cubiertas con bóvedas de arista, producidas por el
cruce de los arcos en ambas direcciones, que descargan hacia el muro y descansan
sobre ménsulas de piedra situadas en los paramentos internos de la galería.
Hacia el exterior, las albanegas de los arcos aparecen decoradas
con molduras y rematadas por la línea de imposta que da paso a la segunda
planta, cuya galería aparece cerrada mediante balcones con barandillas de
hierro, que se enmarcan entre pilastras adosadas.
Interior del ático. |
Se remata el conjunto con un pretil de hierro que acota la zona
superior de azotea, intermedia entre el patio y la zona ocupada por el ático.
EI forjado de la galería alta está constituido por viguetas de
madera y ladrillo por tabla, solucionándose las cargas hacia el muro a través
de arcos en diagonal situados en los cuatro ángulos de la galería.
Escalera [reconstruida]. Se sitúa en un ángulo del lado derecho
del patio, donde se abre un vano con arco de medio punto que da paso a una caja
de escalera cuadrada.
Construida en mármol rojo, como las columnas del patio, la escalera
se resuelve en tres tramos y se cubre con bóveda esquifada con lunetos, en base
a un cuadrado que parte de una cornisa sobre canes. Todo se decora con yeserías
de cartón recortado de tipo geométrico. La clave de la bóveda se remata con un florón
central dorado de base polilobulada de que cuelga el farol de tipo fanal.
Bóveda de la escalera de la casa del siglo XVIII. |
En el muro del segundo tramo se abre un vano adintelado que se
encuentra cerrado por celosía de madera, la cual dibuja una cruz latina central
de aspecto conventual y vierte hacia el callejón de los Félix. En el descansillo
del primer al segundo tramo se localiza la puerta de acceso a la entreplanta o
entresuelo [donde originalmente se disponían las oficinas comerciales, como en
muchas casas de cargadores a Indias].
En la planta alta y sobre el primer tramo del arranque de la
escalera, se sitia un balcón vertido al propio hueco de escalera [fresquera o
mucharabí], formado por una reja y una celosía de madera similar a la anterior,
que cuenta con un poyo de fábrica, donde se solían situar vasijas de barro a
refrescar. Se cierra a la galería con un portaje acasetonado de doble hoja.
|
Oratorio (siglo XVIII). |
Oratorio. En planta alta y como prolongación de la crujía principal,
destaca un pequeño oratorio en voladizo, cuyo interior se encuentra totalmente pintado
al fresco, obra del siglo XVIII.
En su lado izquierdo se abre un vano adintelado que comunica con la
calle y en el lado derecho otro igual hacia la galería alta, reservándose el
muro frontero para pequeño altar con hornacina central.
El oratorio se cubre con bóveda esférica sobre pechinas y se halla
decorado en su totalidad, al igual que sus muros, así como los tapaluces o
contraventanas, con motivos de flores
y cabezas de ángeles. La clave de la bóveda se remata con un florón dorado de
base octogonal.
Hacia el exterior, los paramentos de la capilla se encuentran
decorados con pinturas incisas, realizadas con polvo de ladrillo rojo o tierra
de almagra que, a modo de friso superior, imitan los motivos geométricos de una
celosía.
Al exterior, este oratorio se cubre, al igual que el resto de
la
edificación, con cubierta a dos aguas de teja árabe.
Ático. Corona las cuatro crujías principales que rodean al patio
central, siguiendo la línea de los muros al exterior y respetando una zona
intermedia, al interior, que conforma el área de azotea, que cubre la galería
alta, acotada con pretil de hierro hacia el patio y en la que se abren los
huecos de acceso al ático.
En estos paramentos exteriores del ático que dan frente al patio
central se distinguen, parcialmente, unos trazados poligonales incisos con
tonalidades bicolor, que se encuentran muy deteriorados.
Destinado a almacenes o zona de servicio, la solería del interior
del ático es de ladrillo y se cubre con armadura de madera de par y nudillo con
tirantes que sostiene la cubierta externa de teja árabe.
En el ángulo de la crujía frontera a la principal se encuentra la
escalera que sube a la torre mirador.
Elementos no estructurales. [Formaban parte del BIC, por lo que tendrían que haberse conservado. Sin embargo, han desaparecido en su gran mayoría].
Hacia el zaguán existía un portón de gran portón de madera noble claveteado (siglo XVIII), con forma rectangular (desparecido), mientras que hacia el interior del patio se sitúa otro portón de la misma época con arco de medio punto, decorado con formas romboidales insertas en rectángulos [desaparecido].
Portón de acceso al patio en la zona residencial principal:
Posiblemente realizada en madera de importación americana, esta puerta presenta
una rica decoraci6n, sobre todo por su parte interna de cara al patio central.
El frente que da al zaguán presenta estructura adintelada
rectangular, abriéndose una hoja de puerta como acceso en el centro. Se halla
decorada, en su totalidad, con filas de puntas de clavo semicirculares.
La cara que da al patio se inserta en un vano con arco de medio punto
y presenta decoración de talla acasetonada, en cuyos rectángulos se encuentran grabados,
formas romboidales.
Pasamanos de escalera de zona residencial principal [desaparecido]. La
balaustrada de apoyo en declive de la escalera principal se haya realizado en
madera, torneada cada una de sus piezas con columnillas salomónicas. En los ángulos estas mismas formas se amplían y reposan sobre pedestales cuadrangulares, coronándose
con remates esféricos.
Pasamanos de la antigua zona residencial. El pasamanos de la escalera de este sector, de madera tallada y con formas semejantes a la anterior, se encuentra desmontada y almacenada en una de las dependencias de la otra casa. Es necesaria su recuperación y colocación en el lugar de origen. Ambas se encuentran en mal estado de conservación.
Fresquera en la galería, a modo de mucharabí, que vierte a la escalera principal, y celosía en la escalera, que se abría al callejón de los Félix (hoy inexistente).
Celosía y balcón de madera. En la zona superior del segundo
tramo de la escalera principal, se abre un vano adintelado que se encuentra
cerrado por una celosía de madera, la cual dibuja una cruz latina central de
aspecto conventual. Probablemente data de la misma época de construcción de la
casa.
Frente a ella se sitúa, en planta alta y sobre el primer tramo del
arranque de la escalera, un balcón vertido al propio hueco de la escalera,
formado por una reja y celosía de madera de la misma época de construcción del
edificio, quedando entre estos elementos y la galería alta un poyo de fábrica,
donde posiblemente se colocaban vasijas de barro a refrescar. Se cierra a la galería
con un portaje de casetones de doble hoja.
Puertas de la capilla, acasetonadas, de cuarterones, que formaban una cruz latina al centro. Las cuatro hojas de estas magníficas puertas han desaparecido. |
Puertas de madera. En general, todos los portajes que
cierran los vanos de la casa son de madera acasetonada de aspecto conventual.
Merecen especial atención las que cierran los balcones de la galería alta: son
portajes acasetonados del tipo de cuarterones de dos hojas cada una. Se estructura
en base a un bastidor, peinazo y dos montantes en cada hoja, uno en la zona
superior y otro en la zona media de la puerta. Dichos cuadros se cierran con
plafones, Al igual que en la puerta de entrada al patio, estos portajes poseen,
hacia el exterior, una decoración de filas de puntas de clavo semicirculares.
Rejería. En general, las piezas de rejería que existen en la casa como cerramientos
de vanos y barandillas de la azotea y del balcón principal, son muy simples de
estructuras y sobrias en decoración. En los vanos de fachada son rejas
arquitrabadas sin remate con barrotes simples sin más ornato que el juego de
las anillas ubicadas en su centro. Destaca en el balcón principal de la fachada
la doble pareja de volutas afrontadas, acopladas a cada barra del barrotaje,
recordando los motivos decorativos propios de la forja del último tercio del
siglo XVI.
Hay que hacer también mención al herraje del brocal del pozo situado en el centro del patio principal, obra del siglo XVIII, ornamentado con motivos de volutas superpuestas, realizados con cinta de hierro plegada.
Brocal del pozo. El brocal del pozo citado esta realizado en mármol blanco, de probable origen genovés. De forma octogonal, se data en la misma época de edificación de la casa.
Bóveda de la escalera del siglo XVIII, decorada con yeserías de cartón recortado. |
Yeserías: En la bóveda esquifada que cubre la escalera principal se halla una
interesante labor de yeserías de cart6n recortado, de tipo geométrico lineal en
la zona de lunetos y con motivos de volutas afrontadas en el resto de la
b6veda, que destaca sobre cornisa con canes que se decora también con una fina
ornamentación de yesería. La obra se puede fechar en el siglo XVIII.
Pintura al fresco. Las pinturas al fresco que decoran
el interior del oratorio situado en planta alta poseen un indudable valor artístico.
Están compuestas por motivos ornamentales propios del estilo barroco del siglo
XVIII, fundamentalmente jarrones, formas florales entre las que se insertan
pequeñas cabezas de angelillos. Sobresale el color rojo, azul y dorado, que
enmarca las fajas que constituyen los principales elementos de la composición. En
algunas zonas, estos frescos se encuentran muy deteriorados.
Pinturas esgrafiadas en los paramentos del ático, con motivos de lacería estrellada de tradición mudéjar. [desaparecidas] |
Inscripciones en paramentos. [Pinturas esgrafiadas desaparecidas]. En los muros exteriores del ático que dan frente al patio central se distinguen, parcialmente, unos trazados poligonales incisos, con tonalidad bicolor, que se encuentran muy deteriorados. Se pueden fechar en la misma época de construcción del edificio.
Pinturas al exterior. Los paramentos externos del
oratorio aparecen decorados con pinturas realizadas con polvo de ladrillo rojo o
tierra de almagra, que a modo de friso superior imitan los motivos geométricos
de la celosía. Se hallan muy deteriorados.
También los óculos y octógonos ciegos que conforman el exterior del
ático se hallan pintados con formas en aspa y motivos vegetales, aunque se encuentran
muy deteriorados.
Faroles. Existen en el edificio residencial principal cuatro faroles de tipo
fanal que parecen de la misma época de la construcción de la casa, situándose en
la galería superior, en el pescante y en el centro de la escalera, así como en
la galería baja, frente al portón de entrada [desaparecidos].
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BIBLIOGRAFIA
BARBADILLO
DELGADO, Pedro: Historia de la ciudad de Sanlúcar de Barrameda. Ed. Cerón, Cádiz, 1942.
GARCIA
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Estudios hispanoamericanos de Sevilla, Diputación de Cádiz, Sevilla, 1976. 2
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RIVERA, Julián B.: El Consulado de Cádiz. Matricula de comerciantes, (1730-1823).
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